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domingo, 20 de febrero de 2022

Una perfecta familia, Capitulo 71


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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.

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 Una perfecta familia 

 Autora: Terry 

 Capítulo 71 

 

 

Mar y María le habían pedido a Antonio que, si podía cuidar de Toño, ambos querían irse a pasar un fin de semana para estar solos como pareja, ellos ya habían hablado con el niño y estaba más que feliz de quedarse con su abuelo, pero no iba a ser el único, al parecer también estarían los hijos de Luis.


Luis debía encontrarse con su abogado, el abogado de Blanca se había comunicado con él para determinar las nuevas condiciones del divorcio; esto porque ella no iba a acceder a nada más que la mitad de la cuenta bancaria en común que manejaban desde que se casaron que no era poco, y según dio a entender el abogado ella quería quedarse con la casa a cambio de darle a Luis la custodia total de los chicos.


Es que a la muy fina le salió el tiro por la culata ya que la casa como muchos otros bienes que tenía Luis aún estaban a nombre de Antonio, no porque no quiera darle la mitad a Blanca, sino porque si bien Antonio ya se los había cedido a sus hijos como herencia en vida, ninguno de ellos había iniciado el trámite de cambio de nombre de propietario, algo que secretamente Antonio agradeció porque lo último que quería era que todo el fruto de su trabajo de años quede en manos de ella después de lo mal que se había portado con su marido y sus nietos.


Y ahora ahí estaba él con una tropa de críos chicos que lo estaban volviendo loco, y para su mala suerte estaba lloviendo y los niños no podían salir al jardín a jugar ni bañarse en la piscina, menos mal Mar regresaría al día siguiente.




Antonio: Toño, es la segunda vez que te lo digo no puedes jugar dentro de la casa al balón – si el abuelo andaba con los pelos de punta cada que la palota pasaba volando delante suyo, era cuestión de tiempo que truene algún vidrio

Toño: pero abu está lloviendo donde quieres que juguemos

Antonio: pues podéis jugar a juegos de mesa, a las videoconsolas o a la maquinita que te compre el otro día, anda guárdalo que se puede romper algo y te puedes hacer daño

Toño: valeeeeee – cedió Toño como si estuviera haciendo un favor a su abuelo

Antonio: bueno voy hacer el almuerzo azin que no hagan ningún desastre


Antonio se metió en la cocina ocupándose de la comida porque ese día no estaba nadie para ayudarle y se concentró en lo suyo olvidándose del resto, pero cuando apagó el fuego que ya terminó la comida un gran estruendo se oyó desde la sala de estar, el hombre salió rápidamente encontrándose con un balón rodando por el suelo y una vitrina con todo lo que tenía dentro en el suelo, como era de suponer se quedó mirando a Toño seguro que fue él, porque estuvo en la mañana chuteando la pelota y tuvo que llamarle la mañana la atención varias veces, además él era el único que tenía las manos en la cabeza con cara de susto.

Cuando termino de revisar el desastre y ver que ninguno de los chicos estaba lastimado, se enfureció por la desobediencia de Toño, es que a veces era muy desobediente y caprichoso, o siempre quería salirse con la suya, pero ahora según su abuelo había llegado muy lejos no solo había vuelto a jugar con la pelota dentro de la casa, sino que rompió por completo la vitrina y podían haberse heridos por todos los cristales que estaban desparramados en el suelo.


Antonio: creo haberte dejado claro que no podías jugar dentro de la casa con el balón – le dijo acercándose a él y vió como retrocedía un paso

Toño: yo no fui – esa respuesta hizo enfurecer más aún a su abuelo

Antonio: ¿ahh... no?, ¿Y entonces a quien tuve que estar llamando la atención toda la mañana?

Toño: a mí, pero desde que te fuiste a la cocina no volví a cogerlo – Antonio se cogió el puente de la nariz quería calmarse, era su nieto más chico y no quería ponerme a gritarle, pero a veces su malcriadez acababa con su paciencia

Antonio: sube a tu habitación Toño – el abrió grande los ojos porque sabía que lo iba a castigar, no lo iba a premiar por lo que hizo

Toño: no es justo, yo no hice nada – Lucas iba a decir algo, pero en el último momento cerró la boca, Antonio intuyo que lo iba a defender y eso le gustó de cierta forma, ambos chicos se llevaban mucho mejor

Antonio: ¡no Toño!, lo que no es justo es que desobedezcas tanto, seas tan malcriado y no aceptes tu responsabilidad, ahora sube – a ese extremo perdió la paciencia, pero ¿quién lo podía culpar después de todo el desastre que hizo?, y creyó que con alzar la voz un poco, su vaquero iba a obedecer, pero eso al parecer lo enfureció más

