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Un pequeño asesino
Autor: Manu
Capítulo (numero o nombre)
"Mmmm… que bien dormí…", estiré mis brazos que tenían ya algunas marcas de anteriores misiones en ellos como una especie de trofeo por mis triunfos.
Ya mañana vuelvo a Inglaterra después de mi última misión, el acabar con ese canciller fue muy sencillo y solo me tomo un par de semanas en encontrarlo, hace mucho que no me tocaba una misión tan sencilla, a la mejor hubiera sido bueno que mi hermano tomara esta para que ganará más experiencia, aunque tiene tanto talento a veces olvida que eso no es suficiente para este trabajo y suele ser algo desesperado, bueno creo que en parte es normal a sus diecisiete años.
Bueno hora de levantarse,me levanté desnudo rumbo a la ducha del cuarto, este hotel estaba muy bien acondicionado para ser tan barato; por lo regular me tocaban unos que ni siquiera tenían agua caliente, pero esta vez no me importo pagar más por una buena habitación ya que tal vez podría ser la última por lo complicado que se supone sería atrapar al canciller, pero ese imbécil era muy poco precavido a la hora de salir a los bares y esa fue su perdición…
Esa noche lo seguí hasta un bar de la ciudad de Ámsterdam y me senté en la barra mientras cuidaba los movimientos de mi objetivo para buscar un punto donde atrapar, así que le pague a una mesera para que hiciera un gran favor.
La chica que parecía tener al menos veinticinco años aceptó mi oferta y llevó al canciller hasta una de la habitaciónes de la parte superior con la intención de tener intimidad con él o bueno eso creía mi objetivo; en la entrada de la habitación estaba solo un guardia al que incapacite dándole una patada en su rodilla mandandolo al piso y en cuanto quedó a merced simplemente lo tome por el cuello para darle fin, ahora solo faltaba el canciller; entre al cuarto encontrándome con el tipo atado a la cama y usando solamente su ropa interior.
Al verme la mujer sonrió y volvió a ponerse la ropa que se había quitado para convencer al tipo, le agradecí de su apoyo y pague lo acordado quedándome a solas con el hombre gordo atado a mi cama, esto fue muy sencillo a la hora de acabar con su asquerosa vida.
Dirán que hizo para que se convirtiera en un objetivo para mi organización y es muy fácil de explicar, ese hombre se llamaba Theodore Malinoff, canciller de la república de Ámsterdam, era quien se supone regulaba los bares, los centros de convivencia y los burdeles de la ciudad; ese maldito asqueroso por una cantidad de dinero permitía a todos estos lugares contratar a niñas de catorce, quince y dieciséis años para trabajar en ellos, además que el mismo abusaba de ellas como pago por permitirles trabajar. Los asesinos no deben de dejarse llevar por sus emociones, sin embargo me dio cierto placer ser yo quien cortara su asqueroso cuello…
Bien, ya termine de ducharme y desayunar, creo que es buen momento para salir a distraerme en la ciudad, al fin y al cabo en el gremio no me esperan hasta dentro de una semana.
Llame a Martin un par de veces esta semana para saber de Aiser, pero solo supe que estaba preparándose para una misión especial y que él apoyaría a mi hermano, eso me dejaba más tranquilo sabiendo que mi mejor amigo lo estaría cuidado.
Para los que no saben Ámsterdam es una ciudad donde prácticamente todo es legal, salvo fumar cigarrillos… esa es una estupidez, pero bueno aquí incluso las prostitutas son legales y pues digamos que esta semana no me procurará romper las reglas, no me juzguen a mis veinticinco años es normal querer estar de fiesta.
Pase tres días de fiesta en bares y con cuanta mujer me permitía estar con ella, aprovechaba que mi físico las atraía bastante, además de que gozaba de unos ojos azules parecidos a los de Aiser con un tono azul ligeramente más claros y un cabello dorado y ondulado; estas eran mis mejores armas a la hora de conquistar chicas.
Una mañana recibí una llamada de esa Chica llamada Vanesa y no podía creer lo que me dijo…
Salí en el primer avión rumbo a la ciudad de Aston donde estaban atendiendo a mi hermano, la clínica de Vicente Villada era la mejor de toda Europa y pertenecía a nuestro gremio.
–¿Cómo está mi hermano? –pregunté cuándo me encontré con su novia afuera de un cuarto donde tenían a mi hermanito conectado a varias máquinas.
