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miércoles, 18 de noviembre de 2020

Un nuevo horizonte, Capítulo 3


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 Un nuevo horizonte 

 Autora: Terry 

 Capítulo  3 


Acababan de llegar a la casa de Yolanda, Manu muy nervioso bajo del carro sintiendo una daga en el estómago, se quedo un momento mirando el umbral parado en la puerta dándose ánimos para tocar el timbre, había llegado la hora de enfrentar su responsabilidad como pareja y como padre y  dar la cara, claro está si no sé la partían el padre o el hermano de Yolanda;  pensando en un detalle, hoy conocería a los padres de su niña amada, solo conocía a Oscar el  hermano mayor de Yolanda, a veces salían a dar una vuelta con él y su novia y aunque era mayor que ellos pues tenía dieciocho, siempre fue muy amable con él, incluso cuando Diego no estaba de acuerdo en que fuera a algún lugar o que llegará tarde él hablaba con su papá para que lo dejara ir.

  - ¿Estás preparado? – le pregunto Diego a su hijo al verlo tenso, como si dudara de su mismo,  sacándolo de sus pensamientos

·     - Si vamos – respondió, aunque en realidad estaba muerto de miedo, Diego les dijo que se quedarán todos afuera; primero irían hablar por las buenas y si ese hombre no entraba en razón pues ya harían algo, y con ese plan en mente llamarón a la puerta y los atendió una empleada

·        -  Buenos días –  saludo Diego amablemente

·         -  Buenos días ¿en qué les puedo ayudar? –  le dijo la empleada con una sonrisa

·        -   Bueno yo venía buscando al señor Gutiérrez

·         -  Me puede decir quién lo busca

·         -  He si el señor Mendoza

·         -  Déjeme comunicárselo – y se quedaron esperado en la puerta

Manu creía que a sus quince años iba a morir de un infarto, estaba tan estresado que le dolía el pecho, y le ardía la boca de la gastritis que se estaba ganando, mientras tanto Manuel su abuelo no pudo esperar la petición de su hijo y fue a la puerta que aún permanecía cerrada.

·        - -  Papa por favor – le pidió Diego a su propio padre, no quería malos entendidos y que los acusen de avasallamiento

·         No Diego – dijo tajante Manuel, a él no le iban a dejar de lado, no señor – voy a entrar con ustedes – anuncio decidido

Diego sabía que no iba a conseguir que su padre no entrará así que se calló y no le dijo más nada; en ese momento se abrió la puerta y la chica los hizo pasar a la sala de la casa donde los esperaba un hombre con el rostro en blando, no se podía siquiera especular lo que estuviera pensando, rondando fácilmente los cincuenta años, muy bien vestido portando trajes de alta costura, se notaba que el dinero no era problema.

·  -  ¿Me puede decir en qué lo puedo ayudar señor Mendoza? – pregunto Armando que así se llamaba aquel tipo que resultaba ser el padre de Yolanda, totalmente sereno pues no conocía a Diego ni a su futuro yerno

·   -  Buenos días señor Gutiérrez – contesto Diego acercándose un poco más, teniendo a su Manu tras suyo como una cría de conejo escondido tras su padre –  quería hablar de los chicos… mi hijo me dijo que su novia está embarazada – y Armando  no lo dejo seguir, se abalanzo sobre Manu cogiéndolo de la camiseta a la altura de pecho y acercándolo a la cara con una furia incontrolada, de haber sido quizás de la edad de Oscar le hubiera calcado un puñete, pero apenas era un crio

·     -     ¡CABRÓN DE MIERDA! – eso sí, le iba a gritar sus cuatro verdades pero en un momento de locura, cerro el puño para golpear a Manu y lo hubiera hecho de no ser por Diego que al verlo se puso hecho una furia

·     -   DEJA A MI HIJO DEGENERAO – eso sí, él no escatimo en enojo y le dio un puñetazo en todos los morros, y se trenzaron en una pelea salvaje

 

Manuel y el hermano de Yolanda que bajaba las escaleras los sujetaron para que ese par no se matara, a Manu le faltó poco para mearse en los pantalones en ese momento entró Laura al sentir el jaleo adivinando que esta no sería una reunión civilizada y por la misma razón, la bulla fue que  Yolanda y su madre también bajaron  sorprendidas.

