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domingo, 2 de enero de 2022

Pequeñas travesuras capítulo 37


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 Pequeñas travesuras

 Autora: Anaís 

 Capítulo parque acuático

 

 


Capítulo 37: parque acuático


Mateo


Que tus hermanos te dejen en pleno escape es una traición que no se perdona. Si lo veía como alguna posibilidad de pasar desapercibido eran pocas.


Tenía detrás de mi a Marco que daba las explicaciones a nuestros tíos mientras que yo me arrastraba sigilosamente por el piso hasta llegar al cuarto. Estaba más que preparado por si me preguntaban que hacía despierto.


Apenas entré a la cama me dejé la manta más arriba de la cabeza y cerré mis ojos. Los pasos se escuchaban cerca colocando más tensión a la situación.


- ¿Están despiertos? - papá prendió la luz.


Me hice como pude el dormido, incluso abracé una almohada para disimular.


- Mateo tienes algo en la cara. - abrí los ojos de golpe.


- ¡¿Dónde?! - en ese momento Ethan dejó escapar una pequeña risa delatandolo y yo me pude dar cuenta que era imposible que tuviera algo porque estaba tapado.


- ¿Creían que no me daría cuenta? - me escondí con las mantas.


- Es que iba a ir al baño y...


- Anda entonces pero te duermes ahora al igual que tú. - miró a mi hermano. - Es tarde y saben que no me gusta que se salten sus horas de sueño.


- Si, pa. 


- Buenas noches. - apagó la luz.


Solté un suspiro relajando todo mi cuerpo para luego mirar con todo el enojo posible a Ethan.


- ¡Me dejaron!


- Shh.


- Les pedí ayuda. 


- Quiero dormir.


- Me importa un pepino lo que quieras, ustedes me dejaron.


- Superalo.


- ¿Hablas enserio?


- ¿Por qué no? Duerme, mañana será un largo día. - me quedé mirando el techo.


- ¿Extrañas a Max? 


- Debe estar bien, le dejamos mucha comida y agua.


- ¿Y si está estresado?


- No lo creo, seguramente duerme la mayor parte del tiempo.


- Es un flojo.


- Como tú. - se acomodó para dormir.


- Si, lo que digas. - dije con sarcasmo y copié la misma acción.


A la mañana siguiente despertamos temprano para tomar desayuno, nos dijeron que hoy íbamos a escoger a que lugar queríamos ir y decidir con tantos hermanos es un caos.


No todos pensaban lo mismo, yo quería visitar un parque acuático aunque teníamos asegurado un viaje al entrar a las vacaciones de verano. Los mellizos estaban de acuerdo conmigo, a mi hermano mayor le daba exactamente lo mismo pero no a Ethan y Emily.


- Podemos ir al parque y listo.


- No, ya tenemos un viaje programado. Deberíamos pasar el día en la playa. 


- Emily ayer fuimos y no es la gran cosa.


- ¿Y si vamos a un parque de diversiones?


- ¡Si! 


- Chicos no podemos, quizá otro día porque se viaja alrededor de cuatro horas y no tenemos tiempo suficiente. - nos dijo papá.


- Pero...


- Lo único que les voy a decir es que no quiero ninguna pelea, les advierto que si existe aunque sea una pequeña nos quedamos aquí.


- No se vale, ellos tendrán alguna. - reclamé.


- Tampoco berrinches. - advirtió - Lo digo enserio. 


Estuvimos discutiendo para poder llegar a un acuerdo pero no fue posible, era obvio que terminaría en alguna pelea, a todos nuestros primos les daba exactamente lo mismo, eran como una copia exacta de mi hermano mayor.


Mi prima pequeña llegó llorando al sofá con su peluche, mis tíos la regañaron por subirse a los muebles y me daba tanta pena su llanto que me acerqué.


- ¿Que le pasa a esta pequeña princesa? 


- Me regañaron. - abrazó a un más el osito en sus brazos.


- ¿Por perder el camino al castillo? - seguí su juego.


- Si. 


- ¿Quieres que te ayude a encontrarlo? - movió su cabeza asintiendo exageradamente.


- Pero no podemos. - unas cuantas lágrimas bajaron nuevamente.


- ¿Me podrías explicar por qué no?


- El único camino es por esa selva. - apuntaba a los muebles y me causó gracia la imaginación que tienen los niños pequeños.


- Wow... - tenía que animarla de alguna manera. - ¿Pero sabías que no es el único camino? Tengo otra salida.


- ¿Cuál? - colocó su cabeza de lado.


- Ese jardín. - se veía confundida. - Perdón, digo... esa otra selva.


- ¡Pero hay monstruos! 


- Yo voy a protegerte. 


- ¡Si, si! 


- Aww... - busqué de donde provenía el ruido y eran todos mis hermanos riendo bajito.


- Que tierno. - Emily me revolvió el pelo.


- Te voy a contratar de niñera para mis futuros hijos. - dijo Marco.


- Ni lo pienses, ya nos tienes a nosotros. - Ethan reclamó celoso.


- Aunque tuviera veinte hijos no los dejaría de querer nunca. - con eso colocó su mejor sonrisa.


- Deberías ser así de cariñoso con nosotros. - los mellizos lanzaban besos imaginarios.


- No molesten. - reí. - Soy así de tierno, que no lo aprecien es diferente. 


- ¿Desde cuándo? - hicieron un abrazo grupal. - Te amamos pollito. 


