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Cuando terminaron
de comer y cada uno hizo la tarea que les correspondía en la cocina se fueron
retirando con diferentes pretextos, faltaba solo unos días para las vacaciones
finales, como era de esperarse los chicos estaban de buen humor porque pronto
podrían hacer lo que les venga en gana, todos menos Moisés que desde que pasó
el incidente con su mamá estaba distante con ella, a tal punto que solo
compartían las comidas y respondía a duras penas con monosílabos a
las preguntas de su madre, Ramón que se habia dado cuenta de aquello, estaba
empezando a perder la paciencia con ambos.
- Moisés … tú quédate – le dijo Rebeca
y Moisés la miró como si tuviera siete cabezas
- ¿Porque? – le dijo mordiendo sus
palabras lo menos que quería es hablar con su madre
- Porque te toca sacar los platos del lavavajillas y
colocarlos – la verdad es que quería hablar con su hijo
pero no de lo sucedido sino de lo irrespetuoso que estaba siendo, lo
malcriado que estaba y que se estaba pasando de la raya
- Cuando termine los colocó – y se dispuso
a salir de la cocina para subir a su habitación
- ¡MOISES! – le dio un grito Rebeca,
Moisés se dio la vuelta mirando a su mamá como diciendo ¿qué es lo que
quieres? – no vas hacer lo que tú
quieras – advirtió y Ramón que estaba buscando café en el armario
de la cocina, sabía que la cosa no iba a terminar bien ¿qué le costaba a
su esposa decirle que quería hablar con él?, pensaba a favor de su hijo,
pero aquello cambio cuando oyó la contestación que le dio Moisés a su
madre
- Hago lo que me salen los cojones – Rebeca
se quedó sin palabras, sus hijos nunca le habían hablado así
- ¡MOISÉS! – gritó papá sorprendido y
Moisés se quedó blanco, no creía que su papá estuviera en la cocina, creyó
que se había ido a comprar las cosas que necesitaba Abraham – ¡discúlpate con tu madre! – le
ordeno con firmeza y Moisés iba a obedecer, pero de pronto el recuerdo de
la bofetada que le dio su madre sin motivo y lo peor que no le importaban
sus sentimientos lo enojó y sintió el desafío bullir dentro suyo
- ¡NO! – gritó, ella nomerecía sus
disculpas aunque sabía que se había pasado
- Te he dicho que te disculpes ¡YA! – volvió
a repetir su padre, con una paciencia que no tenía precisamente,
estaba bastante molesto con su hijo, una cosa era que no quisiera hablar
con su madre y otra que le faltará el respeto de esa manera – ¡última oportunidad! DISCULPATE
– grito furioso como pocas veces se ponía Ramón, pero
Moisés no se iba a bajar del burro… no señor, si su padre estaba enojado
el estaba diez veces peor
- ¡NOO! – le gritó a su padre, ¿acaso
estaba sordo ya se lo había dicho un montón de veces? y Ramón al ver a su
hijo así de desafiante, perdió la poca paciencia que tenía, alzo una
paleta de madera que estaba colgada en la cocina y luego lo cogió a él del
brazo, ya se le iban a quitar las ganas de hablar así de esa manera tan
irrespetuosa pensó Ramón y sin darle tiempo a Moisés a reaccionar lo tumbo
sobre sus rodillas
- PLOF PLOF PLOF PLOF PLOF PLOF PLOF – todos
se los dio sin descanso, Moisés estaba rojo de la furia y de aguantar el
dolor pero no iba a llorar delante de su mamá, no le iba a dar esa
satisfacción – ¿te vas a disculpar?
