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domingo, 16 de abril de 2023

Javier, capitulo 6


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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.

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Javier

Autora : Pili 

 "Dolor"

Aquella mañana me levanté temprano y fui a mi antiguo cuarto en la casa de mis padres, no me gustaba estar ahí, me recordaba a mi Georgie, había ropita pequeña dentro de los muebles y un par de zapatitos talla veintiséis sobre el escritorio.

El bulto sobre la cama se movió y me acerque. Me quedé viéndole. Mi Noah.

Me senté junto a él y le acaricie el cabello unos minutos hasta que fui interrumpido por mi padre.

- ¡Javi desayuno listo! - Al ver a Noah durmiendo se cubrió la boca como si despertarle fuera el peor de los pecados.

- Tranquilo, si hay que despertarle de todos modos.

- Déjale dormir, ayer llegaron de madrugada y por lo que noté alguien le hizo llorar bastante.

No pude evitar soltar un suspiro.

- Ayer le pegué...

- Castigarle es la parte fea de ser padre.

- No, bueno si, pero igual le pegué... Le dí un bofetón.

Capté toda la atención de mi padre y espere una respuesta que nunca llegó por lo que continúe con mi relato.

- Estábamos cenando y no quería comer, no sé por qué. Le presioné un poco para que me dijera la razón y no me dejó continuar.

- No sigas.

- ¿Uh?

- Noah está aquí, no hablemos delante de él, vamos a desayunar y me sigues contando luego.

Me dí cuenta de mi error, arropé un poco a Noah, le dí un beso y bajé a la primera planta.
Ahí me desahogue. Le conté que el bofetón había sido consecuencia de lo que dijo sobre George y que luego le había sacado de casa a nalgadas.

- Te fuiste de aquí hace dos días.

- Si... ¿A qué viene eso?

- No sé como decirlo pero Javier, tú nunca has sido de estos sujetos que viven para trabajar y con lo de George... Bueno yo creo que es debido a él qué te dedicas tanto a Noah cuando llegó y siempre has estado ahí para él en todo, eres un buen padre, nunca cometiste el error de anteponer el trabajo por delante de Noah o de dejarle en sus momentos importantes, ayudarle en los deberes, dedicarle tiempo, has sido un gran padre... Mejor de lo que fui yo.

- No digas eso...

- Pero ahora te veo huyendo y te veo atrapado. Hace un año te hubiera importado una reverenda que Noah tuviera exámenes, te lo hubieras traído igual, sin embargo ahora lo dejas allá, te extiendes más tiempo del necesario y no estás ni un día con Noah y le traes acá, se que no lo haces con la intención de librarse de él o algo por el estilo, creo que más bien lo haces porque muy dentro de ti hay algo que pide ayuda a gritos y es ahora cuando yo te pregunto ¿Cuál es el verdadero problema?

- No se a que te refieres.

- ¿Crees necesitar ayuda?

-¿Qué clase de ayuda?

- Te lo pongo de esta manera ¿Crees estar haciendo un buen trabajo con Noah?

- No..

-¿Por qué?

- No lo sé.

- Hijo dame más crédito, eres un adulto, responde como tal.

- Es que no sé qué sucede con él. Hasta hace unos meses seguía siendo el Noah de siempre, risueño, que me pedía jugar videojuegos o mi acompañante en la cocina, pero de pronto simplemente dejó de ser el. Ya ni siquiera les llama a ustedes.

-¿Y crees que es la adolescencia? - preguntó mamá que hasta el momento se mantuvo al margen.

- No, un adolescente no suele ser una persona triste o enojada con el mundo , no tan enojada, me preocupa...

- ¿Y en la escuela como va?

-Pff solo tengo quejas de la escuela que no responde exámenes, que le habla mal a sus maestros. De hecho estamos aquí porque a Noah le expulsaron hace tres semanas.
- mis padres abrieron los ojos desmesuradamente.

- ¿Pero por qué? ¿Qué fue lo que hizo?

