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lunes, 9 de enero de 2023

Javier capitulo 4


"Malos entendidos"


 Autora : pili


Cuando desperté mi Noah estaba acurrucado a mi lado le envolví en mis brazos, el movimiento le despertó y me apartó con unos manotazos en mi pecho.

- ¡Por qué vienes a mi cuarto si tienes el tuyo!

- Noah ya, relájate, solo te extrañe demasiado.

Intenté abrazarlo nuevamente, pero obviamente no se dejo.

-¡Vete! No me abraces.

- Está bien, levántate y baja a desayunar hay un par de cosas que quiero charlar contigo.

- ¡Que te vayas!

Rodeé los ojos y salí de su habitación.

El desayuno fue solo monosílabo de parte mía, Noah no dijo absolutamente nada. Me tenía cabreado, pero es mi hijo, no podía perder los estribos.

- Noah, última vez, habla ahora, dime tu versión. ¡Noah! -Golpeé la mesa con mi palma abierta... Por lo menos le hizo espabilarse. - Hijo responde.

- Y una mierda, me da igual todo.

Se paró y fue al auto. Le seguí, estaba enojado, molesto, más que con Noah conmigo mismo, ¿Cómo era posible que un hombre de treinta y cinco años no tuviera ninguna influencia sobre su hijo de catorce?

Me subí al auto apretando las mandíbulas, Bruce tenía razón, todos tenían razón, debía hacer algo ya. No estaba dispuesto a perder a Noah por miedo a arrepentirme de hacerle pasar malos ratos.

Llegamos a la primera parada del viaje y la verdad tenía un poco de miedo de la reacción que podía tener Noah.

- Anda vamos.

- ¿Y la escuela?

- Hoy no estarás en la clase.

"Por que te voy a castigar" Pero decidí omitir esa parte.

- ¡¿De verdad?! ¿Y dónde vamos?

- Si hijo, de verdad. El desvío es para que te emparejen el cabello.

-¿Desvío? Eso quiere decir que iremos a otra parte. - Chico listo.

- Luego vamos a la escuela.

- Pero dijiste que hoy no.

- Vamos a ir un rato, solo que no verás a tus compañeros, tengo que hablar con tu directora, luego nos volvemos a casa. Anda, vamos.

Bajamos del carro. Noah se puso la capucha de la sudadera ya que sus habilidades en el mundo estético eran nulas y hablando en serio el corte improvisado que se había hecho no se podía disimular con un peinado.

llegamos a una barbería, el encargado nos enseñó algunos cortes, pero a Noah no le gustaba nada.

-Me gusta más el pelo largo.

-Pues no haberlo cortado. -Hablando estéticamente a mi personalmente me gustaba más cómo le quedaba el pelo corto, pero él en su etapa adolescente se había dejado crecer el cabello.

Hasta antes que volviera de mi viaje le llegaba al mentón y la forma en que lo usaba era desaliñada, al menos usar una coleta, pero eso también era pedir demasiado. - Noah escoge uno, estamos haciendo esperar.

- Escoge tú...

Emocionado por las palabras de mi niño le pedí al barbero uno de los tantos cortes que nos enseñó. Me senté a un lado de la puerta de entrada a esperar el resultado y pasados unos cuantos minutos Noah estaba listo. Se miraba detenidamente en el espejo.

-¿Te gustó? - Mis palabras parecieron sacarlo de algún trance. Dio un leve respingo, un poco sorprendido.

-...Si... No... No lo sé me da igual.

- Pues yo creo que te queda bien... A ver cuántas chicas conquistas.

-Ninguna, a las chicas no les gustan los gordos.

- ¿Qué? Pero si tu no estas gordo.

- Si lo estoy y con este corte se nota aún más.

- No lo estás y aún si lo estuvieras que te quede claro que no tiene nada de malo serlo, sigues siendo un niño maravilloso y...

- Y mejor métete tus halagos por él... -¿Por qué reaccionaba de esa manera? Se levantó de la silla y antes que terminara la frase, por acto de reflejo, cubrí su boca con mi mano.

- Eso sí que no. Ve a sentarte y me esperas.

Por arte de magia obedeció, yo le pagaba el corte al encargado cuando oímos la puerta. Noah había salido.

- Ay... Mocoso este.

