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Un nuevo horizonte
Autora: Terry
Capítulo 3
Acababan de llegar a la casa de Yolanda, Manu muy nervioso bajo del carro sintiendo una daga en el estómago, se quedo un momento mirando el umbral parado en la puerta dándose ánimos para tocar el timbre, había llegado la hora de enfrentar su responsabilidad como pareja y como padre y dar la cara, claro está si no sé la partían el padre o el hermano de Yolanda; pensando en un detalle, hoy conocería a los padres de su niña amada, solo conocía a Oscar el hermano mayor de Yolanda, a veces salían a dar una vuelta con él y su novia y aunque era mayor que ellos pues tenía dieciocho, siempre fue muy amable con él, incluso cuando Diego no estaba de acuerdo en que fuera a algún lugar o que llegará tarde él hablaba con su papá para que lo dejara ir.
- ¿Estás preparado? – le pregunto Diego a su hijo al verlo tenso, como si dudara de su mismo, sacándolo de sus pensamientos
· - Si vamos – respondió,
aunque en realidad estaba muerto de miedo, Diego les dijo que se quedarán todos
afuera; primero irían hablar por las buenas y si ese hombre no entraba en razón
pues ya harían algo, y con ese plan en mente llamarón a la puerta y los atendió
una empleada
· - Buenos días – saludo
Diego amablemente
· - Buenos días ¿en qué les puedo
ayudar? – le dijo la empleada con
una sonrisa
· - Bueno yo venía buscando al
señor Gutiérrez
· - Me puede decir quién lo
busca
· - He si el señor Mendoza
· - Déjeme comunicárselo – y se
quedaron esperado en la puerta
Manu creía que a sus quince
años iba a morir de un infarto, estaba tan estresado que le dolía el pecho, y
le ardía la boca de la gastritis que se estaba ganando, mientras tanto Manuel
su abuelo no pudo esperar la petición de su hijo y fue a la puerta
que aún permanecía cerrada.
· - - Papa por favor – le
pidió Diego a su propio padre, no quería malos entendidos y que los acusen de
avasallamiento
· No Diego – dijo tajante Manuel, a él no le iban a dejar de lado, no señor – voy a entrar con ustedes – anuncio decidido
Diego sabía que no iba a
conseguir que su padre no entrará así que se calló y no le dijo más nada; en
ese momento se abrió la puerta y la chica los hizo pasar a la sala de la casa
donde los esperaba un hombre con el rostro en blando, no se podía siquiera
especular lo que estuviera pensando, rondando fácilmente los cincuenta años,
muy bien vestido portando trajes de alta costura, se notaba que el dinero no
era problema.
· - ¿Me puede decir en qué lo
puedo ayudar señor Mendoza? – pregunto
Armando que así se llamaba aquel tipo que resultaba ser el padre de Yolanda,
totalmente sereno pues no conocía a Diego ni a su futuro yerno
· - Buenos días señor Gutiérrez
– contesto Diego acercándose un poco más, teniendo a su Manu
tras suyo como una cría de conejo escondido tras su padre – quería hablar de los chicos… mi hijo me dijo que
su novia está embarazada – y Armando no lo dejo seguir,
se abalanzo sobre Manu cogiéndolo de la camiseta a la altura de pecho y
acercándolo a la cara con una furia incontrolada, de haber sido quizás de la
edad de Oscar le hubiera calcado un puñete, pero apenas era un crio
· - ¡CABRÓN DE MIERDA! – eso
sí, le iba a gritar sus cuatro verdades pero en un momento de locura, cerro el
puño para golpear a Manu y lo hubiera hecho de no ser por Diego que al verlo se
puso hecho una furia
· - DEJA A MI HIJO DEGENERAO – eso
sí, él no escatimo en enojo y le dio un puñetazo en todos los morros, y se
trenzaron en una pelea salvaje
Manuel y el hermano de Yolanda
que bajaba las escaleras los sujetaron para que ese par no se matara, a Manu le
faltó poco para mearse en los pantalones en ese momento entró Laura al sentir
el jaleo adivinando que esta no sería una reunión civilizada y por la misma
razón, la bulla fue que Yolanda y su madre también bajaron
sorprendidas.