- ¿Cómo saben...?


- Escuchamos cuando papá te lo dijo. - mis mejillas se tiñeron de rojo. - Te llamaremos con ese apodo desde ahora.


- Ven que son malos hermanos. - explotaron en carcajadas.


- Esas sonrisas son las que me gustan, no es necesario llevar una pelea. - dijo papá al acercarse. 


Los dos que estaban en desacuerdo con ir al parque aceptaron sin más lo cual debo admitir que me sorprendió. Nos dieron solo veinte minutos para arreglar las cosas que íbamos a llevar.


Pasó el tiempo con mucha rapidez o por lo menos lo sentí así. Faltaba muy poco para llegar finalmente al destino más deseado por todos, justamente hoy fue el día de suerte al ser soleado.


- Coloquen mucha atención. - papá habló en general. - Quizás no sea necesario decirlo porque lo saben pero no quiero que se separen ya que es muy grande el parque. Cada uno se hace responsable de sus cosas y espero que se sigan comportando. Lo principal es disfrutar ¿de acuerdo? 


Bajamos del auto con nuestros primos y nos dirigimos hacia la entrada del lugar.


Liam


La tarde iba a ser genial sin duda.


Dejamos los bolsos en el lugar donde se acomodaron los mayores para pasar la tarde, teníamos el traje de baño puesto desde la casa y no era necesario ir a los camarines. 


- ¿Vamos al tobogán celeste?


- El más alto es el rojo, subamos. - Ryan quería algo extremo.


- Pero...


- Miedoso. - puse los ojos en blanco. 


- No es así. - para demostrarle lo contrario acepté su propuesta.


- Deberíamos ir a ese lugar... - dijo Mateo y se le unieron dos más.


- Como todos quieren ir a diferente partes es mejor separarnos. 


- Dudo que sea buena idea Daniel, nos dijeron hace poco que...


- Siempre siguiendo todo, disfruta el momento Liam. - Ethan me tocó el hombro.


- Está bien. - le hice una carrera a Ryan.


- ¿Te digo algo...?


- ¿Mhm? - respondió mientras subíamos las escaleras.


- Digo que usemos nuestro parecido para algunas bromas acá.


- Yo soy el más guapo, se darán cuenta.


- Que egocéntrico. - me causó risa. - Somos casi iguales.


- Entonces tómalo con un cumplido.


- Hay una fila inmensa.


- Liam no es tanto tampoco, esperemos unos minutos.


- Si en diez no nos toca me iré.


- ¡Lo sabía! - mi mirada lo calló de golpe. - Pero el comentario me lo guardaré. 


- Gracias.


- Diez dólares. - estiró la mano. - ¿Qué?


- ¿Le estás cobrando a tu propia sangre? 


- Exagerado.


Volteé mi cuerpo y me afirmé de el fierro de la escalera.


- Es su turno. - una chica vestida de salvavidas me sacó de mis pensamientos.


- ¿Qué? - me toqué la nariz confundido.


- ¿Estás en la fila, cierto? - asentí. - Por eso joven, le toca subir.


- Cierto. - ella mostró sus hermosos hoyuelos, ambos nos sentamos en el flotador para luego lanzarnos.


El agua salpicó mi rostro y el corazón estaba por salirse de mi pecho en cualquier minuto, no recordé la altura hasta cuando iba a la mitad del tobogán, resumí todas las palabrotas posibles en segundos. 


- ¡Nunca más me subo! - grité aferrado a las manillas del flotador.


- Joderrr... - dijo eso justo antes de caernos al fondo de la piscina.


- ¿Vamos por un jugo? - propuse.


- Andando. - accedió y caminamos hasta unos puestos de juegos naturales.


Pedimos de frutilla ya que era nuestra fruta favorita y justo después de pagar tres de mis hermanos se acercaron.


- No van a creer lo que nos pasó. - Emily habló agitada.


- ¡Casi nos expulsan! - Mateo colocó una mano en su pecho.


- ¡Por estos dos idiotas! - Ethan murmuró enfadado.


- No entendemos...



- Te cuento. - mi hermana tomó una respiración profunda para recuperar el aire. - Yo no tengo nada que ver, el que si es Mateo porque se empezó a columpiar en una de esas barritas de las escaleras y como eran tan altas casi se nos cae a la piscina. A los minutos llegó una persona que trabaja aquí a decir que teníamos prohibido volver a subir. 


- ¡Fue sin querer! Pero eso no es lo peor, cuenta lo que realmente nos pasó. - Ethan negó enfadado. - Para que no piensen que yo fui el estúpido solamente, ellos dos vieron un juego fuera de servicio y adivina...


- ¿Se subieron? ¿A caso les falta una neurona?


- Cállate, ahí viene papá. - me pegaron con el codo.


- ¿Están bien? - asentimos. - Chicos ahora iremos a almorzar, vayan a secarse un poco y díganle a los que faltan.


- Ahora vamos.


- ¿Dónde carajos están los otros? - pregunté en un volumen bajo.


Los reunidos en ese pequeño círculo no tenían ni la menor idea. No quería que me fueran a regañar por algo tan estúpido de quedarnos todos juntos, la culpa nunca fue mía.


- Deben estar en ese lugar de allá. - apuntaron a muchísimas más piscinas.


- Nos vamos a perder... - no me tomaron en cuenta.


- Si claro, como si eso fuera a suceder.


Y así es como nos perdimos, solo por ignorar una simple regla.

 






 

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