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martes, 7 de diciembre de 2021

Pequeñas travesuras capítulo 32


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 Pequeñas travesuras

 Autora: Anaís 

 Capítulo 32

 

 



 
Capítulo 32: evidencia


Ethan


A las dos de la madrugada corrimos en puntas a la cocina para buscar lo que necesitábamos. Absolutamente todos dormían a excepción de nosotros, según Daniel las llaves estaban en el escritorio de mi tío, no fue difícil encontrarlas pero si abrir esa puerta.


Lo que pudimos hacer fue meterle diferentes llaves que guardaban hasta que lo logramos, con un aire de victoria nos dirigimos a la cocina.


La sandía que encontraron estaba perfecta para hacerle un agujero y meterle la botella de alcohol que sacamos del bar.


- Según el video dice que se hace así. - Liam seguía los pasos al pie de la letra.


- Podríamos haber hecho un tipo de "jugo" con lo mismo pero con gomitas.


- Uy cierto. - mi primo me dio la razón.


- Me temo que tú no puedes Mateo. - nuestro hermano mayor conversó con nosotros y como hace muy poco le aplicaron medicamentos quizá podía ser riesgoso para su salud.


- ¿Qué? ¿Broma verdad? - se molestó.


- No es que queramos ser egoístas, pensábamos sobre tu los remedios que posiblemente te pudieron haber dado hoy y.. - tratamos de razonar con él.


- Noo.. - colocó un puchero enorme.


- Por favor no nos delates. - le dije.


- Tampoco soy tan mal hermano idiota. - puse los ojos entrecerrados.


- ¡Todo listo! - susurró Liam.


- Daniel trae la botella que está ahí.


- Manos a la obra. - dijo Marco y sonreímos.


Poco a poco fuimos llenando la sandía y la guardamos en el refrigerador por un tiempo, en ese lapso de espera jugamos más videojuegos todos en la pieza. Nuestro hermano menor se quedó profundamente dormido y entre Marco y yo lo llevamos al cuarto de al lado para que durmiera.


Habían solo dos habitaciones de huéspedes entonces las dividimos entre los cinco porque Emily se quedaba con la hermana de Daniel.


- Creo que está lista.


- Vamos a ver, en silencio si. - salimos en puntitas hacia la cocina para partir la sandía.


- Yo saco los platos. - habló Ryan.


- Esto va a estar buenísimo. - susurre. 


- Vengan a servirse pero no hagan ruido. 


Todos ya teníamos nuestro trozo, lo probamos y de verdad que estaba exquisito.


- Dios que delicia. - Marco sonreía.


- Tenemos que hacer esto de nuevo.


- Encontré otra cosa. - Liam avisó y le colocamos atención. - Dice aquí que podemos hacer un jugo de frutas pero con alcohol en vez de agua.


- Mañana probamos. - miraba las publicaciones de Instagram en mi celular. - ¿y si dejamos un pedazo para mañana? 


- ¡No jodas Ethan! Demás que es una evidencia segura. - dijo Ryan un poco molesto.


- Tiene razón. - Mi hermano mayor subió sus hombros.


- Está bien, me dio un sueño fuerte de repente. 


- A mi igual. - Liam tocó su frente. - Quiero dormir ya me duele la cabeza.


- No aguantan nada. - Daniel explotó en carcajadas. - Era un trago fuerte, al principio todo bien pero te deja una resaca mañana..


- De las buenas. - Marco le siguió la oración.


- No inventen.


- Como dije antes ya me voy a dormir. - lo acompañé y nos fuimos a la habitación. Por mi parte tenía que irme con Mateo así que nos despedimos en el pasillo.


Liam


Desperté en la mañana con dolor de cabeza aún y un olor en el cuarto a alcohol puro. Me asusté al no sentir ruido pero vi de la nada a mi mellizo babeando la almohada con dos cervezas a su lado, seguramente siguieron tomando anoche.


Marco abrazaba prácticamente la cama, al pararme de uno de los colchones que estaban en el piso los cuales arreglamos para dormir tuve un leve mareo.


Tenía que apresurarme en abrir las ventanas, en cualquier momento llegaba papá a despertarnos.


- Hey Ryan.. - lo moví.


- Mhm.


- Despierta. - se acomodó aún más con la almohada. - Joder abre los ojos que nos van descubrir la embarrada de anoche.


- ¿De qué hablas? - él no fue el que habló si no Marco medio dormido.


