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viernes, 15 de octubre de 2021

Pequeñas travesuras, Capitulos 30


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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.

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 Pequeñas Travesuras 

 Autora: (Nombre) 

 Capítulo 30 , Salir con un desconocido. 

 

 


Connor


El viaje fue puro llanto de parte de Mateo, me tenía nervioso que tuviera la mano posiblemente dislocada o con un hueso roto pero todo eso se veía a través de una radiografía.


Por suerte el hospital no quedaba tan lejos y mi hermano me acompañó. Calmó a mi niño todo el camino y se lo agradecí completamente.


En urgencias nos dijeron que tendríamos que esperar un rato pero sabíamos que serían 4 horas como mínimo, una de las razones por las que odio la salud pública, no es justo para las personas que de verdad lo necesitan.


- Alex mejor vamos a una clínica, de aquí no saldremos hasta un par de horas más.


- De acuerdo, queda cerca. - mi hijo todavía llorando se levantó y lo abracé dándole besos en la frente.


- Tranquilo mi vida, ya pasará el dolor.


Fuimos a la clínica más cercana y nos atendieron de inmediato. El doctor nos indicó lo que pensaba desde antes, hacer una radiografía.


Mateo


Cuando nos atendieron quería que me quitaran el dolor de una vez por todas pero al parecer tendría que pasar por algunas cosas antes de poder largarme de aquí.


- Haremos una radiografía y resonancia magnética para descartar un hueso roto.


Me llevaron a unas salas para completar los exámenes, tuve que mantener mi mano quieta en una máquina esperando que saliera una imagen en la radiografía. En el caso de la resonancia se usaban una especie de imanes y teníamos que esperar alrededor de una hora para tener los resultados.


El tío se tuvo que ir y solo me quedé con papá.


- Mi niño ¿quieres algo para comer?


- No, gracias. Me duele la cabeza también.


- Es porque lloraste mucho corazón, acuéstate aquí. - me recosté en su pecho y cerré los ojos quedándome dormido.


Connor


Estaba impaciente de estar en este lugar, también preocupado de que tuviera algún hueso roto y le tuvieran que hacer una cirugía de urgencias.


Mateo se quedó dormido esperando los resultados hasta que nos llamaron, lo desperté y somnoliento me siguió hasta la sala.


- Por lo que veo tiene dislocado el hueso de la mano, bastará con acomodar y colocar una férula impidiendo el movimiento.


- De acuerdo.


- Tendremos que colocar anestesia local ¿tiene algún problema? ¿Es alérgico o algo?


- No, todo bien.


- Entonces que se siente en esa camilla por favor. - llevé a mi hijo que aún no entendía mucho al haber despertado de repente.


- Cariño. - me miró cerrando sus ojos. - Hey mírame, van a colocar anestesia y no va a doler nada ¿sí?


- ¿Aneste..? - parece que despertó. - ¿Te refieres a..?


- Lamentablemente si pero estoy contigo y si quieres tener esa manito buena otra vez tienes que cooperar mi amor.


- ¿Mateo verdad? - el doctor lo miró fijamente.


- Sí. - respondió bajito.


- ¿Cuál es tu pasatiempo favorito? - dijo mientras preparaba todo.


- Si usted cree que me va a distraer como un crío está muy equivocado.


- No pensaba distraerte solo era una simple pregunta.


- En ese caso me gusta mucho el fútbol americano, hace poco tuve un partido y anoté ganando el partido. Fue súper genial saber que eres el mejor del equipo, me querían dar un reconocimiento y todo. - ni siquiera me había dado cuenta cuando ya pasaba el algodón.


- ¿Y qué premio ganaron?


- No puedo.


- ¿Que no puedes? - sacó la aguja y no fui tan estúpido como para responder.


- Eso, no soy un niño.


- Tienes que relajarte. - algo en mi pecho me dolió y recordé cuando mamá me decía eso en estas situaciones.


- No de nuevo por favor.


- Hijo ¿recuerdas que la última vez no fue nada?


- Me prometiste que no volveríamos de nuevo a esto. - ya lloraba


- Amor enserio, cierra tus ojos. - papá susurró.


- ¿Quieres que arregle tu mano sin anestesia? Sin mentirte te va a doler. - eso me tranquilizó bastante, noten el sarcasmo.