- Para empezar, lo que dije antes, los exámenes, no me entrega las notas de conducta, falsificó mi firma y entre los tantos rosarios que dedicaba a los maestros dijo textual que "La maestra seguro que no chupa pene"
Se me subió el color a la cara a penas decirlo y al paso de los segundos, cuando nadie dijo nada levanté la vista para ver a mis padres. Obviamente solo esperaban eso para decir lo que tenía. En la punta de la lengua.

- ¿Y qué hiciste?

- Me enfade... Y otra cosa, me llamo Rosy para renunciar. Noah la trata horrible.

- ¿Y tu donde estas cuando eso pasa?

- Haciendo todo menos ser su padre supongo. A veces creo que me odia, de hecho me lo dijo.

- No lo creo, pero le debe ocurrir algo, alguien no deja de comer por que si y que sea un adolescente no significa que deje de ser feliz, averigua qué le pasa y ayúdalo, pero translate límites no puede tratar a la gente como le venga en gana, las cosas se solucionan con diálogo y debe aprender que el respeto es mutuo, si no las cosas no funcionan.

- Lo sé... Lo sé pero no puedo comunicarme con él, solo está en su cuarto todo el día y cuando hablamos solo terminamos peleando.

- Pues tienes que buscar la forma. No puedes quedarte con él "es que no sé que hacer" todo el tiempo.

- ¿Y por qué no te mudas ya, en vez de esperar a que termine el año escolar? -Dijo mi madre. -Les extraño demasiado y si aún no tienes la casa puedes quedarte aquí un tiempo, te puedo ayudar con Noah.

- Lo sé... Irene y Bruce me dijeron lo mismo, luego hablaré con Noah al respecto, ahora debo ir a firmar unos papeles.

Termine el desayuno y fui a firmar los benditos documentos, tardaron más de lo esperado, pero mi padre me acompañó, hablamos un poco de todo hasta que llamó mamá, nos dijo que Irene y Bruce también coincidieron en día libre y que iríamos a comer todos juntos. Intentamos agilizar un poco las cosas, pero los compradores no estaban en el mismo tren nuestro así que después de un tiempo de charla y charla llegamos a un acuerdo y al fin fuimos libres.

Llegue a casa a cambiarme muy rápido y al salir en busca de Noah le escuché ser muy grosero con mi madre, hubiera escogido hacer oídos sordos solo para no pelearme con él, pero algo dentro de mi dijo que llevaba demasiado tiempo haciéndolo, le regañe y baje enseguida antes de hacer otra cosa de la que arrepentirme.
Noah bajó al minuto después llorando y no me pasó desapercibida la forma en la esquivo pasar por mi lado.

Al rato llegamos al local y me llenó de paz el verle comer, pero no podía ser todo perfecto, fueron por unas sodas. Yo sabía que habían energizantes en las máquinas y le advertí a Noah que no cogiera ninguna, pero al minuto le vi sacando una, iba a levantarme, pero uno de mis trabajadores me interrumpió para solicitar salir temprano, fue menos de un minuto cuando vimos a Julian en el piso con un montón de bandejas redadas por el lugar, a Noah respirando agitado y a Pet ayudando a su hermano. Después de eso ya todo se fue a la mierda.

Golpeó a su primo y le castigue. Le había pegado. Eran tres cintazos, pero solo uno hizo que me doliera el alma por lo que preferí darle unos azotes. La pequeña fierecilla se me había desmoronado. Menudo padre de mierda, le había hecho llorar mucho los últimos días, le abracé con fuerza y él se apretujo en mi. Escuche muy despacito un "te quiero papi"
Me había dicho que me quería. Mi corazón casi explota. Había soltado una suave carcajada. ¿Hace cuanto no le oía reír?

-¿Ya estás mejor? ¿Quieres ir afuera? Anda cariño, perdóname, vamos afuera con los abuelos, tus primos te están esperando y le debes una disculpa a Pet.

