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Sangre flamenca
Autora: Terry
Capítulo:27
Ya llevaban casi una hora en la cama pero Ramón no podía coger el sueño pensando en el castigo que le dio a sus hijos pequeños y el cómo le habló a Moisés, ahora que lo pensaba su hijo solo estaba defendiendo a su hermano, vale no lo dijo de buena manera y él con el coraje pesando lo trato mal, bueno no solo a él sino a todos, se porto como un pequeño dictador, con eso en mente se levantó para ver a sus hijos, así quizás se quedaría más tranquilo y podría dormir.
Y como lo pensó, fue a la habitación de Moisés y pillo al chico chateando con el móvil, el muchacho se informó por sus amigos que su novia se había ido de la ciudad al día siguiente de cuando salieron de la comisaría, a Moisés se le vino el mundo encima y empezó a llorar amargamente sin darse cuenta que su padre lo estaba observando, cosa que no paso desapercibida por su padre.
¿Qué tienes mi vida? – pregunto Ramón muy preocupado, pero Moisés seguía llorando sin contestar a su papá – Moisés ¿estás así por lo de tu hermano? – volvió a preguntar pero Moisés seguía sin contestar – Moisés me parece bien que defiendas a Abraham y yo no tuve que responderte así tan bruscamente, pero… tu hermano no puede seguir golpeando a Noel, ni a él ni a nadie, pero hijo yo no le voy hacer daño ni a él ni a vosotros fue un castigo y ya – se justifico dándole explicaciones, creyendo que Moisés estaba así por el encuentro que tuvieron entre los dos por el tema de Abraham – además yo no estoy enfadado contigo, te hablé así por la situación – le dijo haber si con esas palabras se calmaba, al ver que eso no sucedía se dio cuenta que algo le pasaba y que no era por lo de su hermano, así que Ramón lo abrazo con cariño buscando consolarlo – ¿Que sucede? ¿Por qué estás así – Moisés se apretó al abrazo de su papá, sabía que ya no volvería a ver a su novia y eso le dolía el corazón – hijo me estás asustando ¿te duele algo?
Siiii – lloró más apretado con su mano el pecho, Ramón se congelo, lo separó de él para ver qué le dolía
Donde mi vida – y Moisés se señaló el corazón
Aquí – Ramón se quedó blanco, Moisés era un niño como para que le de un infarto, realmente pensó que era un dolor físico el que estaba sufriendo
¿Desde cuándo hijo?, ¿porque no llamaste? – Ramón se calmó porque no lo veía pálido ni tener gran dolor porque el niño no se agarraba la parte donde le dolía
Desde hace unos minutos, mis amigos me han dicho que mi novia salió del país al siguiente día que salimos de la policía… se ha ido papá, se ¡ha ido! – Ramón soltó el aire y volvió a respirar literalmente hablando, agradecido de que su hijo no tuviera ninguna enfermedad
Oh cariño cálmate – Moisés se separó un poco de su papá
Cómo quieres que me calme si no la volveré a ver – musito, Ramón sabía lo que su hijo estaba pasando un muy mal momento, como si el mundo se cayera encima y lo sabía por experiencia propia y no podía creer que su niño estuviera pasando por aquella situación, tan parecida a la suya
Moisés ¿puedes ponerte en contacto con ella? – le pregunto
No papá, no me responde ni las llamadas ni los mensajes – Ramón le acariciaba el cabello
Pues inténtalo por Facebook o por instagram – Moisés se separó un poco de su papá para mirarlo
Me tiene bloqueado – Ramón no sabía qué más decirle, solo le quedaba una cosa que hacer y era hablar con el papá de la chica pero eso no se lo iba a decir a su hijo
Hijo lo siento – respondió sin saber que más decir y lo volvió abrazar – ¿porque no tratas de descansar?, mañana verás las cosas con más calma
Y estuvo un buen rato acariciando la espalda de Moisés pero no se calmaba así que se levantó y fue a la cocina a prepararle una tila, eso seguro le ayudaría a relajarse pensó y volvió a la habitación con aquella infusión obligándolo prácticamente a que la tomara y en veinte minutos Moisés se había quedado dormido, después de eso salió para ir donde Noel pero estaba dormido o eso pensó Ramón porque estaba con el móvil y al sentir la puerta el chico se hizo el dormido; Ramón pasó y se sentó en el filo de la cama le dio un beso en la cabeza, le hubiera gustado hablar con él.
