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Un nuevo horizonte
Autora: Terry
Capítulo 7
Manu iba
acostado en el asiento trasero del coche limpiándose las lágrimas con la manga
de su camiseta, Diego lo veía desde el espejo retrovisor y le dio pena verlo
así, se prometió tener más paciencia con su hijo pensaba y sin embargo no lo
cumplió, además reconstruyendo el momento en su mente llego a la dura
conclusión de que fue muy brusco con su pequeño, así que cuando pudo apartarse
en una área de descanso lo hizo diciéndole a su esposa que se pusiera en el
volante, Laura sin entender nada lo hizo y él se fue a la parte de atrás con su
hijo, le daría el consuelo que antes no le dio y que necesitaba, si a
leguas se veía que estaba mal en solo dos días se le había ido la sonrisa y el
brillo en sus ojos, en cambio tenía unas grandes ojeras… el asunto le venía muy
grande solo era un niño de quince años al que de un momento a otro la vida le
estaba cambiando.
- Ya hijo – le
dijo incorporándolo para poder sentarse, poco a poco lo fue cogiendo sentándolo
en sus piernas – ya no llores más – y
le limpiaba las lágrimas que no dejaban de caer, Manu se abrazó a su papá
escondiendo su cara en el hombro se sentía muy mal
- Lo siento papá
– Diego
respiro hondo, les quedaría una buena temporada de lágrimas y tristezas a su
hijo antes de sanar sus heridas emocionales
- Ya pasó Manu,
yo sé que lo sientes que tú no eres así – le dio
un beso en la cabeza – pero ya no se llora
más que no sé a muerto nadie – murmuro y Manu se apretó más al
abrazo de su papá, en solo dos días las cosas habían cambiado mucho; antes solo
tenía que pensar en ir a la escuela y disfrutar de la compañía de su amor,
hacer sus deberes y pasar el tiempo sin más conflictos, ahora en cambio parecía
que iba a enloquecer y el hecho de que irse al campo sin Yolanda le causaba
zozobra, aun no estaba convencido de que los padres de Yolanda no le harían
daño a su bebé y a Yolanda, pero no podía hacer nada más que esperar y lloro
más fuerte abrazado a su padre, Diego lo separó un poquito para limpiar sus
lágrimas y para que lo mirara a la cara
- Manu todo va a salir bien bebé – Manu
volvió abrazarse a su papá – hijo confía en
mí, yo te voy ayudar y te prometo que no voy a dejar que nadie le haga daño ni
a tu bebé ni a tu novia – Laura los miraba y no podía evitar
que se le cayeran las lágrimas, no le gustaba ver a su hijo así
- ¿Lo prometes? – pregunto
separándose y mirando a su papá a los ojos con esperanza
- Lo prometo – aseguro
Diego haciéndose una cruz en el pecho como cuando Manu era más chico y hacían
promesa de papá
- Que no se te olvide que has hecho promesa de papá – Diego esbozo una sonrisa por aquella respuesta
Si en el fondo su hijo era un
inocente, mientras Manu se recostó y apoyó la cabeza en las piernas de su
padre quedándose dormido al poco rato por los mimos que papá le daba, cuando
llevaban dos horas de camino Diego le dijo a su esposa que parara en el próximo
restaurante que estaba a unos dos kilómetros, se pararían hacer un descanso y a
almorzar.
- Manu hijo – lo
zarandeaba Diego despacio – despierta que
vamos a comer algo – Manu abrió los ojos un poco desorientado
- ¿Ya llegamos? – le
pregunto al ver que el coche estaba parado
- No, hemos
parado a comer – Manu no rechisto ya que tenía
mucha hambre
Menos mal el lugar
estaba relativamente vacio, asi que no tendrán que esperar muchas horas,
cuando comieron y Diego bebió su café volvieron al coche, aun quedaba mucho
trecho por recorrer.
- Manu hijo ¿has
ido al baño? – le pregunto Laura que no
quería que en unos momentos este pidiendo parar
- No soy un niño, yo sé cuándo tengo que ir al baño – le dijo levantado la voz
Laura estuvo tentada de darle
un jalón de orejas si no fuese por Diego que le apretó el hombro pidiendo que
se tranquilizara, pero Laura ya estaba harta una cosa era que estuviera
preocupado y otra desplegar toda su malcriadez, pero como si fuera adivina a la
media hora de haber iniciado el viaje, Manu empezó a moverse para poder
aguantar ya que sabía que si decía algo su mamá se iba a enfadar, Diego que lo
estaba viendo por el espejo retrovisor estaba preocupando y llego a creer que
tal vez lo castigo demasiado.
- Manu hijo
¿estás bien?, ¿te ocurre algo? – le
dijo preocupado
- No pa estoy
bien – pero iban avanzado y Diego lo veía de la
misma manera incluso cada vez se movía aún más
- Manu ¿que es
lo que te pasa? – Manu cruzó sus piernas
- Papi para
tengo que ir al baño – Laura se volvió para
mirar a su hijo a la cara
- Si fuese yo la
que conducía por mi madre que te meas en los pantalones – le
dijo enfadada, no hacía ni media hora que se lo había dicho y ahora tendrían
que parar otra vez, ¿es que nunca iba hacer caso?, Manu agradeció al cielo que
cogiera el coche su papá si no se veía meando por la ventanilla
- Manu a unos metros está un área de descanso ahí puedo parar, antes no puedo hijo – Laura no podía creer que Diego sea tan amable con el desobediente y Manu cerró los ojos, echó la cabeza atrás en el respaldo de asiento y se concentró en aguantar hasta llegar donde le había dicho su padre
Cuando aparco salió
rápidamente alejándose un poco vaciando su vejiga en un tronco de árbol para
que no lo viera nadie, pero a su regreso cuando Laura lo vio cerca del coche se
bajó a cobrarse la desobediencia de su hijo, Diego al verla bajar sabía las
intenciones de Laura el también bajo para impedirlo pero mientras que rodeó el
coche no le dio tiempo, Laura lo cogió por la oreja.
- Auuuuu mami – le
dijo frotándose cuando lo soltó
- AUU nada – lo
cogió del brazo pegándolo a ella para que no se moviera – PLAF PLAF PLAF cuando
yo te digo PLAF PLAF algo PLAFF PLAF me obedeces PLAF PLAF
PLAF – Diego sujetó la mano de su mujer para que no cayera en
el trasero de su hijo
- Ya Laura, es
suficiente – Manu aprovecho la interrupción
y se soltó de su madre, poniéndose detrás de su papá fuera del alcance de Laura
- No
es suficiente Diego se lo he dicho y tiene el descaro de gritarme y desobedecer
– Laura respiraba muy agitada estaba bastante
molesta
- Ya
cálmate mujer – Laura dio un tirón a su mano
para soltarse de Diego
- ¡No
me calmo!, no hace ni media hora que se lo dije y me responde todo lo grosero
que puede y ahora estamos parados en medio de la nada para que puedan
atracarnos – Diego rodó los ojos sin que su mujer se
diera cuenta, a veces era demasiado dramática
- Bueno pues retomemos el camino antes de que eso pase – contesto sin da pie a mas discusión
Y así retomaron el camino y por fin llegaron a la hacienda… al dulce hogar pensaba Diego para sus adentros, a una cárcel suspiro Manuel.
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