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sábado, 14 de enero de 2023

Javier capitulo 5


Javier

Autora : pili


"Capítulo 5: "Rechazos"

________ _________

 

Le había pegado a Noah. 

Subió las escaleras corriendo y escuche el sonido de la puerta ser azotada. Levante los trozos de plato que había en el piso y me entró una llamada.

Tenía que firmar unos papeles que el de bienes raíces había olvidado. La firma podía enviarla digital, pero después de analizar unos minutos decidí que iríamos, me tomaría esas tres semanas como unas mini vacaciones, así se distraerá, vería a sus primos, abuelos y con un poco de suerte tal vez volvía aquel extrovertido niño que estaba desapareciendo.

Esperé unos minutos a ver si con el paso del tiempo dejaba de sentirme una mierda y no pasaba nada. ¿Qué clase de padre era? No pasaba ni un día desde que llegaba a casa y solo había vuelto a regañarle. Ahora debía pedir perdón por golpearle de esa manera, era lo correcto y a la vez no quería hacerlo por miedo a que Noah malinterprete el mensaje y creyera que podía hablarme así.

 Entendía que estaba molesto, pero todo el tiempo sus descargas eran conmigo y a veces le salpicaba un poco a Rosy. No podía mantener una conversación civilizada con él y a la vez no quería darle más motivos para que estuviera triste.

Solo quería verle feliz.

- Toc toc. - Llame a su puerta con un nuevo plato de comida en mis manos. No hubo respuesta por lo que decidí entrar. Me miró con sus ojitos rojos y su mejilla un poco colorada. Me senté junto a él, pero no me dejó acariciar su rostro. Le debía una disculpa.

- Perdóname cariño, no debí reaccionar así.

-Déjame solo.

- Hijo no pensé lo que hice, no volverá a pasar, lo prometo. Te traje comida, come aunque sea poquito.

- No me apetece.

- Anda Noah por favor. No quiero obligarte. Ya estás grande para hacer berrinches con la comida.

- Déjame solo ¡Quiero estar solo! ¡O mejor dicho no quiero estar contigo!

Aush

- Bien. Pues te voy a decir que me han llamado de San Diego, quedaron asuntos pendientes y he decidido ir contigo, nos quedamos con los abuelos. ¿Qué opinas?

- Me quedo acá.

- No puedes quedarte solo.

- Pues dile a Rosy que venga, ella estorba menos que tú.

- Rosy renunció. Esta mañana, Me hablo cuando salíamos del cole, al parecer uno de sus hijos te escucho ser grosero con ella y le dijo que renunciara.

- Que bueno. - ¿Era en serio? ¿A dónde se había ido mi dulce Noah?

-¿Eso es lo que piensas? -Se encogió de hombros y yo me moleste, estaba frustrado. -Bien, vamos abajo, tienes que comer. No me hagas venir por ti Noah.

Baje las escalera y deje el plato sobre la mesa, no espere a ver si venía y subí a por él, seguía sentado en su cama.

- Baja, no lo repetiré. - Al notar que no mostraba ninguna voluntad de obedecer, le tomé de un brazo y le bajé a la cocina, al principio se resistió pero le di dos palmadas que fueron suficientes para hacerle caminar. Lo senté en el lugar que había estado y yo a su lado tomé con el tenedor un trozo de pollo.

- Abre la boca.

- No quiero.

Deje el tenedor en el plato, le levante con una mano y con la otra le di una palmada, no fue fuertísima ni nada, sin embargo Noah se puso a llorar muy fuerte.

- Plass.

- Sniff buaa buaaaa

No sabía qué hacer, le iba abrazar, pero cómo iba a consolar un acto de malcriadez, me dolía ser el causante de su llanto, pero su salud era primero y si tenía un desorden alimenticio, cosa que averiguaré en los próximos días. Simplemente no podía tomar a la ligera el tema de sus comidas. Le hice sentarse nuevamente y esta vez me sorprendió la sumisión de Noah, como si fuera un perrito maltratado lleno de miedo. Aproveche la situación y le di de comer.

- Abre.

Comió sin decir ninguna palabra y luego quedó sentado en el sofá mientras hacía unas llamadas para comprar los boletos de avión, fui a su cuarto e hice su maleta más que rápido, la baje a la entrada, las mías estaban listas del día anterior y fui a por Noah con su chaqueta en mis manos, gracias al cielo no se había puesto la pijama.

NOAH

Papá me estaba dejando de querer, me había pegado mucho ese día, me dolía el pecho, me sentía abandonado.

Me puse la chaqueta entre llantos y con ayuda de papá entré en el carro, no dejaba de pensar que mi plan estaba funcionando y papá se estaba cansando de mi.

Explote.

-Buaaaaa snif

Ayúdame papá, ayúdame.

- Buaaaa buaaaaa

En el cole unos chicos me pegan.

- Buaaa buaaa.

Y dicen que tu no me quieres, No es cierto, ¿Verdad que no?

- Noah respira hijo, te va hacer daño llorar de esa forma.

Es que ya no quiero este plan, no quiero que me dejes de querer.

- Buaaa buaaa.

Me duele todo, me obligan hacer cosas que no quiero y ya no aguanto.

- Hijo, que pasa mi niño.

- Me sinf has pegado todo snif el día buaaa.

- Pues te has portado mal todo el día.

- Buaaaaa buaaa

Noah dile la verdad.

¿Y si no me cree? ¿ Y si pasa igual que con mi maestra.?

Acercó su mano a mi cabeza, pero no podía dejar que hiciera eso, no lo merecía. Le aparte la mano de un manotazo... Papá ya no dijo nada.

En el aeropuerto ya estaba más calmado, aún me caían lágrimas pero ya tenía el control de mi respiración y cuerdas vocales. Subimos al avión, abroche mi cinturón y papá una vez guardó las maletas se fue a algún lugar y volvió con un agua embotellada.

-Ten, bebe esto.

Me extendió un medicamento. La idea entró en mi cabeza, fue fugaz, pero letal. En las pelis a veces morían por tomar muchas de estas cosas ¿y que si lo hacía? ¿Me moriría? ¿Qué pasaría si moría? No creo que el mundo extrañe a Noah. No creo que el mundo quiera un Noah. La verdad no creo que el mundo conozca a un Noah tan patético como yo.

No quieres morir.

No, pero...

Tome la medicina y me dormí.

Aterrizamos cerca de las 23:00 Pm. Mis abuelos nos fueron a buscar.

Me abrazaron a penas al verme, no quise deshacer ese abrazo. Lo necesitaba.

-Hola mi amorcito ¿Cómo estás?

- Bien. -Me apreté a ella, el olor de mi abuelita era el mejor de todos, pero nuevamente no pude evitar las lágrimas.

- Deja que te vea bien para darte un beso hace mucho que no veo la cara de mi nietecito. Pero bebé ¿Por qué estás llorando mi cielo?

- Snif Papá me a snif pegado to, todo el día.

- Mira nada más el papá, yo lo voy a regañar cuando estemos en casa, no te apures ¿Si?

Asentí, me gustaba ser mimado por mi abuelita, seco mis lagrimas con sus dedos pulgares y me beso la frente.

Emprendimos marcha, viajé atrás con mi abuela, pegado a ella y me dormí junto a ella.