- Los hay peores. - Me respondió unos de los señores que habían visto el espectáculo completo.

Una vez pagado el corte, salí en busca de Noah, estaba parado en una esquina viendo a una mujer que llevaba a un niño de unos tres años sujeto con un arnés. Prestaba bastante atención a la cinta que colgaba desde la espalda del niño hasta la mano de la madre. Noah estaba haciendo un juicio de eso seguramente.

A mi personalmente no me molestaba.

- Para que tienen hijos si los tratan como perros. - me habló Noah una vez estuve junto a él.

Sabía que su frase iba más cargado con reproche que indignación por no estar de acuerdo con el método de la mujer

- Cuando tu eres padre entiendes muchas cosas que antes no lo hacías y una de ellas es a no juzgar a las demás personas, tú no sabes cuanto se debate un padre si está haciendo las cosas bien y no sabes qué fue lo que hizo que ella actuara de esa forma, tal vez perdió a su hijo o es muy inquieto o simplemente se le hace más cómodo de ese modo. Además desde mi punto de vista es uno de los mejores inventos que pudieron hacer.

- ¿Usaste de esos?

- No, con George no era necesario y contigo tampoco, tú eras muy grande. Aunque si investigo un poco es posible que encuentre alguno tamaño crio de catorce años que no espera a su padre cuando sale de una barbería.

- Muy gracioso.

- A la próxima me esperas... Ese café ¿Lo habías visto antes? Desayunamos ahí ¿Qué dices? Aún nos queda tiempo para la cita.

- Ya desayunamos, genio.

- No, yo desayuné, tú no comiste nada. Vamos a ver que tal.

Entramos al pequeño café y resulta que vendían helados dentro.

- ¿Quieres tomar helado?

- Pero es muy temprano, la abuela dice que cae mal.

- Nunca es demasiado tarde para un helado, en este caso temprano, pero da igual, en algún punto de la tierra es el momento perfecto para tomar uno, así que yo lo veo como válido. Anda escoge el que quieras.

Yo pedí un café y una tarta, Dios, que bueno estaba, aunque con la tarta se habían pasado un poco en la cocción. Noah por otro lado había pedido el helado y lo saboreaba con gran entusiasmo, le añadí unos panqueques para quedarme tranquilo sabiendo que en su estómago había algo más que helado.

- ¿Papi me das crema?

Papi... Era impresionante lo que lograba un helado, le pase la crema y abuso un poco de ella, aunque a mi me daba igual, Noah nunca había sido delicado.

- Hijo... En cuanto al colegio, ¿Por qué no me dices lo que pasó?

Todo el buen humor que había se esfumó con mi pregunta y el Noah que había regresado hace unos segundos, esta vez había vuelto a poner esas barreras frente a él.

- Nada...

- ¿Los exámenes por que no los respondiste? ¿Es por que te deje solo?

- No.

- Entonces por qué.

- Me da igual.

- ¿Qué cosa? Sé más claro hijo ¿El que te da igual?

- Que te importa, ¿Por que tienes que meter tus narices donde no te llaman?

-Cuando se trata de mi hijo no tengo que esperar que me llamen para entrometerme.

- Y porque mejor no te buscas una novia y así me dejas de tocar los cojones.

- ¡Noah! ¿Qué son esas formas? Estás hablando conmigo, soy tu padre.

- Mira, si no me lo dices no me entero.

-Solo me preocupo por ti hijo. Solo cuéntame tu versión, te voy a creer a ti, yo sé que los maestros a veces solo ven lo que quieren ver.

- Es que... Yo... No sé. Yo.

¿Qué era lo que tenía tan atorado?

- ¿Qué pasa?

- Creí que si... Que si no respondía tú volverías antes. Tardaste mucho y me dejaste solo.

Ahora como se supone que lo regañé en casa si prácticamente era mi culpa.

- Pero tu responsabilidad es estudiar, no puedes desatender algo solo por que no estás de acuerdo con otra cosa.

- Lo siento... Ya termine.

- Tarde más porque vendí el apartamento. Estoy pensando en volver a San Diego.

- ¿Y por qué vendiste el apartamento entonces?

- Por qué no me gusta, quiero una casa como la de antes, cuando eras pequeño.

- ¿Cerca de la abuela?

