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jueves, 19 de agosto de 2021

Improvisando , capítulo 1


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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.

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 Improvisando

 Autora: Brisalunar

 Capítulo 1 el precio que hay que pagar 

 

 



 

Primera aclaración

Los personajes principales de la familia no me pertenecen, son creación de netflix de la serie Medici: Masters of Florence

Segunda aclaración

La serie me gusto bastante, y quede con ganas de ver como se desarrollaban más las relaciones familiares de los protagonistas, por lo cual me animé a escribir este fanfic que esta situado en la actualidad, a diferencia de la serie que se narra en el siglo XV, no es necesario haber visto la serie, ya que solo tomo en consideración al grupo familiar, dándome la libertad de agregar más personajes para darle vida al relato.

Tercera aclaración

Historia con contenido yspanking, nalgadas paternal, si no es de su agrado, no lo lea por favor


Con mucho cariño

Espero lo disfrute ❤️

 

 

Lorenzo se encontraba en su despacho revisando papeles, era un abogado y ya llevaban tres años con un estudio fundado con su cuñado, el negocio iba muy bien, solo se lamentaba que con el tiempo le ha ido quitando tiempo de estar con sus hijos. Sus dos hijos mayores ya estaban en plena adolescencia y cada vez la brecha de relación padre – hijo se volvía más y más grande, era más fácil compartir con ellos cuando eran pequeños, pero a la vez que comenzaban a crecer automáticamente sentían la tendencia de alegarse de sus padres, quizás venia todo en el pack de adolescencia, y bueno, el también tenia un poco de culpa, desde que se fundó el estudio trabajaba más que antes, y muchas veces tuvo que negarse por temas de trabajo a jugar o estar con sus hijos cuando ellos se lo pedían, sin darse cuenta que cada vez esas peticiones fueron disminuyendo a medida de que sus hijos cumplían años. 

Aún podían disfrutar con Clarice a su hija Magdalena de 8 años, la niña era tierna y alegre, aunque un poco más traviesa que sus hermanos cuando tenían esa edad, la pequeña solía tener varias veces en el día aquellas muestra de afecto de ir a abrazar a su padre solo porque sí, lo que hacia que el hombre dejara los papeles por unos minutos para prestarle atención, claro que con sus dos hijos mayores no ocurría lo mismo, los chicos no querían interrumpir a su padre mientras trabajaba porque simplemente no era correcto y además ellos ya no tenían esa edad de ir acorrer a los brazos de papá para mostrarle lo que encontraron en el jardín, sin embargo, Giovanni, su hijo de 14 años le mostraba sus obras de arte. Desde pequeño mostró gran interés por el dibujo y la pintura, y junto a su esposa lo comenzaron a alentar para que hiciera lo que más le gustaba, cada vez que podía era el mismo el que le pedía a su hijo que le enseñara sus nuevos dibujos y pinturas, admirando aquella sonrisa que se escapaba de los labios de su hijo pequeño por el interés que mostraba su padre a sus pasatiempos.

Por otra parte, no ha logrado hacer lo mismo con Piero, su hijo mayor de 16 años, si bien desde que nació fue muy cercano a él, durante el último tiempo han estado más distanciados y su comunicación ha ido empeorando, su esposa le dice que debe tener más paciencia y que son las etapas de los adolescentes, pero igualmente le recrimina que debe poner de su parte y darse el espacio que antes les daba a sus hijos, sin embargo, aún no encuentra la forma de llegar al mayor.

De pronto siente como alguien se acerca a su despacho, y puede sentir el aroma de unas galletas recién salidas del horno

  • -Huele delicioso_ Dice Lorenzo animoso 

  • -Es una nueva receta 

  • -Amor, recuerda que hay que llamar a la compañía de seguridad, por la cámara que se averió_señala Clarice, dejando el plato de en el escritorio de su esposo para salir rumbo a la cocina.

Lorenzo comienza a abrir los cajones en busca de la tarjeta del técnico o de la compañía de seguridad, han pasado tres años, pero siempre que han querido hacer algún cambio llaman a la misma persona de confianza, esas cámaras de seguridad han sido de gran ayuda , pueden salir sin preocupaciones cuando se van de vacaciones o dejan la casa sola, ya que al encender el sistema, las cámaras captan los movimientos cercanos a 2 metros del perímetro de la casa y les envía una captura de pantalla directamente a su teléfono.

Sonrió recordando aquella noche en la que aquel sistema se transformó en una aliada en el cuidado de la seguridad de sus hijos, específicamente cuando su hijo mayor Piero tenía 13 años.

