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miércoles, 17 de marzo de 2021

Sorpresas de la vida capítulo 8

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 Sorpresas de la vida 

 Autora: Terry y catering 

 Capítulo:8

 

 



 

  • -Disculpe, señor. Yooo... no creí que fuera su hijo, pensé que el chico se había colado y estaba molestando a la señorita. – Se excusó el muchacho, con cara de arrepentimiento. Facundo miró a Beatriz, que era la única que conoció de allí, como buscando una respuesta a lo que había sucedido. Ésta, apenada, miró hacia atrás, su amiga ya se había ido y no le pareció justo no darle una disculpa al hombre.


  • -¿Leo? ¿Qué pasó, hijo? – Le preguntó a Leonardo, separándolo un poco para verlo a la cara. 


  • -Ella me puso una zancadilla y yo me caí y me hice daño en la rodilla. – Explicó la criatura, temiendo que Facundo no le creyera por lo que había sucedido más temprano con lo de la bebida. Facundo volvió a mirar a Beatriz para verificar si eso era lo que había sucedido.


  • -Lo siento, señor Fernández. No sé qué le pasó hoy a mi amiga, pero le doy mis sinceras disculpas. – Respondió Bea, y Facundo al fin suavizó su mirada al ver que ella no fue la del altercado.


  • -No tenés por qué, vos no hiciste nada. - Respondió él, y la chica sonrió agradecida de que Facundo no estuviera molesto con ella.


  • -De todas formas, me disculpo en su nombre... Mmm... Bueno, creo que será mejor que me vaya… - Dijo, tras percatarse del grupo de personas que seguían atentos la conversación. 


  • -¡Hey! ¡Esperá! - Llamó Facundo y él mismo se vio sorprendido por detener a esa mujer. Generalmente, las mujeres que él frecuentaba solían ser más del estilo de Gema, rubias y despampanantes. Beatriz era bonita, pero más reservada. –Verás, yo ya termino aquí, y Leo y yo queremos pasar el día haciendo algo divertido. ¿Serías tan amable de acompañarnos? - Invitó, ignorando la mirada desconcertada de la propia Beatriz, quien, tras unos segundos de dudar su respuesta, al final asintió con entusiasmo, haciendo que el hombre sonriera. - ¡Buenísimo! - Respondió Facundo, de pronto recordando que ya no estaba solo y regresó su atención al niño. 


Leonardo poco a poco dejó de llorar, mientras sus mejillas eran limpiadas con los pulgares de Facundo ante la atenta mirada de unos cuantos espectadores y de Beatriz, sin embargo, era necesario todavía que Leo se mojara el rostro así que Facundo lo guío al baño para ayudarlo.


Se suponía que sólo tardarían unos minutos, pero Leonardo no podía más que gruñir ante la decisión de Facundo.


  • -¡¿Por qué la invitaste?! - Preguntó con enojo al mayor, causando que Facu se sorprendiera.


  • Pues porque si - Respondió. - Porque me parece que ella debe conocer algunos lugares bonitos y nos podemos divertir. - Agregó, dándose cuenta que su primera respuesta incluso había sido descortés. Él no podía entender por qué la molestia del niño en realidad. Él era un hombre joven, además de atractivo, soltero y exitoso. No era inusual que, en más de alguna gira, encontrara una chica que le llamara la atención y la invitara a tomar un té, café o incluso tomar un trago ya de pérdidas. 


  • -Pero yo no quiero que ella vaya. Es amiga de la vaca y seguro que es igual de odiosa que ella. - Se quejó el niño, acompañando su pesar con un puchero que pudo robarle una sonrisa al muchacho. Cada segundo que pasaba junto a ése chiquillo, su corazón parecía pertenecerle más y más. Era por esto mismo que había pensado que podían hacer algo los tres juntos, después de todo, no tenía tampoco mucha experiencia con un niño y quería divertirse con Leo y una joven atractiva.


  • -No seas así, Leo. Eso es prejuzgar a las personas y no está bien. Dale, terminate de lavar la cara y vamos, ¿sí? Vas a ver que la vamos a pasar bien.