- Y de tus tíos... Si nos mudamos no será ahora, quizás en un tiempo, quiero esperar a que termines el año escolar. Así acabas con tus amigos y ya luego nos mudamos.

- Ya termine. - Noah se pasó una mano por los ojos y pude notar que lloraba, esos cambios de humor me descolocan por completo.

- Hijo ¿Por qué lloras?

- No estoy llorando... - Pero a pesar de las palabras que utilizó no pudo desmentir aquellas lágrimas que brotaban de sus ojos. - Siento lo de los exámenes.

- Esta bien mi amor no pasa nada. Vamos al Cole a hablar con tu directora.

Ya no tenía corazón para castigarlo, todo era por mi culpa y mi trabajo. Sabía que ahora era más un hombre de negocios que el chef que siempre quise ser, pero después de mi divorcio no volví al restaurante, al menos no para cocinar. Y eso me dejaba más tiempo para criar a Noah.

Me alegraba, pero aún así no estaba haciendo bien mi trabajo de padre. ¿Cómo iba a castigarlo? ¿Tenía que hacerlo? Aunque hubiera tenido sus razones seguía siendo una falta no haber respondido. No sería tan duro como había pensado pero si se llevaría lo suyo además estaba el daño estructural.

- ¿Ya estás mejor?

- Si...

- Bien... - Emprendimos camino al colegio, solo tardamos unos cuantos minutos, quedaban quince minutos para concretar la cita, por lo que decidí hacer mi último esfuerzo.

-¿Noah cual es el supuesto daño estructural del que hablan? ...Hijo. -Insistí luego de unos segundos.

- No es nada.

- Y entonces ¿Por que me citan si no es nada? Cariño, te vuelvo a repetir lo mismo de antes, siempre te voy a creer a ti, siempre. puedes confiar en mí y contármelo.

- ...

Me exaspero un poco el hecho de no responderme.

- Noah me estás orillando a tomar una decisión, si no me cuentas lo que pasó en el cole me voy a ver obligado a creer la versión que me digan dentro y si es una falta te voy a castigar y no será confiscando tus aparatos precisamente.

Vi un leve destello de tristeza en sus ojos que luego se transformó en altanería.

- No te tengo miedo

- No es mi plan que lo tengas. Bájate.

Cruzamos el estacionamiento y una vez llegamos a las instalaciones, no hubo marcha atrás. Fui guiado a un espacio abierto donde estaban las sillas de espera en las que ya había estado antes y a mi costado, dividido por una pared de cristal, la oficina en la que hablaría con la maestra.

Al cabo de unos minutos esperando, la directora nos hizo entrar, me sentía como un cachorro con la orejas decaídas por no haber podido sonsacar un poco más de información antes de llegar.

- Por favor siéntese, señor Dorfman. Antes de comenzar para lo que fue citado y teniendo en cuenta que Noah está presente ¿Por qué razón no contestaba las notas que enviamos?

Miré a Noah alucinando. Habíamos empezado fuerte.

- ¿Qué notas?- le pregunté a Noah, no me respondió.- Le aseguro que ninguna llegó a mis manos.

- ¿Vino sin apuntes? - Se refería a Noah.

- Me lo llevaré de vuelta, pero mañana se integra normal.

- No será necesario.

- ¡¿Le expulsaran?!

- No se apresure, ya le explicare, pero le tranquilizará saber que por esta vez no será expulsado. Ahora, en vista de que no trajo sus apuntes. Estas son las copias de las notas que enviamos con Noah, están todas firmadas por usted.

- Jamás he firmado notas. - Observe los papeles y entre los tantos avisos, había uno donde informaban haber sacado la manguera de incendios-¿Y tú? ¿Cuándo se supone que pasó esto?. - Le hablé cuando sentí el calentón subiendo a mi cabeza. - ¿Por qué no hablan al teléfono cuando pasan estas cosas? Es la manguera de incendios, desde mi punto de vista es grave.

- Lo es, pero es una travesura que suelen hacer los estudiantes cada dos o tres años, no son los primeros y en ese momento solo la sacaron al pasillo, no fue abierta como una vez en el pasado. Y además como protocolo nos comunicamos con usted cuando no hay respuesta a la nota enviada. Sospeche de que Noah falsificaba las firmas hace un tiempo, pero creo que tenemos su numero mal ingresado, es por eso que le envié un email y es lo que se describe ahí por lo que nos reunimos hoy... Como ya sabrá no respondió los exámenes, esa actitud, lleva bastante tiempo, es irrespetuoso con los profesores, con sus compañeros, no entrega las tareas y lo que veremos después. El daño al edificio se lo mostraré en un video. Mientras tanto aquí está el perfil de estudiante de su hijo, véalo usted mismo en las anotaciones si no me cree.

