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miércoles, 7 de diciembre de 2022


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~El protector ~
 

Autora : Terry 

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-Hay pero qué guapo – le dijo Rosa al niño pellizcando los cachetes, cosa que a Aron no le hacía gracia pero se aguantó ya que Raúl le advirtió que no fuera grosero con sus padres, Aron se escondió detrás de Raúl, no quería que esa mujer volviera atacar de nuevo su cara con pellizcos – ¿Qué pasa? Cariño no tienes que tener vergüenza  – Rosa trato de retenerlo al ver que se escondía detrás de su hijo

-¡Qué vergüenza ni ocho cuartos!, no ves que no quiere es que le estés pellizcando la cara – fue Fernando quien le contesto a su esposa, Rosa abrió la boca indignada pero no dijo nada – ven pequeño – lo llamo pero ante la duda de Aarón agrego – ¿no me vas a saludar? – Aarón salió de la espalda de Raúl y se acercó poco a poco, desconfiado de acercarse al hombre porque su voz grave y el porte de Fernando lo intimidaba, Fernando le dio un beso y un abrazo – bienvenido a la familia – murmuro sonriendo – mira lo que tengo para ti – le enseñó una pelota y al niño se le iluminaron los ojos cogiendo el juguete inmediatamente

-Gracias señor – le dijo el niño sonriente

Vamos a jugar al jardín mientras está el almuerzo –  le dijo Fernando al niño que no dudó ir detrás de él


Raúl salió con ellos y Emilio también quería ir porque era muy tentador estar todos juntos, sabía que lo iban a pasar bien en cambio se dio la vuelta para ir con Rosa a la cocina, alguien tenía que ayudarla ya que Rosa no quería que ninguna empleada le ayudará a preparar la comida

-¿En qué la puedo ayudar? – Emilio sorprendió a su suegra con esa pregunta

-¡Oh!, gracias mi amor… alguien que se compadece de mí – respondió sonriendo alcanzándole un cuchillo – me puedes cortar esta verdura – Emilio se sintió complacido al ser aceptado y se dispuso a cortar sabiendo que a Raúl no le agradaba 

-¿Ya hablaste con tu padre? – pregunto Rosa de forma casual y Emilio se tensó un poco, algo que a Rosa no le pasó desapercibido 

-No, no puedo decirle que voy a adoptar un niño cuando aún no le hable de mi orientación sexual y que estoy viviendo con Raúl – Rosa le quitó el cuchillo de las manos de Emilio dejando de hacer lo que ella también estaba haciendo y ambos se sentaron en la mesa de la cocina

-Mira Emilio, cariño… sé que es difícil para ti darle esa noticia a tu papá sin saber cómo va a reaccionar él, pero ¿te has parado a pensar que estás perdiendo momentos maravillosos junto con tu papá? – le pregunto mientras Emilio esquivaba la mirada, este era un tema que no le gustaba toca, pero no dijo nada por no herir los sentimientos de Rosa o molestar a Raúl, así que le dejo hablar – es que… cariño, no le has dado la oportunidad ni siquiera a que rechace tu orientación sexual – Rosa le cogió las manos en una seña de reconfortarlo

-No es fácil defraudar a tu padre, ya sabes… mis hermanos – murmuro sin concluir la frase – él está muy orgulloso de ellos por haber formado esas familias y que le hayan dado tantos nietos

-Y de ti también estará orgulloso, ¿Por qué no lo estaría?, estáis formando una familia tan maravillosa con mi hijo – Emilio sonrió de medio lado

-Todos no son como ustedes Rosa, tener esa comprensión con su hijo y aceptar a su pareja aunque no sea la que esperaban – Rosa volvió a cogerle la manos y hizo que la mirara

-Emilo los padres aceptaremos lo que a nuestros hijos le hagan felices, ¿te has parado a pensar que tu papá te quiere y no le va a importar la orientación sexual que tengas? – Emilio soltó un bufido

-No lo sé Rosa, no le puedo asegurar; a mis hermanos  no les gusta mucho los homosexuales y no puedo garantizar que mi papá no sea igual – a Emilio se le cristalizaron los ojos y Rosa se apuró a darle un abrazo

-Tienes que ser fuerte y armarte de valor y contarle a tu papá y si no te acepta tal y como eres, él se lo pierde, pero Emilio estás juzgando a tu papá sin saber su respuesta, ¡dale la oportunidad!, aunque sea a rechazarte – Emilio suspiro y en el fondo sabía que su suegra tenía razón