Leonardo no estaba muy convencido, pero no tuvo más opción que seguir a Facundo y ambos salieron del baño de hombres para reunirse con Beatriz 

  • - Bien, ¿y dónde quieren ir ? -Le preguntó Facundo. 



  • Bien esa es decisión de Leo_  Dijo la muchacha, dándose cuenta que era decisión de ellos, pues ella era una invitada y le daba igual a dónde fueran. Los dos quedaron mirando al niño quien se encogió de hombros 

 


Bueno yo tampoco sé dónde nos podemos divertir  - Facundo sintió penita por Leo ya que sabía por qué decía aquello. En la casa hogar habían muchos niños y no podían salir de paseo con tantos.



  • -Yo tengo una idea que creo que te va a encantar; - Dijo Bea- bueno, al menos a mí cuando tenía tu edad me encantaba- Leo frunció el entrecejo, no muy contento de que fuera la chica con ellos y Facundo levantó una ceja, intrigado por ver dónde iban a ir - Qué te parece un parque de atracciones?! - 


A Leonardo se le iluminó la cara. Él lo había visto por la tele, pero nunca había ido a uno y empezó a dar saltitos de emoción.


  • -¡Sí, sí, siiii!!! Por mí está bien, yo sí quiero ir!- Soltó emocionado. 


Salieron de la conferencia, los tres muy sonrientes y tomaron un taxi rumbo al parque de diversiones. 


Cuando llegaron, lo primero que hicieron fue comer, pero Leonardo lo hizo rápido. ¡Él ya quería subirse a las atracciones!


  • -¡Leo! Hijo, despacio, que te va a sentar mal. - Le regañó suavemente Facundo. Casi no lo había visto ni respirar. 


  • -Yo me quiero subir allí- Continuó Leo, señalando algo como la montaña rusa. Facundo le limpió la boca con una servilleta, ya que la tenía llena de kétchup, y luego se giró a mirar hacia donde su niño apuntaba. 


  • -Mmm... No sé si eso será para tu edad, Leo- Le respondió Facundo sin perder la sonrisa, pero la verdad es que cuando vio la altura de esa cosa, se le abrió un hueco en el estómago.


  • -¡Pero no es justo! ¿Entonces a qué hemos venido?- Protestó Leonardo. 


  • -Bueno, hay muchas cosas relacionadas con tu edad. 


  • -¡Sí, hombre! Como que me voy a montar en los patitos…- Que era una atracción infantil. 


  • -No en esa, hijo, pero hay muchas más cosas. - Facu buscaba ser paciente. El parque tenía de todo, por qué Leo debía ser tan terco en insistir con esa cosa gigante?! Ni loco lo dejaba subirse allí. 


-No es justo- Leo soltó su hamburguesa y se cruzó de brazos. Facundo se molestó un poco por esa actitud; notando que cuando Leonardo no conseguía lo que quería, empezaba a hacer una rabieta.


  • -Bueno, pues. Si tan injusto soy, cuando terminemos de comer, nos vamos. - Leo levantó la vista mirando al mayor con un puchero y los ojos aguados a punto de llorar. Facundo al instante se sintió culpable pero no dejó que su rostro delatara su estado de ánimo. Leo no podía hacer eso cuando le prohibieran cualquier cosa. Beatriz se mantuvo sin decir nada hasta ese momento, pero sintió que podía ayudar un poquititn a esos dos. 


  • -Leo, hay cosas para tu edad que son muy divertidas. A mí me gustan, y cuando vengo subo en ellas.- Dijo la muchacha, para suavizar la discusión entre padre e hijo. 


Leonardo miró a Facundo para ver si el mayor seguía enfadado, no lo vio enfadado, pero sí muy serio y jugó su última artimaña para ver si podía convencerlo.


  • -Lo siento.- Le dijo, mirando a Facundo con ojitos grandes y arrepentidos- ¿Estás enfadado? ¿Nos vamos a ir?-  Preguntó con una voz suavecita. 


Facundo se quedó callado unos segundos sin contestar, analizando lo que había pasado. El niño no había hecho nada grave para que no se divirtiera, pero no le gustaba que Leo se comportara así, por lo que tendrían una pequeña charla luego en la noche. 


