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lunes, 24 de agosto de 2020

Capítulo 3, El botón rojo.




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 Las vivencias de Raúl
 Autora: Terry 
 Capítulo: 3  El botón rojo  









Raúl hijo qué alegría de verte – le dijo Sara a su hijo, poniéndose de puntillas para abrazarlo en respuesta al abrazo de Raúl
¡Mamá!, sigues igual de guapa, como siempre – Sonia le sonrió, por lo zalamero que era su hijo
Anda pasa, no te quedes ahí en la puerta – Raúl pasó a la cocina donde su mamá estaba preparando la comida, y no pudo resistirse en robar un poco del plato que su mamá ya tenía preparado, llevándose un manotazo por parte de su madre
Auuu ¡Mamá! –  se quejó exageradamente
Anda ve a sentarte al comedor que ya está casi todo servido – a Raúl no le quedó otra que ayudar a llevar el resto de la comida, y comieron poniéndose  al día por el tiempo que llevaban sin verse
Por qué no le dices a tu madre tus intenciones – Raúl sonrió nerviosamente mirando a su madre, era un adulto pero le afectaba mucho la opinión de sus padres, era obvio que al final él era quien tomaba la decisión, pero también le afectaba lo que pudieran pensar ellos
Anda dime, ya no me dejes así – le dijo Sonia al ver que a su hijo le costaba hablar
Verás mamá, he tomado una decisión – dijo dándole un mordisco a su comida aumentando la tensión, al final tras pasar el deliciosos bocado agrego – me voy a quedar aquí 
  Sonia se alegró que le dijera que iba a estar cerca de ellos pero algo no le cuadraba
¿Cariño, pediste el traslado a algún hospital de aquí? – Sonia no sabía nada de las intenciones de su hijo y su esposo
No, mamá, lo que pasa es que como papá le queda poco para jubilarse pues yo voy hacerme cargo de las empresas – Sonia se quedó callada, no sabía que decirle a su hijo; después de hacer la carrera de médico y especializarse en neurocirugía, no creía que lo iba a dejar todo para hacerse cargo de las empresas – ¿que piensas? – le dijo al ver que su madre no decía nada
No sé hijo, ¿ tú lo has pensado bien? ¿Es lo que quieres? – Raúl soltó el aire, desde que terminó la carrera no se sentía a gusto con lo que hacía
Claro que si mamá, es lo que quiero – Sonia se quedó callada por unos segundos y luego se acordó que su hija también tenía derecho hacerse cargo de alguna empresa si ella quería
Raul hijo, me parece bien que tú papá te haya hecho esa propuesta, pero tú hermana también tiene derecho a… – y no terminó cuando su marido la corto, por supuesto que el trataba a sus hijos por igual
Si, cariño, ya lo hice y ella no quiere hacerse cargo – Sonia miró a su marido ya enfadada al darse cuenta que a ella la excluyeron de esa decisión
¿Y cuándo ibas a decírmelo? – le dijo a su marido – por lo visto ya ustedes lo hablaron, sin contar conmigo, ¿tan poco les importa mi opinión? – Raúl la cogió de la mano que la tenía encima de la mesa
Mama, no te molestes con él, fui yo quien le dije que no te dijeran nada – Sonia interrumpió a su hijo
¿Porque?, es que no me tienes confianza – Raúl suspiro, tomó esa decisión sin imaginar que su madre vea aquello mala manera
Si que te tengo confianza, solo que tú eres enfermera y amas tu trabajo, y yo después de terminar mi carrera no disfrutaba del mío, sabes que me afectaba mucho lo que les pudiera pasar a mis pacientes, después me especialice en neurocirujano para ver si eso me motivaba, pero no estoy a gusto con lo que hago, no me gusta – ahora fue Sonia que acariciaba el dorso de la mano de su hijo
¿Y porque no hablaste antes con nosotros?, sabes que en las empresas hacía falta que le echarán una mano a papá, hasta tuvo que contratar a alguien para que le ayudará con el papeleo – Raúl se llevó las manos a frotarse la cara
Ya, pero... – Sonia volvió a interrumpirlo
Nada de peros Raúl, tenías que haber comentado esto antes, y un cosa hijo… yo sí que amaba mi trabajo pero cuando nacieron ustedes lo deje porque ustedes eran mi prioridad y no quería que estuvieran con niñeras – Raúl empezó a reír sin poder evitarlo
Se puede saber que te hace tanta gracia – le dijo a Ángel contagiándose con la risa de su hijo
Sé que de no haber sido por un condón roto yo no estaría aquí  – Sonia se puso roja y Ángel empezó a reír negando con la cabeza
Anda descansa un poco que esta tarde te presentaré a los empleados – Raúl se fue a su habitación que estaba tal y como él la tenía cuando se fue a vivir solo

