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Improvisando
Autora: Brisalunar
Capítulo 2 testigo indeseado
-Estamos verdaderamente jodidos – Se lamentó Piero a la par que tiraba su cabeza hacia atrás y la apoyó con el muro.
-Con esas palabras no me haces sentir mejor primo- le hizo saber Ian poniendo los ojos en blanco
-No era mi intención hacerlo.
En estos momentos los jóvenes se en encontraban a la espera de que sus padres llegaran, si bien sus padres eran abogados, sabían que no habría problema en resolver el asunto policial, incluso la pelea la podrán llegar a comprender un poco, solamente un poco, debido a que los chicos defendieran al vendedor porque un par de adultos lo comenzarán a atacar, podrían decir incluso que fueron unos verdaderos héroes, sin embargo, después de que la pelea comenzó solo con intercambio de palabras, rápidamente paso a los puños, y los chicos se olvidaron que su excursión a la tienda debía ser lo más veloz posible.
Piero se preguntaba una y otra vez en su cabeza como paso esto, de encontrarse jugando video juegos en la habitación de su primo, a detenidos en una estación de policías. Estaban los tres en medio de una partida cuando el celular de su primo comienza a sonar, él lo silencia, pero le comienzan a llegar mensajes insistentemente hasta que decide atender, enterándose que un amigo estaba en un aprieto y necesitaba su ayuda, ahora debido a eso se encontraban a la espera de que sus padres los fueran a retirar.
-No pasará nada, el dueño explicará todo, a nosotros solo nos tienen aquí por ser menores de edad, ¿o no? - expresó Giovanni, poniéndose a sí mismo una pregunta obvia para los presentes, que tanto problema podría resultar el haber sido buenos samaritanos y defender al indefenso vendedor.
Ian y Piero lo miraron incrédulo
-Claro, no pasará nada, solo que estábamos afuera sin permiso, a una hora que se supone ya no podemos salir, en una tienda al otro lado de donde vivimos y para colmo nos ponemos a intercambiar golpes con unos adultos que nos doblan el tamaño, no es nada del otro mundo – respondió irónicamente Ian, pero al notar la mirada de madre gallina que le dio Piero decidió dejar su humor.
-Hey... - hablo hacia Giovanni, esperando que este levantara la vista para que lo mirara fijamente
-lo siento primo, solo estoy nervioso- explicó en un tono más suave -papá me dijo que una más de las mías y que me olvidara de sacar la licencia de conducir- Se lamento para sí mismo
- ¿Y crees que eso es malo? - cuestionó Piero - ¡el nuestro ni siquiera nos dejará asomar las narices a la calle hasta que nos graduemos!
-Y no olvidemos lo incomodo que será sentarnos en el auto- agregó su hermano en un susurro que fue escuchado por los dos jóvenes, y como si estuvieran conectados por algo más allá de la sangre, pudieron sentir una gota helada recorrer su espalda lentamente, no podían olvidar que los castigos en su familia eran para todos iguales, como a un maldito crio que se portó mal, aunque bueno si hubiera una línea imaginaria, ellos la cruzaron varias millas al termino "portarse mal".
-sí, podemos omitir esa parte por un rato. – comentó Piero
- ¿Crees que Papá te deje sacar la licencia Piero? - pregunto Giovanni, repentinamente cambiando de tema.
Piero se sorprendió con la pregunta y comenzó a meditar, la verdad no ha tenido mucha relación detrás del volante y tampoco está ansioso con tener el permiso a diferencia de su primo, ya que en su razonamiento pensaba que necesitaba que alguien le enseñé y además le pasen un auto.
-No creo que Papá tenga tiempo para enseñarme y menos ganas de pasarme el auto, Giovanni.
- ¿Se lo has preguntado?
Piero suspiro, porque su hermano tenía que siempre hacer preguntas de ese tipo y en momentos inoportunos.
-Solo lo sé, él ahora siempre está ocupado- Sentencio pidiendo interiormente que su hermano dejara el interrogatorio
Ian estaba callado observando aquella platica, el sabía que Piero se sentía dejado de lado por Lorenzo, y más aún desde que estaban trabajando en su propio bufet, la razón principal era que el sobrino de Lorenzo se encontraba estudiando leyes, y había comenzado a procurar en la oficina motivado como una forma de aprendizaje laboral, él mismo podría entender a su primo al saber que su padre cada día lo ignora más y alaba a un tercero, sabía que más que celos, lo que sentía en ese momento era tristeza.
