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El regalo de navidad
Autora: Tahii
Amiga secreta
¡Feliz
Navidad! te deseo con todo mi corazón Gabi, espero que pasaras unas felices
fiestas con los tuyos rodeados de bendiciones que alegraran sus corazones.
Un abrazo enorme a la distancia y que el 2021 llegue cargado de cosas buenas para ti, cuídate mucho, nunca dejes de soñar y cumplir esos sueños porque serás feliz!!
Espero te guste este regalito, cariños Tahii.
Paolo
Batista de seis años se encontraba en su
hogar junto a su madre el 24 de diciembre preparándose para la noche buena, él
pequeño junto a sus padres vivían en un prestigioso condominio donde cada
familia intentaba resaltar por sobre el resto con pomposas decoraciones en sus
casas, en cada de ellas destacaba un
gran pino natural adornado estilosamente en el jardín saturados de regalos a la
vista de todos y otras cursilerías de gente que tiene mucho dinero para
presumir.
Cuando
el reloj dio las doce de la noche Paolo
junto a sus padres se acercaron al árbol al interior de su casa y abrieron los
regalos en familia, Samanta la madre recibió un masajeado para pies, Lucciano él
padre recibió una hermosa y completa agenda
decorada con dibujos de su hijo y
con mensajes de amor de su mujer,
y por ultimo Paolo al abrir su regalo
descubrió una bota de navidad que al ver
su interior le hizo saltar de la emoción, minutos después Samanta se encontraba
envolviendo un regalo y este tenía destinatarios muy especiales
- Mamá.- Pregunto el pequeño.- ¿Esta listo el regalo?
- Sí cariño.- Respondió Samanta mientras terminaba de poner
un gran moño rojo a la caja.
- ¿Y dónde está papá?... ¡¡No quiero que lleguemos tarde!!.- Decía
ansioso mientras se acomodaba la corbata, aquella noche vestía pantalón de tela café, una camisa blanca y
una pequeña corbata azul.
- No tienes que preocuparte
campeón, ya estoy aquí.- Aseguro
Lucciano bajando por la escalera.
- ¡Papi! – Gritó corriendo a sus brazos – ¡Vámonos! ¡Vámonos! ¿Sí?-
Apresuro empujándolo por las piernas.
- Espera un poco hijo.- Pidió Samanta a su pequeño para que se calmara
y luego le dio un tierno beso en los labios a su esposo.
- Tú madre tiene razón, aun
faltan más de una hora.
El
niño resignado hizo un puchero y bajó sus hombros con un suspiro, estaba
ansioso así que asumido encendió la televisión para ver a Kevin de mi pobre
angelito entregar dos tórtolas a su amiga la señora de las palomas explicándole
que mientras ambos las conserven serán amigos para siempre.
Samanta,
mientras su hijo observaba la televisión
se sentó en el sofá junto a su marido; este observo que se encontraba agotada y
un poco pálida.
- Mi amor ¿Estás bien?- Pregunto Lucciano
- Solo estoy un poco cansada…
- Si quieres, yo puedo acompañar a nuestro
hijo y mientras ¿Te quedas en casa
y descansas?- Pero,
antes que la madre respondiera se adelantó el pequeño.
- ¡No! – Interrumpió el niño corriendo hacia ellos, la
película ya no le pareció interesante.- Papá, mi hermano también quiere ir ¿Verdad mamá?-
Dijo mientras le acariciaba el vientre y los veía con ojitos suplicantes.
- ¡Claro que quiere ir! …Lucciano mi amor, estoy
perfectamente bien y no dejaría solos a mis chicos por ningún motivo.- Respondió despeinando a Paolo.
- ¡No mamá! Me despeinas… – se quejó mientras corría en busca del cepillo
para acomodar su cabello nuevamente.
Una
vez que salieron de casa y mientras esperaban a Lucciano a que sacara el auto
desde la cochera, Paolo se encontraba junto a su madre cuando de pronto se
acercaron varios vecinos con sus hijos, estos se encontraban en el pasaje del condómino
presumiendo los regalos haciendo hincapié que algunos viajaron muchos
kilómetros hasta sus hogares, Y como la familia de Samanta fue la última en salir, todos estaban expectantes.
