一一一一一一一一一一一一一一一
Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
一一一一一一一一一一一一一一一
Un nuevo horizonte
Autora: Terry
Capítulo 9
- Mami
¿aún estás enfadada? – le dijo acercándose al sofá
donde su mamá estaba sentada, después de comer se fueron a echar una siesta
para calmar los ánimos y cuando se levantaron su mamá seguía lo mismo de
molesta, él ya no quería estar de malas con su mamá, Laura lo miró y vio la
cara lastimera de su niño, no sabía cómo lo hacía su marido para que se le
pasará el enojo tan pronto con su hijo, ella cuando se enfadaba con él le
duraba todo el día incluso varios días
- No ya no – pero eso Manu no sé lo creyó
El tono de voz de su madre fue
muy seco, sabía que aún estaba molesta así que se fue a la cocina tenía un poco
de hambre sacó el pan para hacer un bocadillo sin poder evitar que un par de
lágrimas le cayeran, en eso pasó su abuelo que nada más verlo llorar se acercó
a él para abrazarlo y le limpio los ojos.
- ¿Qué pasa
pollito? – pregunto mirándolo con amor,
Manu no pudo evitar quejarse aun cuando sabía que su mamá era así pero ahora
estaba más vulnerable con todo lo que estaba pasando
- Mi mamá aún
está molesta conmigo – murmuro volviendo a
nublar los ojos y su abuelo suspiro
- Es que te
portaste bastante mal Manu – Manu
ahogó su llanto el pecho de su abuelo, no era lo que quería escuchar
precisamente pero ni modo
- Lo sé – sollozo
ocultando su tristeza
- Bueno ya no llores más siéntate yo te preparo el bocadillo
Manu se
comió el bocadillo con mucha hambre ya que no había comido casi nada después de
que su mamá lo castigará, se suponía que tendría estar con su papá pero no lo
llamo estaría molesto el también pensó, pero en realidad se estaba haciendo una
película en su cabeza, así que decidió dar la cara y tomó la decisión de ir a
las caballerizas, total estaba a unos trescientos metros no estaba lejos para
ir andando, lo malo es que fue un impulso, nunca le dijo a nadie nada.
Laura que había visto el
abrazo de Manu a su abuelo se dio cuenta de que obro mal y se golpeó la cabeza,
su niño la necesitaba y ella no estaba a la altura de aquello, esta no era una
situación normal, había que adaptarse y ser paciente por eso fue en
su busca pero no lo encontró en la casa, salió al jardín y tampoco lo vio, lo
llamó por teléfono y sonó encima de la mesa de la cocina ya empezó a
preocuparse el niño no había por ningún lado y la culpa la hizo presa salió a
buscarlo en todos lados de la casa y nada, ya desesperada iba a llamar a Diego
para decirle que no lo encontraba cuando a lo lejos vio dos siluetas acercarse
a la casa eran su marido y su hijo, ahí le cambio la preocupación por enojo.
- Hola amor – saludo
y no termino porque Laura había cogido a Manu del brazo para voltearlo
- plas plas plas – le
soltó tres manotazos en el trasero
- Mami aún me
duele – se quejo refiriéndose a la paliza que le
dio en la comida
- Pues ¡parece que
no al salirte sin decirme nada! – Diego
miró a Manu y esté bajo la cabeza al verse pillado en una mentira, su papá le
preguntó y él le dijo que si le había dicho a su madre
- Tu no querías
hablarme – le dijo rojo de la furia y
salió corriendo a la casa dejando a su mamá con la palabra en la boca
- ¿Qué ha
pasado? – le dijo a su esposa, él no
entendía porque Manu decía que no quería hablarle
- Pues que metí
la pata – respondió dándose cuenta de su
error – yo… sabes que a mí no se me pasa el
enfado tan fácil, pero esta vez debí hacer un esfuerzo – reconoció
y Diego le echo el brazo por los hombros
- Anda vamos hablar con él – la animó verle la cara de sufrimiento
Cuando llegaron a la
habitación de su hijo, se sentaron uno a cada lado de la cama, Manu estaba
llorando tendida en ella en voz baja, Laura se animo a acariciarle el pelo.
- Manu hijo – pero
al sentir la voz de su mamá lloro más fuerte aún – no llores sabes que a mí el enfado me dura un poco pero
sabes que te quiero y mucho – le decía Laura sin dejar de
acariciar su espalda y darle besos en la cabeza – cuándo no te vi por la casa ni por el jardín me asusté
mucho, por eso reaccione así – Manu seguía llorando, estaba muy
confundido y todo se le hacía un mundo – no
llores mi príncipe… mira ¿porque no sales a dar una vuelta con papá mientras yo
preparo la cena? – le propuso pero Manu negó con la cabeza sin
dejar de llorar, estaba realmente deprimido, pero Diego no iba a dejar las
cosas así, lo levanto de la cama a la fuerza, se lo llevaría un rato por ahí…
su niño llevaba sin salir desde que llegaron, solo iba al trabajo y hoy que fue
con Laura hacer la compra
- No papá
suéltame no quiero salir – le
decía tirando de sus muñecas
- ¡Oh si!...
vamos a dar una vuelta tú y yo y lo vamos a pasar en grande – respondió
resuelto y a Manu entre gimoteos no le quedó de otra que ir con su papá
- Está bien pero suéltame me estás haciendo daño
Diego lo soltó y fueron a dar
un paseo por la orilla del río sin decir nada ninguno de los dos, se sentaron
en la orilla y su padre decidió que tenía que aclarar algunas cosas con Manu y comenzó hablar.
