"Despierta"
Autora :pili
-¡Javier! ¡Es George, no responde!
En unos segundos llegué donde estaba mi hijito, se lo quité de los brazos a mi madre e hice un montón de preguntas.
- ¿Está bien? ¿Se pondrá bien? ¿Verdad que si?
- Javier cálmate, hay que revisar sus signos vitales, dámelo. - Irene trataba de ver a George, pero yo le pegaba en la cara para que reaccionara.
- ¡Mamá responde! ¡¿Estará bien?! ¿Irene? - Mamá estaba en shock, ella conocía bastante de procedimientos médicos, era el tipo de doctor que lograba mantener la calma aún sin un atisbo de que las cosas iban a salir bien. Es decir, podía tener a tres pacientes paciente con hemorragias o traumas expuestos y no perdía la calma, pero con George simplemente se bloqueaba.
Mi hermana había conseguido "examinar" a George unos leves segundos. Fue la única en reaccionar.
- Está desmayado, llevémoslo con papá, ten envuélvelo con esto. - me paso una manta que estaba en el salón y cubrí a mi niño. - Mamá ve al auto, vamos Javi. anda yo conduzco.
El trayecto que generalmente tardaba quince minutos, esta vez se me hizo interminable mi niño se me hacía tan indefenso y pequeñito envuelto en esa manta, le apreté contra mi pecho repitiendo tantas veces en mi cabeza que estaría bien que lo articule con mi boca sin querer, me dio igual, lo decía cada vez más rápido y más fuerte.
- Estarás bien, estarás bien, ¡estarás bien!
En ese momento creí fielmente que esa frase podía cambiar todo, tenía tanta convicción en mis palabras que estaba seguro que si decía "El hambre en el mundo se va acabar" se acababa... No había terminado de salir de mi pequeño gran bucle cuando mi madre tocó mi hombro.
-Llegamos Javier.
Abrí los ojos y en fracción de segundos vi a mi padre que corría desde dentro del hospital, por el pasillo donde llegaban las ambulancias, pero lo más importante, George había recuperado el conocimiento, no al cien por ciento, pero estaba volviendo en sí, también en algún punto del viaje había vomitado en mi sudadera.
Papá abrió la puerta del coche y me estiró los brazos para que le entregará a George.
Yo aún estaba en mi bucle.
Aparte a mi hijito para que él no lo tomara. ¡Dios! no quería que pasara lo que estaba pasando.
No otra vez.
- Ya despertó, ya vamos a casa, papá ya está bien.
-Hijo déjame revisarlo.
- Ya despertó.
- Javier... Hijo, solo para que tome aire, seguro se mareó con el viaje, luego le vuelvo a meter al coche, dos minutos.
- Está bien, dos minutos.
Sabía que era una mentira, sabía que le ingresaron a la clínica para hacer los procedimientos que a mi vista eran crueles, lo sabía, sabía que mi estadía en aquel bucle no lograría nada y sabía que mi Gerogie no había vomitado por un simple mareo, lo sabía. pero en aquel momento necesitaba esa excusa para poder entregar a mi hijo.
Papá lo tomó en sus brazos y pude sentir la manitas de mi niño aferrarse a mi sudadera, jamás olvidaré la sensación que me provocó separar sus pequeñas manos de mi pecho, me quedé ahí sentado, escuchando el llanto de George incrementar y perderse en la lejanía.
Le tenía pánico a los hospitales.
Me bajé al cabo de unos segundos, me habían hablado en todo ese tiempo, pero no recuerdo lo que decían.
-Javi, Bruce le marcó a Elena, viene en camino.
- Si, lo sé. -No lo sabía, solo respondí para decir algo. -Estaba sano, Irene, Ya estaba sano.
- Tranquilo Javi, va a estar bien.
Quedamos en la sala de espera completamente desarmados, todos sabíamos el diagnóstico que tendría, pero nadie se atrevía a abrir la boca por miedo a que fuera realidad. Todo era tan injusto, mi pequeño Georgie ya estaba sano, La última vez le habían despedido con aplausos.
El tiempo pasaba lentísimo y entre uno de esos pequeños periodos de eternidad escuche la voz de mi novia.
- ¿Dónde está?