- ¡Tienen todo pasado a alcohol! - quise susurrar.


- Mierda. - se levantó rápido.


- ¿Y tú no te mareas?


- Estoy acostumbrando hermanito, levanta a ese flojo. - arregló la cama y las cervezas del piso.


- Eso trato pero no reacciona. 


- Trae un vaso de agua. - asentí pero antes de salir me detuvo.


- ¡No! Ve que hora es. - le hice caso.


- Las siete y media. - suspiró. - Anda muy callado y ruega para que nuestra tía no ande despierta.


- Tranquilo, iré lo más callado posible. 


Bajé las escaleras rogándole a Dios que nadie se encontrara ahí. Por suerte la cocina estaba intacta pero me sorprendí al ver todo tirado, nadie recogió nada anoche.


- Puta madre. - corrí a llevar eso a la basura.


Estaba por botar la sandía o más bien el único trozo que quedaba y papá llegó a la cocina causando mil paros cardíacos, dos posibles desmayos y un dolor de estómago terrible.


- H-Hola.


- Hola cariño, buenos días. - se sirvió un poco de leche. - ¿Que haces despierto tan temprano?


- Pues quería comer..- miré lo que tenía en la mano. - fruta.


- No hijo, más tarde que te puede doler el estómago. - Creo que ya me duele.


- Guarda eso. - asentí. - Te ayudo.


- ¡No! Digo, no papá puedo hacerlo. - me miró extrañado porque me conocía.


- Ve a dormir un ratito más.


- Si, eso haré. - la dejé bien al fondo del refrigerador, muy nervioso me dirigí a las escaleras pero vi desde lejos como papá sacaba el trozo sospechando seguramente.


De aquí no tenía salida, mis opciones eran correr antes de que dijera mi nombre o correr después de eso. 


- ¡Liam! - demasiado tarde, tengo que tomar la segunda.


Apenas iba a abrir la puerta del cuarto los chicos la cerraron con seguro.


- ¡Traición! - desesperado golpeé la puerta mil veces. - Por favor. 


Papá iba subiendo las escaleras a este punto y me quería largar a llorar. Estaba dispuesto a correr hacia otro lugar para encerrarme pero lamentablemente me alcanzó.


PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS 


- ¡Como se te ocurre echarle alcohol a la sandía caramba! 


PLAS PLAS PLAS 


- ¡Auuu! ¡Lo siento! ¡Ayy!


PLAS PLAS 


- ¿Quien fue? ¿Cuánto tomaste? ¿Crees que no se sintió el olor en la cocina? 


- ¡No consumí nada! - mentí.


- Sopla.


- Papá..


- Te dije que soplaras Liam. - lo hice y no alcancé a taparme recibiendo más palmadas.


PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS 


- ¡Au! ¡Tengo pantalón de pijama! ¡Me duele!


- Claro que si, no te va a hacer cosquillas después de lo que hiciste. 


- ¡No lo hice solo! ¡Eres injusto!


PLAS PLAS 


- ¡Ay! - apuesto mil dólares a que mis hermanos me estaban escuchando lloriquear desde el otro lado. 


- Esas dos es para que no se te olvide que con el alcohol no se juega. ¿Tus hermanos? 


- Ellos no..


- Se perfectame que estuvieron involucrados hijo, ¿quiénes fueron?


- No puedo ser un soplón *snif* 


- Espérame en la cocina para buscarte un paracetamol y toma un vaso de agua. Hablaremos todos allá. - bajé la cabeza limpiando mis lágrimas.


- ¿Y mi abrazo? 


- Estoy muy enojado contigo cariño. - negó y me abrazó dándome un beso en la frente. - Te di una orden amor. - me dio una palmadita suave pero dolió igual.


Ryan


No quería ni imaginar la que nos iba a llegar a nosotros si descubría que tomamos. Estábamos jodidos al escuchar a Liam llorar sin delatarnos.


Podría decirse que somos "malos" hermanos al no abrirle la puerta pero pensamos en sobrevivir porque al minuto que él venía corriendo, papá ya venía por las escaleras casi pisándole. 


En el caso de que no hubiéramos pensado nos estaría llegando a los tres en el cuarto. 


- Nos hará soplar. - angustiado mordía mis uñas.


- Que truco tan viejo y efectivo maldición. 


- ¿Marco que hacemos?


- La verdad es que nada, si no siente el olor a lo mejor te salvas.