Tardamos cerca de una hora y media. Al llegar papá me despertó, estaba exhausto, mis párpados pesaban, me recosté en el antiguo cuarto de papá agradecido de que al día siguiente no tendría que ir al infierno que los adultos llamaban escuela.

En la mañana desperté por el rico olor a tostadas, fui al baño y luego bajé en pijama.

-Buenos días Noah, ven mira que bueno se ve todo.

No se podía negar que así era.

- ¿Y mi papá?

- Salió con tu abuelo.

Solo comí un poco, me dolía el hombro y las costillas. Conocía este dolor eran los días cuando los moratones estaban más sensibles, debía evitar levantar sospechas.

Maldita sea Noah, los moratones son pruebas más que suficientes. Cuéntale a papá.

Después dirá que me los hice yo mismo.

Claro, como no lo pensé antes... Solo inventas excusas.

Era la verdad, papá tenía que dejar de amarme, me senté en el sofá a ver televisión y al rato se unió mi abuela. Si era malo con ella me podía cargar a la familia entera de un solo tiro.

- Noah perdiste mucho peso... ¿Quieres que te cocine algo?

- No.

- Pero estás muy delgado, qué te parece una pizza.

- No quiero.

- Entonces vamos de compras. Podemos ir al centro comercial solo nosotros dos.

Iba hacerme unas caricias con su mano, pero la aparté bruscamente y sin mirarle me fui nuevamente al cuarto.

Estuve como dos horas sin hacer nada, pensando y pensando. Papá me había pegado por hablar de George ¿Si volvía hacerlo me odiaría más? ¿Pero si me pegaba otra vez? Apenas podía descansar mi espalda en alguna silla y mi brazo me dolía mucho, Sujetar siquiera el mando de la tv era una tarea casi imposible y no estaba como para aguantar otra bofetada.

La abuela entró de pronto.

- Hijo, vamos a ir a comer al restaurante de tu padre, vamos, alístate. Tus tíos nos esperan allá.

- No quiero ir.

- Pero no puedes quedar solito.

- Si puedo.

- Vamos mi amor, yo quiero que estés conmigo.

- Que parte de "No quiero" no entendiste...Vieja de mierda.

Le respondí muy mal y bajito. A decir verdad solo estaba probando que tan mal la podía tratar y pese a que me arrepentí en cuanto mis labios comenzaron a moverse, no conté con que papá entrara al cuarto. No sabía que había llegado. Me levantó del brazo muy fuerte, tuve que morderme los labios para no gritar del dolor.

PLASS PLASS PLASS

- Auuu

- Mamá déjanos solos.

- ¡No abuela, no!

- Javier...

- No mamá. Estoy cansado, todos los días tengo que aguantar tu mal humor y tus faltas de respeto, para que ahora vengas y le hables así a mi madre, a tu abuela.

De un segundo a otro estuve inclinado en una de sus piernas.

- ¡Me tienes cansado Noah! Esas actitudes tuyas acaban acá y ahora.

- Plaf plaf plaf ¿Que es eso de faltarle el respeto a tu abuela? PLAF PLAF PLAF Ayy snif Plaf PLAFF PLAFF Auu yaa.

¡Cámbiate ya! PLAAS PLASS -Iba a responder que se fuera a la mierda, para cabrearlo más, pero no me dejo. - No, no me importa lo que digas a menos que me quieras decir que mierda te pasa... Tienes un minuto para cambiarte, si no lo haces, voy a subir, te voy a zurrar y yo mismo te voy a vestir para llevarte a comer. ¡Un minuto!

Plas plas - Sonaron mis muslos, ni siquiera esperó unos segundos, quien hace caso en dos segundos.

-Te di una orden o quieres que te baje el pantalón. - No espero mi respuesta y esta vez me acerco de un tirón. Él estaba sentado y yo frente a él. Intento desamarrar el nudo que tenía en el pantalón de pijama y a decir verdad yo estaba cagado, papá nunca se enojaba, no conmigo, no así.

- Me cambio snif buaa ya me cambio. -me puse a llorar por dos razones una me dolía ahí abajo y dos papá estaba enojadísimo.

Mi papi se pasó la mano por el cabello y fue a la maleta que tenía para sacar algunas prendas.

- Ahora.

Salió cabreado, me senté en la cama y me toque el hombro. Ahí me dolió más que dónde me pegó.

Aush.

¿Y si no me cambio?

Ya dijo que iba a zurrarte.

Papá no hace eso ¡Y no lo digas así!

¿Cómo que no? si ya lo hizo antes

¡Fue solo una vez!

¿Y qué?

¿Me bajará la ropa?

La vez pasada lo hizo.

Pero si lo hace esta vez, verá los moratones.

Pues mira , un mejor plan, cámbiate, dile la verdad y te libras de todo.

Ignore a mi conciencia, una de las cosas que mejor se me daba y me cambié. Iba en la mitad de la escalera cuando papá se asomó con claras intenciones de subir. Espero que bajara.

- Le debes una disculpa a tu abuela.

- Lo siento.

Era obvio que papá no estaba conforme con la disculpa, pero mi abuela sí, así que sin más subimos al auto, iba en la parte trasera, papá conducía, mi abuelo iba de copiloto y mi abuela iba sentada junto a mi, me miraba de vez en cuando, seguramente pensando en lo malcriado que era.

Mire por la ventana, la ciudad era muy linda, extrañaba vivir ahí. Sentí un leve roce de un papel en mi mano, mire y eran veinte dólares que había puesto mi abuelita, le mire y me guiño un ojo.

¿Por que no podían solo dejar de quererme?

Porque eres su familia.

En primer lugar, ¿Por qué me querían? ¡Maldición! Era el producto de una aventura, por mi culpa papá se divorcio, por mi culpa se mudo, por mi culpa se alejó de ellos. No podía darle más problemas solo para decir que en la escuela me acosaban. A muchos chicos los acosaban y no lloraban en los rincones como yo.

Dejé el dinero en mi mano hasta que bajamos, me podía servir para comprar los medicamentos.

En el restaurante saludaron a papá como si se tratara de una celebridad, supongo que la historia de un hijo muerto de Cáncer y luego el haber recogido otro, que botó una puta lo hacían ver como el superhombre que era. Aunque no era puta.

Peter me saludó desde la mesa donde estaban.

-Hola Noah, ven te guardamos este asiento.

- Buaaa ¿Noah que te paso? ¡Estás muy flaco! - Afirmó Julian.

- Hola...

- Bien, pidamos la comida que tenemos hambre.

- Que van a querer. - Preguntó papá junto a un camarero, el tipo anotaba rápidamente todo lo que mi familia pedía, pasaron por cada uno y luego, a pesar de no haber levantado la cabeza el camarero se puso junto a mi.

-Noah, qué quieres, hijo solo faltas tu.

- Nada, dije que no quería venir.

- Anda, escoge algo. - No respondí. - Te voy a pedir legumbres eh.

Seguí sin responder. - Una pizza para él. Queso, tocino y tomate.

- Pero señor no vendemos pizzas.

- Pues... Improvisen una. Eso le gusta.

Aunque fuera mi favorita no iba a comer. Llegaron todas las cosas, no voy a negar que la pizza se veía bien.