¿Porque hacéis esto? que os castigue así y que me sienta tan mal – murmuro para sí, Noel estaba dudoso si abrir los ojos o no, pensando que había sido descubierto pero cuando lo iba hacer Ramón volvió a besar su cabeza – sigue descansando pitufo
Salió de la habitación cerrando suavemente la puerta para ir a la de su Pulgarcito, pero cuando entro se encontró a su hijo abrazando al osito que tenía de pequeño y no era la primera vez de eso, empezó a alarmarse porque Abraham tenía catorce años y no era normal que hiciera eso, sí que se sentó en el filo de la cama dispuesto a conversar con su hijo sobretodo porque se dio cuenta que Abraham lloraba; el chico que hasta ese momento no se percato de su padre, cuando sintió que se sentaba quiso esconder el muñeco y Ramón prefirió no decir nada, como si no lo hubiera visto.
Pulgarcito mi vida, ya pasó ya no llores – el niño siguió llorando, no le importa que su papá lo viera y ahí es cuando Ramón se sentía una mierda por castigar a sus hijos, Ramón lo abrazo sacándolo de la cama, no lo dejaría allí solo porque sabía que si lo hacía Abraham podria quedarse toda la noche llorando, así que lo sentó en sus piernas – ya hijo no llores así
Es que tú me pe pegaste – Ramón le dio un beso en la cabeza
Si hijo, ya os dije que si volvíais a pelear os castigaba – Abraham no dejaba de llorar
Pe perooo a mí me pegaste más duro – Ramón a estas alturas no sabía si había tomado una buena decisión con ser más duro con su Pulgarcito porque si él se iba de las manos es porque Noel lo llevaba al límite, quizás debería hablar con Noel del tema, tenía que ser él quien se frene, total era mayor que Abraham, debería dejar de molestarlo
Pulgarcito… hijo pero esa no es la solución, yo no quiero un hijo violento – y ahí Abraham lloró bastante apenado doliendo le el alma, malinterpretado las palabras de su papá – hijo ya te va a doler la cabeza – le limpiaba las lágrimas
Buuuuuaaa no me quieres – contesto queriendo soltarse, Ramón abrió los ojos ahora porque decía eso
Hijo ¿porque dices eso?
¡Tu lo acabas de decir!... no quieres un hijo violento y yo no puedo controlarme cuando Noel me hace renegar – Ramón se levantó con su hijo abrazado ya que esto iba para largo
Pero tú no lo eres, por eso te castigue para que no te conviertas en uno
Abraham lloro peor, Ramón tenía que reconocer que no fueron las mejores palabras de consuelo, ni de explicación, prácticamente lo estaba acusando, y Abraham ya no quería oír nada más, aun así camino con su padre a la habitación matrimonial, sin darse cuenta Ramón lo estaba llevando a su alcoba, hoy dormiría con ellos.
Pero qué le pasa a mi principito – pregunto Rebeca, haciéndose la extrañada aunque sabía porque cada vez que lo castigaban era lo mismo, Abraham estaba llorando por los rincones, así que hizo lo mejor dadas las circunstancias lo abrazó y lo llevó a la cama
Papá no me quiere por ser un violento – diga lo que diga su padre o cualquiera, aquello calo en él, quizás por la sensibilidad del momento, Rebeca alzó la mirada para ver a su marido este abrió de ojos negando con la cabeza
Hijo no fue así yo no dije eso – se lo iba a quitar a Rebeca para abrazarlo él y explicarse mejor, pero su hijo no quiso y se abrazo más a su madre aumentando sus sollozos. – Pulgarcito no quiero que paguéis a nadie y menos entre vosotros si tus hermanos lo hubiera hecho le fuese castigado igual – Ramón seguía hablando, pero Abraham ya no dijo nada con el abrazo y las caricias de su madre se quedó dormido por el cansancio
Ni gastes saliva, que ya se durmió ¡gracias a Dios! – dijo Rebeca alzando las manos al cielo y Ramón no pudo nada más que reír, era verdad su hijo era un caprichoso pero era su pollito más chico y él todavía se dejaba abrazar – pero te aconsejo que mañana hables con él y le des una buena explicación, que me da la impresión que se quedo con la idea equivocada – y Ramón tuvo que darle la razón, Abraham tenía una idea equivocada sobre esto
Lo sé, lo sé – contesto Ramón acomodando a su hijo en la cama en medio de los dos – Rebeca – murmuro, tenía que sacarse la espina de encima – cuando entre estaba abrazado al osito de cuando era chico – Rebeca no le dio la mayor importancia
Ya sé Ramón – este abrió los ojos
Pero tiene catorce años – Rebeca rodó los ojos
¿Y qué ? todos tus hijos los tenían y lo hacían – Ramón frunció el ceño sin entender – con el paso de los años lo olvidan, sobre todo cuando les gusta abrazar a las niñas más que a sus muñecos – Ramón abrió la boca y la volvió a cerrar
Pues yo no vi a ninguno de los otros dos hacer eso
Porque se hacen los machitos contigo delante – y apago la luz para que Ramón no siguiera hablando era muy tarde y estaba cansada
Ramón dejo de hablar, pero se quedo mirando el techo a oscuras pensando en lo que había hecho con sus hijos, pero no fue el único que se cuestionaba su actuar, su hermano estaba en las mismas o peores condiciones.