- Dentro, le están haciendo estudios.
- ¿Y qué sucedió? ¿Le diste sus vitaminas? Quizás fue por eso, falta de calcio o...
- Le di todo. Eso no se me olvida.
- Estaba estudiando.
- ¿Qué tiene que ver eso?
- ¡Estaba estudiando porque tu me lo pediste! ¿Sabes que hay personas que mueren después de una recaída? ¡maldición Javier! pude haber estado con él.
- ¿Me estás culpando? - le respondí cargado de rabia, ¿Cómo podía culparme? ¿Cómo podía decir que mi Georgie iba a morir? Me enfurecí.
- ¡Elena! - hablo mi hermana pero fue ignorada completamente.
- ¡Si! ¡Te culpo! ¡Hoy puede que sea su último día y no estuve con él!
- ¡Cierra la boca! ¡NO VA A MORIR! ¡NO VA A MORIR! ¡MIERDA! ¡CIERRA TU MALDITA BOCA! ¡NO HABLES ASÍ DE MI HIJO!
- Pero soy su mamá... soy su mamá -Elena se puso a llorar, yo me quedé en silencio sin mover un músculo. Irene abrazo a Elena para calmarla y pasados unos minutos salió un interno que nos llevó con George en lo que tenían los resultados.
Entramos en la habitación, mi pequeñito tenía rastros de haber llorado, estaba en una camilla de adulto que su cuerpito apenas llenaba.
Elena se recostó junto a él haciéndole mimos hasta que se durmió, yo estaba sentado junto a ellos, al borde de la camilla.
Steven llegó en el siguiente cuarto de hora, el miedo lo teníamos todos y la certeza se vuelve real cuando mi padre entró en la habitación con los ojos cargados de llanto.
- ¿Volvió?
Le preguntó mamá, papá asintió con la cabeza y a mi se me escaparon unas lágrimas.
- ¿Qué tan malo es?
- Metástasis, está por... está por todo el cuerpo, no podemos hacer nada.
Apoyé mis brazos en la camilla y me puse a llorar con mi cabeza oculta en ellos, no fue un llanto suave, tampoco uno escandaloso, pero la tristeza en el ambiente se podía ver, tocar y escuchar...
Puto mundo injusto.
Si tan solo pudiera cambiar roles con George. Daría mi vida encantado con tal que él viviera sin sufrimientos, su pequeño y frágil cuerpecito estaba en aquella cama de hospital sin saber que el hedor a muerte le invadía silenciosamente.
...
Desperté agitado eran las seis AM.
Mi reloj sonaría en diez minutos, la realidad era otra, no tenía diecinueve años, tenía treinta y cinco y debía preparar el desayuno a mi hijo. Me levanté de mi cama con pesar. Aún ofuscado por la pesadilla de lo que había ocurrido años atrás.
Preparé el desayuno lo más rápido que me lo permitían mis ganas de dormir, una vez acabé fui al cuarto de mi hijo, estaba medio destapado con el mando de la consola en la mano y la tele encendida.
Quizás hasta que hora estuvo jugando.
Le quite el mando de las manos suavemente para que no despertase asustado.
- Hijo... Despierta. Hay que ir al cole.
- Solo un nivel más...
Me sonreí, verle tan tranquilo y sano me hacía feliz.
- Anda ya es tarde, levanta.
Le gire un poco, ya que estaba boca abajo y medio despertó. Abrió los ojos y pestañeó varias veces antes de orientarse del todo.
- ¿Qué quieres?
- Que te levantes hijo, debes ir a la Escuela.
- No quiero ir.
- levanta, diez minutos.
Le jale un poco para dejarlo sentado.
- ¡Dejaa! ¡No quiero ir!
- Si yo voy a trabajar, tú vas a estudiar.
- Joder, ¡No quiero!
- Anda hijo, por favor, te doy quince minutos.
- Grrr. Me importa una mierda.
- Diez minutos.
Le espere en la cocina y media hora después llegó Noah.
- Come rápido que vamos tarde ¿las tostadas con que las quieres?
Me apunto con su dedo la mermelada, le puse mermelada y se la di.
