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viernes, 12 de marzo de 2021

Sorpresas de la vida, capítulo 7


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 Sorpresas de la vida

 Autora: Terry y ka 

 Capítulo :7sorpresas de la vida

 

 



 
 



  • -Ay! está de toma pan y moja. En vivo y en directo es aún más guapo – Le decía Gema a una de las alumnas  de la universidad donde Facundo fue a dar la conferencia. 


A Leonardo, que estaba en la fila de más abajo no le gustó mucho escuchar esas palabras y frunció el ceño, se volteó a verlas y a la dueña de esas palabras le repuso. 


  • -Él no se va a fijar nunca en ti – La chica lo miró con mala cara ¿Quién era ese mocoso para hablarle así y qué hacía en la conferencia? 



  • ¿Y tú quien eres mocoso?, no creo que debas estar aquí ¿Te colastes? _ Leonardo le dio una sonrisa de lado. Con lo que le iba a decir, la chica se quedaría de piedra. 


  • -No me colé, vine con mi papá- Respondió el niño, dejando a la chica confundida, pues ninguno de los que estaban allí era con edad de tener un hijo de esa edad. 


  • -Mira, niño idiota, nadie de aquí es tu padre y déjame en paz si no quieres que haga que te saquen del salón_ Leonardo le sacó la lengua por respuesta. 



  • -Él es mi papá – Dijo, señalando a Facundo con su dedo- y no se fijaría en una vaca como tú _ Gema quiso abalanzarse sobre el niño, pero la amiga la sujetó por el brazo. 


  • -Ya basta, Gema. No quiero que nos echen de la conferencia. A mí sí me interesa. – Le pidió la muchacha que estaba a su lado. A Gema no le quedó más alternativa que cruzarse de brazos mientras murmuraba una que otra palabrota dirigida al niño de cabellos claros. 


Por su parte, Leonardo sonrió sintiéndose triunfante y sus labios se estiraron con una bella sonrisa cuando vio que Facundo le guiñaba un ojo, mientras continuaba su discurso. 


El gesto obviamente había sido para el niño, sin embargo, dado que Gema estaba ubicada en el asiento detrás de Leo, creyó que Facundo le había dedicado el guiño a ella y su rostro se iluminó con alegría, relamiéndose los labios seductoramente. Su escote había logrado su propósito, pensó sonriente. 


Veinte minutos más tarde, todos los presentes despedían con aplausos al joven artista, felicitándolo por lo novedoso de sus obras y su amabilidad. No habían dudas que a Facundo acababan de abrírsele las puertas grandes de la fama. 


El hombre se dejó mimar un momento más por los otros disertantes, mientras eran guiados a un salón donde los esperaba un apetitoso lunch. En ése momento, Facu recordó que no había ido solo y que su pequeño travieso seguramente estaría con hambre, así que se disculpó y fue a buscarlo. 


  • -Leo, vení. - Llamó al niño y le echó el brazo izquierdo por encima del hombro. 


  • -Dónde vamos? – Le preguntó Leo, al ver que no iban a la salida. 




  • -a tomar un aperitivo y cuando salgamos de aquí  vamos donde vos quierás – Leo hizo una mueca. A él ya le rugían las tripas por hambre y el perrito ya también estaría hambriento, pero no le dijo nada al mayor, sólo fue con él. 


Apenas llegaron al salón, algunas personas se le acercaron a Facundo para felicitarlo y hablar un poco con él. Leo quería un refresco y le tiró de la manga de la chaqueta de Facundo para llamar su atención, éste se agachó a su altura, pegando la oreja a la boca del niño que no tardó en decirle que si podía tomar uno. Facundo le dijo que sí y le señaló la barra donde podía ir a pedirlo. El niño se fue disparado y Facundo movió la cabeza, conteniendo una pequeña sonrisa. Pero cuando Leo iba regresando vio a Gema hablando con Facundo. La muchacha estaba enredando la punta de su pelo en el dedo, insinuándose sexi al hombre. A Leo, el ver aquello, le dio rabia, pues apenas había convivido con Facundo y no quería que ella se metiera en medio y que él lo dejara otra vez en la casa hogar. Así que ésa vaca - porque eso es lo que era para él, una vaca, estaba muy gorda pensaba Leo, con celos de niño – o se alejaba sola de su “papá” o se las vería con él. Y, mientras iba llegando, una idea se le vino a la cabeza. Llevaba dos vasos con refresco, uno en cada mano, ya que pensó que Facundo también querría, así que fue avanzando y cuando llegó a la altura donde estaba Gema, dio como un pequeño tropezón, echándole la bebida en su blusa. 