Él estaba saliendo de la ducha y listo para acostarse a descansar, cuando de la nada o quizás de un "instinto paternal" se fija en su teléfono, ya era la media noche y había ido a los cuartos de sus hijos a desearles las buenas noches como acostumbraba , después de hacer eso siempre dejaba su teléfono olvidado en uno de los muebles de su habitación mientras se bañaba. Decide echar un último vistazo, y se percata que tenía una notificación de la aplicación que venía con la  las cámaras de seguridad, si estas detectaban un movimiento lo suficientemente cerca de la casa, le enviaba una fotografía al instante a su teléfono.

Mayor fue su asombro cuando se dio cuenta que en esa fotografía se encontraba su hijo Piero, sin pensarlo se dirige rápidamente al dormitorio de su hijo y lo encuentra vacío, Lorenzo comienza a tener una mezcla de emociones en ese momento, que van desde el miedo, preocupación, hasta la ira por haber salido a estas horas sin avisar. A paso veloz se dirige rápidamente hasta el patio trasero, ya que la fotografía fue enviada desde ese lugar, al salir al patio comienza a moverse de forma más lenta, ya que visualiza que su hijo esta agachado en los arbustos del lugar como si buscara algo enterrado, a paso sigiloso camina hacia donde esta su pequeño, tratando de hacer el menor ruido posible para que este no se diera cuenta de su presencia, solo cuando se encuentra lo suficientemente cerca de él se dispone a hacerse notar. 

  • ¿Parece que buscas algo importante? _cuestiona con un tono de voz casual, pero en el fondo intentaba no gritar.

Piero da un salto e inmediatamente se incorpora poniéndose de pie, se gira para hacer frente a su padre sabiendo que se ha metido en un gran problema

  • -Papá _dijo titubeante -Yo solo... -Pero Lorenzo no dejó que terminara la frase colocándole su dedo índice en la comisura de sus labios al tiempo que delicadamente lo aparta hacia un lado y así poder ver que es lo que el niño buscaba , se agacha y toma la mochila con las cosas de Piero, al parecer al bajar por la ventana se debió haber enganchado en algún clavo y se rompió, por lo que tuvo que improvisar un arreglo rápido.

Tomó sus cosas y se giró para mirar a su hijo

  • -Entremos- Dijo serio, apretando los dientes y controlando todo su enfado, el patio no era el mejor lugar para reprenderlo así que puso una mano en la nuca de Piero y lo dirigió hasta la entrada de su casa, apenas atravesaron el umbral de la puerta aparece Clarice evidentemente preocupada, ni su esposo ni su hijo se encontraban en sus cuartos, y ahora al verlos inmediatamente percibe el enojo de Lorenzo y que su hijo esta al borde de las lágrimas.

  • - ¿Qué ocurrió? - pregunta observando expectante a Lorenzo en espera de una respuesta, aunque claramente se imagina la historia.

  • -Fui a buscar a una arañita que bajo por su habitación-

Clarice miro a Piero con reproche, pero a la vez con esa dulzura que la ha caracterizado siempre, con su mano derecha lo toma de la mejilla para acariciarla.

  • -Me parece que alguien ha querido desobedecer e ir a una fiesta, ¿o me equivoco? - le cuestiona a su hijo.

  • -Todos mis amigos van- Se intentó defender Piero mostrando su descontento, como cualquier preadolescente.

  • -hijo los amigos de esa fiesta tienen 17 años aún no estás en edad 

  • -Pero son mis amigos-

  • -Lo sé, puedes compartir con ellos cuando patinas, o durante las tardes, pero para las fiestas el ambiente cambia, por eso con papá no te dimos permiso

Piero comenzó a jugar con las manos en los bolsillos de su polerón para esconder sus nervios, durante la tarde estuvo insistiendo para que le dieran permiso, pero ambos padres fueron tajantes en no dejar que fuera a la dichosa fiesta, él no quería quedar mal con sus amigos, así que como acto de rebeldía y autoconvenciéndose de que sus padres no eran capaces de entenderlo decidió esperar a que todos se fueran a dormir para salir por su ventana.

  • -No es justo- expreso el niño con un leve puchero que lo hacia más pequeño a los ojos de sus padres, Lorenzo que había estado en silencio desde que entraron a la casa le sujeta del hombro

  • -Siempre hemos intentado ser lo más justo con ustedes- dice de forma sería, sabiendo que quizás a su hijo le costará entenderlo

  • - ¿Estoy en problemas? - Pregunta nervioso

  • -Un poco- responde Clarice queriendo consolarlo con sus palabras - fuiste un niño desobediente al salir sabiendo que no podías hacerlo, y sabes las consecuencias.

