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martes, 6 de octubre de 2020

Capítulo 6




"Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo" 



 

Sangre Flamenca
Autora: Terry
Capítulo 6

 

Ramón llego a casa cuando ya no había nadie más que Noel que seguía durmiendo, al parecer Rebeca se había ido ya a su trabajo, suspiro agotado y se fue a preparar el desayuno para él y Noel pasando ambos una amena mañana, Noel termino unas tareas que tenia para la próxima semana y ayuda su padre con la comida en uno de los ratos libres que tuvo.

Al medio día el almuerzo no tuvo incidente alguno menos mal y parecía que por fin iban a tener un día agradable, pero de la nada las cosas empezaron a torcerse y todo porque Moises estaba enamorado.

 

  • ¡Paaaa! – grito desde el umbral – me voy hacer el trabajo – se despidió Moises
  • Ok pero te quiero aquí a las siete – respondió Ramón asomando la cabeza por el estudio – ni un minuto más Moises, que hoy salgo a buscarte y dónde te encuentres te doy una zurra – lo amenazo y esta vez en serio, pero igual Moisés puso los ojos en blanco por lo exagerado que era su padre
  • Ok chao – Ramón se fue al estudio quedando únicamente Abraham que estaba en la sala un momento mirando la tele, en eso sonó el timbre insistentemente, como si alguien se hubiera pegado el dedo en el mismo y no le quedó más remedio que abrir, era un hombre de unos cuarenta y cinco años más o menos  y que traía una cara de gorila enfadado que daba miedo
  • ¿Está tu papá ? – pregunto sin siquiera saludar
  • Buenas tardes señor – respondió Abraham – Si está, pero están con los ensayos – agrego pensando que se trataba de alguien relacionado con el trabajo de su padre
  • Pues anda – dijo enojado el tipo – avísale es urgente – agrego como si el chico adivinara quien era, poniendo a  Abraham enu conflicto, pero por la cara del tipo no se atrevió ni a preguntar por su nombre, y decidió avisar a su papá que lo buscaban un hombre
  • ¿Qué pasa? – pregunto Ramón mirando a su hijo en el umbral por la cara que traía no tenía nada que ver con los ensayos
  • Hay un hombre en la puerta que quiere hablar contigo, dice que es urgente
  • Chicos sigan ustedes ya vuelvo – dijo Ramón al salir del estudio,  cuando llegó a la puerta y la abrió el hombre le hizo un escándalo 
  • DÍGALE A SU HIJO QUE SE ALEJE DE MI HIJA NO LO QUIERO VER CERCA DE ELLA – Ramón respiro hondo para no perder los nervios 
  • Buenas tardes soy Ramón ¿con quien tengo el gusto de hablar? – le pregunto educadamente para ver si el tipo se ubicaba, pero no, el hombre era un caballo total
  • Déjese de payasadas YA SE LO ADVERTÍ – agrego y se dio la vuelta alejándose de la casa

 

Obviamente los gritos hicieron que Rebeca salga a ver qué sucedía y cuando se enteró se puso furiosa, desgraciadamente ella y Ramón no tuvieron tiempo para hablar esto con calma y ver como conversar con su hijo debido a que Ramón no podía posponer el ensayo, trayendo consecuencias negativas cuando Moisés llego a casa.

 