-Quizás podrías pedirle uno, tienes el mejor promedio de tu clase- sugirió inocentemente Giovanni, Piero se puso cabizbajo ante aquellas palabras, que importaba su tenia las mejores calificaciones, su padre últimamente solo hablaba de lo rápido que aprende Giulio en la oficina y lo valioso que ha sido su aporte.
-Si yo tuviera tus calificaciones Richard me dejaría hasta fumar yerba- intentó bromear Ian para relajar el ambiente, haciendo que sus primos soltaran una pequeña risa.
-Creo que es peligroso hablar de yerba aquí dentro- sugirió Piero con un poco más de humor que hace un momento
-Vamos, ya estamos encerrados, les presento el límite, ahora no pueden decirnos que debemos o no conversar.
-Si, pero si aparece tú padre nadie te salva primo- agregó Piero con una sonrisa
-Bueno, él también fue joven y se fumaba sus caños, la manzana no cae lejos del árbol.
- ¿Cómo sabes eso? - Preguntó Giovanni mientras abría sus ojos sorprendido ante aquella declaración
-Lo he visto en sus fotos de universidad, de echo estaba con su padre.
Los hermanos Medeci se miran asombrados durante unos segundos que parecieron eternos, sorprendidos de los actos de su correcto padre, no es que ellos tuvieran algo en contra de fumar yerba, pero tenían más que claro que a él no le gustaba para nada la idea de que sus hijos lo hicieran.
"Que hipócrita" pensó Piero, y se cuestionaba de cuantas cosas el no sabía de su padre, antes, aunque sea compartían platica cuando jugaban ajedrez, pero claro, de apoco el tiempo de Lorenzo se volvió más valioso y no podía desperdiciarlo.
-No pongan esas caras, que tampoco me dijo un día "Hijo ven a que te muestra como pasaba mis tardes fumando cuando estaba en la universidad"- comenzó a decir Ian imitando la voz de su padre, al notar las expresiones de sus primos – Una tarde necesitaba un archivador para entregar un trabajo y cuando fui a buscarlo a su despacho, lo encontré revisando aquellas fotografías.
-ahora no sé qué me sorprende más, que nuestros padres fumaran o que tú te preocuparas por entregar un trabajo- dijo Piero
-bueno, dije que entregue el trabajo, no que me haya ido del todo bien, tengo una reputación que mantener.
-Vaya tus prioridades primo- comentó Giovanni
-Si, yo no pensaba que supieras lo que es un archivador- agregó Piero fingiendo sorpresa.
Los adolescentes comenzaron a reír y por un pequeño momento olvidaron en donde estaban metidos.
-Quizás quedarnos aquí por un rato sea mejor que en nuestras casas-
Piero e Ian miraron a Giovanni ante su sugerencia, y este inmediatamente añadió
-Es verdad, por lo menos nos estamos riendo –
-Medici y Walker – dijo un oficial de policía llegando a la puerta de la reja, para comenzar a abrirla, los chicos se pusieron de pie y se acercaron para salir.
-Sus padres están aquí, se revisó el video de seguridad y se corroboro con la declaración del dueño y la de ustedes, así que no están en problemas – los tranquilizó, mientras abría la reja, en ese momento Ian tomó uno de los barrotes y volvió a tirar hacia adentro, cerrándola estruendosamente y poniéndose pálido a la vez que volteaba a mirar a sus primos.
- ¡Chico, como se te ocurre hacer eso! -lo reprendió el oficial – Aquí las personas quieren salir, no se encierran ellos mismos.
-Primo te estás más blanco de lo normal- Le hace saber Giovanni, la mirada de Piero se clavó en la de su primo y ambos inspiraron fuertemente.
-Creo que me cuesta respirar – declaró aprensivo Ian.
-Bueno, en estos momentos solo necesito que puedas salir- añadió el policial un poco impaciente por la actitud de los jóvenes.