Piero asiente lastimosamente "Papá me va a dar en la colita" piensa, sin embargo, se reprocha rápidamente, hace menos de media hora se considera grande como para ir a una fiesta con chicos mayores y ahora tiene expresiones que claramente diría su hermana de 5 años.

  • -Ve a alistarte para dormir hijo, subiré enseguida - y junto con sus palabras Lorenzo le acaricia la cabeza

Piero comienza su trayecto hacia la habitación dejando a ambos padres en la cocina,

  • -¿Por qué no me avisaste que Piero estaba saliendo a la fiesta cuando te diste cuenta?- Fue lo primero que le dice Clarice una vez que se escucho el sonido de la puerta de la habitación de su hijo - No te imaginas como me puse cuando no encuentro a mi esposo ni a mi hijo.

Su esposo la observó silenciosamente, el mismo sintió que su pecho se salía al notar que su hijo no estaba y que intentaba fugarse a lo que posiblemente iba a ser una descontrolada fiesta de adolescentes con drogas y alcohol.

  • -No quise preocuparte

  • -Soy su madre- sentenció -Voy a prepararme un té para los nervios, sería bueno que tú también tomaras uno - Clarice sabia, que a pesar de que su esposo no expresaba siempre sus emociones, estaba igual o más nervioso que ella -Te hará bien.

Lorenzo levanto una ceja

  • - ¿Pretendes ablandarme para que no lo castigue?

  • -No, yo misma tenia ganas de darle unas cuantas palmadas, pero no puedes hacerlo enojado.

  • -jamás lastimaría a mi hijo- decreto, él no era capas de dañar a ninguno de sus pequeños, si bien los castigaba, era solamente para corregirlos, y después todo estaba perdonado y olvidado.

  • -Lo sé amor, pero cuando guardas silencio es cuando más asustas- Esas palabras le hicieron eco en la cabeza, el último que quería era causarles miedo a sus hijos.

Clarice observó como Lorenzo estaba perdido en sus pensamientos, no hacia falta que el expresará lo que estaba sintiendo en esos momentos, ella lo sabía, su esposo era estricto con sus hijos, pero eran lo más importante que tenía, y siempre se sintió culpable antes y después de tener que castigarlos, temiendo que sus hijos podrían odiarlo en algún momento.

  • -Amor, ellos saben que si se portan mal los papás los castigan- intento animarlo, Lorenzo arqueó una ceja.

  • -Siempre es Papá el que queda como el villano- Clarice suelta una pequeña risa, aunque a ella le ha tocado corregirlos, no han sido más que unas cuantas palmadas.

  • -Voy a terminar con el asunto antes de que se me vuelva más difícil- le sonrió a su esposa y deposito un pequeño beso en la comisura de sus labios, para comenzar el rumbo a la habitación de su hijo.

Al abrir la puerta lo encontró sentado en medio de la cama, apenas entro su hijo lo miro fijamente, pudo notar que había estado llorando, y que su pequeño estaba muy apenado.

  • -Parece que ahora "El Hombre Araña" se ha vuelto tu super héroe favorito - dijo Lorenzo suavemente para no poner más nervioso a su hijo y relajar para ambos el ambiente, Piero torció la boca en el intento fallido de una sonrisa, pero una lágrima se le escapo y comenzó a deslizarse por su mejilla.

Lorenzo apresuro el paso para estar enfrente de pequeño, se arrodillo a su altura, y delicadamente con su pulgar limpió aquella solitaria lágrima, siendo observado en todo momento por su hijo.

  • - ¿Sabes el miedo que me ha dado cuando me di cuenta de que bajaste por tu ventana? 

  • -Si salía por la puerta se darían cuenta más rápido- se justificó

  • -Esta es una de las cosas más peligrosas que has hecho- lo reprendió Lorenzo, haciendo que su hijo se encogiera de hombros.

  • -No lo pensé, no quería fallarle a mis amigos.

  • -Hijo, tus amigos entenderían que no podrías ir, y si no lo entiende entonces no son tus amigos.

  • -Pero yo también quería ir.

  • -Ya llegará el momento en que puedas ir a fiestas, no apresures tus etapas y disfrútalas lo más que puedes pequeño- Le dijo su padre mientras acariciaba suavemente su mejilla.

