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Pequeñas Travesuras
Autora: Anaisbvm
Capítulo 23, Vacunas
Liam
Finalmente llegó el peor día de todos, el que nadie esperaba para nada.
Por suerte nosotros nos salvamos de pasar en el colegio y que acabe en burlas amistosas por nuestras reacciones con todo esto. Los que si iban a asistir eran los "valientes" en este caso Emily y por alguna extraña razón mi mellizo el cual nunca estuvo incluido en ese grupo.
Como lo conozco tanto se que fue para aparentar frente a nuestra hermanita pero en eso no hay problema, él es el único que metió el pie en el fondo porque asiste igual.
Para comenzar nuestro día puedo decir que nunca nos habíamos levantado tan temprano como hoy, despertamos una hora antes que la alarma fuera a despertarnos, pensábamos ir en la mañana pero como Mateo reclamó ayer decidimos ir más tarde.
Se supone que a las 10 de la mañana teníamos que ir a la clínica, exactamente por los nervios ni por la noche pudimos dormir.
Mi plan estaba más que claro pero había un gran problema y es que nunca conté con que dos de mis hermanos no fueran junto a nosotros en el auto para pasar desapercibido.
Todo se ponía más difícil para completar todo y eso me tenía de muy mal humor. Eran exactamente las 8 ya que a las 9 sonaba la alarma para arreglarnos.
Chat grupal
"Brothers"
Eliminaste a "Emily pendeja" y "Ryan el traidor" del grupo.
Liam: ¿Alguno despierto?
Ethan: Yo
Marco: ¿Quien colocó una película anoche a todo volumen?
Ethan: Yo
Marco: Gracias por no dejarme dormir.
Liam: Todos sabemos que no dormiste por otra cosa hermanito.
Marco: No empieces.
Mateo: ¿Ustedes también están despiertos?
Ethan: ¿Que no ves los mensajes? Idiota.
Liam: No comiencen quieren.
Marco: Deja de molestar Ethan.
Mateo: ¿Como me llamaste? Ven a mi cuarto y me lo dices en la cara.
Liam: ¿Chicos? ¡Hoy es nuestro día de unión como hermanos!
Mateo: Cierto mejor lo dejamos para mañana.
Ethan: Concuerdo con el idiota.
Mateo: Mira imbécil me lo dices de nuevo y te rompo la cara.
Marco: Paren de hablar y tengan claro el plan.
2 minutos después.
Marco: ¿Hola? ¿Que les pasa? ¿Por qué no hablan?
Ethan: En mi defensa tú nos dijiste que teníamos que parar de hablar.
Liam: Ajá.
Mateo: ¿Quién tiene hambre?
Liam: Una pregunta. ¿Daniel va con nosotros?
Marco: Supongo, pero es uno de los nuestros.
Liam: Hermanos, queridos hermanos.
Ethan: ¿Que hiciste ahora?
Mateo: Dilo rápido.
Marco: Te conozco, me huele a traición.
Ethan: Y a mi a panqueques.
Liam: No es tan grave pero tengo mi propio plan, si me apoyan la verdad estaría muy agradecido.
Marco: No, si nos hundimos vas con nosotros.
Ethan: Exacto.
Mateo: Lo sentimos por ti hermanito.
[Todos se desconectaron]
Un poco molesto por la actitud de mis hermanos me estuve estirando y maldiciendo mentalmente a todos en mi cama. Se supone que en estos momentos nos hacemos los dormidos hasta la hora de tener que arreglarnos pero yo solo me voy a torturar con pensamientos negativos sobre lo que viene más adelante.
Ryan
Nunca en la vida pensé que iba a querer aparentar algo frente a mis hermanos pero por alguna extraña razón me uní como estúpido con mi hermana.
Ella feliz de la vida en su sala de clases sin preocupaciones pero yo estoy todo lo contrario, los amigos de Liam están acompañándome un rato en el baño porque me puse a vomitar hace 5 minutos atrás.