¿Solo bien? Se ve riquísima.

Si, era verdad, se veía muy buena, la boca me salivaba y mis tripas se retorcía por las ganas de comerla, todos comían y conversaban animadamente. Cuando nadie me vio tome una rebanada y la mordí.

Era como el cielo. Estaba mejor que como se veía, le di un bocado luego otro y otro, papá estaba mirándome con una sonrisa de complacido, al darse cuenta que le miraba, miro a otro lado y continuó hablando como si nada.

Seguí comiendo aunque más lento que antes.

No quieres morir.

No, pero si es la única salida, lo voy hacer.

No es la única salida y lo sabes.

- Mamá puedo tomar un refresco. - Preguntó Julián.

- Chicos, ya saben que no me gusta que beban eso.

- Pero mamá nunca lo hacemos.- Apoyó Peter, mi interés en la conversación fue automática, crecer en una familia llena de médicos te priva de ciertas cosas, en nuestro caso, los refrescos o cualquier líquido derivado de algún proceso químico.

-Esta bien. Vayan antes de que me arrepienta.

-¿Y Noah?

Papá levantó la cabeza y asintió rindió.

- Pero nada de energizantes.

Fuimos a un dispensador y había bebidas energéticas. Papá me había descubierto beberlas un par de veces y a pesar de que me había llevado broncas monumentales por hacerlo las compraba con mi paga de vez en cuando, No era fan del sabor, pero tenían algo que me hacía no dejar de beber.

Tomé una, Pet tomó un refresco de limón y Julián una Coca.

- Pero Noah... Jooo.

- ¿Qué?.

- ¡¿Noah estás loco?! El tío te acaba de decir que eso no.

Intentó quitármela, pero me resistí. Por que putas Julian debía ser tan pesado.

- ¡Deja! ¿Acaso te lo vas a beber tú?

- Te van a regañar... Además es ilegal comprar eso si eres menor de edad.

- Deja de ser tan pesado, además si fuera así, no la venderían en un dispensador.

- Es que a la gente le da igual, pero al tío no.

- ¡Joder, suelta!

- Solo intento ayudarte, esta cosa tiene pipí de toro.

- Pero que cosas dices idiota.

Estuvimos jalando la energizante. Julian la tenía muy bien sujeta y a mi me dolía el hombro a pesar de que estábamos jalando con una mano. Las gotitas que la lata desprendía solo hacía que todo fuera más difícil y cuando supe que perdería, solté la lata y Julian salió disparado en la dirección contraria, se dio contra un carro de servicio que llevaba bandejas y cubiertos sucios, todos cayeron al piso y el estruendo asustó a los comensales.

Peter fue a ayudarle enseguida y mi tío llegó a los segundos. Le examinó rápidamente y al darse cuenta que estaba bien, le revolvió el pelo.

- Mocoso me asustaste. - El tío le medio abrazo y mi primo sonrió.

- Estoy bien, solo sonaron estas cosas.

- ¿Pero qué pasó? ¿Se estaban peleando? - Mi papá también había llegado.

- Yo... Yo lo siento ¿Estas bien? No quería...

- ¿Qué no querías qué? .-Dijo papá.

El tío enchinó los ojos mientras miraba a Juli, lo hacía en broma.

- Que va, solo fue un problema de cálculo.

Julian me guiñó el ojo y escondió la energizante atrás de su espalda sobre el carro de servicio y todo hubiera quedado ahí de no ser por papá, yo me sentía muy mal por haberle empujado, a mi me habían botado varías veces contra mi voluntad y no era bonito.

- Noah, Te hice una pregunta.

- Yo le empuje.

- ¿Por qué?

- Que te importa

- ¿Como? No es momento que te pongas insolente y mejor le bajas al tono que me va a dar igual quien esté mirando.

Glup

- Tío no fue importante. De veras. Es solo que queríamos la misma soda.

- Julian - Advirtió mi tío sospechando de la situación.

- ¿Qué refresco? - Dijo papá

- ¿Coca?

- No, a Noah no le gusta ese refresco. Vuelvo a preguntar Noah, ¿Qué sucedió aquí?

En ese momento como si fuera una burla del destino, una de las trabajadoras se acercó a levantar las bandejas, Julian fue arrastrado por el tío suavemente para no entorpecer el trabajo de la señorita y quedó en vista de todos la energizante que papá me prohibió tomar. Mark en un movimiento rápido pero tardado la tomó y escondió tras su espalda.

- ¿Quién compró eso? - Preguntó el tío un poco molesto.

- Es que... Verás, no sé... No se como explicarlo, pero...

- No mientas.

- No es eso. ustedes malinterpretaron todo. La soda de Limón es de Noah, la coca de Pet y la energizante la compré yo. De todas formas le dijeron que no solo a Noah.

¿Se estaba culpando por mi? Sentí que mi corazón se estrujaba, se oprimía dentro de mi pecho y algo caliente recorría mi cuerpo. Mi familia era tan buena conmigo, Peter y Julian eran lo más cercano que tenía a un hermano y ver cómo mentía para defenderme hacían que me sintiera más cerca de ellos y era una cagada ya que durante estas tres semanas debía lograr que ya no me consideren como su familia.

- ¿Quién compró eso? Vuelves a mentirme y tú y yo tendremos una conversación al llegar a casa.

Lo que iba hacer era cobarde y bajo, pero como dije antes, solo tenía tres semanas.

- Es como dijo Julian.

Mis primos abrieron los ojos sorprendidos, aunque Julian relajó la expresión rápidamente. Bajo la cabeza y abrió sus labios.

- Ves, ya te lo dije, Además solo a Noah le dijeron que no, a mi no me lo prohibiste.

- ¿Sabes que eso es para gente mayor de edad?

Asintió.

- Quiero escucharte.

- Si, lo sé.

- Vamos a tener una charla cuando lleguemos a casa. ve a sentarte, te quedaste sin refresco. - El tío le quitó la Coca-cola y Julian tras dedicarme una sonrisa triste nos dio la espalda y fue a la mesa junto a tía Irene.

- ¿No ves la falta de sentido en todo lo que te dijo?

- Peter no te metas.

- Pero es que... y tú di la verdad.

- Ya está todo dicho. - le respondí

- Es lo que crees... Noah fue quien compró la energizante y Julian lo está cubriendo.

- Lo sé hijo, pero me mintió.

- Además intentó quitársela para que este bruto no se metiera en problemas con el tío y fue cuando Noah le hizo caer, ¡Se dio fuerte con el carro! ¡y tú le castigas!

- Solo le deje sin soda.

- Pues es lo mismo. sabes como es Julian, nunca se compraría algo sabiendo que a uno de nosotros se lo prohibieron. ¡Eres injusto con el!

- Vamos a sentarnos, luego lo solucionamos en casa, estamos armando un escándalo. -Interrumpió el tío al ver la cara de mi padre.

- Peter no te apures, sé como es mi hijo. Vamos a la mesa, tú igual. camina.

Escuchar eso de la boca de mi padre me hizo ver lo decepcionado y cansado que estaba de mi. me dio un empujoncito y caminé a la par de Pet sin evitar que mi venenosa lengua hiciera lo suyo. Si les dieran a escoger estoy seguro de que preferiría que el muerto sea yo y no George.

