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domingo, 30 de mayo de 2021

Sorpresas de la vida capítulo 9


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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.

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 Sorpresas de la vida

 Autora: Terry y Kateri 

 Capítulo : 9

 

 



 

Facundo salió corriendo detrás de Leo antes de que se le perdiera de vista y no tardó en darle alcance, cogiéndolo por uno de sus brazos. Leo empezó a revolverse como culebra para que Facundo lo soltara, haciendo que varias miradas de curiosos empezaran a ponerse alrededor de ellos. 

  • -Basta, Leo, ya estuvo bueno – Regañó el mayor, pero Leo no dejaba de retorcerse. 

  • -Suéltame! -Empezó a gritar el niño para que Facundo lo soltara, sus brazos haciendo fuerza buscando aflojar el agarre sobre su cuerpo. 

  • -No te voy a soltar ¡Basta!-Respondió Facundo, dándole un sacudón, ya frustrado, alarmando a uno de los hombres que se paró a observar qué es lo que le pasaba al niño y se acercó a ellos. 

  • ¿Pasa algo?-Preguntó el hombre con algo de sospecha- este hombre te está molestando? – Le preguntó al niño, pero antes de que Leo pudiera responder lo hizo Facundo un poco molesto porque ése hombre se entrometiera ente ellos. 

  • Soy su padre, y es mejor que usted no se entrometa- Dijo con evidente enojo, pero el hombre no se quedó muy convencido y se volvió hacia Leo para preguntarle. 

  • ¿Es eso verdad? -Y para angustia de Facundo el niño le dijo que no. 

  • ¡No, no es mi papá! -Exclamó, dejando a Facundo sin argumentos y todo el mundo que había alrededor lo miró de mala manera. 

  • ¿Que pretendía usted? -Le dijo sacando el móvil de su bolsillo para llamar a la policía, mientras tomaba del brazo al chico para alejarlo del presunto delincuente. 

  • Mire, no hay necesidad de llamar a nadie. El niño está mintiendo. Vinimos aquí a distraernos un poco y está molesto porque le dije que era hora de irnos. 

Pero ninguno de los allí presentes le creyó y el hombre ya había llamado a la policía. Beatríz llegó corriendo, dándoles alcance y al ver el alboroto allí, preguntó confundida. 

  • ¿Qué es lo que pasa? -Le dijo mirando a Facundo, cuyo rostro reflejaba angustia, y es que se dio cuenta que si llegaba la policía, no podría justificar que era su hijo y a Leo lo volverían a llevar a la casa hogar y él podrían meterlo preso. 

  • Leo les dijo a estas personas que no soy su papá -Beatriz miró a Leo algo molesta también. 

  • Leo, eso no estuvo bien, sólo porque tu papá te dijo que ya era tarde y tenían que regresar a casa no se dicen lentiras -El chico lo dijo en un arrebato de furia y ahora se dio cuenta de la gravedad de la situación, pero en ése instante llegaron dos agentes de policía. 


Los ojos de Leonardo se abrieron de par en par tanto por la sorpresa como por el temor que lo invadió al ver a los policías acercarse hasta ellos. Ahora mismo se daba cuenta del gran error que había cometido, pero ya estaba hecho, y, sin saber qué más hacer, corrió hasta los brazos de Facundo para abrazarse fuertemente a su cintura, mientras derramaba lágrimas. No quería que lo alejaran de él.


  • -Shhhh, Leo. Tranquilo, hijo. Yo arreglo esto- Susurró el mayor, en un intento por acallar el llanto de su niño. Sin embargo, por dentro se sentía aterrado. Ni siquiera tenía una orden escrita, un permiso o lo que fuere con él y la sola idea de que se lo arrebataran, lo aterraba. 


  • -Buenas tardes a todos. Nos informaron de un posible intento de secuestro. - Dijo uno de los uniformados, que al ver cómo Leonardo se apretaba entre los brazos de Facundo supuso que era la víctima y el mayor el padre intentando consolarlo. - Usted alertó a emergencias? - Le preguntó. 