  • -Siento preocuparte- Eso en verdad era algo que lamentaba 

  • -Ya lo sé- le acaricio levemente el cabello un momento hasta que decidió actuar antes de arrepentirse, se sentó en la cama y con un movimiento veloz y delicado tomo a su hijo de las axilas para tumbarlo boca abajo en sus rodillas, el niño soltó un pequeño gemido por el susto de haber sido movido tan rápidamente, y al darse cuenta de que el castigo era inevitable, su padre comenzó acariciarle el cabello, lentamente para que se acostumbrará a la posición, pasado un minuto, le bajo el pantalón del pijama junto con el boxer, ante esto Piero comenzó a respirar agitadamente por lo que Lorenzo con mucho cuidado comenzó a relajarlo repartiendo  nuevamente carias en su cabeza.

Al notar que el pequeño volvía a su respiración normal, decidió empezar odiándose desde el primer quejido que soltó su hijo debido a las nalgadas.

  • -No quiero que vuelvas a salir sin avisarnos, y mucho menos poner tu vida en peligro- Dijo Lorenzo cuando estaba a punto de comenzar, sintió una punzada en su corazón, al decir esas palabras, recordó los segundos de pánico que vivió por pensar que su hijo se pudo haber caído desde el segundo piso. Soltó tres duras palmadas en el centro del trasero de su pequeño, el niño no pudo evitar retorcerse y patear en el regazo de su padre, queriendo zafarse, sin embargo una parte de él sabía que se merecía el castigo.

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS sonaron en la habitación junto con los sollozos de Piero

  • -Lo siento PLAS PLAS mucho PLAS aau... PLAS ay... PLAS

Lorenzo estaba dando duramente en la pequeña retaguarda de su hijo, no quería tener que repetir el mensaje, sintiéndose fatal con cada lamento que soltaba Piero.

  • -Ay, duele papá... - decía Piero a cada tanto, no sabía cómo una mano que le quito suavemente hace unos minutos una lagrima de la mejilla pudiera doler tanto en su trasero

  • PLAS PLAS Prometo PLAS PLAS ser bueno PLAS

  • -Ya eres bueno hijo, esto es porque hiciste una travesura y cuando pasa eso papá tiene que castigarte.

  • PLAS no más PLAS PLAS por PLAS favor PLAS aau...

  • Papá por favor PLAS PLAS PLAS aay... PLAS PLAS

  • PLAS Papi detente PLAS PLAS PLAS PLAS 

A Lorenzo se le partió aún más corazón al escuchar el "Papi" proveniente de su hijo, no le decía así desde que tenía 9 años, solo debes en cuando se le escapaba y justamente era cuando se encontraban en esa triste posición. Elevó un poco su pierna derecha para dejar más en alto la colita de Piero y darle las últimas nalgadas.

  • PLAS PLAS aau PLAS PLAS aay PLAS

Por fin se detuvo, dejando un lloroso y moquiento Piero lamentándose sobre sus piernas sin darse cuenta de que el castigo ha acabado, con cariño Lorenzo comenzó a dibujarle circulitos en su espalda.

  • -Ya hijo, terminó - susurraba suavemente para calmar el llanto del pequeño, a Piero le dolía el trasero, y no dejaba de lamentarse por haber querido ir a esa fiesta y provocar que sus padres estén enojados. 

  • -Ya pequeño, papá está aquí- consolaba su padre despacio mientras le subía con cuidado la ropa, y lo tomó con cuidado acomodándolo en su regazo, dejando su trasero en medio de sus piernas para que no tuvieran contacto con ellas y evitar provocarle dolor a su hijo.

  • -shhh...- decía Lorenzo, pero su hijo parecía que no tenía pensada en dejar de llorar y por el contrario se hacía cada vez más y más fuerte, se odio por causarle tanto dolor a su pequeño, y se preguntó si le había lastimado tanto como para que el llanto no cesara, con mucho cuidado paró a su hijo delante de él, para girarlo y comenzar a bajar sus ropas, Piero ante esto comenzó a hiperventilar, asustado de que su padre quisiera volver a darle más palmadas, su trasero ardía por el castigo, aunque no más que otras travesuras que él ha hecho.

  • -Tranquilo bebé, solo quiero ver si te dañe la colita- Explicó Lorenzo sintiéndose culpable y recriminándose por ser el causante del sufrimiento de su hijo, no se perdonaría jamás el que se hubiera sobrepasado la mano con el castigo

  • - ¡Me pegaste, claro que me hiciste daño! - acusó su hijo, tapándose la cara con ambas manos, y volviendo a llorar fuertemente, Lorenzo solo echo un vistazo al trasero de su pequeño sin bajarle las ropas para hacerlo más rápido y poder abrazar y consolar a su hijo, sintió un inmenso alivio cuando comprobó que el trasero se encuentra un tanto colorado, sabiendo que ya para mañana dejaría de dolerle, tomó nuevamente a su hijo entre sus brazos y comenzó a mecerlo.

