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Se puede llegar tarde al Amor
Autora: Milerna
Capítulo : único
Caminaba de vuelta a casa y no podía dejar de pensar en esos ojos que había visto, eran de un azul profundo e hipnótico como el mar y de pronto se deslizó por mi mente lo maravilloso que sería pasar la vida a su lado. No la conocía solo éramos dos extraños, pero quería estar a su lado ese día, el día siguiente y el subsecuente. Pensaba en cómo hacer que me miraras aunque fuera solo un instante cuando.
Cariño vamos de prisa, que tu padre tiene hambre y aún no está lista la comida y el bebé ha estado muy inquieto.
Verla y escucharla fue como un balde de agua fría por qué me trajo devuelta a mi realidad nos habíamos embarazado con 16 años y bueno nos casamos o como papá dijo simplemente adelantamos demasiado lo ya previsto, Es la mejor mujer, la mujer ideal para mí, era como un sueño hecho realidad, yo quería mucho a Priscila de alguna manera la amaba, la pasión que despertaba en mí era infinita, Además Priscila me amaba o al menos eso queríamos creer habíamos crecido sabiendo que nos casaramos y que éramos prometidos desde siempre, nos enseñaron a amarnos para convertirnos un día en marido y mujer o al menos eso intentaron.
Me bastó verla para recordar que yo ya tenía una vida trazada y no debía, no podía quejarme, además mi pequeño tesoro no lo merecía y papá tampoco me estaba apoyando demasiado nos casamos vivíamos en casa el nos mantenía técnicamente yo tenía un trabajo de medio tiempo en su oficina por lo que percibí un sueldo y él continuaba pagando mi escuela, la niñera, etc. En fin, simplemente me gire y correspondí el beso. Y caminamos a casa.
Ella siguió a la cocina y yo fui a ver a Alex que empezaba a llorar.
Lo tomé en brazos y me sentí culpable por pensar en una mujer que no era su madre. Al día siguiente salí a trabajar y ella, los ojos de mar estaban de nuevo en la tienda y yo no pude resistir entre y cuando llegue a la caja note que había un problema ella lloraba y el tendedero estaba algo molesto alcance escuchar que ella decía.
-Por favor mi tía está enferma necesita este té es importante por favor solo tengo 4 dólares déjeme llevarlo le prometo que traeré el resto mañana.
Aquí no se fía niña además tu tía me debe demasiado su cuenta ya está en 120 mejor vete de aquí antes de que llame al policía, Vamos largo.
Vi a la chica salir corriendo, pero no pude evitarlo tome la caja de té y lo pagué y salí de la tienda corriendo para encontrarla llorando en una banca me acerque y le entregué la caja y solo atiné a decir.
-Toma que tu tía se mejore ella me miró con esos ojos azules enrojecidos por el llanto, y fue en ese preciso instante en el que me atrapó para siempre no hablo solo me miró y pensé que se había asustado y el reloj de la plaza marcó las 8 por dios tenía que correr o papá me mataría si llegaba tarde así que sin esperar nada deje la caja de té en sus manos y salí corriendo.
Mientras corría mi corazón latía a 1000 por hora, ella era bellísima y tan dulce, tenía que verla de nuevo, sabía que no era correcto pero tenía que hacerlo.
Llegué a la oficina y me encargué como cada día de sacar copias y entregar cafés cuando llegó la hora del almuerzo salí a comprar algo, llame a casa, volví y seguí haciendo lo mismo hasta las 2pm sacar copias y entregar recados, luego corrí al colegio soñaba con ser arquitecto pero bueno papá decía que yo sería administrador y pues no podía decir que no, así continuó mi rutina durante varios días hasta que por fin sucedió algo inesperado volví a ver a los ojos de mar pero está vez ella me interceptó casi me quedo petrificado cuando me habló.
Hola mi nombre es…
Sin pensar le pedí que callara
no debes llamarte mar por esos ojos tan hermosos.
Se sonrojó y solo me entrego un billete y me dijo gracias por lo del otro día.
Y justo en ese momento escuché un grito.
Hermano, hermano gire y el estaba ahí mi hermano pequeño se acercó a nosotros y ella sonrió no se porque me moleste pero duró muy poco cuando mi hermano me apresuro a volver a casa mi hijo estaba enfermo.
Simplemente salimos corriendo y la dejamos ahí en medio de la calle con una despedida corta y un billete de 5 dólares en la mano.
Fui en busca de mi hijo rogando por que estuviera bien y no pensé en lo que encontraría al llegar mi hijo no estaba enfermo era Priscila se había desmayado y caído con el bebé en brazos al llegar el médico salía de la habitación y me daba una noticia que no esperaba.
Mi esposa estaba embarazada de nuevo
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