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viernes, 2 de diciembre de 2022

Javier capitulo 2


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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.

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 Terrores nocturnos 

 Autora: Pili 


 



 


   "El recuerdo de Javier"

Tenía quince años recién cumplidos y mi novia me dijo que estaba embarazada, tenía cuatro meses cuando se enteró. No sabía cómo enfrentar la situación, como decirle a mis padres del bebé, no sabía de dónde iba a sacar dinero para el niño ni como decirle a mis padres que YO sería padre, eso último y primero era lo que más acojonado me tenía.

Inmediatamente supe que mi padre me daría una paliza, que mi madre no me salvaría de la putiza y que mi hermana mayor en su último año de facultad a unos cientos de kilómetros, no podría apoyarme. Estaba solo en esto.

Con mi novia decidimos decirles juntos la noticia, pero ya iban tres semanas desde que nos enteramos y la ropa ancha estaba levantando sospechas. Teníamos miedo.

Habíamos acordado una fecha, primero le diríamos a mis padres y luego al padre de ella, sabíamos que el bebé era niño y la mayor parte del tiempo nuestras conversaciones eran breves prácticas de cómo sería la charla que tendríamos con nuestros padres.

Veintiuno de Diciembre sería el día en el que dejábamos caer la bomba, mas que nada por que el dieciocho de ese mes, mi hermana llegaba de visita por las fiestas y ella cortaba un poco el enfado que tendrían mis padres. Además sería navidad y nadie se enoja en Navidad.

¿Verdad que no?

Tenía quince años y estaba más estresado que un cuarentón desempleado, en medio de un divorcio con riesgo de perder todo su patrimonio.

No tenía nada para poder solventar las necesidades y problemas que vendrían a futuro, que hablando en serio el enfado de mis padres era uno de los mínimos problemas que tendría, el mayor problema de todos era el dinero. Dependía cien por ciento de mis padres, ellos pagaban todo lo que yo necesitaba y sentía un miedo atroz desde el momento en que mi novia me mostró su prueba de embarazo positiva. 

¿Qué sucedería si me abandonan?  si resultaban ser como aquellos padres que salían en TV botando a sus hijos de la casa por la decepción que significaba tenerlos.

Yo cumplía con el perfil de esos hijos, pero si me echaban no tendría nada, necesitábamos dinero para el hospital ¿Y si Steven echaba a Elena? nos quedabamos en la calle y terminaríamos viviendo bajo un puente, le haríamos el biberón con agua de alcantarilla y seguro comeremos ratas para sobrevivir.

Tal vez exagero, pero el punto es que no paraba de pensar cosas así todo el día, todo el tiempo y ahora aun mas, sabiendo que en un par de días, sería diecinueve y contaremos todo, si me corrían de casa, tendría que pedirles tiempo para poder trabajar y así conseguir un piso que rentar. La cosa era así, no tenía certeza de nada y cuando la tuviera debería tomar muchas decisiones que marcarían el resto de mi vida.

Por suerte y antes de que mi mente siguiera inventando recetas de como quedaría mejor cocinada un rata o como hacer papilla de ratas mi madre me libero de mis ensoñaciones

- Javier ponte zapatos para nieve, como se te ocurre ir con deportivas. Y ponte un pantalón más grueso por favor, que para eso vas con pijama.

Rodeé los ojos y fui a cambiarme, íbamos de camino a buscar a mi hermana al aeropuerto.

- Ya estoy listo.

- ¿Y el pantalón?, tu papá nos espera en el auto, ve a cambiarte.

- Maaaa tengo quince años ya deja de molestar.

- Más vale que no te enfermes. ¿Y tu abrigo? ¿Vas sin abrigo? Madre mía este muchacho.

- Que exagerada si vamos en auto, porque necesito abrigo.

- Javier está helando, vamos hijo que ya estas grande como para tener que decirte cuando te debes abrigar.

Tomé una chamarra del armario que estaba junto al baño y me la puse con demasiada actitud frente a ella.

- ¿Estás contenta?

- Estaría contenta si de verdad hicieras caso y te pusieras algo abrigado que no te lo digo por fastidiarte. 