  • ¡Hola! – saludo como siempre Moisés contento al regresar a casa – ¡papi hoy llegue a la hora exacta! – grito desde el pasillo esperando ver a su padre, pero quien salió fue su madre y toda brava
  • Siéntate tenemos que hablar – le ordenó Rebeca sin siqueira contestar el saludo y Moisés perdió su sonrisa poco a poco por ver la cara de enfado de su mamá, haciendo lo que le dijo poniendo su mochila sobre la mesa –  ¿dónde has estado? – le preguntó directamente
  • Haciendo un trabajo – respondió y su madre Rebeca le dio una bofetada que Moisés no vio venir pero una vez que la sintió reacciono de mala manera y casi cae de la silla, sin dejar de sobarse la cara,  Ramón se puso furioso con su esposa
  •  ¡COÑO! – grito furioso –  ¡No paras de meter la pata! – reprocho y se fue detrás de su hijo que salió corriendo a su habitación, Moisés quiso limpiar sus lágrimas para que no las viera su padre pero fue tarde, Ramón se dio cuenta y le acarició la mejilla que su madre le dio tremenda bofetada que le dejó sus dedos marcados 
  • ¿Qué hice? – le pregunto a su papá totalmente confundido
  • Moisés cariño – su padre iba a explicar lo sucedido con el hombre, pero otra vez habló Moisés
  • No estuve en toda la tarde no he podido hacerle nadaaaa – se quejo enojado y se puso a llorar abiertamente, le daba igual que su papá lo viera en ese estado, su madre estaba loca
  • Moisés campeón – empezó papá abrazándolo – siéntate que tenemos que hablar ¿bueno? – murmuró y se sentaron ambos en la cama – hoy ha estado aquí el padre de una chica, no sabemos quién es pero yo creo que es la chica con la que me dijiste que tenías que hacer ese trabajo – y Moisés se puso rojo – ¿estás saliendo con ella? – pero Moisés se quedó callado, no sabía si contarle por si papá se enfadaba con él –  Moisés hijo si no me cuentas no puedo ayudarte 
  • Si estoy saliendo con ella – confeso bajando la mirada, se sentía expuesto –  pero no te dije nada porque sabíamos que por parte de las dos familias os ibais a oponer – él sabía que ser de distinta raza por ambas partes, no podrían estar juntos 
  • Moisés sabes que yo te hubiera apoyado pero ahora no se si a la chica no la van a dejar ni un minuto a solas – eso sorprendió a su hijo, nunca pensó que su padre respondo aquello
  • Papá ¿por qué se oponen?... ¿es que lo que nosotros sentimos no importa? – le dolía que su mamá le hubiera pegado esa bofetada por estar con la chica que quería 
  • ¡Hijo! – dijo papa con pena cogiéndolo de la nuca y apoyando su frente en la de su hijo en un acto muy personal –  la sociedad es así… aunque estemos en el siglo veintiuno todavía hay racismo por cultura o por color o por una economía mejor 
  • A mí me vale ¡mierda la sociedad! – dijo con pasión – ¿pero mamá? – eso no cuadraba en su mente, era su madre se suponía que por lo menos debería escucharlo
  • Moisés… sabes cómo es mamá, es impulsiva, no piensa lo que dice o hace, se deja llevar por sus emociones, tienes que entenderla – le dijo para quitar hierro a la situación – anda vamos a cenar 
  • No tengo hambre – mintió, estaba que se moría, pero no quería bajar y estar sentado en la misma mesa que su mamá
  • Sabes que eso es mentira – corto papá jalándolo del brazo – así que vas a bajar conmigo y sentarte en la mesa sin pelear y sabes ¿por qué? – pregunto y Moisés negó con la cabeza – porque ningún hijo mío se avergüenza de lo que siente – le dijo apretando cariñosamente su nariz lo que fue mejor que un discurso – además cariño sois muy jóvenes todavía y tenéis toda una vida por delante para luchar por lo que ustedes quieran – y con eso Moisés se levantó de la cama y bajo con su padre al comedor

 

La cena transcurrió envuelta en un incomodo silencio, parecía que todos querían escapar de la cena, más que cena familiar parecía la cena de un reo condenado a morir envenenado, pero de todos ellos el que no dio ni un bocado fue  Noel aburrido de no poder comer por el maldito aparato de la boca y se levantó de la mesa decidido a marcharse.

 

  • ¿Donde crees que vas? – le pregunto Rebeca 
  • No puedo comer – contesto molesto y Ramón intervino antes de que su esposa metiera otra vez la pata 
  • He campeón – le dijo levantándose para ir donde Noel –  ¿qué pasa? – pregunto con cariño   
  • Que no puedo comer me rozan y mira como tengo todo lleno de rozaduras – respondo enseñándole como tenía toda la boca 
  • Ya mi vida, pero no puedes estar sin comer – dijo papa volviéndolo a sentar en la silla y aplastando su comida – has un esfuerzo y come despacio, después te enjuagas con ese liquido que te dio el doctor
  • Pero papá – dijo con un puchero
  • Sé que duele mi vida pero verás como dentro de unos días todo estará bien

 

Rebeca se quedo mirando a su marido conseguir lo que ella no podía que  Noel se siente y empiece a comer, aunque no paso de la sopa que eso apenas tenía que masticar, con eso Ramón se dio por satisfecho, algo es algo se dijo; cuando terminaron de cenar mandó a los chicos a su habitación quería hablar con Rebeca sobre lo que paso con Moisés, esto no lo dejaría pasar.