-¿Quieres cerrar la boca? - Le escupí a Pet.

- Mi hermano ya está en problemas por tu culpa y nadie se traga la historia. Así que si tu quieres mantener el pico cerrado y no afrontar las consecuencias de tus actos, adelante, pero no voy a dejar que mi hermanito se la cargue por que tu decidiste actuar como un marica.

Se había pasado, había hablado fuerte dejando en claro que yo hable primero y me llamo marica, mi lengua la sentía atorada en mi garganta, la situación era tan estresante que mi mano se movió sola. Le atine un puñetazo en la mandíbula. No fue tan fuerte. No tenía mucha fuerza y además Pet era mayor por lo tanto solo logré mover su cabeza.

En cosa de segundos me vi apresado del cuello de la camiseta y aunque estaba seguro que me golpearía más fuerte, no lo hizo, me perdí en su intensa mirada y aunque fue cosa de segundos, cada instante paso lento para mi. No iba a golpearme. Papá llegó a separarnos con el tío sin embargo no fue mucho lo que tuvieron que hacer. Pet me soltó por su cuenta y se fue a la mesa que estaba a unos cuantos pasos, en cambio a mi papá me arrastró en dirección a su oficina.

Los chicos me dedicaron una mirada triste. Bueno, Julian.

Papá cerró la puerta y apoyó su espalda en ella, me quedo viendo unos largos segundos.

- No se que hacer ¿Qué es lo que sucede contigo?

- ...

- Necesito que me digas que pasa para poder ayudarte. Noah.

No le respondí nada.

- ¿Tengo que castigarte? ¿Eso quieres?

- ...

- ¿Y qué hago ahora? ¿Te zurro? ¿Te doy nalgadas o con el cinto?... Necesito que me hables, que me digas que te pasa, no quiero castigarte más de lo que estas. Te quedaste casi sin nada en casa, además de sin salidas. Quiero entender por qué te comportas así. Hijo te lo ruego me tienes muy preocupado. ¡Ayúdame a entenderte!

-...

- ¿No me vas a hablar?

Dile la verdad

Está bien.

- Si...

¡NO!

- ¿Sí? Qué pasa cariño.

- Eres un idiota.

- Está bien. Si así lo quieres... A partir de hoy no voy a tolerar ninguna mala actitud, falta de respeto o cualquier cosa que esté mal.

Me encogí de hombros.

- Con esa actitud lo único que logras es confirmar la clase de persona que me mostraron en la escuela. Ven aquí.

Papá se acercó y se quitó el cinto. Nunca me había pegado con eso.

- Vas a decidir tú. Te quitas el pantalón y en mi regazo te doy cincuenta nalgadas o tres cintazos sobre la ropa.

Noo

Papá pega fuerte.

Cincuenta es mucho y sin ropa.

Pero el cinto puede que duela más

Obviamente duele más, solo son tres, si fuera como una nalgada te daría cincuenta.

Pues no quiero ninguno.

Pues te la ganaste.

- Noah estoy esperando...

- ...

- Está bien.

Papá puso el cinto en su lugar y entendí lo que haría. Su mano en mi espalda me guío a un pequeño sofá que tenía, se sentó ahí, metió sus manos en la pretina de mis jeans para desabrochar el botón.

¡Verá los moratones en tus piernas!

Apreté mis ojos y puse mis manos sobre las suyas.

- C... Con el cinto...

- ¿Estás seguro?

Negué con la cabeza

- ¿Duele mucho?

- Un poco, pero jamás te lastimaría.

- no quiero.

-Esas son tus alternativas. ¿Estás seguro que con el cinto?

Asentí.

- Está bien.

Me quede ahí. De pie. Mi padre se levantó y atrás de mi saco el cinto otra vez. Le mire un poco ladeado. Tenía miedo. No de mi papi, si no del cintazo. Mordí mi labio y la orden retumbó en mis oídos.

- Noah inclínate será rápido. Este castigo es por desobedecer y por golpear a tu primo. Cuando tu golpeas a alguien en un impulso sin medir consecuencias pueden llegar hacer mucho daño. Además Peter es más grande que tú, ¿Qué hubiera pasado si era alguien más pequeño? ¿Le pegas igual? Escuche lo que dijo Pet, no fueron las formas correctas para hablarte y te entiendo el porqué del golpe, pero no lo justifico y tampoco voy a permitir que me cambies para mal y que continúes en ese tren.

Soy tu papá y te quiero más que a nada en este mundo por eso es el castigo ¿Algo que decir?

No me quieras... Por favor.

Negué con la cabeza

- Inclínate.

Me sentía indefenso y a la vez estúpido, me asaltaron un montón de pensamientos, no quería que me pegara, no quería que nadie lo hiciera, pero había una gran diferencia de los golpes que recibía en la escuela. Se trataba de la persona y la razón, estos me los merecía y los de la escuela, que con mi desdichada vida podría decir que igual, en el fondo sabía que no y que solo era motivo de diversión para los chicos, además estaba convencido que papá se cortaría una mano antes de lastimarme.

- ¡Zas!

- AUUUU

Duele, duele.

Me levanté al instante y puse ambas manos atrás. ¡Malditos jeans lisos y gastados! Me giré y miré con apuro a papá. Joo había dolido

Y faltan dos.

¡Cállate!

- Noah vuelve a tu lugar.

No... Por favor.

Dile la verdad y te libras de todo ¡Joder!

- ¡Que te calles!

Pero que idiota

- ¿Disculpa?

Papá no esperó a que contestara, nunca esperaba. Su paciencia con las preguntas directas era nula. Y lo que yo no esperé fue que viniera hasta donde estaba, cosa que no le tomó más de tres pasos y me tumbe en sus rodillas.

- ¡Nouuu! ¡Duele!

-A mi no me hablas así.

¡No era para ti!

- ¡Plass! AYY Nooo ¡PlASS! Bwaaa auuu

- No quiero más peleas con tus primos.

¿Entendido?

- PLASS PLAS PLAS PLAS AUUU Deja PLAS PLAS PLAS PLAS.

- ¿Entendido?

- ¡No! ¡Deja! - Me dio fuerte y a pesar que fue con la mano, los jeans no ayudaron en nada.

- ¡PLASSS! ¿Entendido? -

- Yaaa snif si entendí. - Papá me libero, limpie unas lágrimas con el dorso de mi mano y sin esperarlo ni merecerlo sentí un cálido abrazo. Una de sus manos sobaba mi espalda y con la otra mi cabeza, me dejaba abrazar por que sin saberlo, necesitaba ese abrazo en aquel momento.

- Ya cariño, tranquilo.

- Me snif diste uno buaa.

- ¿Quieres que te dé los que faltan?

- No... Snif

Aproveche de ese momento en sus brazos para desahogarme un poco respecto a lo que sentía y lo que tenía que hacer.

Papá me susurra palabras lindas en todo momento y me aferré a ellas lo más que pude. Sabía que eran las últimas.

- Snif deja... ¡SUÉLTAME!

- No me grites, entiendo que estés molesto. Está bien estarlo, pero no debes gritarme de esa manera. ¿Si? - me beso en la frente y repitió el gesto con cada palabra. - ¿Si? ¿Si? ¿Si? - Fueron cuatro besos. Me reí un poco ante la insistencia.