Despacio, casi a la velocidad de tortuga comenzaron a avanzar y salir, Giovanni no lograba entender porque su hermano y primo estaban tan nerviosos por escuchar que había un video de seguridad, si él hubiera sabido desde el principio se habría tranquilizado por tener una prueba a sus declaraciones, claro que eso solo bastaría para el tema policial, el asunto con sus padres al volver a casa es un cuento aparte.
-Vamos, si por lo que he escuchado con el video está todo más que claro y resuelto – los alentó el policía
-No es por aguar sus ánimos, pero nuestros problemas están ligeramente lejos de arreglarse- Respondió Ian, apenas aguantándose el sarcasmo.
- ¿Por qué dice eso? - Preguntó Giovanni a Piero en un susurro
-No querrás saberlo tan pronto hermanito.
Giovanni se puso nervioso ante esas palabras, no las lograba entender y por más que recordará todo lo ocurrido durante el día no hallaba respuesta. Sin darse cuenta los jóvenes se encontraron en la sala de los oficiales y un sudor helado recorrió nuevamente por sus espaldas.
-Papá- Se atrevió a decir Ian para calmar un poco los ánimos y tantear el humor de su progenitor - ¿Pasan cosas de locos', ¿no?
Richard se acercó rápidamente a su hijo y ante sus palabras este resopló un tanto frustrado porque su adolescente no era capaz de medir las consecuencias de sus actos, ya estando a su alcance lo sujeta firmemente por sus hombros para observarlo y darle una inspección rápida, no tenía heridas ni rasguños y lo agradeció infinitamente, mientras lo presionaba contra su pecho en un fuerte abrazo protector, cuando el policía lo llamo pensó lo peor, y ahora solo daba gracias de tenerlo en sus brazos, ya vendrá la reprimenda en casa.
Lorenzo por su parte no se movió de su lugar, tenía una mezcla de emociones que pasaban desde el enojo, incertidumbre y preocupación, que sus pequeños hayan salido al otro lado de la ciudad, sin permiso, y terminar peleándose con tipos casi el doble de altos que sus hijos, para luego chequear las cámaras de seguridad y ver las imágenes. Todo lo sucedido dejo en evidencia que sus hijos no confían en él, pero Lorenzo no se da cuenta que no los puede culparlos de todo, desde que esta con su firma de abogados cada vez se ha vuelto más distante.
Observa a sus hijos con detenimiento, el alivio se apodera de él cuando se percata que ninguno ha sufrido daños, como se lo han comentado los policías anteriormente, sin embargo, puede notar leves temblores en Giovanni y no es necesario que levante su mirada del piso para saber que tiene sus ojitos con lágrimas, mientras que Piero se encuentra justo detrás de su hermano, tocándolo del hombro en una especie de consuelo, a diferencia de su hermano, no tiene la mirada gacha, pero si puede notar que expresa nervios y una profunda tristeza, sin comprender a que se debe la segunda.
Los chicos comienzan a avanzar lentamente hasta su padre, Giovanni, sin poder contenerse más se lanza a sus brazos, haciendo suspirar a Lorenzo, siempre su pequeño ha expresado sus emociones con facilidad, mira a Piero y mientras que con una mano le acaricia levente el cabello a Giovanni, con la otra toma la mejilla de su hijo mayor y la pasa con delicadeza notando el leve sonrojo que comienza a teñir su cara. Le gustaría quedarse así por más tiempo, pero sabe que hay muchos puntos que tratar con este par, así que con mucho cuidado separa un poco a Giovanni para que él lo pueda mirar.
-Nos debemos ir – Dijo Lorenzo con voz seria, haciendo que ambos niños tragaran saliva y de paso sintieran una picazón en su trasero.
Se giro a ver a su cuñado que se encontraba hablando con un oficial mientras que tenía a Ian sujeto del brazo, intercambiaron miradas y Richard capto sus intenciones.
-Ve, yo me preocupo de terminar los formularios-
Lorenzo le respondió moviendo su cabeza en señal de aprobación y se dirigió nuevamente a sus hijos.
-Vamos al auto- Dijo y dirigió a sus pequeños hasta el lugar en donde estaciono el vehículo, notando como ambos comenzaron a caminar más a prisa y se fueron en los asientos de atrás.
