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Ramón llego a
casa cuando ya no había nadie más que Noel que seguía durmiendo, al parecer
Rebeca se había ido ya a su trabajo, suspiro agotado y se fue a preparar el
desayuno para él y Noel pasando ambos una amena mañana, Noel termino unas
tareas que tenia para la próxima semana y ayuda su padre con la comida en uno
de los ratos libres que tuvo.
Al medio día el almuerzo no tuvo incidente alguno menos mal
y parecía que por fin iban a tener un día agradable, pero de la nada las cosas
empezaron a torcerse y todo porque Moises estaba enamorado.
- ¡Paaaa! – grito desde el umbral – me voy hacer el trabajo – se
despidió Moises
- Ok pero te quiero aquí a las siete – respondió
Ramón asomando la cabeza por el estudio – ni
un minuto más Moises, que hoy salgo a buscarte y dónde te encuentres te
doy una zurra – lo amenazo y esta vez en serio, pero igual
Moisés puso los ojos en blanco por lo exagerado que era su padre
- Ok chao – Ramón se fue al estudio
quedando únicamente Abraham que estaba en la sala un momento mirando la
tele, en eso sonó el timbre insistentemente, como si alguien se hubiera
pegado el dedo en el mismo y no le quedó más remedio que abrir, era un
hombre de unos cuarenta y cinco años más o menos y que traía una
cara de gorila enfadado que daba miedo
- ¿Está tu papá ? – pregunto sin
siquiera saludar
- Buenas tardes señor – respondió Abraham – Si está, pero están con los
ensayos – agrego pensando que se trataba de alguien
relacionado con el trabajo de su padre
- Pues anda – dijo enojado el tipo – avísale es urgente – agrego como
si el chico adivinara quien era, poniendo a Abraham enu conflicto,
pero por la cara del tipo no se atrevió ni a preguntar por su nombre, y
decidió avisar a su papá que lo buscaban un hombre
- ¿Qué pasa? – pregunto Ramón mirando
a su hijo en el umbral por la cara que traía no tenía nada que ver con los
ensayos
- Hay un hombre en la puerta que quiere hablar contigo, dice
que es urgente
- Chicos sigan ustedes ya vuelvo – dijo
Ramón al salir del estudio, cuando llegó a la puerta y la abrió el
hombre le hizo un escándalo
- DÍGALE A SU HIJO QUE SE ALEJE DE MI HIJA NO LO
QUIERO VER CERCA DE ELLA – Ramón respiro hondo para no
perder los nervios
- Buenas tardes soy Ramón ¿con quien tengo el gusto de
hablar? – le pregunto educadamente para ver si el tipo se
ubicaba, pero no, el hombre era un caballo total
- Déjese de payasadas YA SE LO ADVERTÍ – agrego y se dio la
vuelta alejándose de la casa
Obviamente los gritos hicieron que Rebeca salga a ver qué
sucedía y cuando se enteró se puso furiosa, desgraciadamente ella y Ramón no
tuvieron tiempo para hablar esto con calma y ver como conversar con su hijo
debido a que Ramón no podía posponer el ensayo, trayendo consecuencias
negativas cuando Moisés llego a casa.