- Noah hoy a la madrugada recuerda que tengo que viajar donde los abuelos a ver el nuevo restaurante. Rosy te va cuidar, no seas irrespetuoso con ella y haz todas tus tareas... Hijo te estoy hablando.
Tenía que viajar desde Florida a San Diego, Estaría fuera cinco días, no podía llevar a Noah porque estaba en periodo de exámenes y no podía posponer el viaje otra vez.
- Te espero en el auto. Se me quito el hambre con tus mierdas.
Una vez de pie bebió un poco de leche, se marchó y me dejó hablando solo, suspire sonoramente, apenas tocó su desayuno, tomé un sándwich, levante su mochila, el almuerzo que dejó tirado en la sala y le seguí al auto.
- Es enserio pórtate bien, si quieres invitas a unos amigos. come esto en el camino. - le di el emparedado, pero simplemente lo sostuvo en sus manos.
No me respondía nada. Arranqué el auto y nos fuimos. Aquellos viajes silenciosos se habían normalizado últimamente y no era un silencio placentero, al menos no para mi, me gustaba más cuando Noah no dejaba de cacarear y escuchaba sus historias todo el día, la adolescencia pega duro, pero tenía grandes dudas respecto a eso. A mi pequeño le encantaba mi cocina y de un momento a otro, dejó de comer, creí que era un tipo de dieta, lo que no me molestaba. Noah estaba pasado de peso y creí que su cambio de personalidad y apetito se debía a que le gustaba alguna niña a la que quería darle alguna impresión, aunque ahora ya se volvió preocupante pues hace unos días descubrí que uno de los emparedados que le enviaba a la escuela habían llegado arruinados, como si alguien los hubiera aplastado con las manos. Fueron tres días en los que encontraba su comida en la basura y me preocupaba de que hubiera desarrollado algún trastorno alimenticio. Iba a hablar de ello con él al estacionarme, pero antes de poder hacerlo, fue él quien inició la conversación.
- Me... ¿Me llevas contigo?
- ¿Dónde? ¿A San Diego? Noah, hijo tienes muchos exámenes esta semana, ya te lo expliqué antes. La próxima vamos juntos, lo prometo. - Noah levantó la vista y miró la escuela mientras estacionaba. Los niños corrían en la misma dirección, teníamos unos quince minutos antes que comenzara la primera clase.
- Llévame contigo.
Esta vez lo exigió mirando el sándwich que tenía en sus manos. Conocía demasiado bien a mi hijo como para saber que dentro de nada se pondría cabezota.
-No se puede Noah... Te llevaría encantado, pero esta vez no se puede. Anda, come eso antes que se arruine.
- Por favor...
- Noah... Supuestamente son cinco días a lo mucho, pero tal vez sean dos o tres, volveré antes que te des cuenta que me fui. Lo prometo. Y además estás castigado - Terminó de arruinar el sándwich que tenía en sus manos y lo arrojó sobre la guantera del auto, no fue un gesto tan violento sin embargo a mi me molestaban en sobremanera esos arranques desmedidos de enfado que todo el mundo normalizaba, como si al enfadarte todas las reacciones fueran válidas.
- Eso no se hace. Entiendo que estés enojado, pero hijo las cosas no se...
- ¡Eres un idiota! ...hijo de puta. -Esto último claramente no era para que yo lo pudiera oír considerando el tono de voz que utilizo. Me quedé en silencio y saque de mi cartera cinco dólares, era todo el efectivo que llevaba. No solía usarlo.
- Tom, compra algo para comer, cuando vuelvas a casa vamos a hablar los dos muy seriamente.
-¡No quiero tu dinero!
Me lo arrojó la cara y se fue corriendo hasta que lo interceptaron unos chicos con los que jugueteo un poco antes de entrar.
Quizás era muy poco cinco dólares y por eso no los quiso.
Aunque eso no le da el derecho de tirarlos.
En muy pocas ocasiones me enfadaba con Noah, el 99% de las veces trataba de no molestarme con él, pero cuando pasaba el límite se llevaba un jalón de orejas o una que otra nalgada. El punto es que ahora no me enfadaba, me preocupaba, sus reacciones no eran normales para un niño de su edad. ¿Qué era lo que debía hacer con él? ¿castigarlo? ¿quitarle sus juegos? ¿nalguearlo? maldición, me entristecía el hecho de no poder ayudar a mi hijo, era demasiado débil cuando se trataba de Noah, no podía ponerle límites y lo sabía, era mi hijito, mi pequeñito, debía cuidarle y sentía hacer todo mal, seguramente por que estaba haciendo todo mal, solo esperaba que no estallara una bomba cuando le hablara que planeaba volver a vivir en San Diego.