- Pero si esto es lo mismo que un abrigo.

-No, no es lo mismo, pero te repito, mas vale que no te enfermes que no te voy a cuidar cuando estés llorando por que tienes fiebre.

- Cuánta vocación.

- Si, si, mejor vas cerrando el pico si no quieres que te muestre mi vocación de madre.

Iba a responder eso cuando entró mi padre a casa, soplando sus manos para calentarlas.

- Y ustedes por qué tardan tanto... ¿Javier aun no estás listo? ve a cambiarte, tu hermana llega en un par de horas.

- A ver si a ti te obedece. - Susurró mi madre lo suficientemente alto para que papá escuchara, pero antes que papá respondiera contra ataque.

- ¿Cuál es el problema si voy así? ¿Maldición por que hacen drama de todo?

- ¿Lo has estado convenciendo todo este rato para que se ponga algo abrigado?

- ¿Tú qué crees? pero ya le dije, no quiero ninguna queja cuando esté enfermo por desobediente.

- Ni siquiera debería estar en discusión...

Odiaba tanto cuando hacían eso, dejarme al margen. Ahí estaban los dos hablando de mi, sin mi.

- No me voy a enfermar. 

- No, no lo harás, porque subirás ya a cambiarte. -Papá usó ese tono de voz que no aceptaba réplica alguna y yo estresado por el secreto que ocultaba y sin querer doblegar mi decisión, me quedé ahí parado, frente a mis padres, a mi espalda el armario del cual había sacado la chamarra y junto a mi la escalera. - Javier ya estas grande para berrinches, anda haz caso.

- No estoy haciendo nada, son ustedes los pesados, mejor se van a...

- No termines esa frase... No estoy molesto, pero en vista de que no esperaba tener esta absurda discusión con mi hijo de quince años te lo voy a poner así: tienes un minuto para cambiarte y bajar abrigado o bien dos minutos para subir conmigo y bajar abrigado y llorando. tu decides.

Con papá tuvimos un duelo de miradas, iba ganando, pero él al dar un paso hacia mí y provocó que me acojonara y subiera corriendo a mi cuarto. Me vestí en segundos y una vez listo fuimos al aeropuerto, estuvimos esperando como una hora hasta que la vimos aparecer, venía con el cabello suelto y nos sonrió de inmediato, luego se giró, como si hubiera olvidado algo... Y...

¡¿LE TOMO LA MANO A UN CHICO?! faltaba más.

- ¡¿Tenía novio y no nos dijo?!

- Quería darte una sorpresa.

- ¡¿Ustedes lo sabían?!

- Claro que sí, relájate si quieres.

- ¿Cómo quieres que me relaje si...

Mis padres me dejaron hablando solo y fueron a saludar a la parejita.

- ¿Por qué no me dijiste que venías con tu novio? - le espete a mi hermana.

- Quería sorprenderte.

- Pues menuda sorpresa.

- ¿Estás molesto?

- Y como no voy a estarlo, si la llegada del imbécil este me arruino todos los planes.

- ¡Javier! - dijeron mis padres al unísono.

- ¡Que!

-Discúlpate.

- No me da la gana.

- Papá déjalo, aún no madura.

Recuerdo que el comentario me enfado aún más y el estúpido novio de mi hermana se acerco y me extendió la mano.

- Hola Javi, soy Bruce, un placer...

Le aparte la mano de un bofetón.

- Los espero en el auto y mi nombre es ¡JAVIER!

- ¡Javier, vuelve inmediatamente!

Ignore a mi padre, pero al llegar recordé que no tenía las llaves del carro, me quede junto al auto, hacía demasiado frío, por suerte llevaba ropa abrigada y no pude evitar soltar una pequeña carcajada ante ese pensamiento.

 Pasó un rato hasta que llegaron, papá me hecho una de sus miradas de advertencia y yo respondí con una desafiante. Estaba muy molesto y estresado, como se suponía ahora qué le diría a mis padres que en unos cuantos meses serían abuelos.

- No me mires así y discúlpate si no quieres tener una conversación conmigo antes de dormir, que contento no me tienes eh.