Cuando en la tarde fueron a la empresa de materiales de construcción de su papá, Ángel al primero que le presentó fue a su mano derecha el hombre que lo sacaba de muchos apuros.

Hola Nacho, mira te presento a mi hijo Raúl – el hombre en vez de tenderle la mano se echó manos a la cabeza preguntando
¿Tú eres ese mocoso que formó un caos por dos días por pulsar el botón rojo?...

Raúl se puso rojo al recordar eso aquel evento que él ya lo tenía más que olvidado, al parecer Raúl no lo reconoció, porque cuando ocurrió aquello, ese hombre sólo tenía dieciocho años y ahora debía estar rondando los cuarenta y cuatro; Raúl sin querer empezó a recordar ese día, su mamá ya estaba muy molesta con él porque al estar de vacaciones de verano en la escuela no hacía nada más que trastada sobre trastada y Sonia agotada ya de sus desmanes decidió dejar al chico en manos de su padre.

Esta tarde te haces cargo de tu hijo, porque si sigue así te aseguro que le voy a poner el trasero morado – Raúl frundió el ceño y Ángel sabía que su esposa exageraba
Que de bueno hizo mi canijo – le dijo envolviéndolo en un abrazo
¡Ángel!, hablo en serio – Ángel puso los ojos en blanco
Está bien, me lo llevo esta tarde, pero ahora quiero comer en paz – y así fue

Después de la comida Ángel se llevó a Raúl, el niño estaba contento por pasar tiempo con su papá, pero en el despacho de Ángel no paró de sonar el teléfono y Raúl empezó aburrirse.

Papi me estoy aburriendo – le dijo tirando de la maga de la camisa de su papá

Ángel le hizo un ademán con la mano para que guardara silencio, pero Raúl ya estaba cansado y aburrido de estar allí y salió a dar una vuelta por la empresa a ver que había, y la zona donde cargaban los camiones le fascino pero lo que más llamó si atención fue un botón que tras ser activado caía un chorro de arena sobre el camión de carga que correspondía, así estuvo embobado hasta que cargaron tres camiones de arena, cuando terminaron nadie se percató que el niño de ocho añitos alucinado con lo que veía se quedó sin vigilancia, el chico encargado de cargar la arena se fue a ayudar a sus compañeros y Raúl vio la oportunidad de hacer eso tan maravilloso que vio… ¡apretar el botón! para que saliera el chorro de arena, todos se quedaron de piedra cuando al volver vieron que la planta baja se llenaba de arena…