Pero el hombre que había llamado a la policía respondió 

  • - Fui yo. Éste señor intentaba llevarse al niño por la fuerza. El niño dice que no es su padre y... - Pero el llanto angustiado de Leo lo interrumpió. 


EL chico comenzó a llorar y a decir a viva voz que Facundo sí era su padre. 


  • -Nooo, no, no, nooo!!! Sí es mi papá, es mi papá... Perdoooón!!! Es mi papaaaá...-Gimoteó con la voz entrecortada, tocando el corazón de Facundo, quien simplemente puso sus manos bajo las axilas del niño para hacerle upa y lo ayudó a acomodarse en sus brazos. - Lo... sniff.. lo siento. - Soltó, llorando.


Los policías sin embargo, no se movieron del lugar y continuaron interrogando. Afortunadamente, Beatriz respondió todas las preguntas como mejor pudo y los policías y el denunciante se dieron por satisfechos. Al fin y al cabo, había sido una travesura de un niño malcriado. 


  • -Si tu padre te dice que ya es hora de ir a casa, haces caso, jovencito. Ya es tarde y hace frío. Y usted, señor, no debería permitir esos berrinches. Si no lo frena ahora, más adelante lo tendrá haciendo lo que se le antoje y créame que niños de su edad suelen terminar en la delincuencia porque en casa no supieron ponerle límites.- Las mejillas de Facundo no pudieron evitar evidenciar el bochorno que sintió al ser regañado por aquellos hombres y solamente se limitó a asentir, mientras continuaba las palmaditas a la espalda de Leo.



En algún momento, mientras la gente comenzaba a retirarse, algunas sin guardarse sus comentarios, otras en silencio, otros reprochando la actitud del padre y del niño, Leo terminó por dormirse, arrullado por las caricias que no cesaban en su espaldita. No le importaba sentirse pequeño en ése momento si Facundo lo mimaba así. 


Una vez que la policía se retiró, Bea Y Facundo decidieron hacer lo mismo. 


  • -Creo que lo mejor sería que vayamos a coger... - Comenzó la chica y se detuvo al ver cómo los ojos de Facundo se abrían con sorpresa. 


  • -Mirá Beatriz, sos hermosa y todo, pero ahora no creo que sea buen momento para eso... - Dijo, sin siquiera detenerse a pensar sus palabras. 


En cualquier otra circunstancia, hubiera dejado todo lo que estaba haciendo para correr a un hotel y pasarla bien toda la noche, pero ahora tenía un compromiso demasiado importante dormitando entre sus brazos. 


El hombre pensó que Beatriz lo mandaría a pasear, pero se impresionó al verla estallar en carcajada. 


  • -Que cojamos un taxi, bobo. - Explicó cuando pudo controlarse y Facundo solamente deseaba que lo tragase la tierra.

  • -Lo siento - Dijo algo abochornado – sí, será mejor que nos vayamos a casa, mi intención era que cenáramos en algún restaurante, pero al parecer ya no podrá ser. Mirá cómo está Leo- Le dijo señalando al niño durmiendo apoyado en su hombro.

  • Si, es mejor volver a casa. 

Facundo llamó a un taxi y acompañó a Beatriz a su casa para después ir al hotel y dejar a Leo en la cama para quitarle la ropa y ponerle el pijama, dejándolo al fin arropado en la cama, después llamó al servicio de habitaciones para que subieran algo para cenar. La parte de Leo la dejó por si el niño despertaba y tenía hambre.

Facundo se dio una ducha y se puso el pijama, acostándose al lado de Leo, la imagen de los policía y Leo agarrado a él llorando pasaban por sus ojos como si de una película se tratarse con el horror de que pudo perder a Leo y también meterse en temas legales. Así estuvo hasta que por fin pudo conciliar el sueño. 