- ¿Te encuentras bien? - Alan vino a verme.
- Si, si.
- Podemos llevarte a enfermería y..- él preguntó.
- Me siento mejor.
- Digamos que te creo. - saqué el cepillo de mi mochila, no se por qué pero la estoy trayendo a todos lados.
- Si te piensas ir de la escuela te acompaños.- Julián me dio una mirada cómplice.
- Ya quisieras.- soy uno de los mejores alumnos acá y arruinaría todo al irme pero no es mala idea tampoco.- ¿Que nos toca ahora? - pregunté saliendo del baño con ellos.
- Creo que historia, miren ¿son las enfermeras?
- No, no.- me fijé al fondo del pasillo y esperaban a que tocara el timbre que termina el recreo para entrar.
- Que aburrido, odio cuando esto pasa.- Julián colocó una mueca.- Apuesto diez dólares a que Alan se va a los baños dos minutos antes de que lleguen.
- Te acompaño.- ambos me quedaron mirando y cuestionando alguna cosa.
- ¿Por qué razón viniste hoy? Recuerdo que siempre que nos tocaban vacunas tú faltabas pero hace 3 años ya.- Alan esperaba una respuesta atento.
- Mhm.- no sabía que decir.- Porque si, no hay nada más.
- ¿Les tienes miedo? - Julián puso toda su atención en mi.
- No, claro que no. Vamos a clases.- salvado por el timbre.
Liam
El desayuno fue un completo fracaso ya que queríamos ganar tiempo pero papá no pensaba lo mismo al estar ahí preparándonos con sus charlas motivadoras de la salud y sus regaños por comer tan lento.
- Ya es tarde, suban a lavarse los dientes.
- ¿Papá y si nos quedamos aquí? - Mateo tuvo un puchero durante toda la hora del desayuno.
- Cariño ayer hablamos sobre esto.- le dio un beso en la frente.
- ¿Y yo que voy a hacer tío? - Daniel nos quedó mirando.
- Nos vas a acompañar y por ahí vemos si te pueden aplicar una vacuna a ti también.
- ¿Qué? No, mi papá va a ver eso. No te preocupes tío.
- Hablamos esto en el auto, por ahora quiero a todos listos en menos de 15 minutos.
Fui el primero que se levantó de la mesa para ir al baño, creo que no disfruté absolutamente nada de la comida.
Planeaba seguir con todo, no porque los demás se iban a oponer yo les iba a hacer caso. Cuando nos tocaba subir al auto lentamente hice lo que pensé hace tiempo.
Corrí por subirme de los primeros al auto, esperé unos minutos hasta que comenzaron a salir y cuando iba a abrir la puerta del lado contrario que me daría escapatoria los muy traicioneros de mis hermanos alcanzaron a subir ambos por cada lado dejándome completamente atrapado.
- Dame espacio Marco.
- Te dije que te unes Liam.- estuve suspirando pausadamente para calmar mis nervios y enojo.
- Déjame salir.
- Liam te van a atrapar más fácil.
- ¡No si ustedes cierran sus grandes bocas!
- Ethan, ¿me dejas pasar?
- Lo siento.- llegué al punto de pasar mi paciencia y lo empuje para salir del auto pero papá justo salió de la casa con mi primo quedándome viendo fijamente.
- ¿Que haces Liam? ¿Que son esas formas de empujar a tu hermano?
- Papá es que fue sin querer, se me había olvidado algo en la pieza y quería ir por eso.
- ¿Que cosa?
- Mis audífonos para el viaje.- su mirada me decía que sabía como mentía.
- ¿Esos que tienes colgando en el cuello? Al auto cariño.
- Maldición.- susurre subiendo nuevamente y enojado con mis dos hermanos mientras que Mateo solo estaba en el último asiento mirando por la ventana.
Cuando encendieron el auto para irnos ya me sentía mal porque nada sale como yo quiero.