Me extendió una carpeta de Noah.

Leí lo que le decía a su maestra, lo más leve era algo sobre "que la maestra no tenía sexo y por eso era pesada con la clase" obviamente con un lenguaje mas vulgar, que yo, a pesar de ser mal hablado cronico no repetiría.

Me indigne.

- ¿Por qué le dijiste eso a tu maestra?

Levantó los hombros con desdén.

Que se creía este mocoso. Me sentí muy tentado a darle un apretón en la oreja, pero no era correcto. No ahí y no así.

- Respóndeme cuando te hablo.

- Y qué quieres que diga, le dije eso por que me dio la gana, ya deja de hacer escándalo.

Me indigné un poco más y pude ver como la directora notaba mi molestia, hicimos contacto visual, ella me miraba sobre sus anteojos con una laptop en las manos buscando quien sabe que, mientras yo contaba en mi cabeza. Me había calmado en el cinco.

- Entenderá que ese tipo de actitudes no se pueden pasar por alto. Y con esto confirmo que efectivamente ninguna nota llegó a usted.

- Claro que no llegó ninguna.

-Noah actúa mal diariamente lo que nos lleva al daño estructural, desarmo varios rociadores de incendio. En las cámaras se ve que lo hace solo, sin embargo se le ve hablando con otra persona y no nos dice de quién se trata. Noah te pregunto nuevamente ¿Con quién estabas?

No respondió.

- Lo ve, eso es todo lo que obtenemos de él.

- Lo siento mucho, de veras que lo siento mucho, no se va a volver a repetir. Lo siento, esto es mi culpa, yo no he sabido cuidar de él. Yo mismo le enseñe hacer mi firma, pero fue a modo de juego, confié en que él jamás la usaría para algo tan deshonesto.

- Agh papá deja de actuar como idiota quieres.

Se levantó, le tomó de un brazo y le senté nuevamente a mi lado. estaba enfadado y aún tenía en mis manos la carpeta con sus hazañas.

- Aquí te quedas.

Le susurre muy cerca de su oído, pero lo suficientemente fuerte para que se oyera en toda la habitación.

-Hijo acaso no entiendes la gravedad del asunto, Son los rociadores, si ocurre algún accidente...

- Y una mierda papá, me da igual.

-¡Noah!

- Siendo sincera y esperando que esto se solucione lo antes posible, no le expulsaremos permanentemente y eso es solo por tu historial pasado y por que espero que solo sea una etapa de su crecimiento.

Noah eras un buen estudiante, uno ejemplar y todos queremos que ese niño vuelva, ahora necesito que esperes afuera para hablar con tu padre.

La oficina al estar dividida con un cristal que nos permitió ver claramente cuando Noah no se sentó, sus intenciones eran claras. Ignorar lo que se le había dicho y salir.

Me levanté rápidamente, le alcance en un pasillo y fuera de cualquier Ángulo que algún ojo pudiera ver le jale la patilla.

- ¡Auu! ¡No hagas eso!

- Espera donde se te dijo.

- Solo voy al auto.

- ¡Después! Ahora te vas a sentar y esperar a que termine de hablar con tu directora.

Le tomé de la mano y le llevé nuevamente a la salita de espera donde le senté y entré para hablar con la Directora a solas.

- Lo siento mucho, no se por donde empezar, me haré cargo de todo lo que deba... Esto no se repetirá, lo prometo.

- Señor como le dije antes Noah era un gran estudiante, modelo, pero de un tiempo a otro se comporta así, ¿Ha tenido problemas? Quizás familiares o de identidad o algo que pueda provocar su cambio tan radical o tal vez pasa mucho tiempo solo.

- No, yo... Trato de ayudarlo siempre. Tengo un trabajo que me permite hacer mi horario y siempre procuro estar con él, es decir, a veces debo viajar por trabajo durante días, pero no le he llevado conmigo en dos oportunidades... No se a que se deba el cambio. Soy padre soltero y usted conoce el expediente de Noah... Tal vez es eso.