- ¡Hola! – saludo como siempre Moisés
contento al regresar a casa – ¡papi
hoy llegue a la hora exacta! – grito desde el pasillo
esperando ver a su padre, pero quien salió fue su madre y toda brava
- Siéntate tenemos que hablar – le
ordenó Rebeca sin siqueira contestar el saludo y Moisés perdió su sonrisa
poco a poco por ver la cara de enfado de su mamá, haciendo lo que le dijo
poniendo su mochila sobre la mesa –
¿dónde has estado? – le preguntó directamente
- Haciendo un trabajo – respondió y su
madre Rebeca le dio una bofetada que Moisés no vio venir pero una vez que
la sintió reacciono de mala manera y casi cae de la silla, sin dejar de
sobarse la cara, Ramón se puso furioso con su esposa
- ¡COÑO! – grito furioso – ¡No paras de meter la pata! – reprocho
y se fue detrás de su hijo que salió corriendo a su habitación, Moisés quiso
limpiar sus lágrimas para que no las viera su padre pero fue tarde, Ramón
se dio cuenta y le acarició la mejilla que su madre le dio tremenda
bofetada que le dejó sus dedos marcados
- ¿Qué hice? – le pregunto a su papá
totalmente confundido
- Moisés cariño – su padre iba a
explicar lo sucedido con el hombre, pero otra vez habló Moisés
- No estuve en toda la tarde no he podido hacerle
nadaaaa – se quejo enojado y se puso a llorar
abiertamente, le daba igual que su papá lo viera en ese estado, su madre
estaba loca
- Moisés campeón – empezó
papá abrazándolo – siéntate que
tenemos que hablar ¿bueno? – murmuró y se sentaron ambos
en la cama – hoy ha estado aquí el
padre de una chica, no sabemos quién es pero yo creo que es la chica con
la que me dijiste que tenías que hacer ese trabajo – y
Moisés se puso rojo – ¿estás saliendo
con ella? – pero Moisés se quedó callado, no sabía si
contarle por si papá se enfadaba con él –
Moisés hijo si no me cuentas no puedo ayudarte
- Si estoy saliendo con ella – confeso
bajando la mirada, se sentía expuesto –
pero no te dije nada porque sabíamos que por parte de las dos
familias os ibais a oponer – él sabía que ser de distinta
raza por ambas partes, no podrían estar juntos
- Moisés sabes que yo te hubiera apoyado pero ahora no
se si a la chica no la van a dejar ni un minuto a solas – eso
sorprendió a su hijo, nunca pensó que su padre respondo aquello
- Papá ¿por qué se oponen?... ¿es que lo que nosotros
sentimos no importa? – le dolía que su mamá le hubiera
pegado esa bofetada por estar con la chica que quería
- ¡Hijo! – dijo papa
con pena cogiéndolo de la nuca y apoyando su frente en la de su hijo en un
acto muy personal – la sociedad es así… aunque
estemos en el siglo veintiuno todavía hay racismo por cultura o por color
o por una economía mejor
- A mí me vale ¡mierda la sociedad! – dijo
con pasión – ¿pero mamá? – eso
no cuadraba en su mente, era su madre se suponía que por lo menos debería
escucharlo
- Moisés… sabes cómo es mamá, es impulsiva, no piensa lo que
dice o hace, se deja llevar por sus emociones, tienes que entenderla
– le dijo para quitar hierro a la
situación – anda vamos a cenar
- No tengo hambre – mintió,
estaba que se moría, pero no quería bajar y estar sentado en la
misma mesa que su mamá
- Sabes que eso es mentira – corto
papá jalándolo del brazo – así que vas
a bajar conmigo y sentarte en la mesa sin pelear y sabes ¿por qué? – pregunto
y Moisés negó con la cabeza – porque
ningún hijo mío se avergüenza de lo que siente – le dijo
apretando cariñosamente su nariz lo que fue mejor que un discurso – además cariño sois muy jóvenes todavía y tenéis
toda una vida por delante para luchar por lo que ustedes quieran – y
con eso Moisés se levantó de la cama y bajo con su padre al comedor
La cena transcurrió envuelta en un incomodo silencio,
parecía que todos querían escapar de la cena, más que cena familiar parecía la
cena de un reo condenado a morir envenenado, pero de todos ellos el que no dio
ni un bocado fue Noel aburrido de no poder comer por el maldito aparato
de la boca y se levantó de la mesa decidido a marcharse.
- ¿Donde crees que vas? – le pregunto Rebeca
- No puedo comer – contesto molesto y
Ramón intervino antes de que su esposa metiera otra vez la pata
- He campeón – le dijo levantándose
para ir donde Noel – ¿qué pasa?
– pregunto con cariño
- Que no puedo comer me rozan y mira como tengo todo
lleno de rozaduras – respondo enseñándole
como tenía toda la boca
- Ya mi vida, pero no puedes estar sin comer – dijo
papa volviéndolo a sentar en la silla y aplastando su comida – has un esfuerzo y come despacio, después te
enjuagas con ese liquido que te dio el doctor
- Pero papá – dijo con un puchero
- Sé que duele mi vida pero verás como dentro de unos días
todo estará bien
Rebeca se quedo mirando a su marido conseguir lo que ella no
podía que Noel se siente y empiece a comer, aunque no paso de la sopa que
eso apenas tenía que masticar, con eso Ramón se dio por satisfecho, algo es
algo se dijo; cuando terminaron de cenar mandó a los chicos a su habitación
quería hablar con Rebeca sobre lo que paso con Moisés, esto no lo dejaría
pasar.
- ¿Qué es lo que te pasa? – le dijo molesto – ¿porque golpeaste a
Moisés sin motivo?