Lo iba a extrañar.

- Te quiero.

Yo igual Capítulo 5: "Rechazos" Le había pegado a Noah. Subió las escaleras corriendo y escuche el sonido de la puerta ser azotada. Levante los trozos de plato que había en el piso y me entró una llamada. Tenía que firmar unos papeles que el de bienes raíces había olvidado. La firma podía enviarla digital, pero después de analizar unos minutos decidí que iríamos, me tomaría esas tres semanas como unas mini vacaciones, así se distraerá, vería a sus primos, abuelos y con un poco de suerte tal vez volvía aquel extrovertido niño que estaba desapareciendo. Esperé unos minutos a ver si con el paso del tiempo dejaba de sentirme una mierda y no pasaba nada. ¿Qué clase de padre era? No pasaba ni un día desde que llegaba a casa y solo había vuelto a regañarle. Ahora debía pedir perdón por golpearle de esa manera, era lo correcto y a la vez no quería hacerlo por miedo a que Noah malinterprete el mensaje y creyera que podía hablarme así. Entendía que estaba molesto, pero todo el tiempo sus descargas eran conmigo y a veces le salpicaba un poco a Rosy. No podía mantener una conversación civilizada con él y a la vez no quería darle más motivos para que estuviera triste. Solo quería verle feliz. - Toc toc. - Llame a su puerta con un nuevo plato de comida en mis manos. No hubo respuesta por lo que decidí entrar. Me miró con sus ojitos rojos y su mejilla un poco colorada. Me senté junto a él, pero no me dejó acariciar su rostro. Le debía una disculpa. - Perdóname cariño, no debí reaccionar así. -Déjame solo. - Hijo no pensé lo que hice, no volverá a pasar, lo prometo. Te traje comida, come aunque sea poquito. - No me apetece. - Anda Noah por favor. No quiero obligarte. Ya estás grande para hacer berrinches con la comida. - Déjame solo ¡Quiero estar solo! ¡O mejor dicho no quiero estar contigo! Aush - Bien. Pues te voy a decir que me han llamado de San Diego, quedaron asuntos pendientes y he decidido ir contigo, nos quedamos con los abuelos. ¿Qué opinas? - Me quedo acá. - No puedes quedarte solo. - Pues dile a Rosy que venga, ella estorba menos que tú. - Rosy renunció. Esta mañana, Me hablo cuando salíamos del cole, al parecer uno de sus hijos te escucho ser grosero con ella y le dijo que renunciara. - Que bueno. - ¿Era en serio? ¿A dónde se había ido mi dulce Noah? -¿Eso es lo que piensas? -Se encogió de hombros y yo me moleste, estaba frustrado. -Bien, vamos abajo, tienes que comer. No me hagas venir por ti Noah. Baje las escalera y deje el plato sobre la mesa, no espere a ver si venía y subí a por él, seguía sentado en su cama. - Baja, no lo repetiré. - Al notar que no mostraba ninguna voluntad de obedecer, le tomé de un brazo y le bajé a la cocina, al principio se resistió pero le di dos palmadas que fueron suficientes para hacerle caminar. Lo senté en el lugar que había estado y yo a su lado tomé con el tenedor un trozo de pollo. - Abre la boca. - No quiero. Deje el tenedor en el plato, le levante con una mano y con la otra le di una palmada, no fue fuertísima ni nada, sin embargo Noah se puso a llorar muy fuerte. - Plass. - Sniff buaa buaaaa No sabía qué hacer, le iba abrazar, pero cómo iba a consolar un acto de malcriadez, me dolía ser el causante de su llanto, pero su salud era primero y si tenía un desorden alimenticio, cosa que averiguaré en los próximos días. Simplemente no podía tomar a la ligera el tema de sus comidas. Le hice sentarse nuevamente y esta vez me sorprendió la sumisión de Noah, como si fuera un perrito maltratado lleno de miedo. Aproveche la situación y le di de comer. - Abre. Comió sin decir ninguna palabra y luego quedó sentado en el sofá mientras hacía unas llamadas para comprar los boletos de avión, fui a su cuarto e hice su maleta más que rápido, la baje a la entrada, las mías estaban listas del día anterior y fui a por Noah con su chaqueta en mis manos, gracias al cielo no se había puesto la pijama. NOAH Papá me estaba dejando de querer, me había pegado mucho ese día, me dolía el pecho, me sentía abandonado. Me puse la chaqueta entre llantos y con ayuda de papá entré en el carro, no dejaba de pensar que mi plan estaba funcionando y papá se estaba cansando de mi. Explote. -Buaaaaa snif Ayúdame papá, ayúdame. - Buaaaa buaaaaa En el cole unos chicos me pegan. - Buaaa buaaa. Y dicen que tu no me quieres, No es cierto, ¿Verdad que no? - Noah respira hijo, te va hacer daño llorar de esa forma. Es que ya no quiero este plan, no quiero que me dejes de querer. - Buaaa buaaa. Me duele todo, me obligan hacer cosas que no quiero y ya no aguanto. - Hijo, que pasa mi niño. - Me sinf has pegado todo snif el día buaaa. - Pues te has portado mal todo el día. - Buaaaaa buaaa Noah dile la verdad. ¿Y si no me cree? ¿ Y si pasa igual que con mi maestra.? Acercó su mano a mi cabeza, pero no podía dejar que hiciera eso, no lo merecía. Le aparte la mano de un manotazo... Papá ya no dijo nada. En el aeropuerto ya estaba más calmado, aún me caían lágrimas pero ya tenía el control de mi respiración y cuerdas vocales. Subimos al avión, abroche mi cinturón y papá una vez guardó las maletas se fue a algún lugar y volvió con un agua embotellada. -Ten, bebe esto. Me extendió un medicamento. La idea entró en mi cabeza, fue fugaz, pero letal. En las pelis a veces morían por tomar muchas de estas cosas ¿y que si lo hacía? ¿Me moriría? ¿Qué pasaría si moría? No creo que el mundo extrañe a Noah. No creo que el mundo quiera un Noah. La verdad no creo que el mundo conozca a un Noah tan patético como yo. No quieres morir. No, pero... Tome la medicina y me dormí. Aterrizamos cerca de las 23:00 Pm. Mis abuelos nos fueron a buscar. Me abrazaron a penas al verme, no quise deshacer ese abrazo. Lo necesitaba. -Hola mi amorcito ¿Cómo estás? - Bien. -Me apreté a ella, el olor de mi abuelita era el mejor de todos, pero nuevamente no pude evitar las lágrimas. - Deja que te vea bien para darte un beso hace mucho que no veo la cara de mi nietecito. Pero bebé ¿Por qué estás llorando mi cielo? - Snif Papá me a snif pegado to, todo el día. - Mira nada más el papá, yo lo voy a regañar cuando estemos en casa, no te apures ¿Si? Asentí, me gustaba ser mimado por mi abuelita, seco mis lagrimas con sus dedos pulgares y me beso la frente. Emprendimos marcha, viajé atrás con mi abuela, pegado a ella y me dormí junto a ella. Tardamos cerca de una hora y media. Al llegar papá me despertó, estaba exhausto, mis párpados pesaban, me recosté en el antiguo