- Tal vez. Nosotros acá creemos lo mismo, algo debe pasarle para que su comportamiento haya cambiado tanto, acá le brindaremos ayuda psicológica en cuanto retome las clases, serán tres semanas de expulsión... Cuando vuelva rendirá los exámenes, pero solo podrá aprobar con la nota mínima de exigencia.

- Gracias...

Sentía tanta vergüenza.

- Ahora, si es necesario regañarlo, hágalo pero en estas semanas pase tiempo de calidad con él, quizás un cambio de aire le venga bien. Nosotros por nuestra parte vamos a investigar si pasó algo en el colegio que pueda provocar esas actitudes.

-Muchas gracias por no expulsarle.

- Fue bastante grave la verdad, si el profesor no le encuentra las boquillas y acá se arma un incendio y varias no funcionan podrían hasta perderse vidas por una travesura.

- Voy a tratar de informarme quien era la otra persona.

- Nosotros igual y señor Dorfman lamento informarle pero a la próxima la expulsión será definitiva.

- No habrá próxima.

-Eso espero. Que tenga buen día, hasta dentro de tres semanas.

- Nos vemos, muchas gracias.

Al salir tome a Noah de la mano.

- ¡No me tomes así!

- ¡Ya basta!

- ¿Qué? Estos idiotas no aguantan nada.

- ¿Eso crees?

Fue incapaz de responder. Revise mi teléfono y tenía unos cuantos mensajes entre ellos uno que acabo con mi paciencia.

NOAH (Un día antes)

Aquella mañana había despertado con el golpeteo de Rosy en mi puerta, refregué mis ojos que producto del llanto estaban más pegado de lo habitual.

Fui a lavarme y luego volví a meterme en la cama, por lo general Rosy me despertaba cuarenta minutos antes de la hora de salir, si fingía haberme dormido, luego al apresurarnos para llegar tiempo no le daría espacio para preguntar por la hinchazón de mis ojos.

Papá había viajado hace algunos días, era la segunda vez que no me llevaba, no podía culparla de lo que ocurría y tampoco podía contarle.

Estaba entre la espada y la pared debatiendo mentalmente que hacer, era un hijo no deseado, que le habían lanzado un día de madrugada sin darle opción a decir no. Yo no era nada.

Pasaron los minutos y Rosy volvió a por mí, nos movimos rápido para no llegar tarde y una vez parado frente al Cole con quince minutos de anticipación, sentí mis entrañas retorcerse dentro de mi. Hoy sería un pésimo día en mi vida.

Camine asustado atravesando ese mar de gente en el que habían padres que se despedían de sus hijos deseados, lo atravesé cabeza gacha y en la puerta principal, sobre las gradas, estaban ellos mi cuerpo se congeló y recordé la hora, quince minutos eran suficientes.

Mathew me rodeó con su brazo, como un semi abrazo y Jonathan hizo lo mismo pero del otro lado.

- Noah te hemos dicho un montón de veces que no nos hagas esperar.

- ¿Es que acaso es demasiado pedir que llegues media hora antes del primer toque? - El primero había sido Luke y el segundo Albert ambos iban atrás de nosotros.

- Lo... Lo siento.

- Mejor cierra la boca si no quieres que te reventemos aquí mismo gordo de mierda.

De pronto me vi acorralado en el almacén del gimnasio, me tenía de la solapa, sentí un golpe en mi estómago que hizo que quedara sin aire y antes de poder recuperar el aliento sentí otro.

- Por, por favor no... - Les pedí mientras me acorralaban en un rincón tratando de tumbarme al piso. - chicos no...

Cuatro contra uno eran demasiado, no fue mucho lo que pude hacer antes de ver el suelo a escasos milímetros de mi cara, los golpes los repartían por todo mi cuerpo y entre ellos sentí un horrible pisotón en mi cabeza.

- ¡Idiota! ¡No le golpees en la cara! - Ese era Mathew y la respuesta por parte de Albert vino acompañada de un golpe aún más duro en mi vientre.

- Le di en la cabeza, no en la cara, no soy idiota. ¡Y tu maldito cerdo no te cubras!