Toño: no voy a subir, porque yo no hice nada, estamos en esta habitación cinco personas ¿porque tengo que ser yo? – el abuelo se quedó callado por varios segundos, a ver si alguien decía lo contrario pero ninguno lo desmintió y él no iba a perder más tiempo

Antonio: Antonio Jesús ¡ya es suficiente! – alzo la voz enojado – subes a tu habitación porque ¡te lo estoy diciendo yo! que estoy a cargo tuyo

Toño: ¡y una mierda!... no voy a subir a mí habitación porque no me voy a llevar un castigo por algo que yo no hice

Antonio: ya basta, SUFICIENTE – se acercó a él, lo cogió del brazo le dio media vuelta y le soltó dos palmadas en el culo – PLAS PLAS BASTA Toño no me gusta que seas un ¡caprichoso egoísta! SUBE ahora mismo a tu habitación – a Toño se le cristalizaron los ojos a punto de llorar, pero sabía que más bien era por la impotencia de ser reprendido delante de sus primos, y se quedó mirando a su abuelo unos segundos y después salió corriendo escaleras arriba, cuando Antonio se di la vuelta tenía a Lucas echando una mirada asesina – Lucas él solito se lo busco

Lucas: ¿a cazo le has preguntado si fue él? a podido ser cualquiera de nosotros

Antonio: él fue el que estuvo toda la mañana con ese balón, no tenía que preguntar nada, ahora pasar al comedor que está la mesa puesta  



No le dejo que respondiera y subió a donde Toño, quería terminar de una vez y que bajar a almorzar con todos.


Lucas: ze va a llevar un castigo por algo que hiciste tú – le dijo Lucas al más pequeño de los hermanos

Chus: ¡deja a mí hermano en paz!... el no hizo nada, él no tiene la culpa que el abuelo no haya preguntado… por algo será – respondió enojado poniendo a su hermano menor tras suyo por si acaso Lucas tome justicia por sus propias manos


Pero Lucas ya no dijo nada más, hacia dos días que Antonio lo había castigado y no quería meterse en problemas, se sentía mal cuando Antonio se enfadaba con él.


 


Toño: eres injusto ¡yo no fui!

Antonio: Toño basta, no quiero que seas tan mal criado egoísta, te lo advertí varias veces, además tu papá te lo tiene prohibido o ¿no?

Toño: zi pero yo no fui – Toño guardo silencio, ya estaba harto de repetir una y otra vez que no fue y su abuelo no lo creyera, en una cuestión se estaba dando cuenta que su abuelo tenía una idea hecha de cómo era y se estaba equivocado, también estaba molestó con su primo por qué no dijera la verdad, Antonio lo cogió por la muñeca para acercarlo a él lo tumbó en sus rodillas y le bajó la ropa

Antonio: Plas plas plas plas plas ayyy plas – Toño estaba muy dolido con su abuelo ni siquiera le había preguntado si había sido él, solo lo dio por hecho, aunque le había dicho varias veces que no fue él y tampoco trato de averiguar, ¿ese es el concepto que tenía su abuelo de él? ya no sabía si le estaba doliendo más las nalgadas o su alma – Toño tienes que aprender a obedecer plas plas plas plas plas plas

Toño: Buaaa – Toño empezó a llorar pero no porque no aguantará el dolor, si no porque para su abuelo era una decepción

Antonio: plas PLAS PLAS plas – ¿no te das cuenta plas plas que ha sido muy peligro?

Toño: auuuu yaaa deeeja

Antonio:  PLAS PLAS PLAS plas plas lo de destrozar la vitrina es lo de menos, pero que hubiera pasado zi te pilla a ti o alguno de tus primos PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS – con esas un poco más fuertes que las demás finalizó el castigo, lo cogió para subirle la ropa y sentarlo en sus rodillas pero Toño torpemente se deshizo del agarre del abuelo y se metió en la cama –Toño  vaquero, zabes que te has ganado un castigo… no te pongas azin cariño, ven aquí – le dijo cogiéndolo del brazo para sacarlo de la cama, pero Toño pudo peso muerto y arranco su brazo, estaba llorando mucho y Antonio quería calmarlo pero Toño no se dejaba – venga  mi vida cálmate y lavamos eza carita y bajamos almorzar – tengo poniendo voz dulce, pero Toño por primera vez lo miro con rabia contenida, una rabia que llego a sus ojos y que sorprendió a su abuelo

Toño: no tengo hambre – dijo seco, secándose la cara con enojo, no quería que lo vea llorar, no le daría el gusto, eran las primeras notas de cambio en su carácter producto de las hormonas de la pubertad

Antonio: como que no, zi no has comido nada desde el desayuno – Antonio sabía que tenía hambre porque Toño comía siempre como si no hubiera un mañana, intento sacarlo otra vez, pero no lo dejo que lo tocará – estás enfadado cariño sabes que lo que has hecho está mal, no tienes por qué estar enfadado

