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Alma flamenca
Autora: Terry
Capítulo: 18 el alma de la paciencia
Ramón cogió las llaves de su coche para ir inmediatamente a ver lo que quería el tarado de ese hombre ¿cómo podía decir que su niño secuestró a su hija?, su hijo su Moisés que al fin y al cabo era muy inocente para su edad, seguro mas bien era esa chica la que influyo.
¿Dónde vas? – le dijo Rebeca que había salido de la cocina, Ramón se dio la vuelta para mirar a su mujer
A la comisaría, me acaban de llamar – a Rebeca se le iluminó la cara en una sonrisa seguro habían encontrado a su hijo
¿Han dado con su paradero? – Ramón se acercó a su esposa y la abrazo
No cariño me llamaron porque el padre de la chica quiere denunciarlo por secuestro – Rebeca se separó de su esposo
¿Qué me quieres decir? – pregunto con la voz tensa – ¿mi niño?... él, el no es capaz de hacer una cosa así ¿cómo puede pensar eso? – Rebeca se tapó la cara echándose a llorar haciendo que sus hijos se pongan nerviosos
Maaami – se acercó Abraham a su mamá abrazándose a ella, Noel miró a su papá interrogante, si su madre lloraba así es que eran malas noticias
Rebeca tranquila – la cogió de la cara con ambas manos una a cada lado de sus mejillas – todo va a salir bien – aseguro, dándole un beso en la frente pero al darle un abrazo le susurro al oído – tenemos que tener calma delante de los niños – Rebeca le dio una sonrisa dándose cuenta que su marido llevaba razón si seguía así, sus hijos se iban a poner nerviosos
¿Qué paso? – volvió a preguntar otra vez Abraham pero esta vez dirigió a su papá
Nada hijo – lo cogió por los hombros – mamá y yo tenemos que salir pero quiero que os portéis bien – le dijo ahora también mirando a Noel
¿Han encontrado a Moisés? – pregunto Noel
No hijo, pero quieren que le demos una información – Abraham se acercó a su padre
¿Podemos ir contigo? – Ramón se frotó la cara, eso no era lo que necesitaba ese momento, así que cogió a sus hijos y los puso frente a él
Abraham hijo… necesito más que nunca que me obedezcas ¿vale?... prometo tardar lo menos posible, además los abuelos se quedarán con ustedes – Abraham hizo un puchero
Pero yo quiero ir, yo también quiero saber que ha pasado con mi hermano – Ramón estaba bastante cansado y de eso se dio cuenta Noel
Abraham yo si me entero de algo te aviso por teléfono vale –Abraham dio un pisotón en el suelo
Pero yo quiero ir – Ramón cerró los ojos empezó a contar para su adentros tenía que tener calma
Anda enano, jugaremos a la Play y antes de darnos cuenta ya estarán aquí los papás – dijo Noel tirando de la mano de Abraham, que no muy convencido lo siguió a la sala, mientras Noel se despidió de su padre con un guiño y Ramón con una sonrisa
Gracias – le dijo moviendo su boca sin que se escuchará nada
Rebeca y Ramón fueron a la comisaría encontrándose con el hombre rojo de la furia y dando un gran escándalo porque le dijeron que tenía que esperar al comisario para poder hacer esa denuncia, lo cual era mentira solo querían que Ramón estuviera presente para saber cuánto tenía de verdad lo que ese hombre decía.
Buenas tardes – dijeron los dos al entrar al departamento de policía
Buenas tardes – les contestaron los policías claro está el hombre le echó una mirada fulminante
¿A él estaban esperando? – dijo el hombre señalando a Ramón
No – contestó un policía poniendo los ojos en blanco – estamos esperando al comisario, ya se lo hemos dicho – un policía más mayor que el primero quiso hacerse cargo ya que su compañero era muy joven y estaba perdiendo la paciencia
Carlos llama al comisario – le dijo para quitarlo de en medio antes de que pudiera tener una discusión
Perooooo – el hombre mayor levantó una ceja ya que el chico era el benjamín de la comisaría – está bien yo voy
El comisario después de unos minutos, hablo con ambos padres de la situación, pero el hombre se empeñó que su hija no se había ido por su propia voluntad aunque Ramón ya le enseñó la carta que su hijo había dejado pero no sirvió de nada, al final el comisario al no poder llegar a un acuerdo tuvo que poner la denuncia, Ramón y Rebeca se fueron a casa abatidos, llegaron justo para cenar y aunque Ramón quiso parecer los más normal posible no pudo lograrlo y envió a los chicos a la cama un pelin antes de tiempo, Noel si le hizo caso siendo tan observado se fijo que su papá muy estresado y no quería darle más preocupaciones en cambio Abraham empezó un pequeño berrinche.
Sube Abraham no des guerra – le dijo Ramón masajeando su sien
Pero papi es que – y Ramón lo corto
Es que nada. sube igual que tú hermano – Abraham dio un pisotón en el suelo
No quiero es ¡temprano! – Ramón con el cansancio y la incertidumbre de no saber dónde estaba Moisés no queria lidiar con caprichos tontos, estaba con la mente sobre los supuestos pasos de Moisés, él creía que había sido una chiquillada y que a la noche volvería a casa y ahora estaba con una denuncia de secuestro y la policía toda tras suyo como sospechoso
Venga Pulgarcito que todos estamos cansados y preocupados por tu hermano – pero el niño se cruzó de brazos
Por eso mismo yo quiero quedarme, ¡por si viene Moisés! – eso era capricho puro
Si me entero de algo te prometo que subo a decirte – Ramón se armó de toda la paciencia que le era posible
¡Mentiroso! eso lo dices para que me vaya acostar y no lo voy hacer – Ramón cerró los ojos tratando de permanecer sereno, estaba frustrado, preocupado y enojado también y entendía que sus hijos no tenían la culpa
Abraham… no lo repito más, vas por las buenas o por las malas, tú decides – contestó Ramón un poco molesto, pero claro Abraham no lo iba a obedecer y se sentó en el sofá en signo de desobediencia, Ramón al ver esa rebeldía se acercó a zancadas hasta el sofá, levantó a su hijo como si fuera un muñeco de trapo por la cintura y decidió que tuvo bastante – PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF – y empezó a sonarlo sin pausa, ya no iba a discutir – creo que ya te quedo más claro PLAF PLAF ¿No? – le preguntó bastante molesto
Ayyy shijs shijs shijs si ya hago caso – Ramón al verlo así no pudo evitar sentir pena por su niño lo abrazó
Vamos yo te acompaño – murmuro Ramón, cuando Abraham se separo de su pecho
Yo solo quería saber de Moisés – gimió aun con lagrimas en los ojos y Ramón le acarició la mejilla mientras lo conducía al dormitorio
Lo sé mi niño, pero no puedes estar toda la noche despierto porque quizás no tengamos noticias de tu hermano – Ramón sacó un pijama del armario le ayudo a ponérselo y lo metió en la cama
Abraham no tardó en quedarse dormido mientras Ramón se quedo contemplando a su niño y se dio cuenta de la cruda realidad, la de no saber cuándo encontrarán a su otro polluelo.
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