Se separó de mí con el empuje al que ya me había acostumbrado y salió de la habitación, tomó el lugar donde estaba yo minutos antes haciendo una brecha con sus primos. Cuando estuve con ellos puse ambas manos tras la silla de Noah, me puse tras él.

- Noah tiene algo que decir... Noah.

- ...

Le bese en la cabeza y a pesar que volvimos al monosílabo, escondió la cabeza en sus brazos. Tampoco era como si quisiera insistir. No para terminar regalándole otra vez.

-Dice que lo siente.

Mire a todos de forma conciliadora, sin embargo las miradas que recibi fueron de reproche, No sé si por el castigo o por no haberle insistido o por ser un bruto, pero no tenía ganas de averiguarlo, el día termino tal cual, finalizó la comida, con un par de miradas largas y un Noah ultra esquivo, que si le comparaba con el de hace unos meses cualquiera diría que eran personas diferentes.

Antes de todo este abrupto cambio de personalidad Noah era de estos niños que expresaban todo lo que sentían pero jamás debatía alguna cosa que le decía, yo tenía mi carácter y aunque nunca fui un bruto con él, casi nunca tuve que repetirle algo más de dos veces y en aquellas ocasiones donde se ponía mas pesadito bastaba con una palmada y ya.

Nos fuimos a casa, él se metió en mi antiguo cuarto y así pasaron tres días y lo poco y nada que me hablaba se redujo a la mitad, le deje estar más tiempo en internet porque era injusto que no pudiera divertirse. En casa todos trabajamos y mi madre tenía sus voluntarios, no podía dejar de ir y no podía llevarle con ella, como no podía llevarle con mis sobrinos por que estaban en la escuela Y aunque para mi no era problema que fuera conmigo, sabía que para él si, por eso en el restaurante le dejaba la laptop. El trato era jugar una hora y estudiar para los exámenes que vendrían.

Ese día no quiso ir, no quiso levantarse, se quedó en casa, mi padre tenía una reunión a las dos de la tarde por lo que me acercaría a Noah al restaurante y así me aseguraba que comiera, pero ya eran las cinco y aún no había rastro de Noah, papá me había dicho que se había quedado en casa y que le había asegurado que vendría en transporte público.
Decidí que no iba a esperar más, obviamente ya había tardado demasiado, pedí la comida para llevar y estaba en eso, mensajeando a Noah cuando simplemente sucedió...

-Hola Javi ¿Cómo estás?

Mi cerebro reconoció la voz de inmediato, me volteó y la miró.
Usó su voz dulce, fue lo único que pensé.

- Ho... Hola, emm Elena, ¿Cómo estás? Es decir... Bien, estoy bien ¿Y tú?.

Está bien, me tomó por sorpresa verla. Sabía que podía pasar esto cuando me mudará, pero aún no lo hacía. No esperaba verla allí, menos en mi restaurante.
La escuche sonreír.

- Bien, estoy muy bien.

- Es bueno oírlo, ¿Viniste a verme? ¿A seducirme?

- Sigues siendo el mismo bobo. ¿Cómo esta Noah?

Me reí un poco para desviar el tema.

- Ya es adolescente.

- Todo un hombrecito he de imaginar... ¿Te da problemas?

- Solo un poco, ahora se suponía que debía venir... Pero bueno quizás encontró algo más divertido que hacer.

- La verdad es que no esperaba verte, sé que esto es tuyo, pero creí que vivías en otro sitio.

- Florida. Aunque estoy pensando en mudarme en unos meses.

O días.

- ¿Siempre estás por aquí?

- No mucho para ser honesto, pero ahora está lo de la remodelación y bueno las vueltas de rutina pasaron de ser mensuales a dirías. Después de todo, este es el restaurante principal.

- ¿Cuantos tienes?

- Tres y uno en proyecto.

- Lograste lo que querías, te felicito Javi.

- ¿Y tú? Estás bien, me refiero a lo personal, laboral...

- Si estoy...

- ¡Mami!