-Papá – Comenzó a decir Giovanni lentamente, pero fue cortado por su padre
-No quiero escuchar ninguna palabra de ustedes dos – Declaró Lorenzo de forma severa, volteándose para mirarlos – Después tendrán tiempo de dar explicaciones- sentencio
A Giovanni se le pusieron los ojos rojos, su padre estaba enfadado y además decepcionado de ambos y eso le dolía bastante, Piero se percató de la lagrima traicionera que se le escabullo a su hermano por la mejilla y la ira se apodero de su boca.
- ¡No ves que Giovanni está arrepentido! – gritó – ni siquiera fue su culpa, nosotros lo obligamos a que nos acompañara –
Tenia esa necesidad de hacerle ver a su padre lo arrepentido que esta su hermano y también de cierto modo sacar la rabia acumulada por aquella semana, coronándose con la visita a la comisaria.
Lorenzo se giró rápidamente enojado y le respondió a su hijo mayor
-Primero me bajas el tono y no me faltas el respeto - le señalo con un dedo – y segundo, ya he dicho que después pueden dar todas las excusas que quieran –
Miro a Giovanni y pudo comprender un poco la reacción de su hijo, a él mismo le partió el alma el ver a su pequeño con sus ojitos llorosos, notando lo afligido que estaba, pero eso no es excusa para las faltas de respeto.
-No llores hijo, que te puede hacer mal- dijo con voz suave, pero no pareció tener efecto porque Giovanni comenzó a sorbetear la nariz y sollozar más a fuerte, Lorenzo decidió bajar del vehículo e ir donde su hijo, saco de su bolsillo un pañuelo y se lo entregó, mientras le acariciaba la cabeza por unos minutos, hasta calmarlo.
-Estás enfadado – susurro Giovanni -No es culpa de Piero, yo quise ir papá-
Quiso decirle allí mismo a sus hijos que estaban perdonados, pero la verdad es que aun podía sentir la ira y preocupación correr por sus venas, sabía que sus dos hijos estaban arrepentidos, aunque sea solo Giovanni el que lo demuestre, comenzó nuevamente con las caricias en el cabello y está vez se adentró un poco al vehículo para alcanzar a Piero y repartirle un poco de afecto a su cabecita.
-Le dije a su madre que ambos conversaríamos con ustedes- hablo con delicadeza, observando a ambos– No tienen ni idea del susto que nos han dado-
Los chicos asintieron y a pesar de aquella advertencia de "No quiero escuchar ninguna palabra" Piero se atrevió a hablar, total, ya nadie había acatado la orden.
-En verdad lo lamento – dijo mirando a su Padre -Lamento preocuparlos y haber involucrado a Giovanni
-Ya conversaremos todos en casa ¿Está bien? – Su padre le sonrío cálidamente - Tienen mucho de que explicar, y no se les olvide aclarar por qué en sus mochilas había botellas de alcohol-
Giovanni miro a su hermano y rápidamente comprendió todo, a eso habían ido en primer lugar a juntarse con el amigo de Ian, y por eso estaban tan preocupados de aquellas cámaras, como las mochilas se les quedaron en el almacén, nadie sabría que les pertenecían a ellos, sin embargo, esas cámaras los delataron.
Piero se tenso a escuchar esas palabras de su padre, ahora estaba todo confirmado y sabía que se les quedaron sus mochilas en aquel lugar, tendría un gran lío en casa ya sin mencionar el tema de la salida y terminar en la estación de policías, cuando notó la mirada de Giovanni, este le tomo su mano para que no se volviera a poner nervioso, no comprendía con que facilidad su hermano pequeño era capaz de demostrar sus emociones, ahora claramente veía que había comprendido porque con su primo se asustaron cuando escucharon hablar de las cámaras de seguridad. Se acercó más a el y paso su brazo por detrás de sus hombros en un pequeño abrazo.
Lorenzo los observó por el espejo retrovisor y sintió un cálido calor en su pecho, le enternecía como se llevaban y que Piero sea tan protector con su hermano, hasta que un sonido lo distrajo de sus ensoñaciones, y la pantalla del vehículo le estaba avisando de una llamada entrante.
"Mamá llamando"
Pobres chicos la que se les vienen encima ,sobretodo a Piero
ResponderEliminarTerry