cuarto de papá agradecido de que al día siguiente no tendría que ir al infierno que los adultos llamaban escuela. En la mañana desperté por el rico olor a tostadas, fui al baño y luego bajé en pijama. -Buenos días Noah, ven mira que bueno se ve todo. No se podía negar que así era. - ¿Y mi papá? - Salió con tu abuelo. Solo comí un poco, me dolía el hombro y las costillas. Conocía este dolor eran los días cuando los moratones estaban más sensibles, debía evitar levantar sospechas. Maldita sea Noah, los moratones son pruebas más que suficientes. Cuéntale a papá. Después dirá que me los hice yo mismo. Claro, como no lo pensé antes... Solo inventas excusas. Era la verdad, papá tenía que dejar de amarme, me senté en el sofá a ver televisión y al rato se unió mi abuela. Si era malo con ella me podía cargar a la familia entera de un solo tiro. - Noah perdiste mucho peso... ¿Quieres que te cocine algo? - No. - Pero estás muy delgado, qué te parece una pizza. - No quiero. - Entonces vamos de compras. Podemos ir al centro comercial solo nosotros dos. Iba hacerme unas caricias con su mano, pero la aparté bruscamente y sin mirarle me fui nuevamente al cuarto. Estuve como dos horas sin hacer nada, pensando y pensando. Papá me había pegado por hablar de George ¿Si volvía hacerlo me odiaría más? ¿Pero si me pegaba otra vez? Apenas podía descansar mi espalda en alguna silla y mi brazo me dolía mucho, Sujetar siquiera el mando de la tv era una tarea casi imposible y no estaba como para aguantar otra bofetada. La abuela entró de pronto. - Hijo, vamos a ir a comer al restaurante de tu padre, vamos, alístate. Tus tíos nos esperan allá. - No quiero ir. - Pero no puedes quedar solito. - Si puedo. - Vamos mi amor, yo quiero que estés conmigo. - Que parte de "No quiero" no entendiste...Vieja de mierda. Le respondí muy mal y bajito. A decir verdad solo estaba probando que tan mal la podía tratar y pese a que me arrepentí en cuanto mis labios comenzaron a moverse, no conté con que papá entrara al cuarto. No sabía que había llegado. Me levantó del brazo muy fuerte, tuve que morderme los labios para no gritar del dolor. PLASS PLASS PLASS - Auuu - Mamá déjanos solos. - ¡No abuela, no! - Javier... - No mamá. Estoy cansado, todos los días tengo que aguantar tu mal humor y tus faltas de respeto, para que ahora vengas y le hables así a mi madre, a tu abuela. De un segundo a otro estuve inclinado en una de sus piernas. - ¡Me tienes cansado Noah! Esas actitudes tuyas acaban acá y ahora. - Plaf plaf plaf ¿Que es eso de faltarle el respeto a tu abuela? PLAF PLAF PLAF Ayy snif Plaf PLAFF PLAFF Auu yaa. ¡Cámbiate ya! PLAAS PLASS -Iba a responder que se fuera a la mierda, para cabrearlo más, pero no me dejo. - No, no me importa lo que digas a menos que me quieras decir que mierda te pasa... Tienes un minuto para cambiarte, si no lo haces, voy a subir, te voy a zurrar y yo mismo te voy a vestir para llevarte a comer. ¡Un minuto! Plas plas - Sonaron mis muslos, ni siquiera esperó unos segundos, quien hace caso en dos segundos. -Te di una orden o quieres que te baje el pantalón. - No espero mi respuesta y esta vez me acerco de un tirón. Él estaba sentado y yo frente a él. Intento desamarrar el nudo que tenía en el pantalón de pijama y a decir verdad yo estaba cagado, papá nunca se enojaba, no conmigo, no así. - Me cambio snif buaa ya me cambio. -me puse a llorar por dos razones una me dolía ahí abajo y dos papá estaba enojadísimo. Mi papi se pasó la mano por el cabello y fue a la maleta que tenía para sacar algunas prendas. - Ahora. Salió cabreado, me senté en la cama y me toque el hombro. Ahí me dolió más que dónde me pegó. Aush. ¿Y si no me cambio? Ya dijo que iba a zurrarte. Papá no hace eso ¡Y no lo digas así! ¿Cómo que no? si ya lo hizo antes ¡Fue solo una vez! ¿Y qué? ¿Me bajará la ropa? La vez pasada lo hizo. Pero si lo hace esta vez, verá los moratones. Pues mira , un mejor plan, cámbiate, dile la verdad y te libras de todo. Ignore a mi conciencia, una de las cosas que mejor se me daba y me cambié. Iba en la mitad de la escalera cuando papá se asomó con claras intenciones de subir. Espero que bajara. - Le debes una disculpa a tu abuela. - Lo siento. Era obvio que papá no estaba conforme con la disculpa, pero mi abuela sí, así que sin más subimos al auto, iba en la parte trasera, papá conducía, mi abuelo iba de copiloto y mi abuela iba sentada junto a mi, me miraba de vez en cuando, seguramente pensando en lo malcriado que era. Mire por la ventana, la ciudad era muy linda, extrañaba vivir ahí. Sentí un leve roce de un papel en mi mano, mire y eran veinte dólares que había puesto mi abuelita, le mire y me guiño un ojo. ¿Por que no podían solo dejar de quererme? Porque eres su familia. En primer lugar, ¿Por qué me querían? ¡Maldición! Era el producto de una aventura, por mi culpa papá se divorcio, por mi culpa se mudo, por mi culpa se alejó de ellos. No podía darle más problemas solo para decir que en la escuela me acosaban. A muchos chicos los acosaban y no lloraban en los rincones como yo. Dejé el dinero en mi mano hasta que bajamos, me podía servir para comprar los medicamentos. En el restaurante saludaron a papá como si se tratara de una celebridad, supongo que la historia de un hijo muerto de Cáncer y luego el haber recogido otro, que botó una puta lo hacían ver como el superhombre que era. Aunque no era puta. Peter me saludó desde la mesa donde estaban. -Hola Noah, ven te guardamos este asiento. - Buaaa ¿Noah que te paso? ¡Estás muy flaco! - Afirmó Julian. - Hola... - Bien, pidamos la comida que tenemos hambre. - Que van a querer. - Preguntó papá junto a un camarero, el tipo anotaba rápidamente todo lo que mi familia pedía, pasaron por cada uno y luego, a pesar de no haber levantado la cabeza el camarero se puso junto a mi. -Noah, qué quieres, hijo solo faltas tu. - Nada, dije que no quería venir. - Anda, escoge algo. - No respondí. - Te voy a pedir legumbres eh. Seguí sin responder. - Una pizza para él. Queso, tocino y tomate. - Pero señor no vendemos pizzas. - Pues... Improvisen una. Eso le gusta. Aunque fuera mi favorita no iba a comer. Llegaron todas las cosas, no voy a negar que la pizza se veía bien. ¿Solo bien? Se ve riquísima. Si, era verdad, se veía muy buena, la boca me salivaba y mis tripas se retorcía por las ganas de comerla, todos comían y conversaban animadamente. Cuando nadie me vio tome una rebanada y la mordí. Era como el cielo. Estaba mejor que como se veía, le di un bocado luego otro y otro, papá estaba mirándome con una sonrisa de complacido, al darse cuenta que le miraba, miro a otro lado y continuó hablando como si nada. Seguí comiendo aunque más lento que antes. No quieres morir. No, pero si es la única salida, lo voy hacer. No es la única salida y lo sabes. - Mamá puedo tomar un refresco. - Preguntó Julián. - Chicos, ya saben que no me gusta que beban eso. - Pero mamá nunca lo hacemos.