· - ¿Qué es lo que pasa? – quiso
saber Débora, ella tampoco conocía al chaval
· - ESTE ES EL CABRÓN QUE DEJÓ A
TU HIJA EMBARAZADA – respondió Armando aun
con ganas de coger al chico que como era de esperarse se estampo a la espalda
de su padre claramente asustado, usándolo como escudo; la cara de Débora
primero fue de asombro y después de furia y no dudo en querer atacarlo
también, pero dada su posición social, la pérfida en vez de usar sus manos, uso
su lengua afilada para dañar
· - ¿Y tienes las agallas para
presentarte ante nosotros? – inquirió
mirándolo de arriba abajo con desprecio, como si mirara a un bicho raro – ¿es que a caso no te has visto al espejo?, no eres más
que escoria ¿sabes? – lo insulto a su regalado gusto, toda
prepotente y pretenciosa muy segura de su posición social y la
ventaja que te da el dinero, como si el resto no pudiera tener lo suyo
simplemente por no vestir con ropa de marca – ¿qué
te has imaginado tu? – le dijo acercándose con una violencia
apenas disimulada, tanto que Manu pensó que le iba a dar un guantazo en toda la
cara – ¿qué te íbamos a abrir las
puertas de par en par a nuestra fortuna y aceptarte para nuestra hija? – y
claro Laura se puso furiosa, solo quería coger a esa tiparraca y sacarle los
pelos pero sabía que no podía hacerlo solo empeoraría las cosas
· - ¡Le voy a pedir que no insulte
así a mi hijo y menos en mi presencia! – reclamo
Laura conteniéndose todo lo que podía ¿qué se creía esa pelantrusca?, porque
eso parecía en la forma en que iba vestida… una mujer de compañía
· - ¿Y qué quiere?, si él es quien le quito la inocencia a mi hija – dijo hecha la buena
¡- Ja! El no hizo otra cosa que su hija no hubiera querido –era claro que Laura tuvo la última palabra en esto y Yolanda se puso roja de la vergüenza dejando a Débora con la boca abierta
Hasta eso Manu cogió coraje,
el que su abuelo le ponga la mano sobre sus hombros sacándolo de la espalda de
su padre, fue suficiente para saber que no necesitaba esconderse, que estaban
todos ahí por él y para él, el bebé y su novia, que lo apoyaba en todo; y hasta
ese momento Manu no se dio cuenta lo harto que estaba de que todos ellos
hablaran como si él y Yolanda estuvieran presentes.
· - ¡BASTA! – grito
Manu dando un gran golpe en la mesa
· - ¡A mi casa no vienes a
gritarnos! – le dijo Armando
· - Pues tiene derecho – contesto
su abuelo Manuel – que ahí donde lo ven,
tiene más cabeza que los cuatro adultos que estáis ahí discutiendo … más que
discutir sería mejor hablar por el tema que vinimos aquí por vuestros hijos – señalo
a los cuatro adultos
· - Yo no tengo nada que hablar – corto
Armando – mi hija no va a tener el
bebé y fin de la historia – y Yolanda abrió los ojos
sorprendida y avergonzada, no podía creer que su madre convenciera a su
padre y siguieran con eso, tenía la esperanza de que fuera solo producto de la
rabia
·
NO PAPÁ… yo sí que lo voy a
tener – se puso fuerte, el ver a Manu en su casa,
tratando de dar la cara le dio la fuerza que necesitaba para pelear por su hijo – ya te lo dije anoche NO VOY A QUITARLE LA VIDA A
MI HIJO
· - Que sabes tú niña –para
Débora la sola idea era espantosa
· - Bueno dadas las
circunstancias – interrumpió Manuel sacando su
teléfono empezando buscar un numero mientras hablaba como si nada – creo que lo mejor es que llame a la prensa y de un
comunicado a la televisión informando que mi nieto si se hace cargo del
embarazo y del bebé y luego los demandare por querer atentar contra la vida de
mi bisnieto, y hasta que esto no se resuelva con un juicio no pueden
hacer nada contra ese niño – a Yolanda le volvió el corazón a
su lugar, no estaba sola tenía esperanzas ahora – Hola Patricia – murmuro haciendo un alto en su
conversación – me puedes dar el numero de
la Gaceta o mejor, dile al director de prensa que me llame en cuanto pueda,
tengo un anuncio que hacer – y colgo
· - Oiga
– reclamo Armando al darse cuenta que se trataba del periódico
con mas tirada a nivel nacional
· - No señor, ya está todo dicho
– contesto
Manuel – vámonos tenemos que ir a los
juzgados ahora – y dirigió su mirada a Diego y a su nuera
pero Débora no podía permitir que eso saliera en la presa y la televisión
· - Esperen no hace falta llegar
tan lejos – y se interpuso en su marcho,
deteniendo la salida de Laura y Diego – vamos
hablar con mi hija a solas y esperen un momento… por favor – agrego
como si le costara ser educada
Y sin esperar respuesta
entraron al despacho de Armando llevando a Yolanda por delante; Débora se creía
que metiéndole miedo a Yolanda iba aceptar abortar pero Yolanda no pensaba así.