Subí al carro y di un portazo demasiado fuerte, las evidentes miradas de querer asesinarme no pasaron desapercibidas, pero agradecí mentalmente, que el tipejo estuviera. Así al menos se cortaban un poco y no hacían una escena.

Saque el teléfono que a todo esto era de esos antiguos que parecían woki toki y presione los botones para enviar un mensaje de texto a mi novia y cambiar otra vez el día de la gran noticia. Antes de poder enviar el mío, llego uno de ella.

Su padre se había enterado de todo e iban camino a mi casa.

- Mierda. - susurré y mi madre que iba de copiloto me arrebató el celular de mis manos.

- Esto se queda conmigo hasta nuevo aviso.

- Pe.. pero.

- ¡Pero nada!

Respondió mi padre, recordé la escenita del aeropuerto y solo me quede sentado, viendo un punto fijo del asiento dónde mi padre conducía y el pánico dentro de mí, crecía, crecía y crecía.

Llegamos a casa, estábamos sentados en la sala bebiendo chocolate caliente, mi hermana y su novio hablaban de su residencia médica cuando llamaron a la puerta. 

No miento al decir que de los nervios estaba que me cagaba, pero a la vez el miedo me hacía sentir estreñido. 

Que sea un vendedor, que sea un vendedor, que sea un vendedor.

- Buenas noches, ¿Señora Dorfman? _ Maldita sea Steven, el padre de mi novia.

- Si con ella. ¿Usted es?

- Steven, Steven Turner, necesito hablar con usted y su esposo, estoy a un paso de un colapso nervioso y tengo a mi hija embarazada esperando en el auto.

- Cielo, ¿Quién es?

- Su nombre es Steven, creo que necesita asistencia médica.

- No atiendo en casa, pero si gusta le recomiendo un colega, tengo...

- ¡No! Lo que necesito es hablar con ustedes, porque verdaderamente lo que sucede es que su hijo embarazo a mi hija ¡Y me estoy conteniendo de no entrar y abofetear!

- Creo que hay un error mi hijo apenas tiene quince años. Es, es un niño. _ Respondió mi madre. Me levanté con sigilo del lugar donde estaba y me puse detrás de una pared oyendo lo que hablaban .

- ¿Dónde está su hija?

- La traigo, la verdad es que vengo con todas las intenciones de arreglar esto lo más civilizadamente posible.

Le escuche decir eso con los dientes apretados a más no poder.

Pasaron unos cuantos segundos cuando escuche a mi padre guiar al "invitado" a la sala, los vi pasar junto a mi y por el ángulo en el que me encontraba, ellos no me verían a menos que se giraran, me entro un pánico inexplicable , mi corazón palpitaba demasiado rápido, mi boca dejo de salivar y mis pulmones olvidaban la función de respirar, de pronto sin previo aviso me dieron unas ganas enormes de llorar y pedirles perdón a mis padres. Les había decepcionado.

- ¡JAVIER!

Papá grito en dirección al piso de arriba, pero me encontró rápidamente con sus ojos.

- ¡Ven aquí! - me acerque lentamente, mis piernas no me acompañaban, Todos me miraban fijamente, mi novia tenía los ojos rojos e inflamados de tanto llorar, no sabía que hacer- ¿Sabes por que ellos están aquí?

- ...si... -En esa respuesta deje salir todo el aire, mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.

- ¿Cuánto tiene de embarazo?

- veintiséis semanas.

Ella no respondía, respondió Steven, que era el padre, su vos gruesa, cargada de rabia y sus puños apretados sobre sus rodillas sin quitarme la mirada de encima. Recuerdo que estaba asustado.

- ¿Hace cuanto son novios? Ya que aquí la presentaste como tu amiga. ¿Hace cuanto que nos mientes?

- Yo... Nosotros... Papá, veras...

- Siete meses. -Mi novia respondió por mi y lo siguiente fue un dolor en mi mejilla, recién caía en cuenta de que me habían dado un bofetón cuando me llegó otro, fue la primera y única vez que papá me golpeó en la cara.

Mi hermana me abrazó para evitar que papá siguiera pegándome, pero estaba seguro que no continuaría con las bofetadas.