-Está bien, mañana lo voy a visitar – con eso a Rosa le pareció suficiente, y así los dos terminaron de cocinar hablando de otros temas


Cuando por fin la comida estaba hecha, Rosa los llamó para que entraran a comer; Raúl y Aron pusieron cara de terror cuando vieron en el plato un gran filete pero eso no era lo malo, era lo que acompañaba al filete, la cantidad de verdura de todos los verdes imaginarios, ambos hicieron lo mismo comieron su filete dejando de lado la verdura.


-Hijo sigues haciendo lo mismo que cuando eras chico  – le dijo Rosa alzando una ceja a Raúl, esté rodo los ojos, hacía más de un mes que no había ido a comer a casa de sus padres y ahora que iba con una ocasión especial su madre se limitaba a ponerle verdura

-Sabes que no me gusta ¿porque la haces cuando vengo? – Fernando miró a Raúl y bajó la cabeza como cuando era un crío

-Pues en la mesa se come lo que ponen de comida – Raúl soltó la servilleta de mala manera y se levantó, Emilio puso la mirada en su plato ahogando una sonrisa -¿Dónde vas? – le preguntó Fernando

-A la sala ya se me quitó el hambre – le dijo furioso, y Aron miraba a Fernando y a Raúl como si fuera un partido de tenis, viendo de lado a lado a ver quién golpea la pelota, Fernando soltó el aire, lo que menos quería era tener una pelea con su hijo por una tontería, ya que él los había invitado para conocer Aarón, no quería que el chico se llevará una mala impresión  de ellos

-Raúl, siéntate, y vamos a comer y nos comportamos como los adultos que somos – -Raúl miró a su alrededor sintiéndose un poco avergonzado, finalmente se sentó dándose cuenta que no se estaba comportando bien delante del niño eso era una mala influencia para él


Aarón hizo lo mismo que Raúl se comió la carne pero dejó las verduras, pero ninguno de los adultos le dijo nada ya que como Raúl las dejo en el plato, él lo iba a tomar su ejemplo como defensa; después de más o menos almorzar en paz, Emilio se ofreció ayudar a Rosa a lavar los platos, pero Rosa le dijo que no que ya le ayudaba Raúl, quería hablar con él y esa era la manera de poder hacerlo a solas.


-Raúl ¿puedo ir a jugar al jardín? – pregunto Aarón cuando lo vio secando platos, Raúl lo pensó por un momento, eran las tres de la tarde y hacía mucha calor además él quería estar pendiente para que Aarón no se fuera a la sección donde su padre tenía los rosales, si le rompía alguno podía haber una catástrofe porque su papá mataría a quien le rompiera alguno

-No Aarón ve con Emilio y el abuelo a la sala y después cuando haga menos calor echamos un partido – respondió,  a Aarón no le pareció buena idea pero le hizo caso, Rosa se quedó mirando a Raúl y decidió hablar con el que para eso le pidió que le ayudará

-Raúl, ¿estás dispuesto a ser el papá de ese niño? – Raúl la miró desconcertado, el día anterior fue hablar con ellos para decírselo

-Claro mamá, ayer hablé con ustedes de mi decisión – Rosa se secó las manos y le dijo a su hijo que se sentaran tranquilamente

-Sí, eso ya lo vi, lo que te quiero decir es que si estás dispuesto a educarlo y llevarlo por el buen camino – Raúl no comprendía muy bien a su mamá

-Pues claro, para eso estoy luchando para tener su custodia – Rosa se rasco la mejilla nerviosamente por lo que iba a decirle a su hijo

-Pues Raúl dale ejemplo, no puede ocurrir lo que pasó en la comida – Raúl rodo los ojos – si Raúl tú tienes que ser firme con él para guiarlo por el buen camino, y si él ve algo en ti que tú le recriminas lo va a sacar a su favor – Raúl soltó el aire dándose cuenta que su madre tenía razón, su mamá le dio un beso en la mejilla cuando escucharon un tropel corriendo y Aarón buscando protección en Raúl

-¡Raúl!, ¡Raúl! – le dijo abrazándose a él – ¡Emilio me quiere pegaaaar!


Y entro corriendo poniéndolo de escudo…

















 

 

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