- No empieces Ramón, ¿que no ves que hacen lo que les
da la gana? – Rebeca era bien cerrada a su cultura y no
quería que sus hijos se enamoraron de alguien que no fuera de la misma
razano quería payos en su casa
- A ¿sí? – contesto irónico – ¿Y se puede saber qué es lo que a hecho
según tu? – su mujer era joven no podía pensar así y ser
tan obtusa
- Ramón no puede estar con una chica que no tenga
nuestras mismas costumbres, tú lo sabes – dijo tajante – y él sabe muy bien que no puede hacer eso,
lo hace por retarme – si, ella estaba tomándose esto
como una afrente personal
- ¿Retarte Rebeca? – pregunto
mirándola como si le hubiera salido un enorme grano en la cara –
está enamorado, y ni él ni nadie
manda en el corazón y menos tu sobre sus sentimientos – le reflexiono – ¡ JODER Rebeca!...
¿que no eres su madre?... eres joven porque no tratas de
comprenderlos más bien
- ¿Enamorado? – a Rebeca casi se le
salen los ojos cuando su marido dijo eso, esa era la peor cosa que podia
decirle, ella era una mujer posesiva y su mayor posesión sobre la tierra y
el cielo no era el dinero ni los lujos ni las comodidades, sino sus hijos
y a sus hijos nadie se le acercaba si ella no daba permiso – ¡Venga ya Ramón! no digas tonterías es solo un
capricho – prefirió decir antes de soltar una
pachotada
- ¿Acaso has hablado con él para saber si es un
capricho?
- ¡No! y no necesito hacerlo, porque él aún es un
mocoso
- Ya no son tan niños Rebeca cómo no cambies de
actitud los vas a perder – Ramón dijo aquello muy serio,
esperaba que el tiempo cambie el pensamiento de su mujer sino habrá
guerra y sus hijos se marcharían de su lado, algo que él no quería para
sus preciosos niños
- ¿Cómo tu? – acuso sin pensarlo dos
veces – Porque tú también te
enamoraste de una paya… ¿crees que eso les hará algún bien? – el
pasado de Ramón tuvo sus idas y venidas y si se había enamorado de una
mujer que nada tenía que hacer con sus costumbres, fue una lucha por
mucho tiempo, dolorosa y desgastante, porque ellos realmente se amaban y
estuvieron dispuestos a fugare, pero la familia intervino y todo aquello
termino muy mal, era un tema doloroso para él y que nunca sacaba a colación,
no por que siga amando a aquella chica o quizás si, en algún rincón de su
corazón esa muchacha tenía un pedestal ganado a pulso y que era
irremplazable, lo que no cuarto el hecho de volver a enamorarse como lo
hizo de Rebeca, pero con el tiempo no como el resto sino después de que se
casaron
- No lo sé Rebeca, si les hará bien o no, yo solo los
escucho y trato de aconsejarlos y hacer que se sientan seguros conmigo,
darles confianza para contarme sus planes y evitar un desastre, cosa que
tu no haces – si iba a jugar sucio Rebeca, él también – y sí, me enamoré de una paya, la ame en su
momento, pero nos separaron y me dolió – confeso
lastimando a Rebeca que sin conocer nunca a esa chica la odiaba, porque el
amor que le tuvo Ramón fue comidilla de toda la comarca y a veces se
sentía insegura de aquello que paso casi 20 años atrás –
pero luego viniste tú y me enamoré de ti porque eras una mujer comprensiva
y cariñosa, la mujer la que yo quise para madre de mis hijos – Rebeca
se quedó callada sin saber que decir y Ramón término su discusión – me voy a dar las buenas noches a los niños y a
acóstame yo también – y la dejo en la sala
Pasaron dos días de aquel incidente y como era de suponer ni
Moisés ni Almudena podían verse fuera del cole, pero si lo hacían en la
escuela ya que iban a las mismas clases, eran escasos minutos entre clase
y clase o en el recreo los espacios de tiempo que podían estar juntos y dar
rienda suelta a su cariño teniendo que contentarse con eso, pero no solo era él
quien lo estaba pasando fatal en el cole, sino también Abraham cuyos maestros
estaban preocupados por él, se dieron cuenta que desde hace unos días que no
era el mismo chico, ellos y sus compañeros se dieron cuenta del cambio que
estaba experimentando, todos ellos estaban acostumbrados a verlo siempre
alegre, riendo y charlando ya que era muy hablador y le gustaba gastar
bromas, pero de un tiempo a la fecha estaba triste, apagado y distraído tanto
que al concluir la clase de inglés y sus compañeros abandonaron el aula, el no
se dio cuenta hasta que el profesor le tocó el hombro y le pregunto encontraba
bien, sacándolo de sus pensamientos e instándolo a coger sus cosas e ir a
casa.
