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Cuando terminaron
de comer Rebeca mando a Noel que se lavara los dientes porque tenían cita con
el dentista, Noel no quería ir por nada del mundo pero con el humor que tenía
su mamá a ver quien era el valiente y le reclamaba, así que subió a lavarse los
dientes mientras Moisés y Ramón quitaban la mesa; Moisés se compadecía de su
hermano pensando en que ir con mamá con ese cabreo era para tener cuidado, y
seguro Noel no salía bien parado pensó.
Pero mientras él pensaba en la desgracia ajena se olvido de
la suya propia, Ramón estaba un poco enfadado con su hijo, porque otra vez dejo
a Abraham regresar solo acasa cuando tenía que traerlo él, solo que espero a
que Rebeca y Noel salieran para reclamarle, pero antes Ramón en un descuido de
su mujer le aconsejo a Noel que no le diera que hacer a su madre, que hoy
estaba la cosas agrias y no saldría bien parado si su madre se enfadaba más de
lo que ya estaba.
- ¿Porque regreso tu hermano solo? – pregunto
Ramón a Moisés mientras este lavaba los cacharros y Moisés tardo un poco
en responder, no sabía si su papá se enfadaría si le contaba la verdad
- Es que me pare a hablar y el no me espero y se vino
sin mi – le dijo rezando para que no le preguntara más
- ¿Y con quién te paraste hablar? – Ramón
era curioso por naturaleza y esta era una buena oportunidad para saber
cosas
- Con una de mi clase – dijo evasivo,
sabía que papá no iba a parar hasta que se enterará de todo
- Y no puedo saber ¿quién es? – agrego
Ramón sabiendo lo difícil que iba a ser para su hijo contárselo
- Que quieres saber papa – le dijo
poniendo los ojos en blanco
- Todo Moisés… todo – le dijo con una
media sonrisa, mejor se lo contará a él y que su madre no lo descubriera
por el momento ya que no se veía bien visto que un gitano o gitana se
enamorase de un Payo, pero Ramón sabía que el corazón no se enamora por
raza y que ese sentimiento que hacia sufrir al alma y padecer la razón,
llamado amor no tenia barrera que lo detenga
- Papá solo hablábamos de un trabajo y el Pulgarcito
no me espero – prefirió contestar por si le reclamaba por
dejar a su hermano solo
- Conmigo no tienes que fingir hijo – le
dijo Ramón serio, el no tomaba a la tontería los sentimientos de sus hijos
- Papá no empieces, solo tenemos que hacer un trabajo
– es que tanto él como ella no querían que se enterará
nadie todavía, porque sabían que sus familias los separarían, asi que
mejor verse a escondidas
- Bueno está bien – dijo papa
resignado – como quieras… si no me
quieres contar no lo hagas – agrego sabiendo que le estaba
engañando
Siguieron con la cocina hasta que terminaron de recoger todo
tiempo suficiente para que Abraham baje a comer y Ramón frunció el ceño al
darse cuenta que su chiquitín no había bajado aún, así su niño, que
subió a ver cómo estaba es que el cada vez que sus hijos lo estaban pasado mal
él no dejaba de ir a ver cómo estaban y efectivamente cuando Ramón abrió la
puerta con cuidado se dijo que debajo de las mantas había un sube y baja que le
indicaba que su niño aun estaba llorando, eso no le gusto nada, ya había pasado
suficiente tiempo desde que lo castigo, además no lo castigo duro y el dolor
seguro que hace mucho que fue historia.
- Abraham – le dijo Ramón y Abraham al
darse cuenta que su papá entró se quiso hacer el dormido, pero su papá ya
se sabía esos trucos de sus hermanos mayores y el tenía otro que su
pequeño no sabía, y volvió a abrí la puerta y la cerro dando un portazo y
Abraham creyó que su padre se fue y continuó su llanto, y Ramón
avanzó hasta sentarse en la cama, era hora de conversar – Eh pequeño – le dijo quitado las
mantas para sacarlo de la cama y empezó a darle besitos en las cabeza – a ver cuéntame
- Es que por más que quiera no me da tiempo a hacer
los deberes para poder ir a ensayar – le dijo todavía
llorando, tenía los ojos hinchados y rojos de tanto llorar
- Cariño ya buscaremos una solución, no tienes que llorar
así anda que te va a doler la cabeza – le
dijo con cariño, el a diferencia de su esposa entendía los pequeños
conflictos de sus hijos
- Es que yo quiero bailar con los ustedes, ¿por qué no
me entiendes papá? – le dijo quebrándose la voz
- Claro que te entiendo cariño, pero tampoco
puedes dejar atrás tus estudios – le decía dándole besos
en la cabeza, nadie más que él lo comprendía, si más de una vez le habían
calentado a base de bien el querer dedicarse a ser bailaor ya que su padre
no daba su aprobación
- Pero yo quiero bailar, no hago nada malo si mamá me
dejara acostarme a las diez podría ensayar – dijo poniendo