- ¡Papa no le pegues!

Me abracé a mi hermana y me solté a llorar, recuerdo que papá murmuraba cosas como "Mocoso mal agradecido", me jaloneaba de a ratos, pero Irene me abrazaba con demasiada fuerza, mientras le gritaba a papá que se calmara, ahora que lo pienso, de no haber estado ella, me hubiera sentido desvanecer, escuche el llanto de mi novia y trate de calmarme, seguí las indicaciones que Irene susurraba a mi oído sobre mi respiración y cuando al fin nos separamos vi que mi padre tenía el cinto en la mano y mi hermana le pedía que se calmase, nunca en la vida había visto, ni volví a ver a mi padre tan descontrolado.

- ¡¿ACASO ERES UN ADULTO PARA QUE ANDES DE CALENTÓN?! ¡Responde cuando te hablo! ¡carajo!

Solo lloraba mientras sentía los jalones de cabello que papá tiraba, era tan violenta la escena que hasta Steven estaba tratando que papá se calmara.

- ¡UN CONDON JAVIER, UN MALDITO CONDÓN!

- Yo no... no sabía ponerlo, no, buaaa sabía, solo lo hicimos por curiosidad buaa snif

Todo se detuvo un momento, la frase dejó en claro lo mocosos que éramos, papá lanzó el cinto  y le dijo a Irene que saliera fuera con Bruce, que a todo esto mi pobre cuñado, tenía una expresión de susto disimulado más mal lograda que he visto.

Irene no me dejaba, minutos o segundos después bajó mamá con rastro de haber llorado, se llevo a mi papá a algún lugar, la verdad no recuerdo mucho, sé que mamá le dijo a Irene que salieran, yo me quede junto a Elena, me abrace a ella y me solté a llorar como un mocoso.

- Per... Perdóname Elena snif snif to... todo es snif mi culpa snif.

Mi novia me apretó la mano y lloró conmigo. Al rato y con papá más calmado gracias a los poderes místicos de mamá, nuestros padres se dedicaron a regañarnos, escuchamos el regaño de los adultos, nos preguntaron si queríamos que naciera, después de todo mi novia tenía cinco meses de embarazo y éramos novios hace siete, pero si nos queríamos, éramos niños, pero nos amábamos.

Nos advirtieron de las consecuencias ya sea si lo teníamos o si no y dijimos que sí, a pesar de que ellos no se mostraron entusiasmados con la idea, tampoco demostraron el desagrado ante nuestra decisión.

Después continuaron hablando de la atención médica que recibirán, Steven trabajaba en una gasolinera, es padre soltero, su única hija es Elena y no quería que mis padres corrieran con los gastos, pero ya que mis padres eran médicos, la discusión terminó ahí, tenían buen seguro.

Luego de un buen hablando se fueron a casa y papá me envió a mi habitación, estaba seguro que me iba a pegar, pero no, Ese día no fue a mi habitación, ni al siguiente o al siguiente, simplemente hizo como si yo no existiera, eso fue peor que unos azotes.

Lo único que quería era que papá me abrazara y me dijera que todo estaría bien, pero no fue así, vivir con incertidumbre durante esos días fue lo peor. Mi padres no me corrieron, pero el sentir que uno de ellos te ignoraba era un golpe fatal.

Una prueba de esto fue unos días después cuando al fin llegó navidad. Mamá había hecho una cena, comimos solo las tres, ya que mi hermana al ser una interna, debía cubrir turnos con mi cuñado, fue la navidad más horrible que viví y eso que algunas las había pasado en un hospital o solo con mi hermana. No sentía el sabor de la comida. no había ayudado a cocinar nada, con lo que me encantaba cocinar. Les había comprado un regalo a todos, pero no tenía el valor para entregarlo. 

¿Qué pasaría si papá no lo aceptaba?

como no lo va a aceptar si tu eres su hijo.

Llene mi cuerpo de valor.

- Mmm Pa, Ma, yo...

Me prestaron atención unos segundos, pero por obra del destino sonó la puerta de la casa.