¡NACHO! – grito uno de los tantos hombres que descubrió el desastre, apurándose a apagar la maquinaria, imaginando que alguien dejo activado el botón sin darse cuenta – ¿Quién coño hizo esto? – Raúl al ver tanto revuelo empezó a asustarse sin saber que hacer, Ángel al oír tanto gritos bajó a la planta de carga y al ver toda la arena desparramada tuvo la misma reacción que el encargado
¡NACHO! – grito Ángel creyendo que el chico encargado de la maquinaria se dejó el botón prendido pero una voz muy bajita le contestó
Yo no he sido – respondió el tal Nacho con voz muy bajita, Ángel se quedó mirando a todos los trabajadores, y subió a la cabina seguido de Nacho y otros dos trabajadores pensando que pudo ser alguien que se coló en los almacenes, pero para la sorpresa de todos solo había un niño de ocho añitos con los ojos muy abiertos con cara de susto
¿Qué haces aquí? – grito Ángel al ver que todo el embrollo había sido fechoría de su hijo, Raúl por su parte no contestó, no porque no quisiera sino porque no le salían las palabras , eso hizo que ángel se enfureciera más y perdiera la cordura, fue donde su hijo y lo cogió por la cintura, lo apoyo en su cadera dejando las piernas de Raúl colgando sin que llegarán al suelo – es que PLAS PLAS PLAS PLAS siempre PLAS PLAS haces de las tuyas  PLAS PLAS PLAS te dije que no salieras PLAS PLAS PLAS – Ángel iba a seguir pero su mano fue detenida
Ángel – le dijo el encargado al ver a su jefe tan enfadado, le dio pena del niño, al fin y al cabo solo fue una travesura ,una que llevaría mucho tiempo remediar; Ángel soltó a Raúl y se frotó la cara, miró a Nacho y dijo algo que para Raúl fue más doloroso que todos los azotes que le dio
Llévatelo no quiero verlo ahora mismo – una punzada de dolor atravesó el pecho de Raúl al escuchar a su papá y unas lágrimas cayeron por sus mejillas, Nacho le puso el brazo por los hombros sacándolo de allí
Venga, no llores – Nacho lo pegó a su cuerpo con una especie de abrazo que le hizo llorar más sentido a Raúl
Está muy enfadado – le dijo con voz muy lastimera
Bueno ya se le pasa dentro de un rato ya lo verás – lo encaminó a la calle para ir a una cafetería, lo llevaría a que se comiera un trozo de pastel para alegrarlo un poco, es que las lágrimas de Raúl se escurrían como sandias de lo grandes que eran
Pero no me quiere ni ver – y un nuevo sollozo lo apretó estrangulándole la voz con la amargura, tanto que se quedó ahí paradito con los hombros que subían y bajaban al ritmo de su llanto  
Mira, escúchame – Nacho se puso a su altura levantando su mentón – tu papá no lo dijo con ese sentido estoy seguro que ni sabe lo que dijo, sólo estaba enfadado pero verás cómo dentro de un rato se le quita ¿cómo te llamas? – le dijo para cambiar de tema y que el niño se relajará
Raúl – respondió pasándose la mano por la cara, restregando los mocos por todos lados y Nacho no pudo evitar poner la cara de asco, total aún era un adolescente
Vale, yo me llamo Nacho – Raúl le sonrió abiertamente, Nacho no lo intimidaba, se veía muy joven, podría ser su amigo y jugar un rato, pensó Raúl – bien te voy a invitar a un trozo de pastel, pero antes quiero que vayas al lavabo, cuando entremos y te laves la cara – Raúl afirmó con la cabeza, después de que cada uno se terminará un trozo de pastel con un batido de chocolate Nacho le dio una mala noticia según Raúl.
Tenemos que regresar – a Raúl se le puso cara de tristeza de nuevo
¿Podemos quedarnos un poco más? – rogo y Nacho le dio una sonrisa de medio lado
No amiguito, tengo que ayudar a alzar la arena – Raúl agachó la cabeza
Lo siento, yo también voy ayudar – Nacho le revolvió el pelo
No creo que sea buena idea – le dijo pensando en cómo estarían sus compañeros y era mejor no exponer al niño ante ellos

Pero Raúl no pensaba lo mismo así que apenas llegaron se empeñó en ayudar, y cogió una pala como todos los demás para recoger la arena esparcida por todo el suelo con gran esfuerzo por lo pesada que era la pala para él, pero sin quejase; hasta eso Nacho subió  al despacho de su jefe que ya se le veía más calmado.