sus mejores ojitos
- Ya sabes que es un castigo que te puso tu madre y no
lo voy a levantar – dejo dicho aquello bien claro ya que
Abraham estaba empezando a manipular
- No es justo – empezó a protestar
pero su padre lo corto en seco
- Sabes que fue muy justo, todos los días era la misma
pataleta de no querer levantarte y el día que tuvimos que salir tu madre y
yo no quisiste hacer caso a tu hermano y no fuiste a la escuela – le
recordo
- Pero ya me castigasteis – le dijo
poniendo un puchero
- Y tú mamá decidió que te irías a la cama media hora
antes y fin del asunto Abraham – ya se estaba poniendo de
mal humor , mejor zanjó el tema porque no quería darle lo que se estaba
buscando por caprichoso
- Papá te prometo que me levanto, te lo juro que
me levanto – le dijo suplicante
- Yo no te castigue – prefirió
responder Ramón lavándose las manos – si mamá te deja por
mi parte no hay problema
- Sabes que no me va a dejar – contesto
abatido, si no pudo convencer a su papá no iba a convencer a mama
- Bueno ya lo solucionaremos ,ahora vamos a bajo te hago
algo para que comas
- No ...no tengo hambre – y se negó
cruzándose de brazos
- Vas a bajar por las buenas o por las malas, tu
decides – advirtió su padre, ya era bueno de tanto
capricho, pero Abraham ni se movió ni dijo nada es que cuando queria
sacaba de quicio a cualquiera y Ramón aunque era paciente llego a su
limite así que lo cogió del brazo levantándolo de la cama y cuando vio que
su papá le iba a calentar el trasero Abrham empezo a gritar
- No, no papá yaaaa bajo, ya bajo – dijo
cubriendo su trasero con la mano libre que le quedaba
Ramón suspiro y lo rodeo con su brazo por el cuello y lo
pego a su costado encaminándolo a la planta baja derecho a la cocina, no iba a
dejarlo sin comer.
- Papi – musito un rato de esos
dejando su almuerzo a un lado
- Que mi vida
- Puedo ensayar hoy por última vez – murmuro
como un susurro de moribundo y a Ramón se le escapó una risita, como se
ponía su niño de dramático
- No va a ser la última, si te gusta de verdad bailar
y las cosas se arreglen vas a poder ensayar y cuando no tengas cole puedes
actuar con nosotros si tu quieres – le dijo besando su
cabeza
- Entonces puedo ir hoy al ensayo – pregunto con
los ojos iluminados
- ¿Has terminado los deberes? – y al
niño se le borro la sonrisa al instante
- No, no he terminado – Ramón suspiro
No te martirices, tienes toda una vida por delante… eres muy
chico todavía y harás lo que te guste porque yo te voy a apoyar en lo que tú
decidas hacer – dijo muy serio – pero ahora mi principito tienes que centrarte
en el cole y cuando no tengas tanto trabajo puedes bajar a ensayar
Abraham asistió con la cabeza porque sabía que no iba a
sacar más y por el contrario solo podía cabrear a su papá y que le calentara el
culo, así que comió la hamburguesa que le preparo su papá y se fue a la sala a
terminar sus deberes, por esa sala es por donde tenían que pasar para ir al
estudio donde se eran ensayos, Ramón la habilitó cuando hicieron la casa así no
estaría lejos de los suyos, estaba pensando en eso, cuando la puerta se abrió
violentamente dando paso a Noel frotado su trasero, corriendo directo a su
habitación, Ramón subió sus ojos al techo sobre todo cuando su esposa entró
detrás roja de la furia y se encaró con Ramón directamente.
- Tu tienes la culpa – le dijo
señalando con el dedo índice
- ¿Y yo porque?
- Por tenerlos así de consentidos – y
Ramón lo menos que quería era discutir
- A ver, a ver que ha pasado – demando,
vamos que el ni salió de casa
- Que ha armado un espectáculo cuando han dicho que
necesitaba un aparato porque se le estaba montando los dientes de la parte
inferior y yo le di mi autorización – bueno
eso ya le habían advertido hace un tiempo – pero el
señorito no tuvo suficiente con el relajo que al bajar del coche me ha
gritado que soy un estúpida
- Y tú le has dado de cintazos en el jardín ..¿no?
- De ¿cómo lo sabes? – pregunto ella
confundida
- Porque lo tienes en la mano todavía – dijo
enojado – voy hablar con él – agrego
parándose – y Rebeca tienes que
tener más paciencia
- Ya la tengo Ramón – dijo furiosa,
encima le daba la razón al mocoso
- Pues creo que no, de tenerla no habrías tenido que
utilizar el cinturón – él savia lo que dolía y se prometió
que no lo usaría de no ser que los chicos hagan algo grave de verdad
- Como puedes – grito Rebeca pero se
quedó con la palabra en la boca
- Voy a ver como ésta… pero esto te pertenece a ti, tu eres
la que lo ha castigado y la que tiene que consolarlo
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