- Lo siento Matías no me di cuenta – se
disculpo mirando al profesor que era joven y quería que los chicos los
llamara por su nombre
- Espera Abraham quiero que le des esto a tu papá
– le dijo en el ultimo minutos, redactando una nota
que metió en un sobre y la pego para que Abraham no la pudiera leer para
pánico del chico que no quería llevar más notas a casa
- Matías por favor – le rogo – de verdad no volverá a pasar, no le mandé una nota
a mi papá – le dijo triste y preocupado
- Lo siento pero quiero que se la des – respondió
el profesor, él solo quería hacerle saber que Abraham no estaba bien y que
no era una percepción suya nada más si no de algunos otros profesores y
compañeros de curso
- Pero de verdad – le decía suplicante
- No voy a cambiar de idea Abraham dásela – Matías
se negó en redondo nuevamente, quería hablar con el padre de Abraham y en
la nota había puesto también su l número de teléfono para que lo llamara,
y con eso a Abraham no le quedo más remedio que salir al encuentro de sus
hermanos que lo estaban esperando en la salida
- He Pulgarcito ¿qué te pasa? – le
pregunto Moisés, a leguas se veía que Abraham estaba a punto de
llorar
- Que el maestro me dio una nota – dijo mostrándole el sobre –
papá me va a matar shjis shijs
- ¿Por qué? ¿qué ha pasado? – Noel
frunció el ceño al quitarle el sobre, estaba sellado y no lo podía leer
- Me distraje, no me di ni cuenta que había terminado
la clase shijis – se quejo y sus hermanos hicieron una
mueca, nadie manda una nota por eso
- Tranquilo veras que todo se arregla – Moisés
lo abrazo consolarlo
- Es que papá me dijo que no quería quejas de los
maestros o me iba a castigar – se puso a llorar abrazado a
su hermano
- Ya, pero no llores, no creo que el papá te diga nada
por eso, y si te dice nosotros hablamos con él – con eso
Moisés llegó a calmar el llanto de su hermano – ahora vamos a casa ¿bueno? – propuso
Cuando llegaron, Rebeca y Ramón ya estaba esperándolos para
comer con ellos y no paso mucho rato para que Rebeca y Ramón se dieron cuenta
de que algo malo sucedía, pues Abraham no hablo en toda la comida,
tampoco comió nada, solo removía la comida con el tenedor.
- Abraham hijo ¿qué te pasa? – Abraham
miró a su padre con los ojos cristalizados en lágrimas
- Papiiii… me… me dieron una nota – dijo
con un puchero en la boca y dos lágrimas cayeron por sus mejillas
- Tráemelo – pidió papá, dando un
suspiro ¿qué habría pasado ahora? se preguntaba haciendo una mueca,
mientras Rebeca prefirió no intervenir, después de todo Ramón era el
encargado de la disciplina de los chicos con cosas relacionadas del cole,
pero Moisés como todo hermano mayor quiso ser abogado defensor
- Papá él me contó que solo se distrajo a la salida del
colegio y se siente muy mal, ha estado llorando porque dice que le vas a
pegar – y Ramón como siempre oyó
calado lo que su hijo le decía – papá por favor no
lo castigues ya está lo bastante mal
- Si hijo, ya lo vi pero se lo advertí – respondió
resignado mirando a los ojos de Moisés, en eso bajo Abraham con la nota y
se la dio a papá, Ramón la abrió y cuando leyó lo que ponía se quedó
mirando a Abraham sin saber que decir
- Papiiii lo sieeeentooo buaaaa – se puso
a llorar sin moverse de donde estaba, hubo unos segundos de incomodidad
para todos hasta que Ramón lo abrazo
- Shhuu no llores mi vida – dijo papá – la nota no pone que hayas hecho nada malo – Abraham levantó los ojos para mirar a
su papá
- Entonces ¿qué me han dado? – pregunto
limpiando las lágrimas con la manga de la camiseta
- Una nota de preocupación en la que dicen que mi niño
dejo de ser alegre y hay que buscar una solución – le dijo besado la cabeza y mirando a Rebeca
significativamente
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