- Apoyó Peter, mi interés en la conversación fue automática, crecer en una familia llena de médicos te priva de ciertas cosas, en nuestro caso, los refrescos o cualquier líquido derivado de algún proceso químico. -Esta bien. Vayan antes de que me arrepienta. -¿Y Noah? Papá levantó la cabeza y asintió rindió. - Pero nada de energizantes. Fuimos a un dispensador y había bebidas energéticas. Papá me había descubierto beberlas un par de veces y a pesar de que me había llevado broncas monumentales por hacerlo las compraba con mi paga de vez en cuando, No era fan del sabor, pero tenían algo que me hacía no dejar de beber. Tomé una, Pet tomó un refresco de limón y Julián una Coca. - Pero Noah... Jooo. - ¿Qué?. - ¡¿Noah estás loco?! El tío te acaba de decir que eso no. Intentó quitármela, pero me resistí. Por que putas Julian debía ser tan pesado. - ¡Deja! ¿Acaso te lo vas a beber tú? - Te van a regañar... Además es ilegal comprar eso si eres menor de edad. - Deja de ser tan pesado, además si fuera así, no la venderían en un dispensador. - Es que a la gente le da igual, pero al tío no. - ¡Joder, suelta! - Solo intento ayudarte, esta cosa tiene pipí de toro. - Pero que cosas dices idiota. Estuvimos jalando la energizante. Julian la tenía muy bien sujeta y a mi me dolía el hombro a pesar de que estábamos jalando con una mano. Las gotitas que la lata desprendía solo hacía que todo fuera más difícil y cuando supe que perdería, solté la lata y Julian salió disparado en la dirección contraria, se dio contra un carro de servicio que llevaba bandejas y cubiertos sucios, todos cayeron al piso y el estruendo asustó a los comensales. Peter fue a ayudarle enseguida y mi tío llegó a los segundos. Le examinó rápidamente y al darse cuenta que estaba bien, le revolvió el pelo. - Mocoso me asustaste. - El tío le medio abrazo y mi primo sonrió. - Estoy bien, solo sonaron estas cosas. - ¿Pero qué pasó? ¿Se estaban peleando? - Mi papá también había llegado. - Yo... Yo lo siento ¿Estas bien? No quería... - ¿Qué no querías qué? .-Dijo papá. El tío enchinó los ojos mientras miraba a Juli, lo hacía en broma. - Que va, solo fue un problema de cálculo. Julian me guiñó el ojo y escondió la energizante atrás de su espalda sobre el carro de servicio y todo hubiera quedado ahí de no ser por papá, yo me sentía muy mal por haberle empujado, a mi me habían botado varías veces contra mi voluntad y no era bonito. - Noah, Te hice una pregunta. - Yo le empuje. - ¿Por qué? - Que te importa - ¿Como? No es momento que te pongas insolente y mejor le bajas al tono que me va a dar igual quien esté mirando. Glup - Tío no fue importante. De veras. Es solo que queríamos la misma soda. - Julian - Advirtió mi tío sospechando de la situación. - ¿Qué refresco? - Dijo papá - ¿Coca? - No, a Noah no le gusta ese refresco. Vuelvo a preguntar Noah, ¿Qué sucedió aquí? En ese momento como si fuera una burla del destino, una de las trabajadoras se acercó a levantar las bandejas, Julian fue arrastrado por el tío suavemente para no entorpecer el trabajo de la señorita y quedó en vista de todos la energizante que papá me prohibió tomar. Mark en un movimiento rápido pero tardado la tomó y escondió tras su espalda. - ¿Quién compró eso? - Preguntó el tío un poco molesto. - Es que... Verás, no sé... No se como explicarlo, pero... - No mientas. - No es eso. ustedes malinterpretaron todo. La soda de Limón es de Noah, la coca de Pet y la energizante la compré yo. De todas formas le dijeron que no solo a Noah. ¿Se estaba culpando por mi? Sentí que mi corazón se estrujaba, se oprimía dentro de mi pecho y algo caliente recorría mi cuerpo. Mi familia era tan buena conmigo, Peter y Julian eran lo más cercano que tenía a un hermano y ver cómo mentía para defenderme hacían que me sintiera más cerca de ellos y era una cagada ya que durante estas tres semanas debía lograr que ya no me consideren como su familia. - ¿Quién compró eso? Vuelves a mentirme y tú y yo tendremos una conversación al llegar a casa. Lo que iba hacer era cobarde y bajo, pero como dije antes, solo tenía tres semanas. - Es como dijo Julian. Mis primos abrieron los ojos sorprendidos, aunque Julian relajó la expresión rápidamente. Bajo la cabeza y abrió sus labios. - Ves, ya te lo dije, Además solo a Noah le dijeron que no, a mi no me lo prohibiste. - ¿Sabes que eso es para gente mayor de edad? Asintió. - Quiero escucharte. - Si, lo sé. - Vamos a tener una charla cuando lleguemos a casa. ve a sentarte, te quedaste sin refresco. - El tío le quitó la Coca-cola y Julian tras dedicarme una sonrisa triste nos dio la espalda y fue a la mesa junto a tía Irene. - ¿No ves la falta de sentido en todo lo que te dijo? - Peter no te metas. - Pero es que... y tú di la verdad. - Ya está todo dicho. - le respondí - Es lo que crees... Noah fue quien compró la energizante y Julian lo está cubriendo. - Lo sé hijo, pero me mintió. - Además intentó quitársela para que este bruto no se metiera en problemas con el tío y fue cuando Noah le hizo caer, ¡Se dio fuerte con el carro! ¡y tú le castigas! - Solo le deje sin soda. - Pues es lo mismo. sabes como es Julian, nunca se compraría algo sabiendo que a uno de nosotros se lo prohibieron. ¡Eres injusto con el! - Vamos a sentarnos, luego lo solucionamos en casa, estamos armando un escándalo. -Interrumpió el tío al ver la cara de mi padre. - Peter no te apures, sé como es mi hijo. Vamos a la mesa, tú igual. camina. Escuchar eso de la boca de mi padre me hizo ver lo decepcionado y cansado que estaba de mi. me dio un empujoncito y caminé a la par de Pet sin evitar que mi venenosa lengua hiciera lo suyo. Si les dieran a escoger estoy seguro de que preferiría que el muerto sea yo y no George. -¿Quieres cerrar la boca? - Le escupí a Pet. - Mi hermano ya está en problemas por tu culpa y nadie se traga la historia. Así que si tu quieres mantener el pico cerrado y no afrontar las consecuencias de tus actos, adelante, pero no voy a dejar que mi hermanito se la cargue por que tu decidiste