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jueves, 19 de noviembre de 2020

Un nuevo horizonte, Capítulo 7


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 Un nuevo horizonte 

 Autora: Terry 

 Capítulo  7

 

Manu iba acostado en el asiento trasero del coche limpiándose las lágrimas con la manga de su camiseta, Diego lo veía desde el espejo retrovisor y le dio pena verlo así, se prometió tener más paciencia con su hijo pensaba y sin embargo no lo cumplió, además reconstruyendo el momento en su mente llego a la dura conclusión de que fue muy brusco con su pequeño, así que cuando pudo apartarse en una área de descanso lo hizo diciéndole a su esposa que se pusiera en el volante, Laura sin entender nada lo hizo y él se fue a la parte de atrás con su hijo, le daría el consuelo que antes no le dio y que necesitaba,  si a leguas se veía que estaba mal en solo dos días se le había ido la sonrisa y el brillo en sus ojos, en cambio tenía unas grandes ojeras… el asunto le venía muy grande solo era un niño de quince años al que de un momento a otro la vida le estaba cambiando.

- Ya hijo – le dijo incorporándolo para poder sentarse, poco a poco lo fue cogiendo sentándolo en sus piernas – ya no llores más – y le limpiaba las lágrimas que no dejaban de caer, Manu se abrazó a su papá escondiendo su cara en el hombro se sentía muy mal

- Lo siento papá – Diego respiro hondo, les quedaría una buena temporada de lágrimas y tristezas a su hijo antes de sanar sus heridas emocionales

- Ya pasó Manu, yo sé que lo sientes que tú no eres así – le dio un beso en la cabeza – pero ya no se llora más que no sé a muerto nadie – murmuro y Manu se apretó más al abrazo de su papá, en solo dos días las cosas habían cambiado mucho; antes solo tenía que pensar en ir a la escuela y disfrutar de la compañía de su amor, hacer sus deberes y pasar el tiempo sin más conflictos, ahora en cambio parecía que iba a enloquecer y el hecho de que irse al campo sin Yolanda le causaba zozobra, aun no estaba convencido de que los padres de Yolanda no le harían daño a su bebé y a Yolanda, pero no podía hacer nada más que esperar y lloro más fuerte abrazado a su padre, Diego lo separó un poquito para limpiar sus lágrimas y para que lo mirara a la cara

-  Manu todo va a salir bien bebé – Manu volvió abrazarse a su papá – hijo confía en mí, yo te voy ayudar y te prometo que no voy a dejar que nadie le haga daño ni a tu bebé ni a tu novia – Laura los miraba y no podía evitar que se le cayeran las lágrimas, no le gustaba ver a su hijo así

- ¿Lo prometes? – pregunto separándose y mirando a su papá a los ojos con esperanza

- Lo prometo – aseguro Diego haciéndose una cruz en el pecho como cuando Manu era más chico y hacían promesa de papá

- Que no se te olvide que has hecho promesa de papá – Diego esbozo una sonrisa por aquella respuesta

Si en el fondo su hijo era un inocente, mientras Manu se recostó y apoyó  la cabeza en las piernas de su padre quedándose dormido al poco rato por los mimos que papá le daba, cuando llevaban dos horas de camino Diego le dijo a su esposa que parara en el próximo restaurante que estaba a unos dos kilómetros, se pararían hacer un descanso y a almorzar.

- Manu hijo – lo zarandeaba Diego despacio – despierta que vamos a comer algo – Manu abrió los ojos un poco desorientado

- ¿Ya llegamos? – le pregunto al ver que el coche estaba parado

- No, hemos parado a comer – Manu no rechisto ya que tenía mucha hambre

 

Menos mal el lugar estaba  relativamente vacio, asi que no tendrán que esperar muchas horas, cuando comieron y Diego bebió su café volvieron al coche, aun quedaba mucho trecho por recorrer.

- Manu hijo ¿has ido al baño? – le pregunto Laura que no quería que en unos momentos este pidiendo parar

- No soy un niño, yo sé cuándo tengo que ir al baño – le dijo levantado la voz

Laura estuvo tentada de darle un jalón de orejas si no fuese por Diego que le apretó el hombro pidiendo que se tranquilizara, pero Laura ya estaba harta una cosa era que estuviera preocupado y otra desplegar toda su malcriadez, pero como si fuera adivina a la media hora de haber iniciado el viaje, Manu empezó a moverse para poder aguantar ya que sabía que si decía algo su mamá se iba a enfadar, Diego que lo estaba viendo por el espejo retrovisor estaba preocupando y llego a creer que tal vez lo castigo demasiado.

- Manu hijo ¿estás bien?, ¿te ocurre algo? – le dijo preocupado

- No pa estoy bien – pero iban avanzado y Diego lo veía de la misma manera incluso cada vez se movía aún más

- Manu ¿que es lo que te pasa? – Manu cruzó sus piernas

- Papi para tengo que ir al baño – Laura se volvió para mirar a su hijo a la cara

- Si fuese yo la que conducía por mi madre que te meas en los pantalones – le dijo enfadada, no hacía ni media hora que se lo había dicho y ahora tendrían que parar otra vez, ¿es que nunca iba hacer caso?, Manu agradeció al cielo que cogiera el coche su papá si no se veía meando por la ventanilla

- Manu a unos metros está un área de descanso ahí puedo parar, antes no puedo hijo – Laura no podía creer que Diego sea tan amable con el desobediente y Manu cerró los ojos, echó la cabeza atrás en el respaldo de asiento y se concentró en aguantar hasta llegar donde le había dicho su padre

Cuando aparco salió rápidamente alejándose un poco vaciando su vejiga en un tronco de árbol para que no lo viera nadie, pero a su regreso cuando Laura lo vio cerca del coche se bajó a cobrarse la desobediencia de su hijo, Diego al verla bajar sabía las intenciones de Laura el también bajo para impedirlo pero mientras que rodeó el coche no le dio tiempo, Laura lo cogió por la oreja.

- Auuuuu mami – le dijo frotándose cuando lo soltó

- AUU nada – lo cogió del brazo pegándolo a ella para que no se moviera PLAF PLAF PLAF cuando yo te digo PLAF PLAF algo PLAFF PLAF me obedeces PLAF PLAF PLAF – Diego sujetó la mano de su mujer para que no cayera en el trasero de su hijo

- Ya Laura, es suficiente – Manu aprovecho la interrupción y se soltó de su madre, poniéndose detrás de su papá fuera del alcance de Laura

- No es suficiente Diego se lo he dicho y tiene el descaro de gritarme y desobedecer – Laura respiraba muy agitada estaba bastante molesta

- Ya cálmate mujer – Laura dio un tirón a su mano para soltarse de Diego

- ¡No me calmo!, no hace ni media hora que se lo dije y me responde todo lo grosero que puede y ahora estamos parados en medio de la nada para que puedan atracarnos – Diego rodó los ojos sin que su mujer se diera cuenta, a veces era demasiado dramática

- Bueno pues retomemos el camino antes de que eso pase – contesto sin da pie a mas discusión

Y así retomaron el camino y por fin llegaron a la hacienda… al dulce hogar pensaba Diego para sus adentros, a una cárcel suspiro Manuel.






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