Escuchamos fuerte y claro. Para ser honesto creí que se trataba de un niño perdido, pero no, era una niña, un bebé prácticamente, debía estar cerca de los tres años de edad y corría firmemente en dirección a su madre. Se vinieron un montón de recuerdos en segundos, principalmente por el parecido que tenía la niña.
Vi como Elena la levantaba y la cargaba como si fuera un koala. Atrás venía otra mujer más adulta con otra pequeña en sus brazos que dormía profundamente.

Se parecían tanto.

- Tienes una hija.

- Dos, ella es Josefin y esta dormilona es georgia.

Le sonreí cálidamente.

- Que lindas... Se parecen a Georgie.

- Son sus hermanas después de todo... Ella es mi suegra. Sara.

- Un placer, soy...

- El es Javier, el dueño del restaurante. - Respondió Elena, por lo que decidí hacer caso a mi sentido de prudencia y no corregir aquello. Aunque en cierto modo no había nada que corregir y por la mirada que me dio la mujer supuse que ya conocía la historia.

- El placer es mío. Hija Steve nos está esperando con el pediatra y la beba está dormida, no nos retrasemos más.

- ¿Están bien? .- No pude evitar preocuparme.

- Si, solo es consulta de rutina, pero mi esposo ya esta allá.

- Las acompaño al auto.

Las ayude a cargar unos bolsos.

- Me alegro que estes bien y que todo este saliendo como siempre deseaste.

- Gracias Javi y perdón por todo, dile a Noah que le envio cariños. Adiós.

- Adiós.

Arranco el auto y cuando perdí de vista su carro fui al restaurante para esperar el pedido mientras adelantaba un poco de trabajo.

Llegue a casa a las seis treinta y Noah no estaba, esperé pacientemente quince minutos en los que llamé al local para que me avisaran si acaso llegaba por allá, sin embargo no llegó, llamé a Irene, a mis padres y Noah no estaba por ningún lugar, ningún rastro.
Ilusamente pensé que había ido al centro comercial, había uno a unos diez  minutos de casa, tomé el carro y busqué por todos lados sin resultado alguno.

Donde podría estar mi hijo, no conocía bien la ciudad y no tenía ningún número al que me pudiera comunicar.

Nota mental: Comprarle un Móvil a Noah.

Eran las ocho de la noche, mi desesperación aumentaba cada segundo, mocoso imprudente, ¿Dónde podía estar?

Mi familia entera le buscaba. Mis padres utilizaban sus contactos para ver si es que ocurrió algún accidente e ingresaban a personas en los hospitales, pero nada.

Doblé en la esquina del barrio por quinta vez, estaba el auto de Bruce, mis sobrinos se habían quedado en casa a ver si llegaba allá.

Mi estado de ánimo, pasaba de miedo a furia, la tristeza, solo quería ver a mi hijo, tenerle en mis brazos.
La noche la teníamos encima, eran las diez, estaba oscuro y frío.

Noah ¿Dónde estás?

- ¿Lo encontraste?

preguntó Bruce al verme bajar del auto.

- ¿Te parece que lo encontré? Mierda, ¿Dónde se pudo haber metido?

- Javier, hay que llamar a la policía.

- Ya lo hice, si pasa la noche y aún no lo encontramos, van a buscarlo, antes no.

- Menuda ayuda... Ahora quédate tú, yo iré a buscarle.

- Está bien.

La búsqueda de Bruce no tuvo éxito, habían pasado varías horas y aún nada, pasamos la noche en vela buscando, peleé con mi padre, le culpe a él, ¿Por que putas le había dejado solo? Si no hubiera ignorado mis instrucciones esto no hubiese pasado. Salí a buscarle sin auto y mi mente ya dejaba de pensar cosas agradables como el hecho de volverle a ver.

¿Qué pasa si un degenerado se lo llevó?

¿Si lo asaltaron?

¿Si un tipo le hizo algo?

Mi mente no dejaba de trabajar y la falta de sueño afectaba. Volví a casa una vez más sin ninguna novedad esperando ver a Noah en mi regreso.
Había una patrulla de policías, estaba amaneciendo.
Entré a casa y vi a mi madre llorando.