Te estaba llamando ahora mismo – le dijo Ángel al muchacho
Hemos llegado ahora mismo
Dónde está mi hijo – Ángel quería verlo lo castigo y ya no lo vio más, se sentía un poco mal
Está abajo se ha empeñado en ayudar a limpiar con nosotros –  Ángel se llevó las manos a la cara y empezó a frotarse los ojos de cansancio – ha estado llorando mucho
Si, no debí pegarle así – Ángel se sentía culpable, en parte él no le prestó atención con las llamadas
No lloraba por eso – Ángel se quedó mirando a su empleado – lloraba porque decía que estaba muy enfadado que ni quería verlo – en ese instante Ángel se dio cuenta de la estupidez que cometió por culpa de su enfado, y tras decir eso Nacho se dispuso a salir
Gracias por ocuparte de él, no era tu obligación, perdón por eso – agrego dándole a entender que estaba fuera de lugar pedirle a un empleado que se ocupe de su hijo pero Nacho solo sonrió
No ha sido nada, además de comer un trozo de pastel lo pasé bien con el – y sin más salió del despacho de su jefe

Ángel se levantó y decidió ir a la planta en busca de su retoño, Raúl estaba con una pala que era demasiado grande para él cargando arena como todos, poco a poco a los empleados se compadecieron de él, total solo era un crío y solo había sido una travesura, uno de ellos se le acercó al ver que se chupaba la manos, el trabajo le había sacado ampollas.

A ver déjame ver – le dijo el hombre cogiéndole la mano, al ver que le sangraba un poco cogió un pañuelo desechable presionando donde le salía una poca de sangre y así es como se lo encontró Ángel
Raúl ven aquí – le salió la voz algo seca, no porque siguiera enfadado, sino por ver que su hijo se había lastimado, Raúl se acercó a pasitos lentos – vamos al despacho – pero al cogerse de la mano de su papá dio un gemido, le escocían las ampollas – ¿te duele? – y eso es lo que le faltó para llorar de nuevo,  su papá casi nunca le reñía y ese día le dijo que no lo quería ver y eso hirió sus sentimientos
Si – fue lo único que dijo mirando el suelo y Ángel lo cogió en brazos
Bueno ya canijo, ahora te curo y verás cómo duele menos – llegaron al despacho y lo llevó al lavabo sentándolo en la encimera de mármol – porque cogiste la pala ¿Emm? – le alzó la carita para que lo mirará a la cara
Ya no quería que estuvieras enfadado conmigo, además dijiste que ya no me querías ver – Ángel le retiró las lágrimas de la carita y le dio un beso en la nariz
Es que papá a veces dice cosas que no siente – le dijo Ángel a manera de explicación, pero Raúl no entendió y se limitó  mirarlo, menos mal Ángel se dio cuenta – Raúl estaba enfadado y ni siquiera sé lo que dije, pero lo que haya dicho no es cierto, yo te quiero mucho hijo y claro que quiero verte todos los días de mi vida

Raúl se abrazó a su papá ya dejado por fin de llorar.

Raúl… Raúl hijo – el zarandeo de que le dio su papá en el brazo lo trajo al presente
Dime  – le dijo porque estuvo ausente sin saber lo que le estaba hablando
Te decía que Nacho es el nuevo encargado
Qué bueno – respondió Raúl, sinceramente regalándole una sonrisa – me alegra volver a verte – agrego
Yo también me alegro de verte y que estés al frente de la empresa, imagino que por lo menos ya sabes que el botón rojo es para la carga de arena – no podía negarse desde que Ángel le contara los planes no pudo evitar pensar en eso

Y su papá rompió a carcajadas contagiando de su ánimo a Nacho, haciendo que Raúl se sonrojara por la vergüenza, aunque en el fondo esbozando también una sonrisa.






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