- ¿Cómo lo hicieron? los demás internos nos odiaran, nosotros tenemos cena navideña y ellos en el hospital atendiendo pacientes. -Preguntó mi hermana muy entusiasmada, quitándose el abrigo con ayuda de Bruce.

- Los demás chicos creerán que están haciendo exámenes rectales, así que no habrá ni envidia ni preguntas.

- Vamos siéntense a la mesa, nosotros ya acabamos pero los esperamos con el postre.

Esa era una de las tantas razones por la cual no sería médico, no tenía el estómago tan fuerte como para soportar eventos sin vomitar... La llegada de mi hermana me aliviana el alma, Papá había movido sus hilos para que Irene y Bruces cenaran con nosotros, gracias a eso todo se volvió más animado y luego llegó el momento. Estábamos entregando los regalos, era mi turno y después el de mi padre, se los di a cada uno y al final a mi papá.

- Toma... Te compre esto. - Le extendí una cajita en la cual había una cartera de cuero.

- Gracias.

No la miro al tomarla y solo la dejo en una mesita que estaba junto al sofá, me sorprendió tanto que me hubiera ignorado, quede unos segundos en shock, me dolió mucho. Me senté lentamente en la esquina del sofá mientras veía la pequeña cajita ser olvidada.

Luego papá comenzó a entregar sus obsequios, generalmente lo hacíamos la mañana del veinticinco, pero mi familia completa estaba de turno ese día y desde la madrugada. Papá les dio regalos a todos, comenzó por Bruce, luego por Irene y mamá, creí firmemente que después vendría yo, pero simplemente caminó frente a mí para luego sentarse. A pesar de que siempre me daban obsequios caros y buenos, esta vez me hubiera dado igual si hubiera costado un dólar, pero no se trataba de eso o de que no podía comprarlo o que había olvidado hacerlo... simplemente no quiso hacerlo y ante eso yo no podía hacer nada.

Me quedé sentado en el sofá lo más recto que pude mirando un punto fijo en la pared que estaba frente a mi, cruce mirada con Bruce, era evidente la preocupación y empatía que proyectaba hacia mi y no pude evitar responder con una sonrisa falsa mientras en mi subconsciente me repetía cada vez con más severidad no llorar ahí.

 Comencé a jugar con mis pulgares mientras el nudo en la garganta crecía mas y mas, me dolía mucho, baje la cabeza con la esperanza de aislarme de aquel grupo de personas a quienes envolvía un aura feliz y cálido, sin embargo al hacerlo, aquellas lágrimas que creí inexistentes cayeron en mis jeans sin la necesidad de rodar por mis mejillas. Me refregué los ojos como si tuviera sueño para secar mis lágrimas y me fui a mi cuarto con la excusa de dormir. 

Al paso de los días papá seguía sin hablarme y la cajita que le había dado seguía en la mesita que la había dejado, sin abrirse y cada día con un poco más de polvo.

Pasaron tres día en los que no nos vimos por los turnos de hospital y un día en el que mi madre trabajaba y mi hermana y cuñado estaban en su residencia baje la escalera, iba a prepararme desayuno y vi a papá, estaba en el sofá viendo televisión, me senté junto a él.

- Pa... Ya no te gusto ¿Verdad?

Papá me miró unos segundos como si estuviera examinándome y yo limpie rápidamente unas lágrimas fugaces que cayeron.

- ¿Me sigues queriendo? Snif Papi dime que sí, aunque snif sea un poquito.

Nada... No me hablaba. Lo tomé de la ropa y le moví un poco como diciendo "Mírame" "Estoy aquí"

-Papi perdón Snif

-¿Por qué lo hiciste?

- ¿Qué cosa?

- Mentir Javier.

- Yo... Perdón.

- ¿Y crees que así se solucionan las cosas? ¿Que un perdón arregla tus cagadas?

Me encogí y me trague unos sollozos. Que- Si tanta curiosidad tenías, ¿Por qué no nos preguntaste a tu madre o a Irene? Yo he hablando contigo sobre el sexo, te he explicado de que trata, te he enseñado responsabilidad. Este año con tu madre no queríamos estar encima de ti, te dejamos solo por que ya eras grande. Hoy me llego tu informe de notas, las bajaste , reprobaste materias, no parabas en casa, que según tenías deberes grupales, pero no, ¡te dedicaste todo este año a mentirnos! ¿Y ahora resulta que tu novia de quince años está en cinta?