- ¿Aun nada?

- No hijo. Los oficiales vinieron a ayudar.

- Señor Dorfman nos gustaría tener acceso a su computadora, puede que en las búsquedas haya algún indicio que nos diga si el chico escapo o no.

Les entregué mi laptop, estabamos todos atentos al historial de navegación, pero estaba borrado.

- ¿Entonces huyó? - Pregunte. - Si eliminó el historial es porque no quiere que sepamos a donde fue, ¿Verdad?

- Eso o es un adolescente normal.

Me contestó uno de los oficiales.

- Consiga el historial con la compañía de internet. Tenemos dos grupos buscándole en la ciudad, en caso de hospitales, por protocolo deben informarnos, así que seremos los primeros en enterarnos si un chico con las características de su hijo es ingresado.

Me comunique con la compañía y solicite el historial de búsqueda, me lo enviarían a mi email, salí nuevamente, sentía el cansancio, la frustración, el miedo, todo lo tenía sobre mis pasos y saber que cada segundo que pasaba estaba más cerca de la verdad me atormentaba. Llegué a casa de Irene, estaban mis sobrinos que se preparaban para la escuela.

- ¡Tío! ¿Le encontraron?

- No, aún nada... Creí que podría estar aquí. No le van a meter en problemas si me dicen donde está.

- No lo sabemos, ya te hubiéramos dicho, también estamos preocupados.

- Lo sé chicos... ¿No les dijo nada? ¿Algo que pueda ayudarme a encontrarlo?

- No tío.

- La última vez que hablamos fue ayer por facebook, pero nos dijo...

- Peter no, le van a regañar.

- Para que le regañen tienen que encontrarle. Genio.

- ¿Qué te dijo?

- Ayer... - Peter suspiro al ver el rostro de Julian. - Promete que no le regañarás cuando le encuentres.

- Peter no estoy para juegos. Dime ya lo que sabes. ¡Ya!. - Mierda estaba desesperado.

- Ayer nos habló, lo que es raro, pero más raro aún fue para pedir nuestra ayuda, estaba buscando a alguien, dijo que era una niña de su clase con la que tenía que hacer unos deberes. Pero se llamaba Samantha Rudrud y no soy idiota, sé que no nos hablan de eso, pero tambien sé que es el nombre de la madre de Noah. Le pregunté por qué la buscaba, pero se molesto con nosotros... Conmigo. Nos insultó y dejó de hablarnos.

- Tengo que irme.

Por qué iría a ver a Sam, era su mamá pero había sido tan mala con él. Me monté en el carro por milésima vez, sabía donde vivía Sam o mejor dicho sabía dónde vivía hace quince años.

Conduje cerca de cuarenta minutos, llegue a un barrio, estaba cambiado a como era el de mis recuerdos, la mayoría de las casas habían pasado por restauraciones y entre las pocas que se notaba eran más viejas, estaba de la de Sam, llame a la puerta y salio una mujer  con un bebé en sus brazos.

Puede ser su amiga.

-Hola, necesito ver a Sam, es urgente.

La mujer me examinó, durante varios segundos.

- Aquí no vive ningún Sam. Compramos esta casa hace unos meses, seguro se equivoca de lugar.

Cerro la puerta... Y yo, yo perdí la poca cordura.

- ¡Sé que tienes a mi hijo ahí! ¡Sam! ¡SAM!

Arremetí contra la puerta dando golpes con mi puño, hasta que se abrió. Salió un tipo muy fornido con un bate en sus manos. A sus espaldas la mujer de antes con el bebé en sus caderas y un niño abrazándose a sus piernas.

- Fuera de acá. ¡No sé quien sea Sam! ¡Mi esposa ya te lo dijo! Si vuelves a asustar a mis hijos, llamó a la policía, pero antes te doy una paliza. ¡Largo!

- Solo estoy buscando a mi hijo, su madre vivía en esta casa... Solo quiero encontrarle.