  • -Sí nos vamos a quedar, pero yendo al hotel quiero hablar con vos. - Respondió. 


Leo bajo la mirada, entristecido. No sabía a ciencia cierta qué quería decir el adulto con hablar. ¿Sería hablar o que lo castigará? Pero Facundo no tenía eso en su mente, sólo quería ponerle límites a su niño, no lo iba a castigar.


Después de pagar la cuenta, Facundo tomó de la mano a Leo y, en compañía de Beatriz, se dejaron guiar por la muchacha. 


La tarde fue realmente fantástica. Facundo al sentir reír a Leo se llenaba de paz y agradeció al cielo que la chica hubiera aceptado ir, así él no tuvo que subir a ninguna atracción con alturas. Al final, Beatriz le dijo a Leo acerca de una atracción parecida a la que quería subir, pero esta era para niños. Aunque Leonardo se mostró reacio e insistía en subir a la otra, con una mirada de Facundo bajo la cabeza y aceptó subirse a esa que no tenía tanta altura como la otra.


Los dos bajaron de la atracción riendo mucho y Facundo no cabía en sí de satisfacción al verlo tan feliz, pero toda la felicidad se acabó cuando el mayor dijo que tenían que irse ya que estaba anocheciendo. A Leo no le gustó mucho esa decisión, y suplicó hasta el cansancio para que se quedaran un rato más, incluso metiendo de por medio a Beatriz, y ésta se moría de risa por lo que estaba montando Leo y por ver la cara de Facundo llenarse de horror al ver que Leo no entraba en razón.


  • -Está bien, no iremos al hotel todavía, pero vamos a ir a cenar a un sitio cerrado. Ya hace frío y no hemos traído camperas - A Leo no le hizo mucha gracia, pero también había notado el cambio de temperatura ya que estaba terminando el verano y a la noche ya refrescaba un poco.


  • -¡Pero yo quiero seguir subiendo, aún faltan más para subir! _Le dijo poniendo ojitos para que Facundo accediera. 


  • -Leo, podemos venir otro día y montar en las que te faltan, pero por hoy fue suficiente. - Terminó diciendo, con voz firme, pero Leo no se había dado cuenta que el mayor estaba perdiendo la paciencia.


  • -¡Pero no es justo! - Repitió, dando un pisotón en el suelo. 


Facundo se acercó a él, cogiéndolo de un brazo y susurrándole al oído.


  • -Si no parás esta rabieta y hacés caso, no te va a parecer justo que te dé las nalgadas que estás pidiendo delante de Beatriz. - Él ya había tenido suficiente de malcriadeces. 


Leo abrió la boca por unos segundos y luego bajó la mirada, ruborizándose por lo que le dijo Facundo. No era justo, volvió a repetir en su cabeza, pero su boquita fue demasiado inteligente como para darse cuenta de que no debía soltar esas palabras en voz alta.


Leo se enfurruñó como todo un niño pequeño, pero en lugar de fastidiar a Facundo ésa actitud le resultó tierna en demasía y, a pesar de su ceño fruncido, no pudo evitar sonreír levemente. ¿Podía ser cierto que apenas llevaba 3 días de conocerlo y ya lo adoraba como si lo hubiera esperado todos esos años para al fin tenerlo entre sus brazos? Ese chico podía eso y más, pero su actitud de adolescente recalcitrante también podía ponerle los pelos de punta y su mano al parecer tenía vida propia cuando el mocoso lo desbordaba con su actitud.


Mientras tanto, Beatriz decidió apartar la mirada, intentando hacer como si no hubiese escuchado nada para evitarle el bochorno al niño. Aunque era cierto que Leonardo se estaba poniendo algo pesadito, ella podía entender su entusiasmo y le pareció innecesaria la amenaza del artista. Pero cuando vio el pie del chico elevarse justo como cuando Messi va a patear un centro, supo que el traserito de alguien estaba condenado.


-Auuuuu_ se quejó Facundo por la patada que le había dado Leonardo, agachándose cogiendo su espinilla de puro dolor. La reacción de Leo fue salir corriendo, Facundo al darse cuenta fue detrás de él. Había mucha gente y lo menos que quería era que su muchachito se perdiera.  







             





 

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