Me había cubierto la cabeza donde me había dado el golpe, había dolido, sentí una patada fuerte al costado de uno de mis muslos y otra en el hombro. A pesar de que resistía en silencio la mayor parte de las veces, con ese golpe me fue imposible no soltar un bramido de dolor.

- ¡Ou! - una de mis manos fue al hombro afectado intentando levantarme producto del dolor, pero fui sometido rápidamente, quedé en el piso un par de minutos más, ya sin sentir mucho el dolor que provocan sus golpes.

Me levanté y Luke me sacudió un poco la ropa. Observaron mi rostro unos segundos antes de dar por terminado su espectáculo de mierda.

- ¿Noah qué pasó acá?

- Nada... Snif - Ya no tenía nada de orgullo ni de dignidad.

- No, esa no es tu frase gordito. Responde bien que aún quedan unos minutos antes que trone la campana.

- ...

Me quede en silencio creyendo que no continuaría pero Mat me dio un rodillazo en la barriga.

- Mhgg

Me retorcí.

- ¿Qué pasó acá?

- A... Aquí... No, ayy... Fff.

Seguía inclinado sobre mi cuerpo.

- RESPONDE.

- ¡NO PASÓ NADA, AQUÍ NO PASO NADA!

Grite con fuerza desde la posición en la que estaba.

- Tampoco hace falta que grites gordito.

- Mat, ya es hora de entrar a clases.

- Vamos... ¿Estás llorando?

- Jajaja y luego dice que no es marica.

Si, estaba llorando, estaba harto de todo y papá no había llegado a salvarme.

- Pero fue buena idea decirle que se dejara crecer el cabello, así no le ven cuando se comporta como niña. ¿Verdad Gordo?

Yo asentí, qué más podía hacer. Luke volvió a rodearme con un medio abrazo y Mathew del otro lado continuó la charla.

- ¿Somos amigos verdad? ¿Sin remordimientos?

Lo miré impactado. ¿Amigos? Yo quería tanto tener un amigo, pero ellos no eran amigos. Ya no.

- Después de todo dijiste que no había pasado nada y si tus padres no te quieren, prácticamente somos lo único que tienes.

- Pobre cerdito, la mamá lo abandonó y es el grano en el culo del padre.

Fuimos a la clase. Mi asiento estaba al centro, delante Luke, atrás Albert, y a los costados Jonathan y Mathew. No podía escapar.

Terminó la primera clase, levantamos nuestros apuntes, iba a poner la mochila en mi hombro, sin embargo no puede sostenerla gemí con el dolor agudo que se extendía en mi hombro y me sobe instintivamente, ya no podía seguir, les tenía tanto miedo.

-Mgh -mordí mis labios con fuerza pero mi pequeño chillido no paso desapercibido para el resto de la clase.

- ¿Chicos que ocurre ahí?

Maestra

- Mejor cierra el hocico de cerdo que tienes. - me escupió Mathew muy despacio.

Iba a hablar, iba a levantar la voz, iba a gritar aunque quedara como un acusica o aunque todos se enteraran de lo que pasaba, pero un sonido característico dio por terminada la clase y además ya me había acercado a la maestra, ya le había contado todo y no me había creído. Me respondió con una mirada fiera y tono severo.

- Esas acusaciones son demasiado graves, no extiendas rumores falsos de tus amigos.

No culpaba a la maestra de no creerme. A ella en particular la había tratado muy mal bajo presión de los chicos y en parte cooperaba con los insultos solo con la esperanza de acumular tantas faltas que no tuvieran otra opción mas que expulsarme.

En aquel receso aplastaron el sándwich que me había preparado Rosy y al rato volvieron a pegarme, solo que esta vez protegí mi hombro en vez de mi cabeza y producto de eso me jalaron el cabello a fin y al cabo eran pocas las ocasiones que me golpeaban la cabeza, siempre pegaban en lugares que no se podían ver y el cabello era algo que no te dejaba moratones.

Me fui de la escuela antes, no quería estar más en clase, no quería estar con ellos. Quería estar con papá y pedirle que me sacara de ahí, pero como le iba a molestar y quitar más tiempo del poco que tenía , había arruinado su trabajo por mi culpa, su matrimonio y hasta se había mudado de estado por mi culpa. No era capaz de contarle todo, pero a la vez no sé si sería capaz de soportar todo lo que vendría, los chicos con el tiempo eran más agresivos y Jonathan... Jonathan había sido mi amigo por lo menos la primera semana de haberse mudado y de pronto comenzó a salir con estos chicos con los que yo no me llevaba mal, pero de un día a otro comenzaron los ataques y hasta hoy continuaban.