Toño: soy un egoísta así que si puedo estar enfadado cuando me dé la gana – escupió entre dientes y Antonio al final se dio por vencido, sabiendo que no iba a convencer a Toño de bajar almorzar así que le dio un beso en la cabeza como si eso curara todo, pero Toño se limpió el beso y le dio la espalda



Antonio prefirió no enfadarse, aunque tampoco le hizo gracia lo que según él, era una reacción infantil y bajo al comedor con el resto, pero no pudo evitar la mirada acusadora de Lucas quien apenas entro prefirió dar por terminado su almuerzo y retirarse a su cuarto, no quería saber nada de Chus ni de sus hermanos. Y a Antonio no le quedó otra que almorzar con el resto de los niños y cuando termino de recoger estropicio que habían hecho con la vitrina, subió las escaleras para bajar a Toño porque no había comido nada y ya eran las 5 de la tarde, demasiado tiempo para estar enojado.


Mientras tanto Mar y María iban de camino a casa, habían pasado un romántico de semana y aunque les quedaba solamente una noche, decidieron regresar para pasar el domingo con Toño y repetir con mayor frecuencia el fenomenal fin de semana que compartieron y es que ambos estaban de acuerdo que llevaba muchos años sin poder pasar un fin de semana a solas, descansar y tener privacidad para disfrutar de tener relaciones sexuales sin tener que estar poniendo el seguro en la puerta ni nada de eso.



María: esto ha sido una gran aventura – sonrió mientras guardaba el resto de la ropa en el pequeño bolso de mano que llevaron – pero me temo que no lo vamos a poder hacer en la casa y sabe Dios ¿cuánto tiempo va a tener que pasar para tener esta libertad? – Mar no pude evitar una sonrisa de complicidad



Y su febril mente no pudo resistir recordar  su primer encuentro intimo con María apenas salió de la ducha, María lo había sorprendido con una cena romántica, cuando se ducho y empezó a bajar las escaleras buscándola y se encontró todo oscuro con solo la luz tenue de las velas, todo estaba tan bonito… la decoración de la mesa, la comida, las velas que rodeaban toda la sala de la cabaña, María abrazo su cintura por detrás sorprendiendo a Mar, quien se giró cogiendo sus mejillas agachándose para besar sus labios dulcemente.


 


María: la cena se va a enfriar – murmuro, pero él siguió besándola

Mar: ze cuál va a zer mi postre y quiero zaltarme la comida – a ella le escapo una risita, pero lo cogió de la mano y lo guío a sentarse en la mesa

 


La  cena transcurrió entre arrumacos y besos suaves y pasionales, hasta que se fueron con una copa de vino a sentarse a la alfombra, recostándose en los grandes cojines que había en la sala, Mar estaba deseoso de tener sexo con María desde hace algún tiempo, pero si no era una cosa era otra y no tenían ocasión de hacer el amor hasta ahora, así que sin esperar más metió la mano por debajo de la falda de su vestido que María tenía puesto y empezó a acariciarla mientras la besaba como si no hubiera un mañana y a María no le quedó otra que empezar a desabrochar los botones de la camisa de Mar siguiendo con los del pantalón; y sin más ambos se  dejaron llevar por el deseo pero esta vez sin tener ninguna atadura y con toda la libertad de gemir y gritar o sin tener que estar ahogando se con besos para que no los escuchará el resto de los que habitaban en la casa.


Hasta ese momento, Mar no se dio cuenta que no era el único que tenía ganas de sexo, porque María dejo de lado su copa empujándolo contra los almohadones, se sentó tipo amazonas besándolo con dureza y pasión rozando su pelvis con la de Mar, en muchas ocasiones María se hacía con el mando pero no como esta vez, ella estaba deseosa, llena de lujuria, poco a poco se fueron desnudando, Mar cambió de posición varias veces pero al final ella llevaba las riendas y en poco tiempo supo que era ella la que le iba hacer el amor… una faceta que Mar no conocía pero que le encanto.


Con esos recuerdos bailando en su memoria, ambos llegaron a casa, despertando de su ensoñación, cayendo como se dice a la cruda realidad.


Mientras tanto, Toño se sentía tan mal que le empezó a doler la cabeza, quizás de tanto llorar y de no comer, pero su enojo aún no había disminuido, le había dicho a su abuelo una y otra vez que no fue él y no le creyó, reconocía que en la mañana le tuvo que regañar porque jugó con la pelota dentro de casa, pero apenas se dio cuenta que su abuelo llevaba razón y podía romper algo dejo de hacerlo y en cambio se puso a jugar con la consola con Lucas y sus primos por turnos, pero Ismael se cabreo porque llevaba la peor puntuación, se levantó, cogió la pelota y empezó a patearla con mucha rabia y desde ese momento supo que las cosas no iban a salir bien, pero no imagino que él saldría perjudicado, y es que el estropicio no fue poco, la pelota fue a dar en una vitrina llena de adornos de cristal que compró María, ella quería remodelar la casa y eso era parte de su proyecto.


