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jueves, 8 de abril de 2021

Sangre flamenca capítulo 24


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Sangre flamenca

 Autora: Terry

 Capítulo:24

 

 



 

  • Abraham hijo – hablo Ramón a su hijo y Abraham solo se limitó a llorar – sabes que te quiero ¿porque piensas así? – le decía acariciando su cabeza y Abraham no contestaba – ¡Hijo! – le cogió el mentón y le subió la cara, le limpio las lágrimas dándole un beso en la nariz, le enseño tres dedos de su mano – mira –  le ordenó – dime cuál de estos tres dedos crees tú que me dolerá nada si me lo corto– Abraham lo miró desconcertado

  • Todos duelen papá

  • Pues eso, no puedo arrancar de mi corazón a un hijo sin que me duela, así que no digas que quiero solo a Noel porque eso no es cierto – Abraham bajó la cabeza murmurando bajito pero su papá pudo oír

  • Es que siempre lo defiendes y a mí siempre me pegas – Ramón alzó una ceja

  • No lo defiendo Pulgarcito, sólo que no está bien que le pegues a tus hermanos, si tus hermanos lo hicieran contigo también los castigaría – Abraham subió la cabeza animándose a mirar a su papá

  • Pero es él quién se mete conmigo, yo no lo golpeo porque me da la gana, el empieza

  • Bueno cuando eso pase me llamas y será al revés, será el a quien castigue – Abraham volvió a bajar la cabeza

  • ¿Me vas a castigar? – Ramón hizo como pensarlo

  • No Pulgarcito, pero la próxima os voy a castigar a los dos para que dejéis de pelear – y le dio un beso en la cabeza – ahora ya no mas peleas bueno? – recomendó y Abraham asintió con la cabeza y se acostó en su cama


Ramón salió de la habitación y bajo a la cocina para conversar con su mujer, pero se sorprendió con la escena que sus ojos veían, para nada se esperaba encontrar a su sobrino sentado en la isla con los ojos rojos e hinchados de haber estado llorando y su mujer preparándole un té para que se tranquilizara, andaba tan estresado que apenas sintió la presencia de alguien se dio la vuelta desconfiado y poniéndose en buen recaudo.


  • Tío – le dijo conteniendo las ganas de llorar

  • ¿Qué te paso? – el chico bajó la cabeza

  • Tu hermano que aún piensa que soy un niño – Ramón soltó el aire al parecer a Dios no tenía bastante con sus hijos que tuvo que enviar a su sobrino también venía a quejarse a él

  • A ver ¿qué ha pasado? – pero el chico no repuso cuando el timbre de la puerta sonó

  • Si es tu hermano no me voy con el – le aviso


Ramón frunció el entrecejo por la actitud tan  tosca de muchacho, pero no le dijo nada y fue abrir la puerta que ya  iban a reventar el timbre, seguro era su hermano que venia como un ogro, ya lo conocía.


  • ¿Dónde está ? – le dijo rojo de la furia su hermano

  • Hola yo también te quiero – saludo Ramón sarcasmo porque ni siquiera saludo

  • Ya Ramón no empieces se que vino aquí

  • Bueno tranquilo está en la cocina – fue decir eso y quedarse solo, porque si hermano no espero más y se fue para allá – ¡espera! – le advirtió Ramón detrás de él pero no pudo detenerlo

  • ¡Todavía tienes la cara dura de venir a quejarte a tu tío! – grito enojado y el chico que estaba en el taburete salto de un brincho y se puso detrás de Rebeca poniéndola de escudo

  • ¡Papaaa!– dijo el chico asombrado

  • ¿Porque te saliste de la casa? – pregunto su padre con los brazos cruzados, exigiendo respuesta lo que hizo que Carlos se enfurezca, su padre no podía tratarlo así, él tenía diecinueve años

  • ¿Se te olvida la edad que tengo?, ya estoy harto que me trates como si tuviera tres años, ¡soy grande papá! – respondió enojado también, por fin tuvo el valor de enfrentar a su papá, pero claro está sin salir de la espalda de Rebeca y Alberto vio rojo, se iba a sacar el cinturón pero Ramón lo detuvo