Llegué a casa molesto, furioso de no tener las suficientes pelotas para defenderme, de no ser unos años mayor y así darles una paliza a los cuatro, entré como un tornado y subí a mi habitación la deshice por completo, tire las colchas, almohadas, la ropa de mi escritorio, se cayó la silla y ya cuando no quedaba más por desarmar me puse a llorar con fuerzas, abrace mis rodillas y estuve así hasta que el dolor de mi cabeza fue más grande que mis ganas de llorar, me puse de pie, deje el colchón sobre la marquesa de mi cama y las colchas encima, fui al baño, tome las tijeras que papá tenía en un estuche de primeros auxilios y corte mi cabello, ahora me sentiría más expuesto, pero por lo menos ya no me jalaron de allí.

En algún punto de la madrugada papá había llegado. Le senté a mi lado y me puse lo más cerca de él que pude, noté cierta molestia al moverme, consecuencias de la paliza injustificada del día.

Durante la mañana le hice depositario de mi mal humor como todos los días. Comí media tostada y luego fuimos a una barbería, el resultado fue genial, me veía como una persona diferente ¿Y si iba a la escuela así? ¿Les caería bien a los chicos? ¿Podría hacer amigos? Al menos uno, aunque fuera secreto para que los chicos no se metan con él o ella... Lo deseaba con tantas fuerzas.

Al salir de la tienda vi a una mujer que tenía a su hijo atado y me recordó que mi madre me había abandonado.

Papá me llevó a desayunar HELADO y me dijo que tenía planes de volver a Minnesota no pude evitar llorar, el infierno que vivía terminaría dentro de unos meses, pero eso no quería decir que no me esforzaría por ser expulsado y la verdad no decepcione. Tenía que lograr que papá se hartara. Según el Blog de Bullying que frecuentaba, algunos chicos decían que comportándose mal habían logrado ser enviados a internados o escuelas militarizadas. Otros padres separados habían logrado cambiar de tutela, esa no era una opción para mi. No sabía nada de mamá. Papá sin duda me creería si le contaba todo pero no podía hacerle sufrir más, tenía que lograr ser expulsado. Debía lograr que papá no me quisiera y así él me enviaba lejos y yo le liberaba. Él no quería tener hijos, no después de lo que pasó con mi hermano.

- Vamos Noah.

Al salir de la cita papá me miró con decepción, antes me había pegado, ahora debe estar sintiendo mucha culpa.

¿Más culpa que tú? lo dudo

- ¿Qué? ¿Me expulsaron?

- Tres semanas.

- Pff No aguantan nada.

- Cállate.

Cerré la boca al momento, acababa de notar el enfado monumental que traía y me acojone.

- Y una mierda. -susurró al checar su celular.

No le preste atención. Le marcó a alguien.

- Hola, Rosy, perdón la llamada, puedes venir a casa un momento.

- No quiero quedarme con esa gorda.

Rosy tenía que renunciar, era buena y yo la quería mucho, pero si renunciaba, papá me querría menos y esa sería otra razon para enviarme lejos.

- ¡Plass!

- Eyy no...

Sentí un golpe fuerte ahí abajo, papá tenía la mano pesada. Me asuste y antes de mirarle a él mire a todos lados para asegurarme que nadie me haya visto.

-Escúchame bien, esta es la última vez que te refieres a ella de esa forma, última. Y ya vas pensando una disculpa que para eso la llamo.

Me quede callado, no sabia que responder, papá no me hablaba así nunca. Me subió al carro y me puso el cinturón de seguridad, él no subió, se quedo hablando por teléfono un buen rato. Luego entro al carro, cerro de un portazo y no me hablo nada hasta llegar a casa.

- A tu habitación ahora y te pones una pijama.

¿Qué? No. No pensara...

- ¿Para qué?

- Cuida tu tono y obedece quieres.

¿Cuidar mi tono? no le había hablado mal.

- No quiero ir a mi cuarto.

-No te estoy preguntando.

- ¿Y para qué quieres que vaya?