– le volvió a preguntar, él no quería seguir con aquello
- HE DICHO QUE NOOOO – y se volvió a
negar, Ramón no podía creer lo cabezota que era su hijo
- PLOF PLOF PLOF PLOF PLOF PLOF PLOF PLOF – y
claro aumento el numero y la fuerza de la impresión
- Grrr – y a Moisés por fin se le
escapo un gruñido y papá le volvió con la pregunta
- ¿Te vas a disculpar? – pero Moisés
tuvo la misma respuesta, estaba a punto de llorar pero tenía que aguantar
para que no lo viera la bruja de su mamá
- ¿Estás sordo?... NOOO – Ramón estaba
ya que se sacaba los pelos, Moises nunca se portaba de esa manera,
tan desafiante así que optó por otra táctica, total quería bajarlo
del burro no lastimarlo
- Pues hasta la hora de cenar no tengo nada que hacer
– respondió su padre con ironía y Moisés lo fulminó con la
mirada, ese traidor le dijo que lo apoyaría y ahora le estaba dando una
paliza, pero claro él se estaba olvidando un detalle, papá lo ayudaría a
conseguir lo que él quisiera, no que fuera un malcriado irrespetuoso y
menos con su madre
- PLOF
PLOF PLOF
- GRRR – y otro gruñido esta vez más
fuerte se le escapó de la aboca
- PLOF
PLOF PLOF ¿te vas a disculpar? – pero esta vez Moisés se quedó callado,
tirando del agarre de su padre pero no pudo escapar, papá era más fuerte
que el – eso quiere decir que siga
– y alzó otra vez la paletita, Rebeca cerró los ojos de la
gran película del que era espectadora, estaba llorando… se sentía culpable
por no manejar bien a sus hijos, pensando en que Ramón si sabía hablar con
ellos y solo los castigaba cuando sus hijos no bajaban del burro, como
ahora con Moisés
- NOOOO papá no – grito Moises y Ramón
bajo la paleta y espero que se disculpara –
lo siento – fue lo único que dijo, todo seco y aunque
Ramón no esperaba esa disculpa tan tampoco iba a seguir castigándolo, al
final lo soltó del brazo
- Ve a tu habitación me esperas – le
dijo por ahorrarle la vergüenza de llorar, que eso se notaba a leguas y
Moisés salió rápidamente y apenas cruzo el umbral de la puerta de la
cocina empezó a llorar, por lo menos había aguantado que no lo viera su
madre, pero se sentía traicionado y así todo dolorido se tiró a su cama
boca abajo enterrado su cara entre sus brazos, mientras que Ramón miró a
Rebeca que estaba llorando y la abrazo, entendía que su mujer se sienta
mal
- Yo no quería que esto pase – dijo
sinceramente – a lo menor si le
hubiera dicho que quería hablar con él no hubiéramos llegado a ese extremo
– murmuro entendiendo su error
- Lo sé cariño … ya son grandes y no podemos decirle
haces esto porque yo te lo digo y punto, como cuando eran chicos Rebeca,
tienes que entender eso – murmuro sin dejar de abrazarla,
pero tenía que decirle que lo estaba haciendo mal con Moisés, él ya tenía
diecisiete años y cuando cumpla dieciocho no lo podrían retener legalmente
y si Rebeca seguía así y él seguía con esa chica lo más seguro era que se
fuera de la casa y él no quería tener a ninguno de sus niños lejos de él,
cuando estuvo más calmada se separó de ella –
piensa, en un año más de seguir así puede optar irse de casa y no podremos
hacer nada legalmente – le advirtió y Rebeca se puso
blanca del susto, eso no se había cruzado por su cabeza – bueno no te rompas el coco ahora, cálmate y busca
una manera de solucionar esto, mientras voy a ver a nuestra fierecilla
– agrego y Rebeca le dio una sonrisa triste
Y se quedo en la cocina, pensando en las palabras de
su marido, a veces envidiaba la manera en como su marido entendía tan
bien a sus hijos, sabía cómo calmar desde sus berrinches hasta tragedias
mientras que ella a veces no lograba esa empatía con ellos.
Ramón en cambio ajeno a los pensamientos de su mujer, subió
con pesar a la habitación de su hijo mayor, a él particularmente no le
gustaba castigar a sus niños porque luego se sentía mal pero tampoco podía
dejarlos que hagan lo que quieran y menos faltar el respeto y eso es lo que
quería hablar con su hijo, por eso entró a la habitación de su
primogénito sin siquiera tocar y se lo encontró en su cama con la cara
escondida en sus brazos, se notaba a leguas que estaba llorando y estaba aun de
mal humor, pese a eso se acercó y se sentó en la cama, Moisés no se dio cuenta
hasta que sintió la mano de su papá acariciando el pelo.