Íbamos a mitad de camino y papá recibió una llamada que al parecer era del colegio de nosotros.
- ¿Hola? Si, con él. ¿Disculpe? ¿Ryan? ¿Donde está? ¿Que hizo que? No se preocupe ahora voy hacia allá, muchas gracias.- creo que uno de nosotros está en problemas.
- ¿Que pasó?
- Ryan entró en pánico con todo esto y pues pateó a una enfermera, corrió como loco hasta el baño negándose a salir por su voluntad. Tuvieron que llamar al señor del aseo para sacarlo de ahí y llevarlo a dirección.
- Uy.
- ¿Así que vamos otro día? - Marco preguntó esperanzado.
- No, iremos por tu hermano y luego a la clínica.
Desde ahí fue un silencio absoluto como si todos estuviéramos pensando por mucho tiempo, al llegar a la escuela papá se tardó alrededor de una media hora conversando con el director.
Nosotros aquí solo nos mirábamos si escapar o no.
- Yo digo que nos vamos ahora.
- ¿Y recibir un castigo por irme? Ni hablar.- Marco se cruzó de brazos.
- ¿Entonces qué hacemos? - Ethan tenía la cara pálida.
- Aceptar todo.- Mateo parecía rendido.
- Si me permiten iré con ustedes.- Daniel nos sonrió.
- No pensábamos dejarte aquí, bro.- le respondió Marco.
Después de mucho rato no quisimos bajarnos para evitar los muchos problemas que tendríamos. Ryan venía con la cabeza agachada y papá abrazandolo por los hombros.
No quiso decir ninguna palabra durante el camino y lo respetamos por completo.
Al llegar a la clínica sólo avanzábamos hacía adentro mirando todo alrededor o por lo menos en mi caso fue así. Como si desconociera el lugar, cosa que es absurda.
Subimos al segundo piso ya que ahí estaba el doctor que nos atendía pero al parecer justo hoy no asistía dejándonos en manos de otra persona.
- Ahora iré a ver unas cosas con la secretaria así que se quedan sentados ahí.- le hicimos caso porque decir que estábamos fritos era poco.
- Allá están las escaleras de emergencia.
- ¿Enserio Liam? - Ryan dijo su primera palabra.
- ¿Pensabas que nos quedaríamos aceptando todo?
- Liam tiene razón.- Me apoyó Ethan, Mateo, Daniel y Marco.
- Papá se va a enfadar y mucho.- todos le restamos importancia.
- Ahora si, hay que levantarse.- los guié.
- Esperen.- dijo Marco frenando todo nuestro plan por completo.
- Vamonos, ¿qué demonios quieres?.- ya me encontraba nervioso.
- No quiero otro castigo.- lo miramos entrecerrando los ojos.
- Si quieres ir directo a esa puerta para pasar torturas hazlo solo.- reclamó Mateo.
Nuestro hermano mayor lo pensó bastante diría yo porque esos segundos eran muy valiosos y decidió no hacer escándalos quedándose en el lugar junto a nuestro primo.
Solo quedábamos cuatro para completar el escape y ser fugitivos.
- Si nos delatan las pagan en la casa.- susurramos enojados los que eligieron buen camino.
- Váyanse si pueden, trataré de distraer a papá, cobardes.- Marco se alejó.
- ¿Con que cara nos dice cobardes? - pensé en voz alta.
- Tenemos que irnos ahora.- Ethan corrió sin seguir el plan hacía la puerta de salida y a nosotros solo nos quedó seguirlo.
En gran parte estaba enfadado porque nada de lo que tenía planeado funcionó pero como último recurso no podía desperdiciar esta oportunidad.
Al momento de pasar por esa puerta sentí los gritos de papá para que volviéramos, si no salíamos ahora de este lugar probablemente nada va a valer la pena.
- ¡Corran!
- Vamos a morir.- Mateo temblaba.
- No seas pesimista, hay que encontrar las escaleras más cercanas y... ahí está.- nos acercamos.