*****
Cariño – había entrado Lucía a la habitación de Carlos con una taza de leche y galletas en una bandeja, Carlos se estaba secando el cabello con una toalla y solo llevaba un bóxer puesto porque recién se había duchado
Mamaaa – grito del susto e inmediatamente se puso la toalla que tenía en sus manos alrededor de su cintura pero fue tarde, Lucía vio todas los cardenales que tenía Carlos por todo lo que sobresalía de sus boxer y los que tenía en los muslos
Quítate la toalla – ordeno queriendo hacerlo ella pero Carlos la esquivo
¡Mamá!, ¿por qué pasas si llamar?, ya soy grande – se quejo
Quítatela – volvió a repetir pero Carlos negó con la cabeza, Lucía soltó la bandeja en la mesita y le dio un tirón a la toalla antes que a Carlos le diera tiempo de sujetarla – ¡Dios santo! – pego el grito en el cielo al ver las marcas que ya estaban moradas
Mamá ya – le quiso quitar la toalla para cubrirse pero Lucía la puso en su espada
ALBERTO SUBE INMEDIATAMENTE – grito enojada y Alberto subió a ver lo que pasaba
¿Que son esos gritos mujer?
¿Que son esos gritos?... ¿Qué son esos gritos?... ¡míralo tú mismo – y quiso darle la vuelta a su hijo pero Carlos se resistió y todas las alarmas se le vinieron a Alberto, recordó cómo su hijo lo miró con ojos de terror y porque se puso detrás de Rebeca… su hijo ¡le tenía miedo!; Alberto lo cogió del brazo para girarlo y aunque Carlos se resistió su papá si pudo
¡Ya no soy un niño!... ustedes dos se pasan – le dijo molesto por el trato que le daban, pero Alberto se quedó sin palabras al ver aquello, no tenía heridas pero si marcas bastante feas… eso tenía que doler mucho a su hijo
Hijo perdóname soy un animal – Carlos soltó el aire
Yo me lo busque – Alberto cogió la cara de su hijo con una sola mano para que lo mirara de frente, Carlos estaba arrepentido de lo que hizo y avergonzado también
No hijo, ¡te buscaste una paliza!, no esto – y salió de la habitación escaleras abajo Lucía fue detrás arrepentida de haberlo llamado
Alberto ¿dónde vas? – le dijo al ver que cogió las llaves del coche, en ese estado le podía pasar cualquier cosa al conducir
A dar una vuelta… no puedo estar aquí, me voy a volver loco de solo pensar en lo que le hice a mi hijo – Lucía estaba completamente arrepentida, solo quería que lo viera por si había una próxima vez tuviera cuidado, no creyó que reaccionaria de esa manera
Carlos que estaba escuchando todo, bajo para decirle a su papá que todo estaba bien, pero mientras que se colocaba el pantalón del pijama para bajar Alberto ya se había ido.
Mamá ¿dónde ha ido papá? – Lucía suspiro, tenía que poner buena cara para no hacer sentir culpable a su niño
A salido un rato, se siente culpable hijo, ahora viene
Peroooo…
Nada de peros sube y te bebes la leche con galletas y duermes, que llevas mucho sin dormir
Y le dio un empujoncito cariñoso para que subiera pero mirándola seria, y Carlos no tuvo más opción que obedecer, además si estaba cansado y con ganas de dormir, mamá tenía razón, llevaba mucho sin dormir…
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