- Moisés cariño – murmuro pero Moisés
retiró la cabeza para que su padre no siguiera acariciándolo, no quería su
cariño cuando fue un traidor
- ¡Déjame! ...no me toques – contesto
alejándose de él, estaba llorando y quería estar solo, pero también que
papá lo abrazara es que ni él se entendía
- Moisés – susurro su papá sin dejar
de acariciarlo – hijo no llores así
– le daba pena el estado en que se encontraba su niño pero
Moisés se enfado así que se paró de la cama y empezó a desvestirse
- ¿Vas a pegarme? ...pues hazlo de una vez y me dejas
en paz – le dijo Ramón se quedó sin habla ¿qué le pasaba a
su bebé? – ¿Qué quieres? ¿Me
quito el pantalón? – y llevó las mano a la cremallera,
pero papá en vez de eso lo abrazo, Moisés estaba temblando del enojo,
nunca lo había visto así de esa manera
- ¿Qué es lo que te pasa? Ja – le
pregunto – a ver más bien
cuéntale a papá que te pasa – le dijo hablándole como si
fuera un niño, una técnica que casi nunca fallaba
- Eres un traidoooor – respondió
Moisés con ganas de alejarse de su padre, pero Ramón lo tenía apretado a
su padre donde se puso a llorar
- Porque dices eso mi niño – le dijo
con ternura
- Tu dijiste que me ibas a ayudar y te pones de su
parte y me pegas – Ramón suspiro y se fue a la cama con
Moisés sentando a su hijo sobre sus rodillas no le importaba lo que
pesará, si después no podía andar le daba igual tenía que hablar y
explicar que no le había traicionado
- Yo no me pongo de su lado, te castigue por faltarle
el respeto, podrás enojado, pero ella es tu mamá y no puedes tratarla así
– contesto Ramón mientras metía sus dedos por el pelo de
Moisés sintiendo llegar su peculiar olor a champú de manzanas que usaba
desde que era un niño
- Pero es que siempre está metiendo el dedo en la llaga
- Sé que mamá es cerrada con el tema de nuestra
costumbres pero eso no quiere decir que no te quiera – aseguro,
Rebeca no sabía cómo tratarlos a veces, pero ella vivía para
sus hijos
- Si claro – contesto Moisés con
desdén, como diciendo si tu lo dices
- Es que es cierto Moisés, no puedes dudar de su amor,
ahora mismo mamá se ha quedado llorando en la cocina – aun
así no iba a sentirse culpable – ella
os quiere mucho hijo a ti y tus hermanos
- Entonces ¿porque no le importa que yo sea feliz? – le cuestiono – ella se
opone a que siquiera hable con mi novia
- Ya te dije, ella lleva a rajatabla nuestras costumbres
- ¿Sabes?, mejor dejarlo ¿sí? No quiero hablar del
tema, total en un año más puedo elegir como vivir – murmuro
y Ramón sintió un nudo en el pecho, así que prefirió cambiar de tema para
distraerlo
- Bueno entonces, cuéntame ¿cómo te va con esa chica?
– y Moisés contuvo la respiración, no sabía si su
padre se estaba burlando, estaba haciendo trabajo espía o si realmente le
interesaba, así que Ramón decidió por él –
A mi no me pides engañar picaron, se que te estás viendo con ella – le
dijo con una sonrisa que menos mal ahuyento la paranoia de su hijo
- Papaaa – gimió rendido, es que Ramón
acompaño aquella pregunta con cosquillas –
ya te cuento, ya te cuento – respondió en medio de risas – No vemos en el recreo – y de pronto
otra vez le vino ganas de llorar
- Bueno algo es algo – corto Ramón
abrazando a su hijo, pero Moisés no pudo contenerse, realmente se sentía
mal – a ver ¿por qué lloras campeón?
– Ramón sabía que no era justo lo que le estaba pasando a
Moisés
- Es que terminara la escuela y ya no nos podremos ver
– le conto abrazándose a su papá, definitivamente el amor
le había golpeado fuerte a Moisés
- Ya buscaréis la forma de veros hijo, ya verás que
todo se soluciona – finalmente después de mucho rato,
Ramón de tanto mecerlo logro que entre sueño y Moisés termino dormido
Rebeca que de los nervios de tanta espera ya no pudo con su
curiosidad y subió a ver qué pasaba, porque tardaba tanto su marido, pero lo
que vio le enterneció, Moisés estaba dormido y Ramón estaba tapándolo para que
no se resfríe.
- No quiero perderlos Ramón – murmuró
cuando Ramón cerró la puerta tras suyo y salió – no sé cómo tratarlos, ojala pudiera ser como tu
– dijo con pesar, derramado lágrimas
- Hablando con calma la gente se entiende amor, solo es eso,
debes aprender a no ser tan impulsiva
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