Acababa de volver a casa a eso de las dos para preparar todo para mi viaje y una vez lista mi maleta me quede pensando en que haría con Noah... De que me servía quitarle sus juegos o aparatos electrónicos si luego los tomaba igual, estuviera o no estuviera yo, pero si le daba palmadas probablemente el mensaje sería más claro, pero no me gustaba nada hacerle llorar, la única paliza real que le di fue una vez que fingió estar enfermo y de eso ya dos años. ¿Y si le ponía hacer copias? no sonaba mal, me quedaba tiempo para supervisar que las hiciera todas y así podía irme tranquilo sabiendo que no le dejaría con la loca idea que podía insultarme.
Mire mi reloj, eran las tres y quince, llamé a Rosy, la señora que cuidaba a Noah cuando yo no estaba para que fuera a buscarle a la escuela.
Al llegar no me saludó, por lo que decidí ir a su cuarto y hablar con él. Estaba sentado en su cama como indio jugando videojuegos.
- Ponle pausa, necesito hablar contigo.
- Pero yo no contigo.
- Noah apaga el video juego ahora.
Me ignoró completamente, le vi unos breves segundos mientras se oían los disparos de fondo, me acerqué a él, le sujeté de un brazo y al ladear un poco, le di una palmada.
- ¡Plas! Apaga el videojuego, última vez que lo digo.
- Y para eso tienes que pegarme.
- ¿Cuántas veces tengo que repetirlo? hijo obedece.
- Sal de mi cuarto, quiero estar solo.
Me esquivo, pero no hizo caso y siguió en lo mismo. A estas alturas con mi padre yo ya hubiera estado en sus rodillas.
- Te lo advertí. - Fue lo único que dije antes de levantarle completamente.
- Dejaaa, no. ¡Suelta papá!
- Plass Plas ayy PLass Plass noo ¡Plas!
- Apaga tus juegos ya. No hay más juegos para ti en lo que resta de día. -Le hablé mientras buscaba la mochila en el cochinero que llamaba cuarto y al fin obedeció y apagó los benditos juegos. - ¿Dónde está tu mochila?
- ¡En tu trasero!
- ¿De verdad te quieres ir en ese plan? - Me miró durante unos segundos y le di las últimas palmadas, pero esta vez fue con fuerza.
- ¡PLAASS!
- ¡Auu!
- Ve por tu mochila y no quiero oír ninguna insolencia más - Se frotó unos segundos donde le había pegado y se inclinó para sacar la mochila de abajo de la cama. -¿Ahora ahí se guardan las mochilas? - Solo miro, le iba decir que se sentara en el escritorio pero tanto este como la silla tenían bastante ropa encima.
- Vamos a la sala, me vas a copiar dos hojas enteras por ambos lados la frase de "No debo insultar a papá"-Tome un cuaderno de la mochila y el estuche de lápices cuando oí un sollozo. Noah cruzó ambos brazos en su cara y se puso a llorar. Me derretí. - Hijito, no llores mi amor. - Me acerqué a él para abrazarla y me permitió hacerlo, algo raro en su etapa de adolescente. - Anda bajemos, comemos y luego haces las copias.
- No snif no es justo sniff
-¿Qué cosa? -Le quite los brazos de la cara y me senté en el borde de la cama para estar frente a Noah.
- Hacer sniff tan... tantas snif copias.
- ¿Y si es justo que me insultes? ¿Qué me desobedezcas?
-Snif buaa.
-Yo jamás te he tratado mal Noah o te he faltado el respeto, nunca lo he hecho para que vengas aquí y me hables como se te dé la gana, que hasta hijo de puta me dijiste y a pesar de que se que no lo decías por tu abuela sino que del calentón del momento, no significa que este bien o que esté justificado, el estar molesto no te da el derecho de insultar, humillar, golpear o faltar el respeto a la gente y menos a tu padre.