· - Mira Yolanda tú decides o
abortas o no estás más en la casa – le
puso un ultimátum y todos se quedaron asombrados incluido Armando
· - No Débora, ¡mi hija no se me
va de la casa! – corto Armando, una cosa era
convencerla para que abortara y otra era echarla a la calle, pero Débora
cogió a Armando lo aparto un poco y en voz muy bajita le dijo que a Yolanda le
daría miedo y aceptaría pero se llevaron una gran sorpresa
· - A ver Yolanda, estoy
esperando tu respuesta – presiono
Débora y Oscar que hasta ese momento no hablo se enojo de aquello, sobre todo
porque su padre lo permita
· - ¿Están locos? – reclamo
parándose mirando fijamente a sus padres – ¿pero
qué les pasa? – Óscar no podía creer lo que estaba oyendo, sus
padres estaban ¡echando a su hermana! y él sabía que su hermana se marcharía
sin mirar atrás, porque estaba seguro de que decidiría tener a su bebé, él en
su lugar haria lo mismo
· - Óscar más respeto – replico
Débora
· - ¡¿Más respeto?! – era
claro que se estaba indignando más y más – No
lo merecéis – les dijo negando con la cabeza – no sabía hasta que punto os importaba más el dinero la
fama y el poder que una vida
· - Ya Óscar, ¡deja el drama!,
nuestra imagen pública está en juego ahora – lo
regaño ahora Armando
· - ¡¿El drama!?, no sabía que
nos trataban como un trofeo – les
dijo indignado, sin poder creer que sus padres estén actuando de esa manera tan
cruel con su hermana – ¿cuando pasamos a
ser eso para ustedes? ¿eh? – les pregunto mirándolos con asco – y ahora cuando las cosas no salen
como tú quieres reniegas de tus hijos, solo nos quieres para posar en las
revistas – acuso a su madre – eso lo esperaba de las putas de tus amigas pero
ahora me pregunto cuando tú te convertiste en una – aquella fue
una falta de respeto total y Armando como era de esperarse se saco el cinturón
y le dio una paliza a su hijo sin importar que fuera estaba gente extraña
oyendo todo
· - NO TIENES DERECHO DE HABLAR
ASÍ A TU MADRE – grito Armando enojado, si algo
lo molestaba sobre manera era la falta de respeto sobre los mayores, tengan o
no razón para actuar bruscamente y esta era una de esas situaciones, el
muchacho los estaba desafiando, los estaba retando – ZASs Zas ZAS – Yolanda se puso en medio
de su hermano y su papá recibiendo algunos golpes
· - YA DÉJALO EL NO A ECHO NADA – chillo
y se volvió hacia su hermano, Manu quiso entrar ante los gritos, pero su padre
lo atajo entendiendo que aquello era una paliza al joven poruqe de ser Yolanda
seguro los gritos de defensa serian al revés –
déjalo Óscar todo va a estar bien – le rogo a su hermano,
porque ahí donde estaba quería quitarle el cinturón a su padre y Dios sabe si
le metía un puñete al tipo ese, no lograba entender la clase de gente que tenía
como padres y Débora sonrió triunfante creyendo que Yolanda había dado su brazo
a torcer al interponerse entre su padre y hermano
· - No voy a abortar si es lo
que crees – le dijo a su padre girándose
para mirarlo – me voy de la casa papá
– dijo muy resuelta y luego miro a su madre con vacio en
los ojos – me da mucha pena pensar
que si te hubiera pasado a ti nos hubieras matado – dijo antes
de abrir la puerta
Y todos se quedaron sin habla, aquellas palabras fueron la estocada final, estaba más que claro, que a pesar de tener solo quince años tomaba mejor decisiones que la bruja de su madre pensó Óscar con los ojos aguados de orgullo y de pena, su hermana no tendría que marcharse, pero si eso suponía que su vida y la del bebé no corrían riesgo bienvenido, el siempre podría ponerse en contacto con ella y hacer lo mismo, abandonar el hogar paterno y buscar su vida libre de prejuicios sociales y trabajar de ser necesario para ayudar a su hermana a salir adelante, se lo merecía.
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