  • Espera Alberto ¡cálmate hombre! – le dijo agarrando su mano pero sin impedir que se quite el cinto – habla con tu hijo, el chico lleva razón, es mayor de edad – Alberto miró a Ramón levantando una ceja

  • Mira Ramón, yo no sé lo que te ha contado – le decía dándole con el dedo índice en el pecho a Ramón – pero se pasó tres pueblos en lo que hizo y YO NO VOY a dejar que lo haga de nuevo – Ramón le quitó el dedo de su pecho

  • No me contó nada todavía, pero sea lo que sea, puede solucionarse hablando, ¡habla con él! – volvió a decir y Carlos ya irritado enfrentó a su papá de nuevo

  • ¡Basta Ya papá!... no voy a volver a casa, si no quiere mi tío que me quede voy donde el abuelo – Alberto se le quedó mirando y ahí se dio cuenta de cómo realmente estaba su hijo y frunció el ceño, delante de él no lloro nada, pero se veía que había llorado bastante y lo estaba volviendo a hacer, pero lo que más le molesto, es que su hijo estaba detrás de Rebeca para protegerse de él y eso no le gustó ¿le tendría miedo?

  • ¡Está bien! ¿quieres ir donde el abuelo?, por mi perfecto pero le contarás porque te castigue y te aseguro que la paliza que te di será leche para la que te de él eso, te lo puedo asegurar – sentencio y Rebeca que hasta ese momento se quedó al margen intervino para calmar la cosa

  • Bueno Alberto ¡ya basta!, por lo visto ya lo castigaste por lo que hizo, ahora es tiempo de hablar y aclarar las cosas – Alberto soltó el aire, su esposa le dijo más o menos lo mismo que Rebeca


Él había salió de la habitación de Carlos todavía furioso después de castigarlo para ir a la cocina a por un vaso de agua y calmarse, su esposa aprovecho para recomendarle dijo que subiera a hablar con él, sabía que su hijo se merece esa paliza pero no podían dejarlo sin aclarar las cosas pero además, por mucho que tuviera diecinueve años necesitaba un consuelo de su padre y que supiera que ya todo estaba bien; tras eso el Alberto subió más calmado a consolar a su único hijo ya que no pudieron tener más por un accidente que tuvo su esposa, pero al entrar a la habitación y ver que no estaba allí y la ventana abierta, otra vez su enfado se apoderó de él, lo busco por todos lados primero dentro de la casa y luego en el vecindario y tras dar unas vueltas con el coche, un clic le vino a su cabeza… su hijo siempre se quejaba con su tío y buscaba su consuelo, algo que ahora recién se daba cuenta aguijoneando su corazón.


  • Bueno está bien – dijo Alberto mirando a su hijo con un poco de pena, aún tenía la cara congestionada de haber estado llorando y detrás de Rebeca para protegerse de que no le volviera a pegar con el cinturón que tenía en la mano; así que se lo volvió a poner dándose cuenta que su hermano lo miraba con enojo, es que aquel cinturón era bastante grueso y su hermano a veces no media la fuerza, Carlos podía ser un chico grande, pero era flacucho y no tenía nada de fuerza como para pelear, a pero lo iba a oír, el tendría una palabras  con Alberto al respecto

  • Podéis ir al estudio – murmuro Ramón y Carlos miro a su tío con pánico

  • ¿Tú no vienes? – le pregunto a su tío, Ramón iba hablar pero su sobrino volvió hablar – tío ven conmigo por favor – Ramón miró a su hermano para tener su aprobación y este le dijo que si con la cabeza comprendiendo que sí, que su hijo le tenía miedo

  • Bueno vamos entonces – murmuro Ramón


Y encaminó a sus invitados al estudio, Carlos se pegó a su tío lejos de su padre para que su papá no lo pudiera agarrar.