- Aquí no es. ¡Largo!

Me fui cabizbajo y lloré en el auto. Creí que le encontraría, había depositado todas mis esperanzas en aquel viaje convencido de que me abriría la puerta mi Noah y lo llevaría conmigo pero ahí estaba, nuevamente desde cero.
Me tomó unos minutos para ver si el historial había sido enviado a mi correo, lo revisé un poco y hallé una dirección. Retome el camino en la carretera siguiendo las indicaciones del Gps. Renové mis esperanzas, pero mis planes se vieron destruidos por una llamada de mi hermana, debía ir a casa en ese instante.

Había una patrulla de policías, eran las diez y treinta, entré con mis llaves y escuche el llanto de mi madre consolado por la voz de mi padre, me deje ver y espere que me dieran las noticias. El ambiente estaba tenso y los policías no ayudaron con el poco tacto que tuvieron al decir las cosas.

- Necesitamos que nos acompañe a reconocer un cuerpo que cumple con las características de su hijo.

¿Que? No. Mi Noah no estaba muerto.

- Aunque puede que no sea, hay otra familia que va a lo mismo.

Me quedé inmóvil y en cierto punto noté que no estaba respirando, moví una silla al sentir que mis piernas flaqueaban y allí sentado donde estaba lloré, no unas lagrimitas rápidas como en el auto, un llanto desesperado. Quería gritar su nombre a viva voz, a ver si me oía en el lugar donde estuviera, pero lógicamente eso no era posible.

¿En que momento se había ido todo a la mierda? ¿Cómo era posible tener que ir a reconocer a mi hijo a una morgue? ¿Por qué me lo decían así? Mi pequeño estaba vivo, me negaba a pasar por lo mismo otra vez, me negaba a fallar otra vez y por sobre todo me negaba a aceptar haberme ido cabreado la mañana anterior por que él no quiso levantarse, debí haberlo llevado a la fuerza o debí quedarme con él allí.
Sentí el abrazo de Irene rodearme.

- Snif no sniff puedo... No snif puedo per... Perderle sniff.

- Ve con el oficial, voy acompañarte, pero debes hacerlo.

- No sniff no es, snif no puede ser Noah.

- Javier , hijo, es poco probable que sea él, le encontraron en el bosque, Noah no sabe llegar.

- No puedo snif. No otra vez snif, no voy a snif soportarlo.

- Pues debes hacerlo, iremos todos.

- Tú que sabes.

Esto era más de lo que podía soportar, no me podían hacer esto, mi hijo, estaba desaparecido, y a pesar de que mi mente no paraba de crear un sin fin de escenarios trágicos, sabía que eran falsos, pero ahora uno de ellos estaba ahí, era real, debía acompañar a los oficiales a reconocer un cadáver.
Un cadáver que podría ser mi tesorito, ese niñito asustado que llegó a mi vida con seis años y que juré proteger con todas mis fuerzas , aquel muchachito al que amaba tanto y de quien dependía mi vida entera. Un cadáver. Un cadáver. ¿Y si era él? ¿Si el cadáver resultaba ser él?  ¿Qué haría? Perdería la cordura y joder por favor que no sea él.
Saqué mis lágrimas, pero continuaban saliendo, me limpié el rostro con el brazo y me puse de pie ignorando todo lo que decían, no estaba para un "no te preocupes" o un "estaremos contigo"  simplemente tome mis llaves.

- Voy solo , los sigo.

Le comunique a los oficiales tratando de normalizar mi respiración. Se dieron una mirada cómplice entre ellos y prudentemente siguieron mis instrucciones.
Una vez en mi carro seguí la patrulla  y por mi espejo retrovisor vi el auto de mi familia, mi madre, mi padre e Irene conducían a mi espaldas.
Familia intensa y querida.
Llegamos al edificio, el aire frío y sin aroma me pegó de frente, seguimos a uno de los encargados hasta una sala iluminada y en el medio una camilla donde una sábana cubría el cuerpo de un niño.










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