- No te pegué snif.
-No, pero me lanzaste un billete a la cara y sabes que eso no está bien.
- Snif pero tu si me pegaste.
- Esas nalgadas no te dolieron lo más mínimo, además no estaba molesto y respóndeme tú... ¿Cuántas veces tengo que hablarte para que me hagas caso?
- Vete de mi cuarto.
-No, no me voy, vas a bajar conmigo y vas a hacer las copias. Es eso o unas palmadas. Tú decides.
-¡Te odio!
Mi niño me arrebató el cuaderno de las manos y bajó. Se sentó en el comedor y se puso hacer las copias que le di. no quise molestarle, así que me retiré para ver la documentación de un departamento que tenía en San Diego y el cual seguramente vendería dentro de estos días, no podía vivir allí, era la antigua casa donde vivía con Noah y con mi ex-esposa, Elena.
Pasaron las horas. Me había dormido en el despacho, mi vuelo salía en la madrugada tenía una hora y cuarenta para llegar al aeropuerto, me quedaba cerca sin embargo con el papeleo y todo tendría que haber salido hace unos treinta minutos, reaccione rápidamente y fui al cuarto de mi hijo obediente donde se oían nuevamente los disparos, había encendido el videojuego a pesar que le dije que no, aunque esta vez estaba dormido y habían unos chicos que le hablaban al micrófono por su nombre de usuario. Apague el aparatito ese y le recosté lentamente, luego le arrope y le quite un poco el pelo de la cara, no se lo cortaba hace bastante tiempo.
- Te amo hijito, te veo en unos días. -Susurré muy despacio en su oído, él seguramente no lo escucharía pero su subconsciente si.
Me despedí de Rosy, me tranquilizó al decirme que Noah había cenado, le deje las indicaciones correspondientes y al salir vi las copias hechas por Noah, le di una hojeada, había empezado bien pero termino escribiendo "Papá es un tonto" al menos unas seis líneas.
Llegué a San Diego por la mañana y mi cuñado y sobrino me esperaban en el aeropuerto.
- Tío no trajiste a Noah.
El tono de decepción no pasó desapercibido.
-Tenía muchos exámenes esta semana, la próxima que venga lo traigo conmigo.
- ¿Lo prometes?
- Claro que sí. ¿No fuiste a clases?
- No, estoy malito, vomite, pero si quieres vamos y nos cocinas algo rico.
- Caradura. -Le respondió mi cuñado. - Estuvo malo hace unos días pero ya está mejor, este es su último día de justificativo. -Le revolví el pelo y nos fuimos al auto.
Llegamos a casa de mi cuñado, Julian se fue a leer un libro y yo quedé sentado en la sala un buen rato hasta que mi cuñado me interrumpió.
- Suéltalo.
- ¿Eh? ¿Qué cosa?
- Algo te pasa. Normalmente en tus viajes no estas mucho en casa, al menos no cuando vienes solo. Cuando vienes sin Noah no te tomas este tiempo de descanso por que cuando no tienes nada que hacer piensas en él y le extrañas y ahora llevas más de veinte minutos ahí sentado suspirando como si fueras un chiquillo enamorado, así que suéltalo. ¿Qué es lo que te pasa?
- Pfffff... Es Noah...
- ¿Qué pasa con él?
- Esta... Rebelde. -Le hice un breve resumen de lo que sucedía.
- ¿Noah hizo todo eso?
- Lo hace siempre solo que ahora se me va de las manos, no me tiene respeto, nada.
- No quiero decirlo, pero te lo dije, bueno, te lo dijimos todos.
- ¿Y qué quieres que haga?
- Ponle límites Javier, está creciendo ya no es el dulce Noah de siete años que se ocultaba hasta de su sombra.
- No le quiero pegar.
- ¿Estás oyendo lo que te digo? Dios. En ningún momento te dije que le pegues, pero ya que lo dices, tu sabes que desde mi punto de vista, en ocasiones es necesario darle unas nalgadas. Además que recuerde tu padre igual lo hizo contigo y no veo que lo odies.
- Claro que no lo odio, pero es diferente, Tus hijos nunca tuvieron miedo de ti, ¿Qué pasa si le castigo y vuelve todo a como era antes?