Papá se acercó, me giro un poco, iba a pegarme, cerré los ojos con fuerza pero por obra del destino sonó el móvil. Me libero al instante.

- ¡Ve a tu habitación! ¡AHORA!

Fui a mi cuarto pensando en que podía hacer, lo cabreaba más o que.

Dile la verdad

No, claro que no.

Dile que unos chicos te obligan a hacer todo eso.

¡No! Papá tiene que ser feliz y ellos tienen razón él solo esta conmigo por que no tiene opción.

Entonces seguirás comportándote como un idiota.

Soy idiota.

Y si papá te pega.

Jamás me haría daño, además puedo soportarlo.

No puedes mover el hombro, dile a papá.

...No.

Pasaron unos minutos antes que papá entrara a la habitación con una caja en sus manos. Yo estaba tumbado en mi cama.

- Tus cables aquí, del televisor, video juegos, tableta, laptop, todo. Estas castigado sin aparatos durante las tres semanas que estés expulsado.

- ¿Escuchas? - Papá puso atención en el ambiente y luego me miro. - Mi polla dice que no.

Me gire para darle la espalda, pero me levanto de mi orejita. No me soltaba.

-Auuu

-El cable del televisor.

- Deja.

- Haz lo que te dije.

Desconecte y lo puse en la caja, papá no dejaba de jalar y así siguió hasta que estuvo todo dentro de la caja.

Luego me soltó y automáticamente me frote la oreja, no dolió tanto, pero tenía que sobre actuar para que no se enfadara más. No me importaba que me dejara sin esas cosas, no las usaba tanto, bueno tal vez los videojuegos lo extrañaría un poco, pero solo serían uno o dos días, luego iría a su cuarto y la sacó sin que se entere.

Me vi arrastrado a la sala y me dejo ahí sentado en el sofá, frente a él, frente a la cocina , estaba preparando el almuerzo sin dejar de mirarme. No me moví, no quería que se enojara, pero a la vez me enojaba que todo fuera tan injusto ¿Y si en vez de esperar a que papá se cansara de mi, me iba?

Tenía muchas ganas de llorar y no tener que renunciar a papá, ya lo tenía cansado, era parte del plan, pero dolía bastante quedarte a ver como tu papá dejaba de quererte.

- Ven aquí. ¡Noah! - le mire. - Que vengas acá.

Me acerqué a él.

- Siéntate. Come.

- No quiero.

- No te lo voy a repetir.

Me quedé sentado haciendo todo lo posible por no mostrar mis sentimientos.

- Noah... ¡Hijo de Dios! No te alimentas bien, come un poco. perdón si he sido un poco severo, pero ya no se que más hacer contigo. come un poco por favor.

Sonó desesperado y la verdad es que llevaba muchas semanas sin comer, había perdido peso. Mucho peso.

Diablos, aún se preocupa por mi.

Claro, si es tu padre, el te quiere

No es verdad, no es verdad, no es verdad.

- ¿Alguien se mete contigo?

Miré a papá sorprendido ¿Cómo lo sabía? al darme cuenta de mi reacción baje la mirada.

Si

- No.

-¿Te han dicho algo por tu peso? ¿Por eso no quieres comer?

Si.

- No

Mis labios comenzaron a temblar y mis ojos se llenaban de lágrimas, tenía la vista puesta en los espárragos y en las manos de papá que estaban afirmadas en el lado opuesto de la isla.

- Hijo mírame.

-No snif.

- Cariño por que lloras. Anda cuéntame. ¿Quién fue? ¿En la escuela?

Le vi que venía a abrazarme, pero si lo hacía ya no había vuelta atrás. Tire el plato lejos, papá se detuvo sorprendido por mi arrebato.

- Pero hijito, ¿Qué pasa?

Me hablo sin ningún rastro de enfado, es mas, su tono de voz mostraba preocupación y tristeza.

- ¡¡Pasa que te odio!! ¡Y odio tu comida!

¡OJALA TE MUERAS DE CÁNCER IGUAL QUE TU OTRO HIJO!

- ¡¡PLAF!!

Perdí el equilibrio, pero no caí, miré a papá sorprendido mientras me sujetaba la mejilla. Me había dado fuerte.

De muy adentro de mí, salió un sollozo muy fuerte que me hizo doler la panza.

- Yo... Noah... Hijo yo...

- ¡¡TE ODIO!!




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