–Esta muy mal… por eso te llame… –la chica rompió en llanto mientras me observaba.
Me contó lo que pasó en su misión, pues me ocultaron por completo que su objetivo era "Inferum Hotel", estaba más que molesto con ellos por no decirme nada, pero no era momento para reclamar y decidí ir directamente con el médico a cargo.
Llega hasta la oficina de este donde ya se encontraba Martin adentro platicando con él.
–Más tarde tendremos una charla tú y yo… –mire a Martin en el sillón –¿Cómo esta mi hermano Doc?
El médico nos dio el parte médico una vez más y el panorama no era nada alentador para Aiser, tenía varias heridas en su cuerpo, cortes en la piel, moretones, hematomas, seis disparos de arma larga a lo largo del cuerpo que le provocaron varias hemorragias y que sus pulmones, riñón, estómago y corazón estuvieran apenas funcionando, pero no tardarían en dejar de hacerlo.
–Maldita sea Martin como permitiste que un niño fuera a esa misión, imbécil– tome a mi amigo por el cuello mientras me veía más que triste; esos malditos ojos cafés no me dejaban matarlo…
–Tranquilos señores, les recuerdo que este es un hospital y aun hay algo que podemos hacer–interrumpió el médico.
El doctor nos contó que debido a que somos parte del gremio podían ofrecerme una última oportunidad para mi hermano, se trataba de un suero que estaba en desarrollo y su fin era el de ayudar a regenerar los órganos que tenía dañado mi hermano, pero solamente se había probado en animales y algunos murieron.
Termine aceptando la opción que nos dio el medico, pues al final mi hermano de todos modos hiba a morir si no intentábamos algo, asi que desde afuera del cuarto solamente nos quedamos observando al médico sacar de un maletín el suero de color rojo y lo comenzó a inyectar en la intravenosa de Aiser, ahora solo quedaba esperar a que hiciera efecto.
–A ver par de idiotas como se les ocurrió que era buena idea ir a esa misión solos!
Ya estábamos en la azotea del hospital hablando o bueno me encontraba regañando a ese par, pues aunque éramos casi de la edad ellos aun seguían siendo niños a mis ojos, ya que Vane tenía dieciocho y Martin apenas veinte.
–Lo lamento Arthur, pero Aiser me hizo prometer que no te diría nada– se intentó disculpar Martin.
–Y gracias a eso el esta casi muerto!
–Aun así sabes que las misiones que ordena mi padre son secretas –intervino Vanesa.
–Así que el idiota de Alec fue quien asigno la misión...–era algo curioso que el sabiendo lo de la muerte de nuestro padre a manos de los de Inferum, se atreviera a darle la misión a mi hermano, pero eso lo arreglaría personalmente con él.
Seguimos charlando un poco más en la azotea mientras me contaban cómo es que fracasó la misión y había muchas cosas que no cuadraba, para empezar Martin me contó que él en su radar no tenía más que alrededor de diez guardias en la mansión, pero al momento de la redada apareció varios que él no pudo visualizar y eso era muy curioso, además de que al parecer ellos sabían que estaban dentro del evento y que tenían ubicados a los tres. Hay varios preguntas que no cuadraba en esto y principalmente es por que permitieron que escaparon con vida, salvo por mi hermano que estuvo a punto de morir y se parecía mucho a lo que paso con la misión de mi padre, pues él cuando murió fue el único que no salió con vida y el resto de su equipo resultó salir prácticamente ileso.
Esa noche mientras me quedaba en el cuarto con mi hermano, las preguntas rondaban en mi cabeza como viejos fantasmas que buscaban ser desenterrados.
Terminé girando mi mirada hacia donde estaba Aiser conectado a un respirador y luchando por su vida, solo esperaba que lo consiguiera para regañarlo por su estupidez...bueno en realidad solo quería que estuviera bien.
Aiser
No se que pasa en estos momentos a mi alrededor, pero me siento como si estuviera en medio de la vida y la muerte, vaya ahora si que me siento algo vulnerable sin poder decidir lo que pasará conmigo.
Mi mente está flotando en medio de una oscuridad tan abrumante que me hace sentir desesperado por salir, pero no hay un lugar a donde ir, hace rato que sentía que me movía rumbo a un lugar cálido y de pronto me detuve, qué estará pasando…
Pase un buen rato detenido en medio de la oscuridad hasta que comencé a sentir como si algo me recorriera mi cuerpo y comenzará a quemar mi interior.