- Solo quería snif saber snif que se sentía.

Papá respiro muy ruidoso.

- ¿Eso es todo?

- Yo seré responsable, dejaré la escuela y snif trabajaré.

- Tú no harás nada, tu eres un mocoso y lo seguirás siendo por unos años más y que vayas a tener un hijo no te convierte en un mini adulto a cargo de una familia.

- Lo siento... De veras que snif lo siento, pero no me dejes de querer.

- ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?

- Es... Que... Que ya snif no sinf me hablas.

- Estoy enojado Javier, cada vez que te veo me dan ganas de zurrarte por irresponsable y por mentiroso.

- Hazlo... Pero no me dejes Snif Papi te extraño snif

- No lo hago por que antes de que metieras la pata, lo he hecho yo al no dedicarte el tiempo que necesitabas, eres un muchachito y yo te deje solo, todo esto es mi culpa.

Papá se levantó, me iba a dejar ahí solo, aun recuerdo la revuelta de emociones que sentí en ese momento, la tripa se retorcía, sentía la cabeza caliente, tenía miedo de que mi papá me dejara solo. Me lancé hacia él con violencia, le abrace sin importar si intentaba alejarme y hablé lo más fuerte que mis sollozos me lo permitieron.

- Papito sniff yo... Yo... Te amo... Sniff no me dejes...

Escuche a mi padre soltar un fuerte suspiro, acarició mi espalda, sentirme aceptado por mi padre solo aumentó el llanto. Sus caricias igual aumentaron, me abrazó fuerte.

- No te voy a dejar hijo...

- Buaaaa snif buaaa

- Está bien mi niño, llora, sácalo todo, papá está aquí. ¿Estás asustado?

Asentí con la cabeza.

- fu... Fuiste un snif snif muy malo...

- Si... Papá fue malo.

- No... Buuua abriste snif mi... Mi regalo.

- Perdóname cielo. Javi trata de respirar bien.

Papá me dejó llorar abrazado a él por bastante tiempo. Me guío a su habitación, que estaba en la planta baja, me senté en la cama y seco mis mejillas con su pulgares.

- ¿Ya está mejor?

- Un... Snif Un poco.

-Mira lo que tengo aquí.

Busco en uno de los bolsillos del pantalón que usó el día anterior y sacó la cartera que le había obsequiado.

- Lo abriste.

- Sí y me encanto... Quiero que jamás dudes que te amo, jamás.

- Okey... Snif...

- No te voy a castigar por que vayas a ser padre a los quince años, no eres ni el primero ni el último y además en gran parte fue mi culpa y te pido perdón por no haber estado para ti, Sin embargo te voy a castigar por mentirnos.

- Está bien. Ya lo sabía.

- Ponte de pie y te quitas el pantalón.

- Solo llevo puesta el pijama.

Papá me tocó el muslo, he de suponer que para asegurarse que no estuviera mintiendo.

- Está bien... Recuéstate sobre unas almohadas.

¿Me iba a dar con el cinto? Me quede sentado, papá se levanto y fue a su armario, de allí saco un cinturon de cuero negro. No me moví, no podía. Me sequé una lágrima traicionera.

-Javi, terminemos con esto rápido.

Papá acomodó las almohadas y no me quedó otra salida.

Hice lo que me pidió, mis piernas quedaron al borde de la cama y mi estómago sobre dos almohadas.

- ¿Por qué es este castigo Javier?

- Por mentir.

- ZASS

- AUUU snif

- Zass AYY Zass auu buaa

- Zasss ayy papi! No snif miento mas buaaa

- ZZASSS

- AYYYYY Buaaaa auuuu papi buaaaa.

Ese último cayó en los muslos.

Mi padre me levanto de inmediato y me apretó en un abrazo.

- Me snif diste fuerte buaaa.

- No más mentiras mi niño.

- No fue por snif curiosidad.

- Qué cosa hijo.