A la mañana siguiente, Facu mandó al niño a darse un baño mientras llegaba el desayuno que ordenó. Los dos tenían cara de preocupación. Facundo no sabía cómo tratar el tema, pues no podía estar poniendo a Leo en sus rodillas cada vez que hacía esas pataletas. El día anterior casi lo pierde por una rabieta. Mientras tomaban los alimentos, Facundo dirigió su mirada hacia su niño, notándole la carita compujida, se le veía arrepentido pero no podía dejarlo pasar. Leo cada vez que le negaba algo hacía algo así y tenía que ponerle límites si quería que aquello funcionará. 

  • Leo, si has terminado de desayunar, andá al sofá que quiero hablar con vos. - Leonardo levantó la cara y Facundo tuvo que cerrar los ojos para seguir adelante con su decisión, porque si seguía viendo los ojos del niño sólo lo abrazaría y se olvidaría de todo y eso no era bueno para ninguno de los dos. Una vez que el chico se ubicó donde le dijo, el adulto respiró profundamente y se sentó a su lado. 

  • Leo, lo que pasó ayer…

  • Lo siento-y dos lágrimas se le cayeron por su rostro y Facundo tragó el nudo de su garganta mientras se le venía a la cabeza la imagen de los policías, avanzando hacia ellos. 

  • Esas palabras no te hubieran servido si los policías hubieran ahondado en nuestro vínculo y se hubieran dado cuenta que no tenemos aún ningún papel que diga que sos mi hijo legal, ¿Sabés lo que hubiera pasado?- Leo negó con la cabeza gacha, pero Facundo le subió la cara, poniendo una mano bajo su mentón delicadamente para que le viera a los ojos. Quería que a Leo le calara lo que le iba a decir -De verdad que querés que sea tu papá?- A Leo se le aceleró el corazón sin poder articular ni una palabra; su garganta la tenía echa un nudo que no lo dejaba hablar, al final se abrazó a Facundo rompiendo a llorar y por fin pudo hablar 

  • Sí, sí quiero pero tú te irás a tu país y yo tendré que ir otra vez a la casa hogar shjss

  • Ssshhuuu, no llorés, mirame -Le dijo acariciando su cabeza 

  • Eso no va a pasar, por qué creés que aún no me fui?- Leo paró de llorar, poniendo toda la atención al mayor -Leo no me voy a ir hasta que vos vengás conmigo. Cuando estabas en el baño le pregunté a Beatriz si podía ayudarme a buscar un departamento para rentar. – El chico lo miro algo confuso. 

  • ¿Qué es rentar?- Preguntó dudoso. 

  • Pensé que aquí se decía así. Rentar es alquilar. – Respondió y al ver que Leo asentía, continuó. - ahí estaremos más a gusto, con más intimidad hasta que todo el papeleo de tu adopción esté listo. 

  • De verdad quieres adoptar me? ya soy grande y la gente quiere al menos un bebé o un niño chico. 

  • Pues mirá yo seré muy boludo que te prefiero a vos, a un muchachito. – Le sonrió, pensando que él también aún era pequeño - Leo en serio, desde que te vi algo me dijo que tenía que cuidarte y protegerte y desde ese día no pude dormir hasta que conseguí que estuvieras a mi lado, pero para que esto funcione, las cosas no pueden seguir así. Desde hoy van a haber reglas que vas a tener que cumplir, sin hacer esas escenas ni berrinches. - Explicó pacientemente el hombre. 

  • ¡Yo no hago berrinches!- Se defendió Leo, inflando los cachetitos. 

  • Ah, no?!….y entonces qué fue lo de anoche? que porque al señorito se le dijo que había que volver a casa se enfurruñó y además de eso me pateaste la espinilla y no conforme con agredirme, saliste corriendo y le dijiste a la gente que no era tu papá y por culpa de tu malcriadez por poco nos separan -Leo se hizo chiquito ya que Facundo había levantado la voz y él nunca lo había visto así. Facundo esta vez sí que se enfadó de verdad y la culpabilidad se hizo presente en la carita de su mocoso. Facundo tenía razón pudieron separarlos y el mayor no hubiera podido hacer nada para impedirlo.

  • -Lo siento- Facundo hizo un esfuerzo por relajarse porque con gritarle a Leo no iba adelantar nada. 