·         -   ¿Qué es lo que pasa? – quiso saber Débora, ella tampoco conocía al chaval

·         -   ESTE ES EL CABRÓN QUE DEJÓ A TU HIJA EMBARAZADA – respondió Armando aun con ganas de coger al chico que como era de esperarse se estampo a la espalda de su padre claramente asustado, usándolo como escudo; la cara de Débora primero fue de asombro y después de furia  y no dudo en querer atacarlo también, pero dada su posición social, la pérfida en vez de usar sus manos, uso su lengua afilada para dañar

·        -    ¿Y tienes las agallas para presentarte ante nosotros? – inquirió mirándolo de arriba abajo con desprecio, como si mirara a un bicho raro – ¿es que a caso no te has visto al espejo?, no eres más que escoria ¿sabes? – lo insulto a su regalado gusto, toda prepotente y pretenciosa   muy segura de su posición social y la ventaja que te da el dinero, como si el resto no pudiera tener lo suyo simplemente por no vestir con ropa de marca – ¿qué te has imaginado tu? – le dijo acercándose con una violencia apenas disimulada, tanto que Manu pensó que le iba a dar un guantazo en toda la cara –  ¿qué te íbamos a abrir las puertas de par en par a nuestra fortuna y aceptarte para nuestra hija? – y claro Laura se puso furiosa, solo quería coger a esa tiparraca y sacarle los pelos pero sabía que no podía hacerlo solo empeoraría las cosas

·    -   ¡Le voy a pedir que no insulte así a mi hijo y menos en mi presencia! – reclamo Laura conteniéndose todo lo que podía ¿qué se creía esa pelantrusca?, porque eso parecía en la forma en que iba vestida… una mujer de compañía

·       -  ¿Y qué quiere?, si  él es quien le quito la inocencia a mi hija – dijo hecha la buena

   ¡-   Ja! El no hizo otra cosa que su hija no hubiera querido era claro que Laura tuvo la última palabra en esto y Yolanda se puso roja de la vergüenza dejando a Débora con la boca abierta

Hasta eso Manu cogió coraje, el que su abuelo le ponga la mano sobre sus hombros sacándolo de la espalda de su padre, fue suficiente para saber que no necesitaba esconderse, que estaban todos ahí por él y para él, el bebé y su novia, que lo apoyaba en todo; y hasta ese momento Manu no se dio cuenta lo harto que estaba de que todos ellos hablaran como si él y Yolanda estuvieran presentes.

·       -     ¡BASTA! – grito Manu dando un gran golpe en la mesa

·      -      ¡A mi casa no vienes a gritarnos! – le dijo Armando

·        -    Pues tiene derecho – contesto su abuelo Manuel – que ahí donde lo ven,  tiene más cabeza que los cuatro adultos que estáis ahí discutiendo … más que discutir sería mejor hablar por el tema que vinimos aquí por vuestros hijos – señalo a los cuatro adultos

·        -     Yo no tengo nada que hablar – corto Armando –  mi hija no va a tener el bebé y fin de la historia – y Yolanda abrió los ojos sorprendida y avergonzada, no podía creer que su madre convenciera a  su padre y siguieran con eso, tenía la esperanza de que fuera solo producto de la rabia

·         NO PAPÁ… yo sí que lo voy a tener – se puso fuerte, el ver a Manu en su casa, tratando de dar la cara le dio la fuerza que necesitaba para pelear por su hijo –  ya te lo dije anoche NO VOY A QUITARLE LA VIDA A MI HIJO

·         -   Que sabes tú niña para Débora la sola idea era espantosa

·        -   Bueno dadas las circunstancias – interrumpió Manuel sacando su teléfono empezando buscar un numero mientras hablaba como si nada – creo que lo mejor es que llame a la prensa y de un comunicado a la televisión informando que mi nieto si se hace cargo del embarazo y del bebé y luego los demandare por querer atentar contra la vida de mi bisnieto,  y hasta que esto no se resuelva con un juicio no pueden hacer nada contra ese niño – a Yolanda le volvió el corazón a su lugar, no estaba sola tenía esperanzas ahora – Hola Patricia – murmuro haciendo un alto en su conversación – me puedes dar el numero de la Gaceta o mejor, dile al director de prensa que me llame en cuanto pueda, tengo un anuncio que hacer – y colgo

·         - Oiga – reclamo Armando al darse cuenta que se trataba del periódico con mas tirada a nivel nacional

·        -  No señor, ya está todo dicho – contesto Manuel –  vámonos tenemos que ir a los juzgados ahora – y dirigió su mirada a Diego  y a su nuera pero Débora no podía permitir que eso saliera en la presa y la televisión

·        -  Esperen no hace falta llegar tan lejos – y se interpuso en su marcho, deteniendo la salida de Laura y Diego – vamos hablar con mi hija a solas y esperen un momento… por favor – agrego como si le costara ser educada

Y sin esperar respuesta entraron al despacho de Armando llevando a Yolanda por delante; Débora se creía que metiéndole miedo a Yolanda iba aceptar abortar pero Yolanda no pensaba así.