- Hola Paolo ¿Qué te regalo
santa Claus?- Pregunto Matías el vecino de
la casa contigua.
-¿Santa Claus? … Nada.- Dijo mientras los niños estallaban en risas.- A mí no me
trae nada Santa Claus, a mí me trae el niño Dios.
- ¿Y qué fue lo que te trajo el niño Dios? – Preguntó esta vez Pedro de la casa de enfrente rodando lo ojos.
- Esto – Contestó sacando de su mochila una hermosa bota
navideña.
A la vista
de esto, las risas se hicieron fuertes
mientras los padres de los chicos se acercaron a casa de Lucciano.
-¿Y qué tiene tu bota? – Preguntó Pedro.- Por qué juguetes, Xbox, celulares y etc. no
es…
- Ella está llena de cosas
invisibles, pero que no se pueden comprar.-
- JA – JA - JA .- Se escuchó
de pronto la risa de un adulto, se trataba del padre de Pedro.- Niño, todo se puede comprar si tienes mucho dinero.
- No señor.- Respondió
educadamente.- No
todo se puede comprar como el amor, la salud y otras cosas más.- Cuando
escucharon estas palabras, se hizo un silencio como por arte de magia y la
atención se dirigió hacia ese pequeño - Mi
mamá, me ha dicho que el niño Dios a
veces no puede regalarles a todos los niños un obsequio y que pide la ayuda de
padres y niños en la tierra…. Si quiero un juguete o algo mis papás pueden comprarme.
- Paolo, ¿Por qué el niño
Dios pide ayuda a los padres y niños?- Pregunto
Matías curiosamente.
- Para que puedan repartirles regalos a los que no
tienen… por ejemplo; yo quiero ayudar y ahorre durante el año, en navidad abrí mi regalo y al observar la
cantidad me sentí muy feliz, porque mi
padre prometió que lo duplicara y lo llevaremos a un hogar de niños que
necesita mucho presentes para todos los que viven allí.
- No entiendo, ¿Porque ahorras para dárselo a otros?… ¿Que
ganas?- Dijo Pedro y al mismo tiempo a su padre se le enrojeció el
rostro al darse cuenta la educación y valores que entregaba a su hijo.
- Ser
ayudante del niño Dios.- Zanjo
el tema con una sonrisa
Samanta
y su esposo se sintieron orgullo frente a las palabras de su hijo y se
sorprendieron a la vez al ver que algunos de los padres de los niños se
emocionaron y derramaran algunas que otra lagrima, Al comprender lo vacía de sus vidas al notar
que la navidad es una época de compartir y no de acaparar todo para ellos
mismos, mientras algunos reflexionaban otros corrieron a su casa, el primero en
salir fue Pedro quien corría con dos autos, dos balones en sus brazos en
dirección a la casa de Paolo
-¡Yo quiero ser un ayudante
del niño Dios!- Dijo a
su padre.
-¡Yo también! – dijo alguien más en ese lugar
Luego
muchas voces se fueron sumando ya que todos querías ser admitidos como
ayudantes de ese pequeño niño que había nacido muchos años atrás. Lucciano emocionado alzo a su hijo y beso su
mejilla.
- ¿Cómo estas hijo?- Pregunto
emocionado y llorando frente al gran corazón que tenía su pequeño.
- ¡Feliz! Papá con tantos ayudantes, él niño Dios podría
atender a otros pequeños que antes ¡no podía! – Aseguro emocionado.
- Sin duda eres el mejor ayudante de todos ¡Campeón! – Dijo mientras lo bajaba y anotaba en una libreta la dirección del hogar de niños a sus vecinos ....
Aaaw!! Que lindo! Mil gracias, y realmente una gran reflexión!!
ResponderEliminarMe ha gustado muchisimo! Un abrazo a la distancia y gracias por el regalo,
Gaby
Realmente hermoso.
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