 

  • ¿Qué es lo que te pasa? – le dijo molesto – ¿porque golpeaste a Moisés sin motivo?  
  • No empieces Ramón, ¿que no ves que hacen lo que les da la gana? – Rebeca era bien cerrada a su cultura y no quería que sus hijos se enamoraron de alguien que no fuera de la misma razano quería payos en su casa
  • A ¿sí? – contesto irónico –  ¿Y se puede saber qué es lo que a hecho según tu? – su mujer era joven no podía pensar así y ser tan obtusa  
  • Ramón no puede estar con una chica que no tenga nuestras mismas costumbres, tú lo sabes – dijo tajante – y él sabe muy bien que no puede hacer eso,  lo hace por retarme – si, ella estaba tomándose esto como una afrente personal 
  • ¿Retarte Rebeca? – pregunto mirándola como si le hubiera salido un enorme grano en la cara – está enamorado, y ni él ni nadie manda en el corazón y menos tu sobre sus sentimientos – le reflexiono – ¡ JODER Rebeca!... ¿que no eres su madre?... eres joven porque no tratas de comprenderlos  más bien
  • ¿Enamorado? – a Rebeca casi se le salen los ojos cuando su marido dijo eso, esa era la peor cosa que podia decirle, ella era una mujer posesiva y su mayor posesión sobre la tierra y el cielo no era el dinero ni los lujos ni las comodidades, sino sus hijos y a sus hijos nadie se le acercaba si ella no daba permiso – ¡Venga ya Ramón! no digas tonterías es solo un capricho – prefirió decir antes de soltar una pachotada 
  • ¿Acaso has hablado con él  para saber si es un capricho?
  • ¡No! y no necesito hacerlo, porque él aún es un mocoso 
  • Ya no son tan niños Rebeca cómo no cambies de actitud los vas a perder – Ramón dijo aquello muy serio, esperaba que el tiempo cambie el pensamiento de su  mujer sino habrá guerra y sus hijos se marcharían de su lado, algo que él no quería para sus preciosos niños
  • ¿Cómo tu? – acuso sin pensarlo dos veces – Porque tú también te enamoraste de una paya… ¿crees que eso les hará algún bien? – el pasado de Ramón tuvo sus idas y venidas y si se había enamorado de una mujer que nada tenía que hacer con sus costumbres, fue una  lucha por mucho tiempo, dolorosa y desgastante, porque ellos realmente se amaban y estuvieron dispuestos a fugare, pero la familia intervino y todo aquello termino muy mal, era un tema doloroso para él y que nunca sacaba a colación, no por que siga amando a aquella chica o quizás si, en algún rincón de su corazón esa muchacha tenía un pedestal ganado a pulso y que era irremplazable, lo que no cuarto el hecho de volver a enamorarse como lo hizo de Rebeca, pero con el tiempo no como el resto sino después de que se casaron
  • No lo sé Rebeca, si les hará bien o no, yo solo los escucho y trato de aconsejarlos y hacer que se sientan seguros conmigo, darles confianza para contarme sus planes y evitar un desastre, cosa que tu no haces – si iba a jugar sucio Rebeca, él también – y sí, me enamoré de una paya, la ame en su momento, pero nos separaron y me dolió – confeso lastimando a Rebeca que sin conocer nunca a esa chica la odiaba, porque el amor que le tuvo Ramón fue comidilla de toda la comarca y a veces se sentía insegura de aquello que paso casi 20 años atrás – pero luego viniste tú y me enamoré de ti porque eras una mujer comprensiva y cariñosa, la mujer la que yo quise para madre de mis hijos – Rebeca se quedó callada sin saber que decir y Ramón término su discusión – me voy a dar las buenas noches a los niños y a acóstame yo también –  y la dejo en la sala 

 

Pasaron dos días de aquel incidente y como era de suponer ni  Moisés ni Almudena podían verse fuera del cole, pero si lo hacían en la escuela ya que iban a las mismas clases, eran escasos  minutos entre clase y clase o en el recreo los espacios de tiempo que podían estar juntos y dar rienda suelta a su cariño teniendo que contentarse con eso, pero no solo era él quien lo estaba pasando fatal en el cole, sino también Abraham cuyos maestros estaban preocupados por él, se dieron cuenta que desde hace unos días que no era el mismo chico, ellos y sus compañeros se dieron cuenta del cambio que estaba experimentando, todos ellos estaban acostumbrados a verlo siempre alegre, riendo y charlando ya que era muy  hablador y le gustaba gastar bromas, pero de un tiempo a la fecha estaba triste, apagado y distraído tanto que al concluir la clase de inglés y sus compañeros abandonaron el aula, el no se dio cuenta hasta que el profesor le tocó el hombro y le pregunto encontraba bien, sacándolo de sus pensamientos e instándolo a coger sus cosas  e ir a casa.