Lo que hice aquí, se puede definir como una cagada adolescente, mi cerebro simplemente no funcionó. Actúe de acuerdo a lo vulnerable que me sentí en ese momento.

- Estar con Elena. Snif Te mentí, fue una apuesta.

- ¿Cómo?

- Los chicos snif de los cursos mayores snif nos iban a dar veinte dólares al que se acostara snif primero con su novia... Lo siento buaaaa

Mi padre no dijo nada, se sentó en su cama sin soltar mi brazo y me inclinó en su regazo.

Tremenda metida de patas, pensé. Con mi novia ya teníamos planeado hacerlo cuando los chicos dijeron lo de la apuesta y yo solo aproveche ganar dinero gratis para ir al cine o a por un helado con ella.

- ¡Ey! ¡Pa que haces!

- Te voy a castigar.

- Pero si me snif acabas de pegar. Buaa y si era curiosidad, solo que ellos buaaa.

Me desesperé y fui incapaz de explicar la situación.

-¿Recibiste el dinero?

- ¿Qué? Snif

- Los veinte dólares Javier ¿Los tomaste?

- Fueron sesenta.

Ya cállate Javier.

- ¿Cómo que sesenta?

- Es que eran tres y cada uno me dio veinte, pero...

- Pero nada, escúchame bien. En tu vida vas a volver a apostar con la intimidad de alguien, que sea la última vez que le faltas el respeto a tu novia o alguna mujer y que te lo faltas a ti mismo.

- PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS auuu

PLASS papi buaa PLASS PLASS PLASS PLASS

-PLASS buaaa ayy PLASS PLASS PLASS PLASS

Se detuvo un segundo, me ardía el trasero.

- Javier te voy a bajar la pijama.

- ¡Noo! Snif

- Te puedo lastimar.

- Pues... Pues snif no me pegues.

- Te ganaste este castigo y te estoy informando lo que voy hacer para que no te asustes.

- Papi ¡Noo!

Sentí los dedos de mi padre entrar en la pretina de mi pantalón.

No lo hagas, no lo hagas.

Me sacudí para poder librarse del agarre, pero su otro brazo me tenía sujeto. De pronto sentí una brisa de aire chocando con mi piel.

Me bajó el pantalón, me sentí pequeño, indefenso, me entraron unas ganas enormes de llorar, cubrí mi cara con mis manos y solté el llanto.

Estar con el trasero desnudo en las piernas de mi padre mientras daba nalgadas era más de lo que podía soportar.

-PLASS PLASS Así no PLAASS PLASS Au PLASS PLASSS buaaa PLASS PLASS PLASS Ayy PLASS.

- PLASS Buaaaa PLASS PLAASS deja por por favor snif PLASS PLASS duele PLASSS buaaa.

PLASS PLASS PLASS Au PLASS.

- PLASS PLASS PLAASS No tan PLASS Au PLASS fuerte PLASSS PLASS ayyPLASS PLASS buaaa PLASS.

-PLASS PLASS PLASS PLAASS YA PLASS Au PLASS PLASSS buaaa PLASS PLASS PLASS Ayy PLASS. Auu...

Sentía el trasero caliente y apenas comenzaba a sentir el dolor de una nalgada cuando llegaba la otra. Estaba desesperado papá no se detenía y mi agonía era tanta que hasta pensé si era posible morir por nalgadas, inmediatamente me respondí que no, pero aún así sentía la desesperación más grande de mi vida.

Papá se detuvo, me levanto y abrazo hasta que deje de llorar y luego me hablo de sexo responsable y de lo que tendría que hacer cuando fuera padre y además me entrego mi obsequio de navidad, un estuche de cuchillos.

El mejor estuche de cuchillos.

...

Me quedé un par de minutos por en mis recuerdos hasta que oí un grito que demandaba mi presencia.

George había perdido el conocimiento.












 

1 comentario:

  1. Sentí una gran pena por Javier ,pasó unos días muy angustiosos por el desprecio del papa,nadie merece a su edad tener unas navidades tan amigas como las paso Javi ,hay creo que el papá fue un poco cruel ,hasta se me escaparon unas lagrimitas.espero pronto nos regales un nuevo capítulo

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