"Pero qué mierda es esto...me esta quedando!"
Me la pase gritando mientras sentía el fuego dentro de mi cuerpo y era muy fuerte el sentimiento de que mi ser se quemaba, hace unos momentos no sentía nada y ahora me estaba quemando acaso me estaba yendo al infierno….
Cerré mis ojos mientras llevaba mis manos al pecho mientras sentía como lo apretaban, comencé a escuchar unas máquinas que daban pitidos mientras el murmullo de la gente se escuchaba.
–¡Aiser! No te vayas idiota!–
Esa voz...era de Arthur...mi hermano que hace aquí y por qué grita?
–No suéltenme dejen que lo vea, no!–
Esa otra era Vanesa, mi hermosa Vanesa desde que la conocí en el gremio me gusto mucho y cuando me dijo que le gustaba ese día en el techo del orfanato descubrí que era uno de mis motores para seguir con vida…
Lo último que supe de mi esa noche fue que alguien anunció que mi pulso se había estabilizado y que ahora estaba fuera de peligro, pero que mierda esta pasando, bueno al menos ya puedo escuchar algo y no estoy en el limbo.
Vaya que noche tuvimos y ahora esos pájaros no me dejan dormir...ya es de día entonces, abrí mis ojos alumbrado por unas lámparas blancas y al fin pude ver algo, el cuarto tenía bastantes cosas al rededor de mi cama, ya estaba cansado de estar acostado y ya quería levantarme, estire mis manos en un último suspiro pero…
–Ay!! ¿Qué es esto?!–Grité alterado.
Mis voz sonó muy diferente era como la de un niño pequeño, pero no era todo, mis manos eran muy pequeñas y suaves, por instinto toque también mi rostro podía sentir mi cara pero era muy suave y fina.
"Pero qué fue lo que me pasó, mi cuerpo está…y mis…"
Como pude me levanté de la cama quitándome todas las cosas que habían puesto en mi piel y las máquinas sonaron de nuevo, pero no les di importancia solo quería confirmar lo que me pasaba y al llegar al espejo del baño me encontré que ni siquiera podía alcanzarlo, pero lo poco que vi era mi yo pero de hace muchos años… incluso me faltaba un diente.
–¡Aiser!! Donde estas?!–
Me llamaron desde el cuarto, así que salí al cuarto y todos mis amigos se quedaron viendo sorprendidos, era yo pero no tenía más de seis años usando una bata de hospital que muy apenas se sostenía en mi cuerpo infantil.
– ¿Aiser?... ¿Hermano pero que te sucedió? –preguntó mi hermano acercándose y poniéndose delante mio en cuclillas.
–No lo sé, dime tú...
Apareció un señor de barba con la ropa que usan todos en el hospital seguido de una chica de unos veinticinco años que lo seguía, todos nos sentamos de vuelta a la cama del cuarto mientras el médico trataba de darle sentido a lo que paso mientras me revisaba, pues al parecer mis lesiones habían desaparecido y además mi cuerpo sufrió un cambio total.
El médico nos explicó que el contenido del frasco que me inyectaron un día anterior era un suero de regeneración llamado Nova, era un derivado de otro llamado Zenoid, estos estaban hechos para regenerar células y al parecer en grandes cantidades regeneron todo mi cuerpo hasta el punto donde volvió a ser infantil.
Todos nos miramos procesando lo que el médico nos explicó, pues al parecer el suero me rejuveneció hasta el punto donde había terminado siendo un niño de no más de 10 años y además no sabíamos si el efecto sería permanente aunque ninguno de los animales fe prueba había sufrido un cambio así, por lo regular morían en el proceso.
El resto del día fue hacer varios exámenes médicos para valorar mi situación y todo salió muy bien, incluso mi cuerpo reaccionaba estupendo a la hora de hacer ejercicios, así que para el médico fue sencillo darme de alta, pero ahora teníamos un problema nuevo…
–Entonces ahora que hacemos?–preguntó Vanesa mientras estábamos aún en el cuarto del hospital
–Bueno para empezar hay que dar aviso que Aiser en realidad no murió y que esa información fue errónea –comentó Martin
–Osea que en el gremio piensan que estoy muerto? –pregunté
–Así es piensan que te ejecutaron en el risco y además no saben que te trajimos aquí– confirmó Martin.
–Bien mantengámoslo así –puntualizó mi hermano.