Colocamos solo un pie afuera de la clínica y dos guardias estaban esperándonos en el otro lado, volteamos a ver atrás pero para nuestra mala suerte apareció papá molesto.
Solo dos palabras.. Estamos jodidos.
- Esto ya es mucho, caramba. Se me van a sentar ahora.- lo miramos arrepentidos.
- Pero..- Mateo tenía lágrimas en el rostro y un puchero muy grande.
- No lo diré de nuevo.
Cuando llegamos al punto de inicio los dos traidores nos miraban con una mueca en el rostro.
- Miller.- llamó una enfermera y creo que todos entramos en pánico.
- Papi quiero irme.- mi hermano menor ya lloraba en silencio y papá solo se acercó a él abranzandolo por los hombros.
- Vas a estar bien cariño, es solo un piquete y ya está.
Que gran mentira, ese bendito líquido es el que duele.
- Ustedes primero.- habló papá.
- ¿Desconfias de nosotros? - pregunté para tentar mi suerte.
- ¿Después de lo que acaban de hacer me lo preguntas? Vamos, entra.- bajé la mirada enfadado.
Ese olor a hospital que se siente me causa náuseas, nunca en la vida me han gustado este tipo de lugares.
- Hola, buenos días. Soy la doctora María. ¿Que les trae por aquí?
- Venimos por las vacunas del virus.
- Oh, claro.- en su computador buscó nuestras informaciones.- Bueno, el primero por favor sentarse en la camilla y subirse la manga de la camiseta.
El gran problema comienza ahora porque nadie quiere ser el primero en sentarse, aunque los otros traicioneros lo nieguen se que sienten nervios de igual manera.
Si alguno emite aunque sea un pequeño ruidito me largo de aquí.
- Yo voy.- Daniel, como no. Se sentó tranquilamente cumpliendo con todo el procedimiento.
Frotaron un algodón en su brazo y luego sacó la aguja más grande que había visto en mi bendita vida. Tal vez exagero pero si que era grande.
- Niños vayan hacía allá, luego se acercan.- nos indicó papá.
Se perfectamente lo que trata de hacer, nos quiere alejar para que no veamos todo y nos asustemos pero eso ya es imposible. Yo venía así de nervioso desde que salimos de la casa.
- Me quiero ir.- Ethan cerró los ojos.
- Creo que voy a vomitar.- Mateo nos miró pálido.
- Yo igual.- de la nada vinieron mis náuseas.
- Si quieren los acompaño al baño.- susurró Marco.
- ¿Tu crees que nos van a dejar ir? - preguntó Ryan.
- No pero vale la pena intentar..
- Au.- Daniel se bajó de la camilla y nosotros lo quedamos viendo peor de lo que estábamos.
- Listo, ¿quién viene?
- No duele nada.- nos dijo calmado pero con la mirada era otra cosa.
El segundo en ir de sacrificio fue Ryan el cual después de hacer un show en la escuela solo lo vimos cerrar los ojos y aguantarse todas las palabrotas que existen en el mundo. Al terminar salían del consultorio.
- Liam acércate, cariño.- conmigo no fue lo mismo. No quería causar ninguna escena con los que quedaban en el cuarto pero mi miedo me decía otra cosa.
- Que vaya Marco, papá. Es más grande.- vaya estupidez.
- No me jodas, anda tú.
- Marco por favor.- le suplique temblando.
- Me la debes.- fue como si mi alma volviera al cuerpo cuando él se fue por voluntad propia causando asombro a todos, tiene fama de ser cobarde en estas situaciones pero lo tomó bastante bien. Cuando terminaron salió junto a los demás.
Lo peor es que quedamos los tres miedosos mirando la puerta como salvación.
Papá sabía bien que llamar al menor iba a ser un escándalo seguro entonces se acercó a mi.
- No..
- Hijo, te prometo que va a ser lo más mínimo. No sentirás casi nada.