- Dudo que eso pase.


- Yo también. - cerró los ojos cuando tocaron la puerta.


- ¡Hagamos como que estamos dormidos! - le dije en un susurro.


- Se que están ahí, abran esta puerta. - no le respondimos. - No tendrían ningún motivo para no abrir si no hicieron nada.


Maravillosa jugada.


Tuvimos que abrir porque de todas maneras ya nos habían descubierto.


- Ryan sopl.. ¿cuánto tomaste caramba?


- Papi yo..


PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS 


- ¿Por qué nunca me hacen caso? 


PLAS PLAS PLAS PLAS


- ¡No! ¡Espera!


PLAS PLAS 


- ¡Apestas a alcohol! - molesto se sentó en la cama y me tumbó.


- ¡Espera! ¡Está Marco! - Este se fue de inmediato del cuarto.


PLAS PLAS PLAS PLAS


- ¡Es que como! No estás en edad para tomar Ryan.


- Claro que si. - mala idea susurrar eso.


PLAS PLAS PLAS PLAS 


- No quiero verte tomando eso de nuevo ¿escuchaste? Porque te va a llegar.


PLAS PLAS


- ¡Ayy! Si, si.


- Me esperas en la cocina con tu hermano.


- Voy. 


- Ven acá. - me dio un beso en la frente. - No me gusta estar en estas situaciones y ser el malo de la película pero ¿cuántas veces te dije que no podías?


- Muchas. 


- Exacto amor, no te niego que pruebes pero esta vez.. 


- Lo siento. - me indicó con una mirada que hiciera lo que me había pedido.


Marco 


Una cosa.


Me quiero ir a la mierda ahora mismo.


No me sentía mal para nada con lo poco que probamos ayer pero no quería recibir un castigo con 18 años en la casa de mis tíos y con mi primo en la habitación de enfrente.


Realmente rogaba que durmieran a esta hora porque quería hundirme en la tierra como un avestruz.


Al entrar papá me miraba como decepcionado o por lo menos eso interpreté.


- Eres el mayor, Marco.


- Y tengo que dar el ejemplo..


- No es solo eso, tienes que ser más responsable. Si vas a tomar por lo menos que sea con tu primo sin los demás y poco obviamente.


- Ellos igual quieren participar a veces sobre todo los mellizos.


- Se que si pero no pueden a esta edad, tú tampoco deberías pero sabes que igual te doy muchas veces ese permiso.


- Me pasé..


- Hablando de ti, si hijo. Se suponía que todos debían comportarse, más aún en la casa de sus tíos. 


- Fue un error.


- Ven acá.


- No puede ser verdad.. - lo miré. - ¡Está cerca la habitación de mi primo!


- Me importa absolutamente nada, deben estar dormidos todos además. 


- Es que..


- Nada, es que nada Marco. 


PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS 


- ¡Espera, espera!


PLAS PLAS PLAS PLAS 


- Si que tienes la mano pesada. 


- Imagínate tu tío Nick. - me causó risa pero no podía en un momento así.


PLAS PLAS PLAS PLAS 


- Soy grande, se que estuvo mal.


- Lo sé pero de igual manera no debiste hacer eso.


PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS


- Auch.


Con la cabeza me hizo una señal de seguirlo. Bajamos las escaleras y vi a mis hermanos parados al lado del plato que dejamos por accidente.


- Siéntense y escuchen. Lo primero que les pedí al llegar aquí fue que hubiera un mínimo comportamiento de su parte ¿qué van a pensar sus tíos si se enteran? No estamos en la casa para que inventen cada cosa. 


- Lo sentimos. - dijeron los tres.


- ¿De dónde sacaron el alcohol si todo está con llave?


- No podemos.. - Liam no cooperaba para nada.


- Fue Daniel ¿cierto? - agacharon la cabeza y lo tomé como un si. - ¿Alguno más llegó a comer esto?


Se miraron, negaron con la mirada y decidieron mentirme en la cara. ¿Por qué lo sé? Son mis hijos y los conozco como la palma de mi mano.


- No. - Liam habló por todos.


- ¿Seguros? Si me llego a encontrar con la sorpresa de que uno más..


- De verdad que nadie. - Ryan apoyó a su hermano.


- ¿Tú qué dices? - mi hijo mayor le asintió a los otros.


- Pueden irse, la pastilla está en la mesa pero están advertidos chicos, algo más con el alcohol y estarán castigados.








 

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