  • - Con un lo siento no hubiéramos podido hacer nada si los policías hubieran tomado cartas en el asunto- Sabía  que estaba siendo un poco duro con sus palabras pero no podía ocurrir lo de anoche otra vez, no podía perder a su hijo por un berrinche…. SÍ, su hijo. Porque desde que lo vio en la exposición algo se le activó en su corazón que le daba la necesidad de protegerlo. 

  • Ya no lo haré más -Dice el adolescente sentidamente. 

  • Eso espero Leo, porque van a haber reglas que vas a tener que cumplir y si no lo hacés, van a haber castigos según la falta. Ahora terminemos con este castigo que tenés una larga lista de faltas. 

  • Lo siento, no debí patearte -Facundo soltó el aire de frustración. 

  • Leo, hoy sólo te voy a castigar por salir corriendo y montar el numerito de que dijiste que no me conocías, pero de aquí en adelante habrán consecuencias y no va a ser un llamado de atención, desde hoy van a haber castigos según la falta cometida. -Facundo se levantó y cogió un folio y un bolígrafo y lo dejó encima de la mesa, poniendo en la cabecera una frase a la que Leo no pudo ver desde donde estaba. Después volvió hacia donde el niño estaba sentado y se ubicó a su lado poniéndolo de pie, le dio un tironcito al pijama junto con los boxers para desnudarte la cola y Leo empezó a lloriquear ante lo que sabía que se venía, tratando de mantenerse de pie, pero Facundo lo tumbó en sus rodillas sin mucho esfuerzo y comenzó a acariciarle la espalda para que se relajara, pero se sintió estúpido porque le iba a castigar y le iba hacer llorar. Respiró profundamente y se armó de valor para dejar caer su mano de forma firme y contundente sobre aquella colita expuesta y respingada. 

  • Plas plas plas plas plas plas plas ayyy plas plas shjj plas 

  • Ya, ya entendí… lo siento shjj 

  • No, Leo aún falta para que se termine - Dicho eso, Facundo siguió con el castigo, alternando los chirlos para cubrir toda la superficie de su piel. 

  • Plas plas plas plas ayyy plas shjj shjj plas ayyy plas plas shjj plas – Después de unos minutos, Facundo ayudó a Leo a levantarse le subió la ropa y lo llevó a la mesa donde había dejado la hoja con la frase que él había puesto "no haré berrinche ni huiré de papá" 

  • Ahora te vas a sentar y vas hacer estas líneas y después te daré el resto del castigo -Leo al escuchar lo que le dijo Facundo, empezó a llorar y pedir que no lo volviera a castigar. 

  • Buaaaa no, nooo, ya no más. No lo volveré a hacer -Facundo estuvo tentado de mandarlo todo a la mierda y abrazar y consolar a Leo hasta que su bebé volviera a sonreír, pero también sabía que sí lo hacía le daría una idea equivocada, de que hiciera lo que hiciera no habrían consecuencias. Por más dolor que sentía en su corazón, le dio un beso en la cabeza, le quitó las lágrimas de la cara y Leo pareció calmarse un poco ante ese gesto. Cogió el lápiz y recién se paró a leer lo que ponía allí y tuvo ganas de llorar de nuevo pero esta vez de felicidad. Esta vez sí sería definitiva, Facundo no lo echaría de su vida, lo quería para siempre, no como su anterior papá que lo devolvió al orfanato apenas murió su mamá. Facundo estuvo a su lado mientras terminó de hacer la hoja. Después fueron a la cama para terminar con el castigo y Leo, al ver que otra vez volvía a ponerlo boca abajo sobre su regazo, no dudó en volver a suplicar 

  • No, noooo!! Ya no lo volveré hacer ya no me castigues otra vez -a Facundo cada vez se le estaba haciendo más difícil seguir con el castigo pero tenía que terminarlo 

  • Ya cariño, ya vamos ha terminar -facundo no le dijo nada más porque Leo estaba empezando a lloriquear y ya quería terminar le bajó de nuevo la ropa, observando el tono sonrosado que aún perduraba de las palmadas de más temprano, satisfecho porque no suponían un daño permanente y continuó con el castigo. 

  • Plas plas plas plas plas ayyy plas plas shjj plas ayyy plas plas shjj pisshjjj ya  

  • No vuelvas a salir corriendo de mi y menos a decir que no soy tu papá -Subió un poco más la pierna para que las siguientes le cayeran en las flexuras de los glúteos. 

  • Plas plas plas plas plas plas plas ayyy no ya plas plas plas - Leo ya lloraba abiertamente a todo pulmón, ya no decía nada, sólo se rindió hasta que Facundo terminara plas plas plas plas plas plas plas plas plas plas buaaaaaaaa ya papá ya -Soltó, sollozando desesperadamente, haciendo que Facundo se detuviera de inmediato. Lo paró de sus piernas y Leo se le colgó del cuello llorando -papiiii – A Facundo le dio un vuelco el corazón. Era la primera vez que el niño lo llamaba así directamente. Anteriormente, solo le decía papá cuando hablaba con la gente, cuando alguien le preguntaba quién era, él sin dudarlo le decía "es mi papá" pero nunca le había dicho así directamente. 

  • Shhuuuu ya, ya pasó -Facundo lo sentó en sus piernas, dándole besos en la cabeza y acariciando su espalda y así se quedó dormido otra vez. 


Con cuidado, el mayor lo puso en la cama, dejándolo boca abajo y él también se tumbó a su lado, mirando la hora para ver si le daba tiempo a descansar un rato junto a Leo, ya que había quedado con Beatriz para almorzar y después  para ver unos departamentos para rentar.

Facundo se despertó con el sonido de la alarma, miró a Leo y empezó a despertarlo de forma cariñosa. Se tenían que cambiar de ropa ambos ya que estaban en pijama y casi era la hora con la que había quedado con Beatriz en un restaurante.

  • Gatito?! Mi amor, despertá-  le decía dándole besitos en la frente -Vamos, mi vida, se nos hace tarde -Leo abrió los ojitos poco a poco al sentir las caricias de Facundo.

  • Papá- Qué bien sonaba esa palabra se dijo para sí mismo  Facundo, lleno de felicidad. 

  • Sí, mi amor. 

  • Dónde vamos? -Facundo sabía que Beatriz no era del agrado de Leo, pero era la única persona que conocía que podían ayudarle con todo el tema de alquiler.

  • Vamos a almorzar con Beatriz- Cuando terminó de decir eso, Facundo vio el cambio de humor en el niño-¿qué pasa?  

  • Nada - Le dijo sin ánimo. No quería ir con esa mujer pero no quería ser grosero porque ahora sí sabía que Facundo lo castigaría. 


El hombre fue al armario y cogió la ropa de Leo. Sabía que él podía hacerlo solo, pero quería consentirlo por todas aquellas veces que lo tuvo que vestirse solo en la casa hogar. 

  • No querés ir? - Leo negó con la cabeza-¿por qué?-el niño se encogió de hombros agachando la cabeza. Facundo lo cogió por la barbilla para subirle la cara para que lo mirara -vamos me podés contar. No va a pasar nada. Por qué no querés ir con Beatriz? -Leo al ver la calidez de Facundo se animó a hablar. 

  • Es que no quiero que sea tu novia, yo quiero ser tú y yo nada más. No quiero que la quieras a ella y te olvides de mi.-Se quejó poniendo pucheros. 


Facundo lo abrazo fuertemente,  dándole un beso en la frente 

  • Escuchame bien lo que te voy a decir, yo solo quiero a Beatriz como amiga. Ella se ha portado muy bien con nosotros y me está ayudando a buscar un departamento para estar más cómodos los dos. Pero si por casualidad una mujer entrara en mi corazón, vos le tendrías que hacer un huequito porque lo ocupas todo y nadie te va a separar de mí -Leo más animado por las palabras del mayor se cambio con la ayuda de Facundo. 









 

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