- Manu, hijo
¿porque estás así? – pregunto Diego
- Así ¿cómo? – Diego
lo miró y se armó de paciencia
- Irritante con
nosotros, de mal humor… llevas así desde que estamos aquí – Manu
se quedó callado sin responder, le parecía extraño lo que su padre preguntaba,
habían pasado tantas cosas y el estaba confundido – ¿es que no te gusta estar aquí? – Manu
lo miro
- No es eso – Diego
le acarició la cabeza
- Entonces
¿Porque es? – Manu volvió agachar la cabeza
pero contesto a su papá
- Es que no me
dio tiempo de despedirme de mis amigos y…. Yolanda se quedó allí y no sé lo que
va a pasar si su padre es verdad que la quiere ayudar y ustedes no me apoyaron
y la sacaron de mi lado – tras decir aquello hizo
a un lado la cara para ocultar sus emociones, que a decir verdad estaban a flor
de piel, Diego suspiro en modo su hijo llevaba algo de razón
- Pero ya
tendrás la oportunidad de ver de nuevo a tus amigos y contarle dónde te viniste
a vivir – respondió su padre dándole un
abrazo y Manu lo miro incrédulo
- ¿Si?...
¿Cuándo?
- Manu la casa
sigue allí y podemos ir de vez en cuando y con respecto a Yolanda no la veías
todos los días
- La veía en el
colegio – se quejo
- Pero cuando
dan las vacaciones la veías solo los fines de semana, ahora será igual, ella
vendrá los fines de semana y cuando no venga irás tú Manu, así que no tienes
que estar así nosotros no te vamos a separar de ella – le
dijo serio y Manu agachó la cabeza avergonzado
- Lo siento papá,
si estamos aquí es por mi culpa – Diego
lo cogió en un abrazo y lo apego a el
- No Manu, no
fue por tu culpa… yo ya estaba arreglando las cosas para venir a vivir aquí
solo se adelanto nada más – Manu
subió la cara mirando a su papá
- Entonces
tú ya lo sabías y no me dijiste nada
- Manu a mí
siempre me gustó lo de la hacienda, pero conocí a tu mamá y a ella no le
gustaba el campo, entonces cuando no casamos nos quedamos viviendo en la ciudad
y hace como un mes el abuelo me dio unos papeles para que los mirara y si no
estaba interesado en hacerme cargo de la hacienda la iba a rendar porque el ya
está viejo para hacerse cargo y mira – y le
señalo todo alrededor – no quiero perder
esto – le dijo con sinceridad – se los iba a contar a ti y a mamá pero cuando me contaste que ibas a
tener a tu bebé decidí venir aquí, no tendríamos que estar con los recortes de
un sueldo y tú y el bebé podrían tener lo que les haga falta – Manu
apretó el abrazo a su papá, todo lo hizo pensando en él para que no le faltará
de nada
- ¿Y por qué
mamá no quería?
- No se Manu,
pero yo siempre quise lo mejor para ustedes dos – le
dijo serio y Manu se sintió mal, al parecer su papá siempre estuvo
sacrificándose por él y su mamá
- ¡Papá! – Diego
lo miro
- Dime – Manu
tartamudeo un poco
- Tu… tu todos
estos años no has vivido donde tú querías – Manu
ahora mismo se sentía muy egoísta
- Si Manu, pero vivía con las dos personas que más quiero en el mundo – lo abrazo – vamos te invito a un helado – a Manu se le iluminaron los ojos cuando su papá le dijo lo del helado
Cuando llegaron a la
heladería, su padre conocedor de su gustos le pidió uno grande de
chocolate y vainilla tomando lo mismo, disfrutando del helado, desgraciadamente
cuando llegaron a casa, Laura tenía la cena preparada en la mesa pero claro con
ese helado tan grande Manu no tenía mucha hambre.
- Manu hijo casi
no has comido – Manu miro a su papá con los
ojitos en suplica porque sabía que si le decía que se comió un helado antes de
la cena se enfadaría
- Laura cariño
es que nos comimos un helado – Laura
abrió la boca
- Pero bueno – se hizo la molesta – y a mí no me trajeron
Manu empezó a reír, y eso para sus padres era un buen comienzo pero sabían que la batalla iba a ser dura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario