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jueves, 19 de noviembre de 2020

Un nuevo horizonte, Capítulo 9


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 Un nuevo horizonte 

 Autora: Terry 

 Capítulo  9 


- Mami ¿aún estás enfadada? – le dijo acercándose al sofá donde su mamá estaba sentada, después de comer se fueron a echar una siesta para calmar los ánimos y cuando se levantaron su mamá seguía lo mismo de molesta, él ya no quería estar de malas con su mamá, Laura lo miró y vio la cara lastimera de su niño, no sabía cómo lo hacía su marido para que se le pasará el enojo tan pronto con su hijo, ella cuando se enfadaba con él le duraba todo el día incluso varios días

- No ya no  pero eso Manu no sé lo creyó

El tono de voz de su madre fue muy seco, sabía que aún estaba molesta así que se fue a la cocina tenía un poco de hambre sacó el pan para hacer un bocadillo sin poder evitar que un par de lágrimas le cayeran, en eso pasó su abuelo que nada más verlo llorar se acercó a él para abrazarlo y le limpio los ojos.

- ¿Qué pasa pollito? – pregunto mirándolo con amor, Manu no pudo evitar quejarse aun cuando sabía que su mamá era así pero ahora estaba más vulnerable con todo lo que estaba pasando

- Mi mamá aún está molesta conmigo – murmuro volviendo a nublar los ojos y su abuelo suspiro

- Es que te portaste bastante mal Manu – Manu ahogó su llanto el pecho de su abuelo, no era lo que quería escuchar precisamente pero ni modo

- Lo sé – sollozo ocultando su tristeza

- Bueno ya no llores más siéntate yo te preparo el bocadillo

Manu se comió el bocadillo con mucha hambre ya que no había comido casi nada después de que su mamá lo castigará, se suponía que tendría estar con su papá pero no lo llamo estaría molesto el también pensó, pero en realidad se estaba haciendo una película en su cabeza, así que decidió dar la cara y tomó la decisión de ir a las caballerizas, total estaba a unos trescientos metros no estaba lejos para ir andando, lo malo es que fue un impulso, nunca le dijo a nadie nada.

Laura que había visto el abrazo de Manu a su abuelo se dio cuenta de que obro mal y se golpeó la cabeza, su niño la necesitaba y ella no estaba a la altura de aquello, esta no era una situación normal, había que adaptarse y ser paciente por eso  fue en su busca pero no lo encontró en la casa, salió al jardín y tampoco lo vio, lo llamó por teléfono y sonó encima de la mesa de la cocina ya empezó a preocuparse el niño no había por ningún lado y la culpa la hizo presa salió a buscarlo en todos lados de la casa y nada, ya desesperada iba a llamar a Diego para decirle que no lo encontraba cuando a lo lejos vio dos siluetas acercarse a la casa eran su marido y su hijo, ahí le cambio la preocupación por enojo.

- Hola amor –  saludo y no termino porque Laura había cogido a Manu del brazo para voltearlo

-  plas plas plas – le soltó tres manotazos en el trasero

- Mami aún me duele – se quejo refiriéndose a la paliza que le dio en la comida

- Pues ¡parece que no al salirte sin decirme nada! – Diego miró a Manu y esté bajo la cabeza al verse pillado en una mentira, su papá le preguntó y él le dijo que si le había dicho a su madre

- Tu no querías hablarme – le dijo rojo de la furia y salió corriendo a la casa dejando a su mamá con la palabra en la boca

- ¿Qué ha pasado? – le dijo a su esposa, él no entendía porque Manu decía que no quería hablarle

- Pues que metí la pata – respondió dándose cuenta de su error – yo… sabes que a mí no se me pasa el enfado tan fácil, pero esta vez debí hacer un esfuerzo – reconoció y Diego le echo el brazo por los hombros

- Anda vamos hablar con él – la animó  verle la cara de sufrimiento

Cuando llegaron a la habitación de su hijo, se sentaron uno a cada lado de la cama, Manu estaba llorando tendida en ella en voz baja, Laura se animo a acariciarle el pelo.

- Manu hijo – pero al sentir la voz de su mamá lloro más fuerte aún – no llores sabes que a mí el enfado me dura un poco pero sabes que te quiero y mucho – le decía Laura sin dejar de acariciar su espalda y darle besos en la  cabeza – cuándo no te vi por la casa ni por el jardín me asusté mucho, por eso reaccione así – Manu seguía llorando, estaba muy confundido y todo se le hacía un mundo – no llores mi príncipe… mira ¿porque no sales a dar una vuelta con papá mientras yo preparo la cena? – le propuso pero Manu negó con la cabeza sin dejar de llorar, estaba realmente deprimido, pero Diego no iba a dejar las cosas así, lo levanto de la cama a la fuerza, se lo llevaría un rato por ahí… su niño llevaba sin salir desde que llegaron, solo iba al trabajo y hoy que fue con Laura hacer la compra

- No papá suéltame no quiero salir – le decía tirando de sus muñecas

- ¡Oh si!... vamos a dar una vuelta tú y yo y lo vamos a pasar en grande – respondió resuelto y a Manu entre gimoteos no le quedó de otra que ir con su papá

- Está bien pero suéltame me estás haciendo daño

Diego lo soltó y fueron a dar un paseo por la orilla del río sin decir nada ninguno de los dos, se sentaron en la orilla y su padre decidió que tenía que aclarar algunas cosas con Manu y comenzó hablar.

- Manu, hijo ¿porque estás así? – pregunto Diego

- Así ¿cómo? – Diego lo miró y se armó de paciencia

- Irritante con nosotros, de mal humor… llevas así desde que estamos aquí – Manu se quedó callado sin responder, le parecía extraño lo que su padre preguntaba, habían pasado tantas cosas y el estaba confundido  ¿es que no te gusta estar aquí? – Manu lo miro

- No es eso – Diego le acarició la cabeza

- Entonces ¿Porque es? – Manu volvió agachar la cabeza pero contesto a su papá

- Es que no me dio tiempo de despedirme de mis amigos y…. Yolanda se quedó allí y no sé lo que va a pasar si su padre es verdad que la quiere ayudar y ustedes no me apoyaron y la sacaron de mi lado – tras decir aquello hizo a un lado la cara para ocultar sus emociones, que a decir verdad estaban a flor de piel, Diego suspiro en modo su hijo llevaba algo de razón

- Pero ya tendrás la oportunidad de ver de nuevo a tus amigos y contarle dónde te viniste a vivir – respondió su padre dándole un abrazo y Manu lo miro incrédulo

- ¿Si?... ¿Cuándo?

- Manu la casa sigue allí y podemos ir de vez en cuando y con respecto a Yolanda no la veías todos los días

- La veía en el colegio – se quejo

- Pero cuando dan las vacaciones la veías solo los fines de semana, ahora será igual, ella vendrá los fines de semana y cuando no venga irás tú Manu, así que no tienes que estar así nosotros no te vamos a separar de ella – le dijo serio y Manu agachó la cabeza avergonzado

- Lo siento papá, si estamos aquí es por mi culpa – Diego lo cogió en un abrazo y lo apego a el

- No Manu, no fue por tu culpa… yo ya estaba arreglando las cosas para venir a vivir aquí solo se adelanto nada más –  Manu subió la cara mirando a su papá

- Entonces tú ya lo sabías y no me dijiste nada

- Manu a mí siempre me gustó lo de la hacienda, pero conocí a tu mamá y a ella no le gustaba el campo, entonces cuando no casamos nos quedamos viviendo en la ciudad y hace como un mes el abuelo me dio unos papeles para que los mirara y si no estaba interesado en hacerme cargo de la hacienda la iba a rendar porque el ya está viejo para hacerse cargo y mira – y le señalo todo alrededor – no quiero perder esto – le dijo con sinceridad se los iba a contar a ti y a mamá pero cuando me contaste que ibas a tener a tu bebé decidí venir aquí, no tendríamos que estar con los recortes de un sueldo y tú y el bebé podrían tener lo que les haga falta – Manu apretó el abrazo a su papá, todo lo hizo pensando en él para que no le faltará de nada

- ¿Y por qué mamá no quería?

- No se Manu, pero yo siempre quise lo mejor para ustedes dos – le dijo serio y Manu se sintió mal, al parecer su papá siempre estuvo sacrificándose por él y su mamá

- ¡Papá! – Diego lo miro

- Dime – Manu tartamudeo un poco

- Tu… tu todos estos años no has vivido donde tú querías – Manu ahora mismo se sentía muy egoísta

- Si Manu, pero vivía con las dos personas que más quiero en el mundo – lo abrazo – vamos te invito a un helado – a Manu se le iluminaron los ojos cuando su papá le dijo lo del helado

Cuando llegaron a la heladería, su  padre conocedor de su gustos le pidió uno grande de chocolate y vainilla tomando lo mismo, disfrutando del helado, desgraciadamente cuando llegaron a casa, Laura tenía la cena preparada en la mesa pero claro con ese helado tan grande Manu no tenía mucha hambre.

- Manu hijo casi no has comido – Manu miro a su papá con los ojitos en suplica porque sabía que si le decía que se comió un helado antes de la cena se enfadaría

- Laura cariño es que nos comimos un helado – Laura abrió la boca

- Pero bueno – se hizo la molesta – y a mí no me trajeron

Manu empezó a reír, y eso para sus padres era un buen comienzo pero sabían que la batalla iba a ser dura.


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