 

  • Lo siento Matías no me di cuenta – se disculpo mirando al profesor que era joven y quería que los chicos los llamara por su nombre
  • Espera Abraham quiero que le des esto a tu papá – le dijo en el ultimo minutos, redactando  una nota que metió en un sobre y la pego para que Abraham no la pudiera leer para pánico del chico que no quería llevar más notas a casa 
  • Matías por favor – le rogo – de verdad no volverá a pasar, no le mandé una nota a mi papá – le dijo triste y preocupado
  • Lo siento pero quiero que se la des – respondió el profesor, él solo quería hacerle saber que Abraham no estaba bien y que no era una percepción suya nada más si no de algunos otros profesores y compañeros de curso
  • Pero de verdad – le decía suplicante 
  • No voy a cambiar de idea Abraham dásela – Matías se negó en redondo nuevamente, quería hablar con el padre de Abraham y en la nota había puesto también su l número de teléfono para que lo llamara, y con eso a Abraham no le quedo más remedio que salir al encuentro de sus hermanos que lo estaban esperando en la salida 
  • He Pulgarcito ¿qué te pasa? – le pregunto Moisés,  a leguas se veía que Abraham estaba a punto de llorar
  • Que el maestro me dio una nota – dijo mostrándole el sobre –  papá me va a matar shjis shijs
  • ¿Por qué? ¿qué ha pasado? – Noel frunció el ceño al quitarle el sobre, estaba sellado y no lo podía leer
  • Me distraje, no me di ni cuenta que había terminado la clase shijis – se quejo y sus hermanos hicieron una mueca, nadie manda una nota por eso
  • Tranquilo veras que todo se arregla – Moisés lo abrazo consolarlo
  • Es que papá me dijo que no quería quejas de los maestros o me iba a castigar – se puso a llorar abrazado a su hermano
  • Ya, pero no llores, no creo que el papá te diga nada por eso, y si te dice nosotros hablamos con él – con eso Moisés llegó a calmar el llanto de su hermano –  ahora vamos a casa ¿bueno? –  propuso

 

Cuando llegaron, Rebeca y Ramón ya estaba esperándolos para comer con ellos y no paso mucho rato para que Rebeca y Ramón se dieron cuenta de que algo malo sucedía, pues  Abraham no hablo en toda la comida, tampoco comió nada, solo removía la comida con el tenedor. 

 

  • Abraham hijo ¿qué te pasa? –  Abraham miró a su padre con los ojos cristalizados en lágrimas 
  • Papiiii… me… me dieron una nota – dijo con un puchero en la boca y dos lágrimas cayeron por sus mejillas
  • Tráemelo – pidió papá, dando un suspiro ¿qué habría pasado ahora? se preguntaba haciendo una mueca, mientras Rebeca prefirió no intervenir, después de todo Ramón era el encargado de la disciplina de los chicos con cosas relacionadas del cole, pero Moisés como todo hermano mayor quiso ser abogado defensor
  • Papá él me contó que solo se distrajo a la salida del colegio y se siente muy mal, ha estado llorando porque dice que le vas a pegar – y Ramón como siempre oyó calado lo que su hijo le decía – papá por favor no lo castigues ya está lo bastante mal
  • Si hijo, ya lo vi pero se lo advertí – respondió resignado mirando a los ojos de Moisés, en eso bajo Abraham con la nota y se la dio a papá, Ramón la abrió y cuando leyó lo que ponía se quedó mirando a Abraham sin saber que decir
  • Papiiii lo sieeeentooo buaaaa – se puso a llorar sin moverse de donde estaba, hubo unos segundos de incomodidad para todos hasta que Ramón lo abrazo 
  • Shhuu no llores mi vida – dijo papá – la nota no pone que hayas hecho nada malo – Abraham levantó los ojos para mirar a su papá 
  • Entonces ¿qué me han dado? – pregunto limpiando las lágrimas con la manga de la camiseta 
  • Una nota de preocupación en la que dicen que mi niño dejo de ser alegre y hay que buscar una solución – le dijo besado la cabeza y mirando a Rebeca significativamente




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