- La única vez que te vi reprender a Noah fue cuando fingió estar enfermo y no vi que huyera de ti.
-Yo tampoco, pero sabes de lo que hablo.
- Lo sé y lo entiendo pero entonces busca una forma, acaba de cumplir catorce años y tú... Es que Javi debes hacer algo. Aún está a tiempo.
- Claro que lo hago.
- No, no lo haces. Más de una vez hemos estado presente cuando Noah la friega y tú no le dices nada. No le pones límites. Si Noah hace algo mal tu le dices "No importa" "No pasa nada" pero no le corriges. Yo no soy el mejor padre del mundo, pero es básico saber que una mala acción hay que corregirla.
No te digo que le des unos azotes pero sí que le castigues cuando es necesario.
- Y qué sugieres entonces.
- Javier es simple si hace algo mal, si te desobedece, si te falta el respeto o simplemente hace algo que no está bien, le dices: Esto que hiciste estuvo mal por esto, esto y esto, y las consecuencias son estas, si no quieres que vuelva a pasar no lo hagas mas. Lo dejas sin salidas, sin mesada, sin teléfono, no se. Pero que entienda que comportarse bien tiene consecuencias positivas y no hacerlo negativas.
- Lo sé, pero no me obedece, antes de venir aquí le castigue sin videojuegos y al rato después estaba jugando otra vez, le puse hacer copias y terminó por insultarme. En momentos así sé que merece unos azotes, me he sentido tentado varias veces, pero me da miedo que me tema.
- No te va a temer, tú no te descontrolas cuando te enfadas y siempre tomas las decisiones con la cabeza fría. si fueras un energúmeno que explota a la más mínima provocación entonces sería una historia diferente. Noah temía por que no te conocía, pero sabe que tu le amas y que eres incapaz de hacerle daño. Lo sabemos todos.
- Lo sé, pero es que.
- Es que nada, lo puedes perder y tienes que pensar que es peor, causarle dolor por unos azotes, que se pasa en cinco minutos o que lo tengas que sacar de un accidente automovilístico, drogado o bebido, entiende que si no le enseñas normas ahora en unos años más las va a evadir todas, puede hasta morir.
En el mejor de los casos ser expulsado o despedido de su trabajo, puede llegar a herir a alguien, por saltarse una luz roja en el peor de los casos y todo por que su padre le dejó hacer todo a su bola.
Yo prefiero que me odien toda una vida pero que sean hombres que entiendan lo que deben ser.
-Yo igual Bruce, pero me es difícil regañarlo.
- A mi igual, son mis enanos, pero es necesario, sobre todo en esta edad.
- Con Noah es diferente, él no estuvo conmigo siempre.
- Pfff y ahí está otra vez.
- ¿Qué cosa?
- La culpabilidad Javier, la culpabilidad. Es la carta con la que juega Noah.
- Claro que no.
- Claro que sí. Te sientes culpable por no haber estado con él desde que nació y gracias a eso Noah te maneja a su antojo.
- Vamos hombre, con Noah soy como con todos.
- Si de verdad fuera así, no tendrías todo lo que tienes. La gente sin carácter no suele tener éxito y tu hermano mío tienes de sobra, solo que con Noah bloqueas eso...
Me quede pensando en eso y por momentos le encontraba razón, solo que me costaba asimilar que todo lo que creí que hacía para que mi hijo estuviera bien, estaba mal. Decidí cambiar el tema.
- Estoy pensando volver. Mudarme.
- Eso es genial Javi.
- Tal vez cuando Noah acabe el año escolar. Vine a vender el apartamento y vi algunas casas por acá cerca que podría comprar.
- Ya era hora de que volvieras todos te extrañamos muchísimo.
Adam y Lisa siempre hablan de Noah y de ti.
Se emocionaron bastante con la noticia.
- Lo sé, les diré más tarde o mañana. Ahora tengo una cita con el de bienes raíces y luego voy al restaurante nuevo.