***********

  • ¿Dónde está papá? – pregunto Abraham entrando a la cocina

  • En el estudio – respondió Rebeca bebiendo agua, Abraham se giro para ir al estudio pero su mamá lo freno – espera cariño tu papá está con tu tío y tu primo, deja que termine, están hablando

¿Pasó algo? – su mamá lo miró acariciando su cachete

  • Nada que a nosotros nos interese – se sentó en una silla de la mesa y palmeo la de ha lado para que Abraham se sentara –  ¿Arreglaste las cosas con papá? – pregunto y Abraham agachó la cabeza

  • Si – le dijo un poco avergonzado por su comportamiento

  • ¿De verdad crees que papá quiere más a Noel que a ti – le pregunto cogiéndole la cara para que la mire

  • Es que Noel siempre empieza a meterse conmigo y papá es a mi a quien castiga – le dijo haciendo un puchero, Rebeca lo abrazo dándole un beso en la cabeza

  • No, mi niño… lo que pasa es que tú pierdes la paciencia y terminas pegándole a tu hermano por eso papá siempre te reta

Pero a él noooo – le dijo volviendo a llorar

  • Si cariño a él también lo reta

  • Pues no parece que hiciera efecto, porque Noel sigue y sigue y no hay cuando pare y termino perdiendo la paciencia… ¡no es justo! – se quejo y volvió a llorar, Rebeca suspiro, tendría un par de palabras con Noel pensó


En ese momento llegaron Moisés y Noel de un recado que les había mandado, Noel al ver a su hermano llorar se sintió mal creyendo que su papá 

  • Por fin llegaron – les dijo cambiando la cara de dulce a enojada cuando vio a sus hijos que se  tardaron casi una hora en hacer un simple mandado

  • Es que había mucha gente en la cola de la caja mamá – le contesto Moises mientras Noel se entro rápido a la cocina viendo a su madre darle dio un tirón de patilla a su hermano mayor por mentirle tan descaradamente – auuuu mamá

  • No seas tan caradura Moisés y me dices ¿dónde han estado? – Moisés bajó la cabeza

  • Mamá yo...yo

  • ¿Tú qué? – interrumpió Rebeca porque Moisés empezó a tartamudear cosa que hacía cuando se ponía nervioso

  • Yo quería saber de mi novia y fuimos a su casa para ver si podía verla – Rebeca se quedó mirando a Moisés pero no con furia si no con tristeza

  • Mamá podemos bañarnos un rato en la piscina mientras está la comida – le pregunto Abraham a su madre para echarle un cable a su hermano, Rebeca se volvió y le dijo que si pero cuando Moisés fue a salir su mamá se lo impidió

  • Moisés ¿Donde crees que vas? – Moisés se dio la vuelta confundido

  • A bañarme yo también

  • No Moisés tú te quedas aquí – le dijo Rebeca calmada pero bastante seria

  • ¿Por qué? – le dijo cambiando la cara, del alivio al miedo

  • Te dije que tú castigo por mi parte no terminó – Moisés estaba a punto de llorar y su mamá se dio cuenta

  • ¡No es justo!...  ya me castigasteis en la comisaría y papá aquí en la casa – empezó a quitarse las lágrimas con rabia

Y todavía no has aprendido y a la primera te vas a buscarla de nuevo

Pero yo quiero verla, ¿por qué tu no quieres que la vea?, ¿por qué no quieres que este con ella?... ¿qué tienes contra ella?, ¿qué te hizo ella? – Rebeca soltó el aire

  • Nada Moisés – respondió su madre – no me hizo nada ni tengo nada contra ella, creo que es una buena chica, pero su familia es la que tiene problemas con nosotros, yo sabía que podía pasar algo como esto… lo del arresto y las falsas acusaciones, por eso no quiero que la veas – Moisés estaba que echaba humo por las orejas

  • ¿Tanto te cuesta verme feliz? – Rebeca nunca pensó que Moisés pensara eso de ella

  • No hijo al contrario, ¿Cómo no voy a querer que seas feliz? – le pregunto dándole un beso en la frente y acariciando su pelo – pero estoy preocupada… ayer casi te meten preso por secuestro, su padre… su padre está dispuesto a todo por tenerte lejos de su hija y eso me asusta, porque la policía nos advirtió que si existe un nuevo incidente y su padre formaliza la denuncia aun siendo menor de edad las cosas no serán nada fáciles y nos veremos con problemas judiciales – Rebeca lo abrazo con fuerza – y yo me moriría si algo te pasa, por eso no quiero que la veas, no quiero que te sigas enamorando porque verte sufrir como lo estás haciendo ahora, es un suplicio para mi


Y Moisés supo que su madre le decía la verdad, porque a medida que hablaba, le llenaba la cara de besos sin ella dejar de llorar.








 

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