- Si quiero la anestesia.- acercó su mano y me fui para el lado.


- No te muevas y respira.


- Ya. - lo volví a hacer y papá al parecer le aburrió mi cobardía porque me sujetó.


- Puedo solo. - lloriquee.


- Mateo basta. - pasaremos un largo rato aquí.


En realidad fueron solo dos minutos porque me dio una clavada muy fuerte a la mano y pedí casi a gritos que me quitaran el puto dolor.


- Listo, dejaremos que pase unos minutos para que haga efecto.


Realizó diferentes maniobras para volver el hueso a su posición por un rato bastante largo.


- Esto es todo por el momento, dejaremos esto aquí por unas semanas. Tendrán que volver a rehabilitación con el fin de recuperar la amplitud de movimiento y la fuerza de la articulación.


- Muchas gracias. - dijo papá y yo asentí como apoyándolo.


- No es nada, cuídense.


Alex


Los niños insistieron en que después de almorzar querían ir a la playa entonces como todo un tío consentidor los llevé. Dejamos la casa con llave y le avisé a Connor.


- Hijo coloca la toalla bien en la arena. - su mamá lo regañó.


- Ya sé.


- Ve a jugar un rato con los demás. - le dije y me miró.


- Dices jugar como si fuera un niño. - puso los ojos en blanco.


- Porque lo eres chiquito. - mi esposa le sonrió.


- ¿Me dejan ir al mall? Los demás se quieren ir que comprar una polera. - Daniel me preguntó.


- ¿Con el permiso de quién? Connor está en la clínica con tu primo.


- Seguramente te pedirían permiso, por favor.


- No creo que se buena idea, querían venir a la playa y aquí están. - mi esposa aún decía que no.


- Gabriela es un pequeño rato, ¿volverán temprano cierto?


- No Alex y a ti ya te dije Daniel.


- Mami..


- No es no, mañana pueden ir. Les puede pasar algo.


- Agh te odio.


- Hey alto ahí, no le hables así. - me enfadé un poco.


- Sigue y nos iremos a la casa, no te comportes mal.- ella también se enfadó.


Emily


Les avisé a todos que me ausentaría solo un rato pero nadie me prestó atención, recibí el mensaje del chico del avión para juntarnos cerca de aquí. No conocía muy bien esta ciudad pero me pude guiar por el celular con las direcciones.


- Hola preciosa. 


- Hola - negué con una sonrisa en el rostro al verlo y nos fuimos juntos por un helado.


- ¿Te gustaría aprender trucos con esta patineta? 


- No me digas que la trajiste... - feliz lo abracé con mucha confianza que digamos. - Lo siento fue...


- Tranquila, me gustó tu abrazo. - reí. - Podríamos practicar en ese lugar de allá pero con cuidado.


- Si obvio.


Sé que juntarse con una persona que apenas conocí hace unas horas no es una medida muy responsable pero el chico de verdad me llamaba la atención, cuando vivía con mamá nunca me impidió algo como esto ni siquiera le importaba si había comido en el día o no. 


- ¿No crees que es algo tarde? - le pregunté porque ya salía el atardecer.


- Cierto, debería ir a casa. Espero poder juntarnos en otra ocasión ¿te dejo en la playa?


- Si, gracias. - caminamos lentamente hasta llegar pero no vi a nadie de mi familia, al parecer se habían ido y entré en pánico porque ¿cómo se suponía que iba a volver?


- Bueno, adiós.


- Espera ¿me podrías hacer un favor muy grande? 


- Si claro. - le indiqué su celular y con gusto me lo prestó.


Marqué al número de Marco el cual es el único que me había aprendido hasta ahora y de inmediato me contestó desesperado.


- ¿Marco?


- ¿Emily? ¡Gracias a Dios! 


- Estoy sola en la playa y me dejaron. - dije molesta.


- ¿Me puedes explicar por qué mierda no me avisas que te vas a ir de la nada?


- ¿Puedes venir a buscarme? - Escuché una leve discusión por teléfono. - ¿Vendrás o me darás la dirección para irme sola?


- Espérame ahí, en casa hablaremos.- habló papá dejándome helada.


 

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