  • -Perdón, cuánto lo siento – Se disculpó Leonardo, intentando que su rostro se mostrara preocupado y no divertido, pero Gema se había dado cuenta que había sido con toda la intención y no pudo contener su fastidio. 


  • -Mocoso malcriado - Bramó la chica cuando se vio empapada de la bebida y, comportándose a la altura de Leo, cogió unos panes que había untado de paté y se los estampó al niño en la cara. Inmediatamente Facundo se puso en medio de los dos 


  • -Señorita, creo que no ha estado apropiado lo que hizo. Lo que ocurrió fue un accidente y mi hijo ya se disculpó _ Leo sonrió. Cómo le gustaba esa palabra…. La chica, frustrada, salió inmediatamente de allí. La amiga con la que había estado se acercó a Facundo y le tendió la mano en modo de saludo. 


  • -Hola, me llamo Beatriz. Encantada de haberlo conocido. – Dijo algo nerviosa, mirando con una sonrisa al muchacho de rastas. Facundo le estrechó la mano que la chica le tendió y respondió amable al saludo. 


  • -Igualmente! – Añadió él con una sonrisa. 


  • -Fui a su exposición y verdaderamente me encantó – Continuó, tomando más confianza. - Me gustaría hablar con usted más detenidamente, pero mi amiga… si no voy con ella me asesinará. - Facundo soltó una carcajada por la expresión de la chica y luego asintió como dándole la razón. 


-Bueno, ya tendremos otra ocasión para hacerlo. – Le dijo. 


-En serio? Es que tengo muchas preguntas para hacerle. – La chica se rascó la nuca -Respecto al arte, claro está _Le dijo un tanto sonrojada. 


  • -Le responderé a lo que quiera. – Contestó él y, ahí sí la muchacha tuvo que contener las ganas de dar saltitos de emoción y, sin más, salió del lugar en busca de su amiga. 


Mientras tanto, Facundo cogió una servilleta de papel y le limpió los ojos

  •  - No creás que no me di cuenta de lo que hiciste. – Le dijo al niño, tratando de ponerse serio, pero el ver a Leonardo con la carita sucia le hacía perder la compostura - ahora vamos al baño y te lavás la cara. – Le instruyó, tratando de encaminarlo hacia el sector de los baños, pero fue interrumpido por un profesor de la universidad. 


  • -Siento el desastre que ha sucedido. – Expresó el hombre. Facundo se giró para mirarlo y se disculpó también. 


  • -Yo también lo siento, pero fue un accidente. Mi hijo tropezó y llenó a esa chica con la bebida. – El profesor miró al chico y a Facundo, tratando de asimilar la información. Le parecía muy joven el muchacho aquel para tener un hijo de la edad de Leo. 


  • -Es su hijo? – Preguntó sin poder contener su curiosidad. 


  • -Sí, es mi hijo. – Afirmó Facundo, volviéndose se volvió a mirar a Leonardo con una sonrisa entre labios. -Por qué no vas a lavarte la cara mientras yo hablo con el profesor?! Mirá, el baño está a la vuelta del pasillo. – Le indicó. 


Leonardo salió y Facundo se quedó hablando con ese profesor un rato más. Al parecer, todos estaban encantados con sus obras. Mientras tanto, Leonardo caminó rápido rumbo al baño, pues el paté le había entrado en el ojo y él sólo pensaba en enjuagarse para quitarse esa sensación. Sin embargo, no creyó que Gema pudiera ser tan infantil como para seguirlo hasta el baño. Como él tenía un ojo cerrado y el otro abierto, no pudo ver cuando la chica estiró el pie justo delante de él, haciéndolo caer sobre sus rodillas. 