–Pero no debería la organización saber que Aiser sobrevivió? –preguntó Vanesa.
–No y mantengámoslo en secreto por un tiempo, ya que si alguien sabe de la condición de Aiser podría venir a terminar el trabajo y además tengo mis motivos para creer que esto fue un trabajo interno–sentenció Arthur.
–Como que interno?–pregunto algo confundido Martin.
–No es momento de explicarlo, primero iremos hasta una casa que tengo en renta por aquí y después con calma les contare todo —exclamó Arthur.
Todo era muy confuso en este momento para mi, así que solo me límite a escuchar las conversaciones de mis amigos, el médico volvió con una hoja para darme el alta médica y por parte del hospital, así que me dieron un pantalón junto con una playera con un gran dinosaurio en el pecho, me vestí en el cuarto y de verdad parecía un nene de 5 años con esa ropa, pero bueno ya quería irme de ahí.
Arthur comentó que tenía una casa cerca donde podríamos quedarnos unos días mientras analizamos lo que podríamos hacer, así que subimos al auto de Vanesa que era una camioneta tipo familiar, así que abrimos las puertas y estas eran incluso algo altas para mi ahora, me recordaba a cuando empecé a ir al orfanato del gremio, no quería molestar así que intente subir escalando la camioneta pero Arthur me tomo por las axilas y me levanto.
–Espera Aiser deja que te ayude –dijo mientras me cargaba y me dejó en el asiento abrochado el cinturón.
–Gracias hermano… —mi cara se tornó algo roja, él en cambio estaba serio, apenas y me volteaba a ver; acaso yo lo molestaba tanto.
Nunca fuimos muy cercanos desde chicos. Al pertenecer al gremio de asesinos teníamos que separarnos por mucho tiempo y el poco tiempo que pasamos juntos era siempre algo distante. Sabía que él me quería porque siempre vió por mí o estaba al pendiente, pero nunca fue a más.
Tomamos camino rumbo a la casa de Arthur y nos dejaron en la entrada de esta, el comento que mañana se reunieron con él en el desayuno y ahí podrían decidir el camino a seguir, pues tenía primero que platicar a solas conmigo algunas cosas antes de tomar una decisión, no se porque pero el tono de su voz me tenía muy nervioso; mis amigos asintieron dejándonos a ambos en la entrada.
–Entremos Aiser –ordenó Arthur dejándome en tanto abría las puertas de la casa
El lugar era grande y parecía más un palacio que una simple casa, pero cuando volví a ver bien el lugar me encontré con una imagen que me llenó de dudas y nos sentimos encontrados, pues era mi hermano sosteniendo un bebe.
–Sé que no recuerdas este lugar, pero fue aquí donde naciste...
"Esta casa perteneció a mis padres y al parecer también a mí…"
–No lo recuerdas por que cuando cumpliste tres años no mudamos al orfanato debido a la muerte de mamá. Nuestro padre pensó que era mejor estar ahí, que quedarnos solos en esta casa –declaró tomándome por los hombros–. Bueno, pero antes que nada tú y yo tenemos asuntos que atender…
Su mirada, su voz y sus rastros faciales eran demasiado serios, me sentía más que aterrado, todo fue peor cuando me tomo fuerte de la mano llevándome por un pasillo hasta lo que parecía ser una oficina, pues dentro estaba un sillón largo y delante otro de una sola plaza acompañado de un escritorio.
–Escucha Aiser sabes muy bien que hiciste muy mal en irte solo a esa misión, padre murió en el intento de lograrlo y ya tenía mucha más experiencia que tú o yo –me regaño mientras cerraba la puerta detrás nuestro –corriste con suerte de sobrevivir y no quiero que vuelvas a cometer ese error otra vez…
Me tenía muy nervioso ver a mi hermano de esa manera y más cuando comenzó a subir las mangas de su camisa, pues en realidad sabía que estaba por castigarme como lo hacía nuestro padre cuando éramos niños.
–Tendrás dos opciones hermano y quiero que tú decidas ya que casi eres mayor, puedes salir de aquí y volver mañana al orfanato del gremio para que ellos se hagan cargo de ti o te bajaras la ropa y te recostaras en mi regazo como cuando papá lo solicitaba para recibir un castigo por tu incompetencia, así sabré que aceptas quedarte en esta casa a vivir conmigo dejando de lado al gremio de asesinos –sentenció mi hermano mientras se sentaba en el sillón de una sola plaza.