Me pase la tarde de aquí para allá, en el restaurante habían encontrado unas cañerías con una especie de hongo por lo que habría que reconstruir gran parte del piso... La única buena noticia era que tenía a un par de personas interesadas en el departamento. Llegué a la casa de mi hermana, iba a dormir ahí. estaba a punto de entrar a ducharme cuando sonó mi alarma, Noah debería haber llegado hace cuarenta minutos a casa, le marque varias veces, al principio me enviaba a buzón y luego solo me cortaba, llame a Rosy, tomó la llamada de inmediato.
- Hola Señor ¿Cómo está?
- Bien, llegué hace unas horas ¿Noah está por ahí?
- Si en su habitación.
- Lo pones al teléfono por favor, marque varias veces pero no entraba mi llamada.
- Si. Voy con Noah.
Escuché golpear la puerta y el sonido de la consola.
- Noah, mi niño, su papá está al teléfono.
- ¡Que parte de no molestes no entiendes Gorda de mierda!
- Señor, ¿Se encuentra ahí?
- Si, si, pásame a Noah.
- No le apetece hablar.
- Ponlo el teléfono no tiene derecho a tratarte así.
- Noah su papá quiere hablar con usted.
Estaba nervioso por lo que haría.
- Qué quieres.
- Vas a poner tus videojuegos en una caja y se la pasas a Rosy, estás castigado hasta...
- Vete a la mierda.
Pi... Pi... Pi... Pi...
Me colgó la llamada, estaba asimilando eso cuando me entro una de Rosy.
- ¿Señor?
- Dime Javier, Rosy... Lo siento por como te trató Noah.
- No se preocupe, a Noah no le gusta que le interrumpan, fue por eso, todo está bien, haga sus trámites tranquilo, yo le cuido al niño.
- Gracias Rosy y lo siento.
- Está bien, buenas noches señor.
-Buenas noches Rosy.
Lo que tenía que hacer en cinco días se extendieron a siete, la construcción del restaurante estaba muy atrasada por las cañerías así que tuve que regular varios documentos antes de poder volver.
Estaba en el vuelo pensando si mudarme ya y así administrar personalmente la construcción o esperar que Noah terminara el año escolar, el sonido de mi móvil me interrumpió, era un Email del cole de Noah.
"Se le notifica al padre o tutor del estudiante Noah Dorfman que durante la semana de evaluación, el estudiante dejo los exámenes en blanco por lo que fue calificado con puntaje mínimo. Además de infringir normas de la escuela al dañar el contenido complementario de la misma.
Se solicita agendar audiencia lo antes posible para informar sanción"
No iba a negar que no estaba molesto. ¿Qué era lo que pasaba con ese muchacho?
Que no le expulsen por favor.
Llegué a casa pasadas las diez P.M Rosy me tenía un café preparado, como amaba a esa mujer. Noah estaba en su cuarto, se oía el sonido de los disparos por sus videojuegos.
Bebí el café lentamente, su aroma me tranquilizaba.
- ¿Rosy te hizo renegar demasiado?
-¿Qué cree usted?
- Lo siento.
-No se disculpe. Le quería comentar lo que he estado mensajeando estos días y es que me preocupa que Noah no coma.
- A mi igual Rosy, a mi igual.
- Y hoy... vera le fui a buscar al colegio, pero había faltado a última hora, me vine a casa asustada y lo encontré acá. se cortó el pelo él solo.
-Entiendo, algo está pasando con este niño y lo voy a descubrir ahora.
Despedí a Rosy y luego fui al cuarto de mi pequeño, íbamos a charlar un rato.
En su cuarto el televisor era lo único encendido disparaba luces de diferentes colores que iluminaban el espacio, eran cuadrillas de soldados que se disparaban constantemente.
Noah estaba dormido con el mando colgando de una mano a punto de caer. Estaba teniendo una pesadilla, respiraba agitado e hizo un puchero a punto de llorar.
Mi enfado se esfumó.
- Shh Shhh tranquilo mi niño, tranquilo.
Le hice mimos en el pelo que ya no tapaba sus bellos ojos con aquellas largas pestañas, luego de un rato sus expresiones se relajaron. Me acosté junto a él y me dormí.
Me pareció muy egoísta Elena , nadie te tiene que pedir que te quedes junto a tu hijo eso debió de salir de ella ya sabía que iba a morir ,lo más lógico es que hubiera aplazado la universidad y estar esos días junto a su hijo
ResponderEliminarTerry