  • -No te pegué, te castigue con unas palmadas por desobediente -Aclaró Lorenzo pacientemente - dijo acercando la cabeza del niño a su pecho para acurrucarlo más.

notó que Piero dijo algo, pero al tener su cara tapada con sus manos no pudo comprender, así que con el mismo cuidado que había tenido en todo el momento le separó las manos de su rostro, Piero miró lastimosamente a su padre y esté se dio cuenta de la tristeza que sentía su hijo.

  • -No me has perdonado- Acusó Piero, Lorenzo se sorprendió por la declaración, claro que estaba perdonado, siempre después de un castigo es borrón y cuenta nueva, pero en un segundo se dio cuenta que no se lo dijo al pequeño y que esté necesitaba oírlo.

  • -Claro que estás perdonado -Le beso la frente -Hijo, sabes que cuando haces algo que no debes, se te castiga, y que después del castigo tu deuda esta zanjada - decía Lorenzo a Piero mientras lo tenia abrazado a él.

  • -A mi trasero no le gusta pagar la deuda -Respondió Piero en un puchero, Lorenzo se reprime una pequeña risita, y comienza a sobar por encima de la ropa el trasero de su pequeño

  • -Por eso hay que obedecer, para que esta colita no sufra las consecuencias- le señaló tiernamente, para continuar meciéndolo, el chico se veía exhausto y no tardó mucho en quedarse profundamente dormido. Lorenzo abrió la ropa de cama y lo acomodo dejándolo boca abajo, pero cuando estaba dispuesto a irse y le deposita un último beso en la frente, su hijo le sujeta la ramera

  • -quédate, papá - le pide, Lorenzo sonríe y se acomoda a su lado, abrazándolo por encima de las cobijas

  • -Me quedaré hasta que te quedes dormido

  • -No, quédate conmigo hasta que despierte- Lorenzo sonrió aún más y pudo sentir como su pecho se inflaba 10 tallas, porque su pequeño gigante quería de su compañía y el la aprovecharía al máximo, ya que pronto comenzaría la etapa adolescente y temía secretamente que su hijo comenzará a alejarse de él.

  • -Me quedaré hasta que despiertes hijo- Le aseguró depositándole nuevamente un beso en su frente.

Volviendo al presente, Lorenzo sonrió tristemente al recordar que su hijo mayor ya no se comporta de esa forma después de un castigo, muy por el contrario, siempre tiende a alejarlo y decirle que lo deje solo, haciéndolo sentir más miserable, él causa el llanto de su hijo, así que el echo de que después no lo quiera cerca es completamente justificable, sin embargo, no puede evitar sentirse dolido ante la sensación de rechazo de su hijo.

Sacando de su mente los recuerdos, se fija que ya va a ser la hora de merendar, por lo que decide poner fin a la revisión de documentos e ir con su esposa a alistar las cosas. Cuando se acerca a la cocina se da cuenta de que su hija menor esta parada en el rincón

  • - ¿Qué fue lo que hizo? - cuestionó en voz baja a Clarice

  • - La encontré subiéndose al estante para tomar unos dulces antes de la merienda

  • -Ya veo, un delito menor - expresó, pero antes de poder decir otra palabra, Clarice lo interrumpió

  • -Así es, hijos pequeños, problemas pequeños.

En ese momento suena el teléfono de la casa y responde, Lorenzo se da cuenta de que su esposa abre los ojos y se comienza a poner nerviosa.

  • - ¿Pero están bien ?, ¿Tú ya vas en camino ?, entiendo, te vemos allá- Dice dirigiéndose a la persona que se encuentra del otro lado, cuelga el teléfono, cierra los ojos y toma un poco de aire en un claro intento de calmarse, al abrirlos se topa con los ojos expectantes de su esposo y le informa

  • -Acaba de llamar Richard, debemos ir al distrito 51, los chicos están allí, él ya va en camino- dice lentamente para no provocar que Lorenzo se asuste o se altere, el hermano de Clarice había llamado para informarle que Piero y Giovani estaban detenidos junto con su hijo por una pelea dentro de una tienda.

Lorenzo cierra los ojos e intenta no explotar en ese momento.

  • -Hijos grandes, problemas grandes- espetó.







 

1 comentario:

  1. En primer lugar decirte que gracias por querer se participe de este barco sin deriva ,a ver dónde nos quiere llevar espero que poco a poco se llene de lectores y comentarios para que nos hagan motivación para seguir escribiendo.
    Y ahora sí ,que habrán echo ese trío para terminar en comisaría jajaja un beso 😘

    Terry

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