Todos se habían levantado de su sitio por el susto ya que eso dio un tremendo estruendo, pero de todos fue Toño quien se llevó las manos a la cabeza porque sabía que María se pondría mal de ver sus adornos rotos, en eso el abuelo salió corriendo de la cocina y apenas se cercioro que ninguno de ellos estaba herido clavo los ojos enojado directamente sobre Toño y no tardo en acusarlo y obligarlo a subir a su habitación cuando se negó a hacerlo por voluntad propia, azotándolo delante de todos haciendo que sienta mucha vergüenza, aun así pensó que estando en su habitación las cosas mejorarían, que le daría tiempo a explicarse y le creería, en cambio empezó a decirle cosas hirientes  que cuando más pensaba en ella, más dolían a tal punto que rechazo cualquier intento de reconciliación con su abuelo incluso rechazo comer.


Pero el abuelo cuando ya se fijó la hora decidió ir por Toño no podía estar sin comer hasta esa hora así que decidió ir por su nieto, en eso llego Mar y María y Toño apenas vio a su padre corrió hacia él, tirándose sobre él demandando un abrazo haciendo tambalear a su padre quien al final devolvió el abrazo y no solo eso, sino besar su cabeza y fue ese solo acto que empujo a que Toño comience a llorar de nuevo.


 


Mar: oh hijo, ¿qué sucede? – pregunto Mar intercambiando una mirada sospechosa con el abuelo

Toño: no me dejes zolo de nuevo papá por favor, por favor, por favor no quiero quedarse zolo ni con el abuelo, prometo que me portare bien, que no hare renegar pero no me dejes de nuevo – y se deshizo llorando nuevamente, pero lloraba con gran sentimiento, estaba muy dolido con su abuelo y lo único que quería era que su papá le crea

Mar: ¿Qué sucedió papá? – pregunto Mar desconcertado sin dejar de acariciar su espalda, incluso María empezó a besar su cabeza e instarlo a que se calme

Antonio: lo he castigado porque rompió la vitrina, lo estuve regañando en la mañana por jugar con la pelota dentro de la casa y al final rompió la vitrina y él no quiso admitirlo y no quiso comer nada

Toño: ¡es que yo no lo hiiice!, no lo hiiice – parecía que a Toño le iba a dar algo, empezó a temblarle el mentón

Antonio: ¿ves lo tozudo que es? – intervino Antonio muy seguro de sí, pero Mar conocía muy bien a su hijo y sabía que algo no andaba bien así que se agacho y cogió el mentón de Toño y hablo suavemente para no alterarlo más

Mar: ya Toño, calma ¿si?

Toño: es que es cierto papá, no fui yoo y el abuelo me llamo aggs agggs ¡egoista! Buaaaa, me dijo egoísta, egoísta, caprichoso y malcriaaado buaaa, pero no lo hiiiice

Mar: ya Toño hijo, te creo ¿zí? – respondió su padre, sentándolo sobre sus rodillas, que para eso habían caminado unos pocos pasos hacia el interior de la sala

Lucas: que bueno que le creas, porque es cierto, él no lo hizo, fue Izmael



Lucas había oído la movilidad de Mar llegar y se quedó expectante a ver como se desarrollaban las cosas, pero cuando oyó a Toño llorar decidió que no podía quedarse callado por segunda vez, no era justo.


 


Antonio: ¿Por qué no lo dijiste desde un inicio? – Antonio se sintió fatal

Toño: Yo te lo diiije, no me creiiiste buaa

Mar: Ya hijo, vamos… vamos a cambiarnos y vamos a salir un ratito a comer algo

María: si, vamos a ponernos monos y salir un rato a despejar la mente – agrego regalándole un beso en la cabeza

Antonio: Mar yo…

Mar: ahora no papá, después – respondió dándose la vuelta para subir las escaleras guiñándole un ojo antes de eso; no estaba enfadado, cualquier pudo sacar conclusiones



Pero eso no quitaba la culpa que sintió Antonio, había metido la pata a fondo solito y todo por no preguntar, en su momento decidió que fue Toño y nunca se paró  a pensar en otras posibilidades, pero lo peor era que ya iban muchas veces que se equivocaba sobre Toño y empezó a cuestionarse si eso no crearía a la larga una barrera entre los dos; así que se prometió que de ahora en adelante sería solo el abuelo, todo mimos, todo besos y las travesuras o faltas cometidas por los chicos las dejaría para que sus padres lo resuelvan, no iba a castigar a ninguno de ellos nunca más.


Algo que, claro aún estaba por verse…


 

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