  • Ayyy! - Se quejó Leo, sentándose lentamente en el piso para sobar sus rodillas, mientras buscaba al responsable de su "accidente". Pero cuando vio a la muchacha acercarse hasta él, sus ojos se achicaron con enojo. -Qué bruta eres, vaca. Me hiciste caer. – Le recriminó. 


  • -Ya deja de decirme vaca, mocoso malcriado. 


  • -Hostia, tía! Te has vuelto loca? Es un niño. - Expresó alarmada al ver cómo el chico se masajeaba las rodillas. Se había dado un buen golpe. 


Pero Gema, en lugar de comportarse compungida, simplemente reía escandalosamente. 


Beatriz chasqueó la lengua y se dispuso a ayudar al niño a ponerse de pie. - 

  •  bien?! Te hiciste daño? - Preguntó, revisándolo los brazos y las piernas. 


  • -Me duele aquí - Respondió Leo, empezando a sentir sus ojos húmedos, pero rehusándose a llorar. No quería que Facundo se avergonzara de él. 


  • -Quieres que llame a tu papá? - Ofreció la joven, acariciando al chiquillo en el brazo. 


  • -No, estoy bien, gracias! - Contestó él, parándose derecho para mirar a Gema con fastidio. Esta se las iba a cobrar. - Ahora sí me las pagas! - Murmuró para irse directamente contra la joven, empujándolo solo un poco porque uno de los invitados, al ver lo que el niño quería hacer, logró atajarlo por la cintura y lo detuvo. 


  • -Hey, chaval, qué no te han enseñado a respetar a las mujeres? - Lo amonestó el hombre, zarandeando al niño por el brazo. 


  • -Auuuu, suelta!! Ella tuvo la culpa. Ella me hizo caer- Acusó Leonardo, pero el hombre no había visto eso y comenzó a jalarlo hacia la salida, pensando que se había colado a la exhibición, pues era el único niño allí.- suéltame, quiero ir con mi papá _Y ya sí, no pudo contener las lágrimas. El hombre se paró al verle llorar así. 


  • -Mmm… A ver, quién es tu papá, niño?_ Le preguntó ya más suave, pues se dio cuenta que no actuó de la mejor manera, sólo era un niño. 


Beatriz, que iba detrás de ellos, intentando parar al joven para que dejara al niño, le dijo que era el hijo de Facundo. 


  • -Eso es verdad? _ Le preguntó a Leonardo y éste asistió con la cabeza, aún tratando de controlar su llanto. Por qué le pasaba a él eso? Por qué todo el mundo lo trataba mal? Él no hacía nada para que lo trataran así. 


Por su lado, en el salón  Facundo comenzó a inquietarse al ver que Leonardo no llegaba y decidió ir a buscar al chico, preocupándose cuando se lo encontró llorando con los dos adultos. 


  • -Leo?! Qué te ha pasado? - Le preguntó Facundo al verle llorar. 


Leonardo, al oír su voz, sintió un gran alivio y se fue corriendo a abrazarle a la cintura del mayor. Aún cuando lo castigó en la mañana, él sólo se sentía protegido en sus brazos. 


  • -Papaaá! – Gimoteó, tratando de perderse en el abrazo del mayor. 


A Facundo le dio un pequeño pinchazo en el pecho. Desde el primer momento él se refería al niño como su hijo, pero no se esperaba que Leonardo lo llamara así. Y una oleada de alegría invadió su corazón. 








2 comentarios:

  1. Jajajaja morí de risa con lo que le hizo Leo a la vaca esa, y luego ella se vio bien infantil por ir a ponerse a la altura de un chico siendo ella la adulta, pero la madurez no tiene nada que ver con la edad cierto?
    JAJAJAJ Leo se puso celoso, pero la tipa esa bien lanzada, me cayó mejor la amiga
    Saludos, esperé tanto por la conti de este capi en el blog de marambra, pero finalmente lo pude leer acá.
    Un abrazo!!!!

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    1. Que satisfacción que pases por mi blog...espero que sigas leyendo y si te apetece algo más si es así no dudes en ponerte en contacto conmigo.besotes un abrazo

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