Esta decisión era demasiado inesperada, pero así era Arthur siempre, pero que debía decidir ahora…
Por una parte estaba el el volver al orfanato del gremio, ahí fue donde me entrenaron como asesino, todos los días nos levantaba temprano para bañarnos con agua fría, después a desayunar una masa gris y por último tener entrenamiento intensivo, así por el resto de los días hasta que te graduas.
Por el otro lado el quedarme con mi hermano era algo extraño por que nunca hemos convivido como hermanos salvo un año, pero él era muy diferente en ese entonces, tenía siempre una sonrisa, me cuidaba y siempre veía por mi, pero cuando ascendió al gremio como asesino dejó de ver por mi, olvidándose de mi mera existencia.
Ahora quería que tomara una decisión como esa así de fácil, pero ambas eran para mí igual de horribles…
Terminé llevando mis manos hacia el pantalón dejándolo caer dejando ver mi desnudes delante de mi hermana mientras comenzaba a avanzar hacia él con paso firme sin saber si era lo correcto. Me ayudó a acomodarme en sus piernas dejando mi trasero levantado ante él.
–Estás seguro Aiser, porque una vez hecho esto no habrá vuelta atrás y dejaras a un lado tu pasado como asesino– sentenció mi hermano mientras con una de sus manos tocaba mis blancas nalgas de un lado a otro.
Solamente me limité a responder asintiendo mientras esperaba el castigo de mi hermano, no tardó en comenzar con una fuerte palmada que me hizo dar un pequeño salto en sus piernas.
–Ay! –me quejé mientras mis muslos se tensaban por el dolor.
–Te advertí que sería un castigo severo y ahora que comenzamos no me detendré, espero que con esto entiendas que ponerte en riesgo fue una gran estupidez de tu parte –sentenció calmado Arthur dejando caer su mano nuevamente en mis nalguitas que se comenzaron a tornar en un tono rojizo.
–Lo lamento hermano… –apreté mis manos y dientes mientras una tercera palmada caía– ¡Au!...¡para por favor!
–Silencio, si sigues hablando volveré a comenzar con el castigo –anunció mientras otra más de las nalgadas resonaba en mí.
Créanme si le digo que ningun tipo de tortura se comparaba con el castigo que estaba recibiendo, mis nalguitas ya palpitaban y mis ojos derramaban lágrimas mientras el castigo continuaba.
–¡Hermano!... au!... por favor… ay! —supliqué como pude en medio de mis sollozos.
–En el castigo no se habla Aiser y más vale que guarde silencio o seré de verdad severo contigo– su voz era tan fría y seca que me hizo pensar que tal vez me equivoque con mi decisión, pero ya no había vuelta atrás.
–¡Hermano!...au!...De verdad me lastimas! –grite mientras me soltaba a llorar incluso sabía que por el dolor deje salir un poco de pipí en su pantalón.
El volteo a verme y creo que comprendió que este no era el cuerpo del asesino entrenado que él conocía, era cuando mucho el de un pequeño niño que estaba sufriendo porque se detuvo y comenzó a sobar mis nalguitas.
–Esta bien Aiser, por hoy será suficiente y espero que entiendas que todo lo que hagas mal tendrá una consecuencia entendido… –espero a que me calmara para escuchar mi respuesta.
–Sí… Hermano… perdón… –tome aire mientras apenas soportaba el ardor de mi trasero.
Al final me ayudó a levantarme para ir juntos hasta el que sería mi cuarto y me dijo que me recostara en la cama, aun seguía desnudo de mi cintura y solo me recosté boca abajo. El salió del cuarto y tardó unos minutos en volver con un frasco en las manos que abrió para poner su contenido en mis nalguitas.
–¡Au!...–me quejé mientras sentía como esparcia lo que fuera del frasco con su mano
–Eso te ayudará, ve a dormir que mañana tendré que conseguir documentos para ti– exclamó igual de serio mi hermano mientras se dirigía a la salida de la habitación
–Descansa… –dije en voz baja sin esperar respuesta de su parte.
Salió del cuarto dejándome ahí adolorido, mientras solo ocultaba mi cara en la almohada odiando el haber sobrevivido a esa misión y tener que volver a sufrir de nuevo mi desastrosa niñez...
Espero que esta vez tengo una infancia mejor que estar aprendiendo a asesinar a gente . gracias por tenerme tanta pacencia
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