actuar como un marica. Se había pasado, había hablado fuerte dejando en claro que yo hable primero y me llamo marica, mi lengua la sentía atorada en mi garganta, la situación era tan estresante que mi mano se movió sola. Le atine un puñetazo en la mandíbula. No fue tan fuerte. No tenía mucha fuerza y además Pet era mayor por lo tanto solo logré mover su cabeza. En cosa de segundos me vi apresado del cuello de la camiseta y aunque estaba seguro que me golpearía más fuerte, no lo hizo, me perdí en su intensa mirada y aunque fue cosa de segundos, cada instante paso lento para mi. No iba a golpearme. Papá llegó a separarnos con el tío sin embargo no fue mucho lo que tuvieron que hacer. Pet me soltó por su cuenta y se fue a la mesa que estaba a unos cuantos pasos, en cambio a mi papá me arrastró en dirección a su oficina. Los chicos me dedicaron una mirada triste. Bueno, Julian. Papá cerró la puerta y apoyó su espalda en ella, me quedo viendo unos largos segundos. - No se que hacer ¿Qué es lo que sucede contigo? - ... - Necesito que me digas que pasa para poder ayudarte. Noah. No le respondí nada. - ¿Tengo que castigarte? ¿Eso quieres? - ... - ¿Y qué hago ahora? ¿Te zurro? ¿Te doy nalgadas o con el cinto?... Necesito que me hables, que me digas que te pasa, no quiero castigarte más de lo que estas. Te quedaste casi sin nada en casa, además de sin salidas. Quiero entender por qué te comportas así. Hijo te lo ruego me tienes muy preocupado. ¡Ayúdame a entenderte! -... - ¿No me vas a hablar? Dile la verdad Está bien. - Si... ¡NO! - ¿Sí? Qué pasa cariño. - Eres un idiota. - Está bien. Si así lo quieres... A partir de hoy no voy a tolerar ninguna mala actitud, falta de respeto o cualquier cosa que esté mal. Me encogí de hombros. - Con esa actitud lo único que logras es confirmar la clase de persona que me mostraron en la escuela. Ven aquí. Papá se acercó y se quitó el cinto. Nunca me había pegado con eso. - Vas a decidir tú. Te quitas el pantalón y en mi regazo te doy cincuenta nalgadas o tres cintazos sobre la ropa. Noo Papá pega fuerte. Cincuenta es mucho y sin ropa. Pero el cinto puede que duela más Obviamente duele más, solo son tres, si fuera como una nalgada te daría cincuenta. Pues no quiero ninguno. Pues te la ganaste. - Noah estoy esperando... - ... - Está bien. Papá puso el cinto en su lugar y entendí lo que haría. Su mano en mi espalda me guío a un pequeño sofá que tenía, se sentó ahí, metió sus manos en la pretina de mis jeans para desabrochar el botón. ¡Verá los moratones en tus piernas! Apreté mis ojos y puse mis manos sobre las suyas. - C... Con el cinto... - ¿Estás seguro? Negué con la cabeza - ¿Duele mucho? - Un poco, pero jamás te lastimaría. - no quiero. -Esas son tus alternativas. ¿Estás seguro que con el cinto? Asentí. - Está bien. Me quede ahí. De pie. Mi padre se levantó y atrás de mi saco el cinto otra vez. Le mire un poco ladeado. Tenía miedo. No de mi papi, si no del cintazo. Mordí mi labio y la orden retumbó en mis oídos. - Noah inclínate será rápido. Este castigo es por desobedecer y por golpear a tu primo. Cuando tu golpeas a alguien en un impulso sin medir consecuencias pueden llegar hacer mucho daño. Además Peter es más grande que tú, ¿Qué hubiera pasado si era alguien más pequeño? ¿Le pegas igual? Escuche lo que dijo Pet, no fueron las formas correctas para hablarte y te entiendo el porqué del golpe, pero no lo justifico y tampoco voy a permitir que me cambies para mal y que continúes en ese tren. Soy tu papá y te quiero más que a nada en este mundo por eso es el castigo ¿Algo que decir? No me quieras... Por favor. Negué con la cabeza - Inclínate. Me sentía indefenso y a la vez estúpido, me asaltaron un montón de pensamientos, no quería que me pegara, no quería que nadie lo hiciera, pero había una gran diferencia de los golpes que recibía en la escuela. Se trataba de la persona y la razón, estos me los merecía y los de la escuela, que con mi desdichada vida podría decir que igual, en el fondo sabía que no y que solo era motivo de diversión para los chicos, además estaba convencido que papá se cortaría una mano antes de lastimarme. - ¡Zas! - AUUUU Duele, duele. Me levanté al instante y puse ambas manos atrás. ¡Malditos jeans lisos y gastados! Me giré y miré con apuro a papá. Joo había dolido Y faltan dos. ¡Cállate! - Noah vuelve a tu lugar. No... Por favor. Dile la verdad y te libras de todo ¡Joder! - ¡Que te calles! Pero que idiota - ¿Disculpa? Papá no esperó a que contestara, nunca esperaba. Su paciencia con las preguntas directas era nula. Y lo que yo no esperé fue que viniera hasta donde estaba, cosa que no le tomó más de tres pasos y me tumbe en sus rodillas. - ¡Nouuu! ¡Duele! -A mi no me hablas así. ¡No era para ti! - ¡Plass! AYY Nooo ¡PlASS! Bwaaa auuu - No quiero más peleas con tus primos. ¿Entendido? - PLASS PLAS PLAS PLAS AUUU Deja PLAS PLAS PLAS PLAS. - ¿Entendido? - ¡No! ¡Deja! - Me dio fuerte y a pesar que fue con la mano, los jeans no ayudaron en nada. - ¡PLASSS! ¿Entendido? - - Yaaa snif si entendí. - Papá me libero, limpie unas lágrimas con el dorso de mi mano y sin esperarlo ni merecerlo sentí un cálido abrazo. Una de sus manos sobaba mi espalda y con la otra mi cabeza, me dejaba abrazar por que sin saberlo, necesitaba ese abrazo en aquel momento. - Ya cariño, tranquilo. - Me snif diste uno buaa. - ¿Quieres que te dé los que faltan? - No... Snif Aproveche de ese momento en sus brazos para desahogarme un poco respecto a lo que sentía y lo que tenía que hacer. Papá me susurra palabras lindas en todo momento y me aferré a ellas lo más que pude. Sabía que eran las últimas. - Snif deja... ¡SUÉLTAME! - No me grites, entiendo que estés molesto. Está bien estarlo, pero no debes gritarme de esa manera. ¿Si? - me beso en la frente y repitió el gesto con cada palabra. - ¿Si? ¿Si? ¿Si? - Fueron cuatro besos. Me reí un poco ante la insistencia. Lo iba a extrañar. - Te quiero. Yo igual papi... - Yo también te quiero. Lo dije muy, muy despacito así que no me oyó, pero lo dije, salió de mi boca y eso era suficiente para mi. Te quiero papi.

- Yo también te quiero.

Lo dije muy, muy despacito así que no me oyó, pero lo dije, salió de mi boca y eso era suficiente para mi.

Te quiero papi.




1 comentario:

  1. Está historia tiene una capacidad de llevar los sentimientos al máximo!

    Magnífica actualización! ☺️

    Gracias por compartir con nosotros!

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