- Me va a doler.
- No mi vida.- decía guiándome a la camilla.
- Me siento mal.
- Son los nervios corazón. Cierra tus ojos.- me abrazaba y de a poco me sacaba doble poleron que me puse por las dudas.
Yo solo me concentraba en como la mujer de enfrente sacaba una nueva aguja que según yo crecía más.
- Hey, no mires.
- Me va a doler.- solo se escuchaban mis quejas y lloriqueos.
- No es así, confía en mí.- trataba de suspirar profundamente pero no funcionaba.
- ¡Au!
- Liam aún no te colocan nada, era el algodón.- vaya vergüenza..- Cierra los ojos..
Solo esperaba a que me pusieran eso rápido para salir de aquí pero de los puros nervios miré la aguja casi entrando a mi brazo y empujé a papá bruscamente para salir pero él solo me sostuvo para que no saliera corriendo.
Creo que eso fue mucho peor porque estaba completamente tenso, no esperaron que puediera respirar ni nada y la clavaron en mi brazo.
- Ay.
- Tranquilo.
- ¡Auuu! ¡Basta!
- Ya pasó, es todo.- ni cuenta me había dado cuando tenía lágrimas recorriendo mi rostro y a papá tratando de consolarme.
Cuando salí por esa puerta no supe nada más sobre lo que ocurrió adentro, mi único objetivo ahora era ir a sentarme con vergüenza con mis otros hermanos sin sentir el brazo.
Mateo
Solo bastó escuchar llorar a mis dos hermanos en esa camilla para quedar como último en esa sala del mal. Al parecer la enfermera y papá sabían que sería un caso difícil porque me miraban como si fuera un animal asustado.
- Hijo ven.- no pensaba caer en eso.
- No, quiero irme de aquí.- con mis experiencias en este lugar era consiente que escaparme por segunda vez iba a ser poco probable lograrlo pero lo intenté de igual manera. Cuando iba saliendo Ethan por esa puerta mentalmente le pedí perdón al empujarlo hacía atrás cuando salí corriendo por mi vida.
Pero tal como le ocurrió a Liam lo alcanzaron y pude ver mi vida pasar en un segundo como si fuera a morir. De verdad creo que estoy siendo un exagerado.
Traté de hacer un tercer intento pero se me desató el cordón de la zapatilla logrando que lo pisara cayendo de boca al piso.
- ¿Mateo estás bien?
- Mhm.- por poco no me saco todos los dientes.
- Ves lo que pasa por estar corriendo.
Si me querían ver llorar como a un niño ahí lo tenían, todos prestaron su atención en mi, hasta las señoras decían "pobrecito".
- No mi vida, no llores.- me comenzó a dar besos por toda la frente levantándome del piso.
- Papi..
- Está bien, te acompaño al baño para que te laves la carita.- lo seguí.
Me miré al espejo y me dio una gran decepción, tenía los ojos completamente rojos.
- ¿Soy patético verdad?
- Claro que no.
- Un chico de 15 años llorando por algo tan poco.
- Todos tenemos miedos y es completamente justificable tener que llorar o querer salir corriendo.
- Lo siento por comportarme así.
- No es nada amor, ¿listo?
- No snif - me sonrió triste llevándome de nuevo hacia donde estaba la doctora la cual no dijo ningún comentario.
Cerré mis ojos lo más que podía esperando algo pero nunca sentí nada y confundido los miré a ambos que tenían una sonrisa.
- Ya terminó.
- ¿Qué? ¿Enserio?
- Si jovencito.- la doctora me dieron una paleta.
- Ni me dolió.- nunca había tenido una sonrisa tan grande de felicidad como la de ahora.
- Ves que no era para tanto.- Lo abracé diciéndole gracias a la señora súper contento.
- Pero de igual manera no pienso volver.
- De acuerdo campeón.- mi papá colocó a reír a carcajadas acariciandome la cabeza.
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