·       -   Mira Yolanda tú decides o abortas o no estás más en la casa – le puso un ultimátum y todos se quedaron asombrados incluido Armando

·        -  No Débora, ¡mi hija no se me va de la casa! – corto Armando, una cosa era convencerla para que abortara y otra era  echarla a la calle, pero Débora cogió a Armando lo aparto un poco y en voz muy bajita le dijo que a Yolanda le daría miedo y aceptaría pero se llevaron una gran sorpresa

·        -  A ver Yolanda, estoy esperando tu respuesta – presiono Débora y Oscar que hasta ese momento no hablo se enojo de aquello, sobre todo porque su padre lo permita

·      -    ¿Están locos? – reclamo parándose mirando fijamente a sus padres – ¿pero qué les pasa? –  Óscar no podía creer lo que estaba oyendo, sus padres estaban ¡echando a su hermana! y él sabía que su hermana se marcharía sin mirar atrás, porque estaba seguro de que decidiría tener a su bebé, él en su lugar haria lo mismo

·        -  Óscar más respeto  replico Débora

·      -    ¡¿Más respeto?! – era claro que se estaba indignando más y más – No lo merecéis – les dijo negando con la cabeza – no sabía hasta que punto os importaba más el dinero la fama y el poder que una vida

·        -  Ya Óscar, ¡deja el drama!, nuestra imagen pública está en juego ahora – lo regaño ahora Armando

·     -     ¡¿El drama!?, no sabía que nos trataban como un trofeo – les dijo indignado, sin poder creer que sus padres estén actuando de esa manera tan cruel con su hermana – ¿cuando pasamos a ser eso para ustedes? ¿eh? – les pregunto mirándolos con asco –  y  ahora cuando  las cosas no salen como tú quieres reniegas de tus hijos, solo nos quieres para posar en las revistas –  acuso a su madre –  eso lo esperaba de las putas de tus amigas pero ahora me pregunto cuando tú te convertiste en una – aquella fue una falta de respeto total y Armando como era de esperarse se saco el cinturón y le dio una paliza a su hijo sin importar que fuera estaba gente extraña oyendo todo

·        -  NO TIENES DERECHO DE HABLAR ASÍ A TU MADRE – grito Armando enojado, si algo lo molestaba sobre manera era la falta de respeto sobre los mayores, tengan o no razón para actuar bruscamente y esta era una de esas situaciones, el muchacho los estaba desafiando, los estaba retando –  ZASs Zas ZAS –  Yolanda se puso en medio de su hermano y su papá recibiendo algunos golpes

·      -    YA DÉJALO EL NO A ECHO NADA – chillo y se volvió hacia su hermano, Manu quiso entrar ante los gritos, pero su padre lo atajo entendiendo que aquello era una paliza al joven poruqe de ser Yolanda seguro los gritos de defensa serian al revés –  déjalo Óscar todo va a estar bien – le rogo a su hermano, porque ahí donde estaba quería quitarle el cinturón a su padre y Dios sabe si le metía un puñete al tipo ese, no lograba entender la clase de gente que tenía como padres y Débora sonrió triunfante creyendo que Yolanda había dado su brazo a torcer al interponerse entre su padre y hermano

·       -   No voy a abortar si es lo que crees – le dijo a su padre girándose para mirarlo –  me voy de la casa papá – dijo muy resuelta y luego  miro a su madre con vacio en los ojos –  me da mucha pena pensar que si te hubiera pasado a ti nos hubieras matado – dijo antes de abrir la puerta

 

Y todos se quedaron sin habla, aquellas palabras fueron la estocada final, estaba más que claro, que a pesar de tener solo quince años tomaba mejor decisiones que la bruja de su madre pensó Óscar con los ojos aguados de orgullo y de pena, su hermana no tendría que marcharse, pero si eso suponía que su vida y la del bebé no corrían riesgo bienvenido, el siempre podría ponerse en contacto con ella y hacer lo mismo, abandonar el hogar paterno y buscar su vida libre de prejuicios sociales y trabajar de ser necesario para ayudar a su hermana a salir adelante, se lo merecía.



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